Un testimonio personal de la periodista queer Laura Terciado acerca de su experiencia de vida como lesbiana y defensora de los derechos del colectivo LGBT.
Seguramente alguna vez hayas sentido que todos son normales menos tú.
Yo nací y crecí en Ávila pensando que era la única lesbiana de la ciudad y
estando segura de que el Diablo vendría a por mí.
Me sentía sola, rara, atrapada en una "fase" que se eternizaba y dentro de un armario con tantas puertas que creía que jamás sería capaz de salir de él.
Odiaba el instituto, odiaba el color rosa, odiaba los motes, los insultos, las preguntas, la palabra lesbiana. Pero, por encima de todas las cosas, me odiaba a mí misma.
este libro me ha acompañado en una semana en la que me ha costado especialmente pensar que, en un mundo que a veces se me hace muy ajeno, la mejor autodefensa es limitarse a intentar que ciertos comentarios no se te incrusten -aunque te atraviesen-.
hay ambientes (ávila o valladolid en mi caso) que parecen el caldo de cultivo perfecto para crear un entorno donde la más mínima disidencia se señale, se reprima, se ahogue. pienso que las personas queer rumiamos tanto la infancia y la adolescencia que terminamos haciendo siempre la misma bola. pienso que hay cosas que empiezas a olvidar porque no sabes qué más hacer con ellas.
este libro me ha ayudado a no olvidarlas, a abrazarlas de otro modo, a saber un poquito mejor qué hacer con ellas. también desde valladolid. porque estar señaladas nos puede hacer vulnerables (y entonces sí, será importante defenserse bien). pero estar señaladas también nos hace visibles para quienes se sienten solas desde su disidencia. disidencia que es y que tiene que ser, siempre, la de todes.❤️🩹
“Y sé que nunca me sacudiré del todo la sensación de que no merezco que me pasen cosas buenas. Que no merezco que me quieran, que me cuiden o que me consientan una pataleta. Que siempre voy a estar alerta por si en realidad todo es mentira, por si toco la pared y resulta ser atrezo, por si en realidad sigo sola y pequeña y enferma y triste y sigo atrapada dentro de la matrioska y me he querido creer que no. También sé que hay una parte de mí que siempre estará desconectada, que no va a volver. Que tengo un abismo dentro donde se supone que tendría que haber un montón de cosas que preferí no memorizar, de las que elegí no ser consciente. Que ha sido más fácil no estar en muchos lugares donde mi cuerpo sí estaba y que he vivido dentro de ese abismo donde nada ni nadie importan y nada existe más allá de mi dolor y mis heridas. Donde solo hay tinieblas. Pero ahora ya sé qué me pasa. Ya sé elegir. Ya sé que no tengo que pedir «perdón por intentar ser feliz en un mundo lleno de violencia».”
gracias amorcito por prestármelo (y por escribir una reseña preciosa que me he guardado hasta ahora, tras haberlo acabado).
y gracias a mi misma por tener un presente en el que la palabra lesbiana me llena la boca día sí y día también. por poder estar donde quiero estar y celebrar la existencia de estos textos llenos de brillo incluso en la oscuridad, estos testimonios que nos acompañan a tantas, que nos arropan a todas.
"Salir del armario es agotador porque las puertas nunca terminan de abrirse. De tanto escondernos, de tanto apartar la idea de nuestro pensamiento y negarnos a aceptarlo, a pensar en ello siquiera, acabamos metidas en un armario que no tiene fin y nuestra identidad se convierte en una suerte de matrioska que contiene ver-siones de nosotras mismas, una cada vez más chiquita que la anterior hasta llegar a la última que se esconde en la capa final. La más pequeña, la más tierna, la que más pena me ha dado siempre. Esa figurita enana, dura, la única que no parece estar hueca por dentro y que hace más ruido que ninguna otra. Cuando agitas una matrioska la oyes. Siempre la oyes. Yo he escogido no volver a meter esa figurita en la matriz..."
Me ha encantado la manera que tiene la autora de contar sus vivencias, de explicarlas, y de cómo, a pesar de ser una autobiografía, este libro viene a explicar un fenómeno estructural. Narra muy bien como los ambientes opresivos, la ciudad pequeña tradicional, la escuela religiosa, la masculinidad violenta, la feminidad impuesta, la familia en la que se aprende un mundo que te rechaza, el silencio para sobrevivir, y tantos otros factores que intentan corregir y disciplinar a las disidencias, y de como todo eso acaba interiorizandose y reproduciéndose también en ambientes que, aparentemente, son seguros.
Se me ha hecho muy corto, me he quedado con muchas preguntas, y eso que creo que Terci ha hecho un libro en el que habla abiertamente y sin pudor de cuestiones muy personales y muy complejas. Merece mucho la pena.
Le doy tres estrellas porque me esperaba algo más autobiográfico y no tanto un ensayo. Es interesante, me lo he leído en una tarde, pero la verdad es que a mí personalmente no me aporta mucho que no sepa ya con 23 años, creo que es un libro muy adecuado para preadolescentes y estoy segura de que a mí me habría ayudado mucho en su momento !! Aún así me ha resultado interesante, como digo. Y Laura me cae genial ! :) Súper importante (y es el primer libro en el que lo leo) que se hable de la violencia entre mujeres sáficas y lo invisibilizada que está.
Este libro es una bocanada de aire fresco con olor a pueblo, a confesión nocturna y a carcajada que se te escapa cuando no deberías estar riéndote… pero lo haces igual.
La única lesbiana de Ávila es una historia de autodescubrimiento queer contada con tanta naturalidad, ternura y sentido del humor, que es imposible no sentir que Laura Terciado te está hablando al oído como una amiga de toda la vida. Una que, por cierto, también fue la rara, la distinta, la que tenía un secreto demasiado grande para una ciudad tan pequeña.
A través de un relato autobiográfico lleno de anécdotas, contradicciones, chats, primeras veces y mucho corazón, Laura pone en palabras lo que tantas vivimos: la búsqueda de quiénes somos cuando nada a nuestro alrededor se parece a nosotras.
Pero lo maravilloso del libro es que nunca se ahoga en la nostalgia. Terciado se ríe (y nos hace reír), se permite el vértigo de mirarse con amor, con ironía, con esa mezcla tan propia de quien ha sobrevivido a la adolescencia en un sitio donde la etiqueta “lesbiana” parecía una especie en peligro de extinción.
No es solo un testimonio: es una carta de amor a las raras del instituto, a las que se enamoraron de su mejor amiga sin saber nombrarlo, a las que vivieron su salida del armario como una fiesta íntima y dolorosa. Es un abrazo cálido y libre que dice: yo también pasé por eso. Y estoy bien..
Un libro perfecto para quienes buscan reconocerse, reírse y, sobre todo, sentirse un poquito menos solas.
Cuando compré el libro de Terci, en algún sitio estaba catalogado como "ensayo". ¿Ensayo? Ensayo de vida, en todo caso.
Esa "apertura de grifo" a la que alude hacia el final del libro que empezó con MB continúa (no digo culmina porque creo que esta cascada ya no hay quien la pare) con estas memorias, que son muy generosas en sinceridad (¿en sincericidio?), en dureza, y en reflejo de un desarrollo y descubrimiento personal como persona y como queer (si, como "lesbiana", no ahorremos la palabra ni una sola vez).
Su historia, no es solo suya, es nuestra, es un reflejo de una época, una cultura, y un lugar que es el eco de muchos otros lugares. Yo soy unos cuantos años mayor, pero muchas situaciones, y sobre todo sentimientos han sido los mismos. Con la "diana" añadida no solo de ser queer, sino de ser mujer. Otros miedos añadidos, pero mismos sentimientos. Te revuelve, si has vivido lo mismo, y hace entender situaciones que otros no hemos experimentado.
Su lectura engancha, porque no te está contando la vida de otra persona (tranquila, Terci, la de Adele no), te está contando la suya, su soledad, su miedo, su dolor... y eso lo transmite a través de la lectura sin victimismos, sin lecciones de vida, sin ser un manual de supervivencia, pero sí el manual de una superviviente.
La única lesbiana de Ávila nos entrega su propia carta apostólica para que los que se sientan "únicas" y "únicos" de su ciudad/pueblo/instituto sepan que están acompañados. Que no están locos, que no son culpables de nada, y que no están mal, ni rotos ni estropeados. Por lo menos no por ser maricas, lesbianas, trans, bi... etc.
Este libro tiene frases para subrayar, colorear, y tatuarse.
Si este ha sido el "ensayo", que llegue la siguiente obra.
📚 Un ensayo que expresa años de creerse anormal, sola y enferma, de luchar contra el deseo, su manera de vivir y su condición sexual. Que muestra las consecuencias de crecer en una comunidad conservadora y religiosa, que manifiesta el dolor, el sentimiento de culpa, desamparo, soledad, angustia y todas las maneras en que se sintió juzgada y despreciada. Un testimonio íntimo, real, sincero y directo.
📖 Una lectura para abrir mente y corazón, para aprender, comprender, empatizar, destruir armarios y entender el daño que provocan los prejuicios y la discriminación. Un libro valiente y honesto que interpela, conmueve y se agradece. ¡Muuuuuy, muy bueno!
taaaaaaaaan importante <3 tengo la suerte de no poder sentirme del todo identificada con la historia de terci pero qué bonito que la gente que si que ha pasado por cosas similares (o que las está viviendo ahora) puedan leer libros como este y tengan una referente tan chula, tan honesta y tan abierta
Me esperaba otra cosa diferente, pero me ha gustado. Se lee en un par de tardes. Muy personal y, a veces un poco repetitivo, pero igualmente importante. Por su portada, la escritora y que se vendía en ensayo me esperaba algo más teórico y divertido. Pero son unas memorias duras y dolorosas, escritas todavía desde la angustia, aunque con un final esperanzador.
Hay que leerlo, leerlo y darse cuenta de que todavía queda mucho camino por recorrer y que es inaceptable que hoy en día todavía haya tantas lesbianas y tantas personas que tengan que pasar por experiencias así, especialmente durante la infancia.
Nos hacían a las lesbianas lo que ahora aplican contra las mujeres trans: asociarnos automáticamente a lo masculino, y por ende, identificarnos como ese peligro intruso en nuestros baños.