¿Se puede vivir de escribir, o se vive para hacerlo? En Dinero y escritura, Olivia Teroba comparte su lúcida mirada sobre las complejidades que implica imaginar una vida centrada en el arte en el mundo contemporáneo. A la vez, se posiciona frente a temas tabúes para quienes se dedican a este oficio, como la economía personal, los premios literarios, las deudas, la somatización y las herencias familiares. A través del filo donde se equilibra erudición y vivencia, nos conduce por tortuosas consultas con dentistas, experimentaciones psicotrópicas con su correspondiente comunión cósmica y desoladora vuelta a la realidad y por una búsqueda fervorosa de algo en qué creer, un asidero en un entorno vacilante. Con las figuras de la madre y el abuelo como trasfondo, y las pesadillas que inducen las redes sociales como base, la escritura de Teroba se abre paso para reimaginar su entorno material y espiritual con una visión enternecida, que atraviesa la desesperanza para colocarse en el plano de la acción. «¿Cómo podríamos dejar de pensar la vida como una competencia donde hay que correr para adelantar a los otros? Para empezar, habría que construir un entorno que no se perciba siempre en estado de emergencia y carencia».
Lo que comenzó Olivia Teroba con Un lugar seguro, desentrañar el yo, entrañar la otredad, acá va más profundo. Este libro de ensayos es una meditación sobre la escritura en todo sentido su concepción, validación, restauración y las interminables deudas que ésta implica. Económicas, sí, pero sobretodo emocionales y físicas.
Es hermoso y doloroso. Entrañable. Me alegra que la autora, pese a todo y todos, siga escribiendo como lo hace.
Intentaré ser breve, no se si lo logre. Intentaré ser objetiva y definitivamente no lo seré. Intentaré no decir lo que a ella pueda decirle alguna día en persona, y así lo haré, espero.
Tuve un delicioso, profundo e íntimo diálogo con este libro y con su autora, como si ella fuera mi amiga y yo la editora de estos textos.
Y es que sí la conozco en realidad, en persona, pero en otro plano, distinto, pero esta vez se me reveló con tal fuerza, tanta con honestidad y humildad, que me dejó sin habla, me golpeó hondo.
Sus temas, que van de la precariedad (en el sistema de salud, en su propia economía, en la vida familiar y profesional) a la escritura, de la familia a la pareja, del amor al desamor y el golpe, me inspiran ganas de abrazarla, luego de soltarla, de nunca juzgarla y de tenderle un hombro.
Pero a la vez me incomodan, me duelen, me dan ganas de no escucharla, de alejarme de ahí, de llamarla exagerada, víctima, irresponsable. Es tan valiente que la envidio.
Me reflejo en tantas cosas que me quedo helada y representamos universos tan opuestos, que me desmorona pensarlo. Leerla me hace frágil.
Su redacción es franca y transparente y circular y me lleva de la mano y me dice a mí, como lectora: "confío en ti". Te cedo mi vida.
Amo su estilo, caótico y ordenado, las dos cosas al mismo tiempo. Sencillo y no. Me gusta que me lleva de menos a más. Me gusta ella. Adoro el libro.
También reconozco que si lo hubiese leído en otro momento de mi vida, no sé si lo hubiera amado de esta forma. Pero como eso no lo sé...
Voy terminando esta compilación de ensayos. Fue una lectura muy ágil y rápida.
Hubo unos que disfruté más que otros. Mi favorito fue, sin duda, el homónimo de este libro. Me pareció muy interesante descubrir la perspectiva de Teroba sobre esta profesión.
Leer a Olivia siempre es tan personal, creí al inicio que no sería un libro para mí, pero como siempre me cayó la boca y me abrazo mucho con sus palabras
Un libro para esas personas que les han dicho “Si eres escritor, te vas a morir de hambre” ¿mintieron? No, pero eso hace este libro tan especial. Sentí esta serie de ensayos de Olivia como un abrazo colectivo. Me encantó.
Me sentí escuchada, como que la voz de cada ensayo me habló directa e íntimamente. Entre tan diferentes ensayos existe una voz que se atreve a reclamar, a quejarse y odiar aquellas cosas que nos tienen hartos a todos. Recomiendo mucho estos ensayos.
No me gusta la gente que se queja solo por quejarse. Sí, tenemos ese derecho, pero estaría padre responsabilizarse de ser parte de la solución y no eternizarse en la queja. No entiendo los ejercicios de escritura creativa convertidos en libros. Es un libro que se puede usar para analizarlo en clases de formación para psicoterapeutas e identificar todos los temas no resueltos. Por eso tiene dos estrellas y no una.
Me encantan este tipo de escrituras en donde converge la memoria con el ensayo personal.
Es un libro muy valioso que propone una reflexión muy profunda sobre la precarización de los trabajos culturales y artísticos. A lo largo de la historia se ha propuesto una bohemia donde los artistas viven “por” y “para” el arte, pero nunca “del” arte. Y, sin duda, es de admirar todo el esfuerzo que realizan al seguir resistiendo, aún y cuando el sistema les orille a buscar fuentes de ingresos que los aleje (a través del cansancio excesivo) de sus procesos creativos.
Nuestras decisiones, inclinaciones, posturas y emociones están muy marcadas por la historia familiar y la historia de Olivia Teroba es un ejemplo de ello.
Me gustó mucho y quiero seguir leyendo sus libros.
Me sentí muy identificada con algunos ensayos, te entiendo Olivia 🥲 Que bonita manera de escribir, de decir lo que no sabemos ni cómo decir.
Mis favoritos son: Literatura canónica Dinero y escritura Propuesta para una exposición Retrato de mi cuerpo a través del suyo Hacer tiempo
Me dejó pensando mucho lo que su abuelo decía sobre las “personas feas” y esa necesidad de siempre estar aprendiendo más y más, me pasa muy constantemente. Con estos ensayos creo que solté muchos miedos, hablar de quienes somos y nuestros deseos es otra manera de conocimiento, y eso también cuenta mucho.
Es una compilación de 13 ensayos autobiográficos donde Olivia Teroba nos comparte desde su sinceridad sus emociones personales y su realidad como escritora. Me encantan los libros que hacen cuestionarme y este no fue la excepción, uno de tantos es si vale la pena seguir viviendo en modo en automático y no darme el tiempo de hacer las cosas que me gustan, otro es que el tiempo tiempo libre y conectar con nosotros debe ser un básico en nuestras vidas.
en general, me dolió este libro, y me hizo sentir acompañada en mi viaje a gdl. la prosa de olivia es re sencilla e íntima, tan íntima que sí duele. en mi top están “literatura canónica”, “dinero y escritura” y “rezar, recitar o decir.”
Qué pedazo de libroooooo Amo la soltura y la honestidad tan brutal con la que Olivia escribe. Son contadas las personas que se muestran así de transparentes, que expresan sus sentires sin tapujos y dejándose de romanticismos y/o eufemismos. Ojalá pudiese retratar en palabras y con mayor precisión lo maravilloso que este libro es pero los dos últimos ensayos me dejaron con mucho qué pensar jajaja. Tqm Olivia, sigue escribiendo por favor, y gracias ❣️❣️ Mis ensayos favoritos son Esto es máquina, Propuesta para una exposición, Retrato de mi cuerpo a través del suyo y Hacer tiempo. :)💛
Olivia escribe muy íntimo todo y si bien este libro se alejó mucho de lo que pensé que sería me gustó mucho. Porque no se limita y habla de cómo la escritura se inmiscuye en los pedacitos de nuestra vida, en los rincones de la memoria de infante, joven y adulta. Creo que no todos los ensayos son igual de buenos, ¡pero en algunos señalé y anoté demasiado! Jaja. El dinero puede ser un tema difícil para muchos y no es secreto que vivir de la escritura no es un juego y no es resultado para todos, me interesaba mucho leer la perspectiva de una autora ya publicada, que igual tiene sus complicaciones y sus deudas porque vivimos en un mundo y país de gente que batalla e intenta encontrar balance haciendo malabares con su salud mental, sus límites, sus escritos.
Y también resalta este libro por exponer los retos de juntar coraje para escribir, para no vivir en el silencio enseñado, de salirse del núcleo y volver de vez en cuando, de aprender sobre un amor imperfecto y siempre admiro mucho a las escritoras que tienen las agallas de exponer parte de su vida con todo y nombres e identidades claras para abrir conversaciones importantes.
Cierro mis lecturas del año con este ensayo de Teroba que te mueve todo. Una escritura íntima que revela los fantasmas de la familia que ama y hiere por igual, del cuerpo y su relación con la salud y la enfermedad, de exponernos y exponer a otros con todo y las consecuencias que eso conlleva, de la soledad y hacer comunidad, de estar enojada y dolida con un sistema que no te deja respirar y todo el tiempo te aplasta y aún así tratar de amar lo que nos rodea; todo esto enlazado con lo difícil que es crear y vivir de la escritura. Definitivamente encontrarme con esta lectura fue un abrazo después de un año lleno de amor, dolor y caos.
Mis ensayos más personales. En algunos sentí que estaba hablando yo, en otros sentí que me estaba hablando la hermana mayor que nunca tuve. Me hizo llorar y reflexionar sobre el rumbo al que va mi carrera en Letras. A pesar de que me dio un sentimiento de culpa, me encantó su forma de escribir. Casi nunca escribo algo sobre los libros que leo en Goodreads, pero tienen que leer a Teroba.
La realidad es que nos metemos a las entrañas de la autora para conocer aspectos súper personales de ella y, en los que muchas veces, uno se siente identificado. Más como escritor. Creo que yo llegué al libro buscando lo que me decía el título, pero sobre todo la contraportada. Por eso pongo 5 estrellas, pero la verdad es que no tengo absolutamente ninguna queja. Gran obra.
Me gustaron mucho las reflexiones de Olivia, pero no me pueden gustar tanto esos libros que agrupan escritos repartidos en otras partes que se sienten pegados bajo un título que no es.
Olivia Teroba me parece una voz necesaria para lo que se está produciendo actualmente en México, sin embargo este texto me quedó un poco a deber, algunos ensayos me parecen buenos pero quedaron hacia el final del libro por lo que me costó trabajo engancharme con el texto.
Confío que su proceso y dedicación me permita en un futuro acceder a otras de sus obras con las que me enganche con mayor facilidad.
Fallida colección de ensayos personales que supuestamente reflexionan sobre la precarización entre quienes se dedican profesionalmente a la escritura. En realidad, acaso dos ensayos hablan sobre eso, porque este libro parece más bien una compilación sin ton ni son de lo que ha publicado previamente la autora. Los textos que sí hablan sobre el dinero son igualmente fallidos porque pecan de ser demasiado personales. La experiencia de la autora está bien, pero acaso como punto de partida para reflexionar en términos más amplios sobre el tema, con más investigación, mayor anclaje en teoría y análisis, pero esto se reduce a la queja eterna y termina por dar pereza.
«Para no olvidar que mi cuerpo sigue aquí y forma parte de esta escritura»
lo apachurrado que terminó mi corazón luego de esta lectura. esperaba muchas reflexiones y una visión interesante hacia el mercado editorial actual y hacia la situación de la escritura como profesión precaria; pero no esperaba sentirme tan identificada, tan personalmente aludida. y es que había ensayos en donde la vida que Teroba nos comparte —de forma tan vulnerable y genuina— se tocaba demasiado con la mía; atravesar el libro se convirtió, por un lado, en un proceso de escucha y empatía ante lo biográfico y personal, y, por el otro, en un desenmarañar mis propias vivencias y confrontarme con lo recóndito de mis deudas (las propias, las que proyecto, las que asigno, las que vivo). entré buscando erudición y sensibilidad, y fui recibida por una honestidad desbordada que habla desde el ser-cuerpo. hay reclamo, cansancio, pesar, enojo, frustración y duelos; hay cariño, fascinación, cuidado, ternura, deseo y amor.
sí sentí que el estilo luego se tropieza con la falta de delimitación; los ensayos llegan a dispersarse mucho y el salto entre las ideas se vuelve poco estable. me gustó que la misma autora lo abordara y trenzara cuestionamientos y meditaciones en torno a eso. y, como en todo, hay ensayos buenísimos y otros que palidecen un poco. mis favoritos fueron «Esto es máquina», «Personas mirando el cielo» y «Retrato de mi cuerpo a través del suyo»; «Literatura canónica», «En cuerpo y alma», «Odontología» y «Rezar, recitar o decir» se sintieron particularmente familiares, muy afines; y «Dinero y escritura» y «Hacer tiempo» valen también muchísimo la pena.
Disfruto mucho la lucidez de Olivia Teroba. Me atrae su forma de analizar y expresar temas cotidianos y otros no tanto. Además, reconozco el valor para mostrarse así, tal cual, sin nada que la cubra. Reconozco su honestidad para abordar temas que muchos dudaríamos para mostrar.
Como es evidente, la premisa principal, es el contexto profesional alrededor de la escritura. Queda claro que es un ambiente pauperizado, incluso por los que consumimos literatura (trabajo arduo, a costa del bienestar personal, pagos injustos, dilación en el pago, adquisición de deudas, pago de deudas, etc). Y el contexto podríamos extenderlo a los científicos, incluso a los servicios profesionales independientes. Muchos, hemos vivido las penurias que relata Olivia.
Como Olivia, soy de Tlaxcala y recuerdo que, de niño y joven, oía y leía hablar de su abuelo, el que refiere en su libro. Conozco, por tanto, el contexto de algunas de sus narraciones. El Sr. Teroba era efectivamente un personaje reconocido de la cultura y política en la entidad. Me sorprende saber lo que ella comenta: que probablemente no disfrutaba de la lectura, que leía por auto imposición, que era machista, parco y casi no escuchaba a los demás; muy culto, pero ausente para la familia... Y desde luego, no juzgo. Lo entiendo como el conjunto de atributos de una personalidad posible, no me toca ponerle adjetivos.
Particularmente, me llama la atención algo que comentó de su abuelo. Dice que él quería saberlo todo. Esto me cayó como balde de agua fría. Creo que muchos a quienes nos gusta leer, hemos experimentado eso. Obviamente es un deseo absurdo.
Me gusta la manera en que Olivia escribe ensayos porque toma un pedazo de su vida y de ahí se dispara a hablar del tema que le preocupa, que en todo lo largo del libro es: el dinero.
El dinero como creador, como escritor, como una persona que decide no entrar al mundo laborar Godín por no comprometer tu vida y tu tiempo y tu creatividad apostandole a un futuro muy poco prometedor trabajando como freelance. Como consume tu vida el esperar el pago siguiente, el trabajar en textos que no te encantan pero te pagan bien, en como un escritor anda persiguiendo concursos literarios y no por el prestigio sino porque ese varo que te dan, es un salvavidas para los siguientes dos o tres meses. Los gastos medicos mayores, qué va a pasar con tu retiro, qué haces con una tarjeta de crédito. El desgaste corporal y mental de vivir en un país donde los freelance no tienen ningún respaldo por parte del gobierno también es agotador.
Ella habla específicamente de la precariedad de la escritura en lationamérica, pero fácilmente se puede aplicar a cualquier nivel y profesión que sea freelance.
Le puse tres estrellas porquqe me parece qque la mitad del libro está en el punto pero de pronto Olivia se nos malviaja con otros temas qque siento que nada que ver como su consumo de drogas con sus amigos y algunos textos más.
Me parece brutal la forma en que Olivia Teroba comparte su femineidad resistente y su fuerza para seguir adelante. Ese diálogo interno, abierto de par en par, nos acerca —aunque sea un poco— a imaginar lo que significa ser verdaderamente punta de lanza.
Me gustó demasiado su feminismo sin vanaglorias, sin victimizaciones, firme y luminoso.
Lo que más me maravilla es la naturalidad con la que concede a la escritura —ese acto extraordinario— la base mágica de la normalidad. Escribir con calma, con paz; pero con una fuerza serena y devastadora.
La invasión constante y el acecho continuo contra su libertad son insostenibles, pero también innegable es la fiereza tácita con la que lucha y vence, incluso contra todos.