Cuatro niños se enfrentan al asesinato violento de su padre en el México de los años setenta. El duelo no termina nunca porque de ese homicidio no se habla, de hacerlo se desmoronaría todo un núcleo de protección familiar. Narrada a cuatro voces, escuchamos primero la voz de una narradora que, a veces niña y en ocasiones adulta, se propone rescatar esa historia ayudada de fotografías, un USB con una bitácora oral de su prima con los recuerdos de su padre y ciertos elementos de la investigación policiaca a pesar del temor de poner sobre la mesa un hecho familiar siempre silenciado. Por otro lado, una mujer de mediana edad recibe un diagnóstico de cáncer con metástasis y se enfrenta al tratamiento que, en ocasiones, la lleva a ver durante las sesiones de quimioterapia al padre asesinado hace más de cuarenta años. Con otra mirada, un detective llega al lugar de los hechos el día del asesinato para empezar la investigación. En su archivo encontramos el reporte policial, la autopsia, notas periodísticas diversas, sus apuntes, una carta dirigida a la viuda, así como entrevistas y reflexiones personales sobre el caso. Entre los hechos cometidos por la guerrilla de la Liga del 23 de Septiembre y la ausencia de una narrativa que explique esa muerte del padre, la novela se teje con elementos históricos y la necesidad, acuciante, de nombrar.
Escribir desde la conjetura y la incertidumbre y escribir desde el dolor en la memoria: éstos son los principales elementos que motivan la novela. María de Alva realiza un trabajo de investigación material sobre la Liga Comunista 23 de Septiembre para encontrar una razón detrás del asesinato de su tío Antonio, y entrega una narración que intenta agotar las formas objetivas de aprehender la verdad sólo para encontrarse con una labor interminable: resarcir piezas de un conjunto más grande que es la historia de su familia y parte de la historia de México. Una novela de la que tenemos mucho que aprender y que suma, sin ser para nada panfletaria o estilísticamente oblicua, al puñado de obras sobre la guerrilla en México. Porque las palabras son un bálsamo y son recuerdo.
Una historia familiar que vio la luz en este libro … Donde conocemos el impacto que deja un homicidio en el núcleo familiar. También el cáncer será un tema que se verá en esta historia. El que la autora incluyera a un detective haciendo su labor y también notas periodísticas me pareció que le dio mayor profundidad a la historia así como las notas finales fueron muy buenas.
Me agrado bastante la forma de escribir de María, no puede evitar sentirte parte de la familia, una amiga, una hija, uma hermana y sufrir junto con ellos sus angustias, pesares y dolores.
La historia del cáncer es totalmente detallada y logra generar tanta compasión como si lo vivieras en carne propia.
Todo lo que no sabemos está basada en hechos reales y aborda un violento asesinato cometido en los años setenta.
Esta novela narrada a cuatro voces, nos habla de duelo, de los silencios que deben guardarse para que la familia no se desmorone, de dolor, impotencia, de la lealtad que se forja en la infancia; pero también de amor y sanación.
Con una prosa fluida, Maria de Alva desafía el silencio y nos recuerda que comprender nuestro pasado nos ayuda a conocernos, a saber quiénes somos.
Todo lo que no sabemos es una historia de la que no se sale ileso.
"El amor es un lugar extraño, un espacio desconocido. No se puede explicar por qué se ama".
En su más reciente obra, María de Alva nos entrega una novela poderosa que explora las consecuencias del silencio familiar y los ecos de la violencia política en el México de los años setenta. A través de una estructura narrativa magistralmente tejida a cuatro voces, la autora construye un relato que trasciende el género policial para convertirse en una profunda reflexión sobre la memoria, el trauma y la necesidad humana de comprender nuestro pasado.
La historia gira en torno al asesinato de un padre de familia en el contexto de la guerrilla urbana de la Liga Comunista 23 de Septiembre, un evento que marca indeleblemente la vida de cuatro niños y genera un silencio protector que se extiende por décadas. La autora maneja con extraordinaria sensibilidad el peso de este silencio, revelando cómo las ausencias narrativas pueden ser tan significativas como las palabras dichas.
La estructura coral de la novela permite a De Alva explorar el trauma desde múltiples ángulos: una narradora que oscila entre su yo infantil y adulto, intentando reconstruir la historia familiar a través de fotografías y testimonios guardados en un USB; una mujer que, mientras batalla contra el cáncer, recibe visitas espectrales de ese pasado silenciado; y un detective cuya investigación nos ofrece la fría objetividad de los reportes policiales, que contrasta dramáticamente con el impacto emocional del caso.
Lo más destacable de "Todo lo que no sabemos" es la manera en que De Alva entrelaza lo íntimo con lo histórico. La novela no solo narra una tragedia familiar, sino que también ilumina un periodo turbulento de la historia mexicana que ha permanecido en las sombras. El México de los setenta emerge como un personaje más, con sus contradicciones, sus violencias y sus silencios institucionales.
Esta novela representa un importante ejercicio de memoria histórica, pero también una reflexión sobre cómo las familias procesan el trauma y el dolor. De Alva sugiere que el acto de nombrar, de contar, puede ser en sí mismo una forma de sanación, aunque las respuestas que encontremos no sean las que esperábamos.
"Todo lo que no sabemos" es una obra necesaria que desafía el silencio institucional y familiar, recordándonos que las historias no contadas siguen moldeando nuestro presente. Es una novela que resuena más allá de su contexto específico, hablándonos de la universal necesidad humana de comprender nuestro pasado para poder habitar nuestro presente.
Una lectura imprescindible para entender no solo un período crucial de la historia mexicana, sino también los mecanismos del silencio y la memoria en la construcción de nuestras narrativas personales y colectivas.
En este libro la autora mexicana María de Alva nos trae la historia de cuatro niños que enfrentan el asesinato violento de su padre en Monterrey, México en los años 70’s. Narrada a cuatro voces, primero está la voz de una narradora que a veces platicando recuerdos de su infancia así como la actualidad ya como adulta, se propone a rescatar esa historia con material y ayudada con una bitácora oral de su prima Cristina con recuerdos de su padre así como elementos de la investigación. A su vez también tenemos a Cristina, quien se enfrenta al diagnóstico de cáncer que se ha expandido en su cuerpo y la vemos junto a su esposo e hijos llevar el tratamiento de quimioterapia en el cual también en ocasiones llega a ver su padre asesinado hace algunos años. Una voz más en esta novela es la de un detective a cargo del caso, que con exhaustiva búsqueda e investigación, busca entre el reporte judicial, notas periodísticas, testigos y entrevistas para encontrar la relación del asesinato del ingeniero Vélez con la guerrilla de la Liga del 23 de septiembre.
Una novela que entrelazando historias con un montón de recuerdos y nostalgia, momentos amargos, y con un gran objetivo de preservar un pasaje de nuestra historia la autora logra que todo fluya para llevarnos a la reflexión tanto en lo más íntimo del sentir de una persona que ha sido diagnosticada con cáncer como en los hechos delictivos y violencia en nuestro país, de los cuales lamentablemente quedan impunes por nuestras autoridades, sin lograr esclarecerse, pero que la sociedad no olvida. Un libro lleno de datos e información bien investigada por la autora por lo que pasas de la investigación a la emoción de vivir un duelo y pérdida. En lo personal es la primera vez que leo algo relacionado con el tema de la guerrilla aquí en México por lo que me puso a pensar en ello, pues había muchas cosas que desconocía.
Cuántas veces ocultamos situaciones a los pequeños de la familia, creyendo que los estamos protegiendo; pero… ¿será bueno crearles una infancia contenida en una caja de cristal, de tal forma que el día de mañana, convertidos en adultos, carguen heridas de infancia y además no tengan las herramientas para enfrentarse a la vida?
Más aún, cuántas veces callamos sucesos que acontecen en nuestra vida y en nuestra familia, con la finalidad de que no se conozcan o buscando olvidarlos. Sin embargo, se ha demostrado con experiencia de vida, que todo lo que no se habla, ni se olvida ni se sana.
En esta historia, María nos recuerda la importancia de trabajar en la comunicación familiar, respecto a los eventos que pudieran habernos afectado en algún momento de la vida, para que se logre comprenderlos, asimilarlos y, sobre todo, superarlos.
Desde la empatía hacia el sufrimiento de su prima, por la pérdida de su padre a muy temprana edad y el padecimiento de una enfermedad incurable, la autora revive el momento en que su tío pierde la vida, a manos de un grupo guerrillero. Además, expone lo que viven tanto los deudos de la víctima, así como la familia de las personas que lo 4s3sinar0n.
Un gran regalo que nos da María en este libro es la alusión a la incertidumbre y los malestares que sufre un enfermo de cáncer y lo que tiene que superar, junto con su familia; además, hace referencia a momentos de la historia de nuestro país que, precisamente, han sido olvidados y silenciados -buscando visibilizarlos- para que, quienes tienen perdido ese eslabón de la historia de México, se acerquen a él.
Con una prosa ágil, a 4 voces, haciendo alusión a éxitos musicales y citando lugares icónicos de Monterrey, así como juegos de la época de los 70’s, nos llevará a disfrutar de una historia que, aunque triste y dolorosa, nos dejará un gran sabor de boca.
Este fue mi primer acercamiento a la obra de la autora y lo disfruté mucho. Además, tuvimos el gusto de platicar con María en el club de lectura a quien agradecemos que nos haya compartido su archivo fotográfico de este libro, lo cual enriqueció muchísimo nuestra experiencia lectora.
Cuántas cosas no sabemos de nuestra familia, de la historia de nuestro país y de nosotros mismos. Está es una de las preguntas y parte de las reflexiones que surgieron de la lectura de esta novela que fue una muy grata experiencia como lectora. Descubrí a una autora con una gran sensibilidad para transmitir sentimientos y generar empatía con las situaciones que presentan los personajes de la historia, porque en cada familia de este país al menos un integrante ha padecido de una enfermedad terminal, ha sido victima o testigo de la violencia o impunidad o ha sido parte de la censura familiar. Todo lo que no sabemos está inspirada en hechos reales sobre un asesinato ocurrido en la década de los setenta durante el periodo conocido como La guerra sucia en México, lo cual es revelador y muy interesante si no se conoce en qué consistió y qué implicaciones tuvo dicho período de reprensión en nuestro país. El diagnóstico del cáncer en una de las protagonistas es el punto de partida acompañado de sus recuerdos de infancia que por una parte resultan conmovedores en contraste con momentos felices. Destaco la narrativa poética en gran parte de la novela, la muda de narradores; el empleo de recursos narrativos que le dan fluidez y buen ritmo a la novela y sobre todo la manera incomparable de dar vida al impacto que tiene el cáncer en la vida de quien lo padece y cómo afecta a los miembros de la familia. Recomiendo ampliamente leer Todo lo que no sabemos. Una de mis mejores lecturas en lo que va del año.📚👌🏻💯❤️
Me sorprendió muy gratamente conocer la historia, a la autora y su obra. Puedo perder un poco la objetividad al encontrar una historia que aconteció en mi ciudad pero dentro de lo que considero objetivo, la investigación de los sucesos que nos narra, nunca antes lo había encontrado y me invita a indagar más. Aprecio la escritura, el manejo del duelo no solo en la pérdida de un familiar en un evento violento, si no también, la pérdida de la salud repentinamente por un diagnóstico inesperado. Me gustaron los personajes, el estilo narrativo y la investigación de sucesos reales. Una vez que lo empecé, no pude parar.
Con el estigma del asesinato de Antonio y la imposibilidad de resolver el caso y hacer justicia, una familia afectada por el dolor de la perdida, se sumerge en la censura absoluta desapareciendo por muchos años el recuerdo de Antonio. El recurso tácito del silencio, no les permite a los niños hijos de Antonio comprender que había pasado exactamente y porque tenían que borrar a su padre de sus vidas. El dolor, el duelo y la manera de afrontarlo en un Monterrey del México de los años 1970's, no les permite sanar todo lo que no saben. Por medio de recuerdos, fotografías, un informe judicial, periódicos y un reporte del investigador que llevó el caso, así como las grabaciones de Cristina hija de Antonio y que entrelazan su proceso de cancer con los recuerdos que tiene de su padre y de los sueños que tiene con él, se reconstruye la memoria. La novela explora a la vez acontecimientos históricos del México de los años 1970's, el secuestro de un Avión de Mexicana, la muerte de varios empresarios importantes del México de la época y la vinculación de la guerrilla de la liga del 23 de Septiembre, la formación de células de grupos inspirados en las ideologías de izquierda. Una época obscura para México a partir de la matanza de Tlatelolco en 1968 y que el gobierno impuso un mutismo clausurando el archivo general de la nación.
"Lo que no sabemos" es un libro cautivador que nos invita a reflexionar sobre la importancia de conocer y preservar nuestra historia. Teje con maestría relatos de aquellas raíces esenciales que todos tenemos y que por alguna razon, preferimos no ver. Incluso aquellas que no sabemos que existen, pero que nos configuran. Maria, invitandonos a una initimidad familiar, nos recuerda que la comprensión plena de nuestra identidad, nos salva de perpetuar patrones que no se confrontan ni se resuelven, para comprender quiénes somos y construir un futuro con sentido. Esta obra inspira a mirar hacia el pasado con respeto y curiosidad. Al terminarlo, nos regala una sensación amorosa que invita a conectar con nuestra historia personal y comunitaria, entendiendo que, en esas conexiones, reside una parte esencial de nuestra humanidad. Sin duda, es una lectura imprescindible para quienes buscan reconciliarse con su pasado y, al mismo tiempo, comprender mejor su lugar en el mundo.
Las fotos familiares sujetas con esquinitas adheribles en álbumes son fundamentales en la historia de dos familias parientes entre sí. En ellas se atesoran vivencias felices que cambiaron bruscamente al morir un ser querido.
Los buenos momentos captados entrelazan las tres franjas temáticas de esta novela: El asesinato de Antonio Vélez, la investigación sobre éste, y el tratamiento que recibe una mujer con un cáncer avanzado.
Lo insólito del crimen de Antonio y la falta de evidencia, dejan el caso inconcluso y a su familia en un duelo nunca resuelto. La memoria de Antonio se mancilla al asociársele con el asalto a un banco y con la guerrilla de los años 70. Hipótesis no comprobadas.
A medida que las familias tratan de reanudar su vida, los planos temporales se alternan. Con gran maestría, la autora hace que fluya la historia entre la infancia feliz vinculada al amor del tío Antonio, con una adultez descolocada en presente. Cristina, la única hija mujer de Antonio, recibe quimioterapias para salvar su vida contra todo pronóstico. Ella no se rinde, y en momentos de duermevela cree ver a su padre custodiando su tratamiento.
Hay una lucha interna que enfrenta cada miembro de las dos familias. Se ven obligados al mutismo acerca de la muerte del tío, porque la verdad nunca se esclarece. Habiendo sido él una fuente de felicidad para todos, se le impone un silencio casi reprobatorio. Las infructuosas pesquisas sobre el caso se extinguen a la par de los recuerdos sobre Antonio.
Sus hijos y sobrinos se reparten sus elepés de acetato y así reviven sus momentos favoritos con la música. Esta reconstrucción es lo más cercano a aceptar su pérdida, la cual deja en una perplejidad silenciosa a las dos familias.
La autora explora la complejidad del silencio y la memoria a través de una narrativa que entrelaza la historia personal con eventos históricos de México. La novela no es una simple crónica, sino una profunda búsqueda sobre el vacío que deja la ausencia de un padre. La obra se centra en el asesinato de un ingeniero en la década de 1970 a manos de la guerrilla Liga Comunista 23 de Septiembre. Sin embargo es un relato polifónico donde diferentes voces y perspectivas se superponen para reconstruir una verdad fragmentada. La autora escribe esta novela desde la empatía con su prima, la cual al sufrir un cáncer terminal le pide que le dé voz a sus sentimientos y al pasado de su padre. La novela explora el manejo de una verdad a medias, ya que no decir la verdad a los niños por protegerlos no funciona de la manera que creíamos. ya que son silencios, navajas que se guardan en el corazón y en la mente y hacen daño; y que a pesar que pase el tiempo no puede haber un buen duelo ya que el silencio no permite expresar lo que la mente quiere. La novela se construye con múltiples voces: la de la hija que recuerda a su padre, la de una narradora que investiga a través de archivos y fotografías, y la de un detective que intenta atar cabos en un país acostumbrado a la impunidad. Esta estructura refleja la dificultad de acceder a una única verdad. a pesar que la autora aborda temas muy sensibles y dolorosos para su familia, el estilo es contenido y sobrio, evita lo sentimentalismos, pero su pluma hace que los sentimientos surjan por su honestidad y los detalles. además nos confronta con este país en el cual el silencio y la impunidad son parte de la historia de un México violento, lleno de odio, qué quiere borrar la memoria de cada uno de nosotros
Se ha escrito muy poco sobre la Matanza de Tlatelolco y el Jueves de Corpus y menos aún sobre lo que ocurrió en los años 60 y 70 en todo el país. Están por ahí un par de libros más o menos conocidos: la novela "La Plaza", de Luis Spota, y la crónica de Elena Poniatoska, "La Noche de Tlatelolco".
Pareciera que la revuelta estudiantil que devino en guerrilla solo sucedió en la ciudad de México. La realidad es que hubo protestas violentas, asaltos bancarios, enfrentamientos con las autoridades, tortura, secuestro, asesinatos y desapariciones forzadas por todo el país.
En Monterrey tuvimos el secuestro del avión de Mexicana, el asesinato de Don Eugenio Garza Sada, el enfrentamiento en los Condominios Constitución, además de asaltos bancarios, asesinatos, tortura y desaparición forzada. La tragedia solo ha motivado algunos cuentos, un par de Tesis de Doctorado y una recopilación de testimonios.
María de Alva, que de niña sufrió el asesinato de un tío a manos de los guerrilleros tras un asalto bancario, ha decidido presentar esta novela que habla del sufrimiento de una familia regiomontana ante un crimen no resuelto. La herida se abre 40 años más tarde cuando la hija de la víctima cae enferma de Cáncer y muere.
Todo lo que no sabemos se refiere al crímen y también a la enfermedad; al sufrimiento que trae la duda, la falta de conocimiento. ¿Quién lo mató? ¿Por qué? ¿Por qué se enfermó su prima de cáncer? ¿Por qué fallaron los tratamientos? Hay mucho que desconocemos de los dos temas.
María de Alva nos regala un libro difícil de describir. Por momentos, se siente como un relato de memorias familiares que gira en torno a la pérdida de su tío. Por otro lado, la historia de su prima, quien enfrenta la pérdida de su padre cuando era niña, y nos enteramos de cómo ha sido su vida a lo largo de los años. Finalmente, conocemos la perspectiva de un detective que investiga el delito en el que estuvo involucrado el padre.
"Todo lo que no sabemos" es un tributo de la autora a su prima. En este libro conocemos sus vidas, sus secretos y los caminos que tomaron a raíz del accidente, mientras seguimos de cerca la investigación a través de notas periodísticas, entrevistas y memorias que recrean el suceso.
El libro tiene una fuerte carga de crítica social, abordando el contexto en el que se desarrollan los acontecimientos. La autora presenta este contexto de forma perfectamente investigada y explicada, permitiendo al lector comprender a qué se enfrentaban los personajes. Al mismo tiempo, hay pasajes conmovedores y nostálgicos que llegan al corazón y te arrancan algunas lágrimas. Es difícil no empatizar con las protagonistas y darse cuenta de que vivimos en un país sumergido en la delincuencia desde hace años.
Un punto destacado es el pasaje dedicado a Lola, que muestra cómo, muchas veces, la maldad viene de donde menos lo esperas, pero también que siempre hay alguien dispuesto a luchar por lo correcto. Es un libro que combina investigación, emoción y un poderoso mensaje social.
El duelo de una familia tras el asesinato del ingeniero Antonio Vélez, padre, esposo, tío y amigo, ocurrido durante la guerra político-social de los años 70s en México. La autora nos ofrece una combinación perfecta entre el dolor y la incertidumbre que experimenta la familia tras su muerte aún muchos años después, y el contexto político del país en esa época, descrito de una forma sencilla y clara.
La aurora narra a cuatro voces la historia del asesinato de au tio y cómo la muerte, la incertudumbre y la injustifia permea a la familia entera. Se nota la formacion de periodista de la autora, pero liar también escenaa cotidianas de la infancia bien logradas.
Si esperas un thriller, este libro no lo es. Reflejo de la dinámica familiar mexicana en décadas anteriores, vincula hechos reales con ficción. Libro muy sencillo de leer.
La idea es buena, la forma de escribir también aunque a veces siento que divagaba y escribía cosas que desde mi punto de vista sobraban. El final no me gustó, inconcluso y triste.