¿Por qué Carmen Laforet se alejó del mundo literario? ¿Cómo veía R.J.Sender la España de Franco desde el exilio en EEUU? ¿Qué relación unía a estos dos escritores? Estas son algunas de las preguntas a los que encontraremos respuesta en "Correspondencia". Con sensibilidad y elegancia, Carmen Laforet nos ilumina acerca de una de las grandes incógnitas de la literatura española de posguerra, su mutismo literario y su necesidad de intimidad, que cristaliza en un distanciamiento paulatino de la vida pública y social. Reflexiones sobre su obra, su orbe sentimental, su familia o la religión, nos muestran la idiosincrasia ignota de esta grandísima autora. Por su parte, Ramón J. Sender desmitifica la vida del exilio y nos desvela, sin tapujos y con agudeza, sus sentimientos hacia su país Desde Franco hasta el estalinismo pasando por sus protagonistas literarios, como Alberti o Camilo José Cela.
Carmen Laforet Y Díaz was a Spanish author who wrote in the period after the Spanish Civil War. An important European writer, her works contributed to the school of Existentialist Literature and her first novel Nada continued the Spanish Tremendismo literary style begun by Camilo José Cela with his novel, La familia de Pascual Duarte.
Leer a Carmen Laforet, ya sea en forma de novela, diario o correspondencia, siempre es un placer; sólo por eso la mitad de este libro (sus cartas) iba encaminado a ser de mi agrado. Cuál ha sido mi sorpresa cuando no sólo me han maravillado las cartas de Carmen, sino también las de Ramón J. Sender y su amistad y correspondencia como conjunto. Son dos personas interesantísimas, muy diferentes pero igual de atractivas, aquí dan cuenta de sus actividades, sus pensamientos, reflexiones, preocupaciones. Hablan de la España de la dictadura (Ramón sin tapujos), del exilio en Estados Unidos, de religión, comentan salseos varios de personalidades de la época (Alberti, Paco Rabal, etc). Lo he terminado fascinada, no puedo pedir más. Bueno sí, me sobran un par de comentarios de Sender que me han chirriado enormemente: leer en 2019 que "ninguna mujer se va a ofender si intentas besarla", uf, está ya eso un poco pasadito.
Qué bonito ver cómo se va creando y evolucionando una amistad a través de las cartas, cómo va cambiando el tono a lo largo de los años y cómo la carta se acaba compartiendo en un espacio íntimo compartido entre los dos autores.
Me han encantado, sobre todo, leer sus reflexiones más personales (las que se cuentan a un amigo/a, y no las que se publican en ensayos y artículos), aunque es extraña la sensación de estar leyendo algo que no iba dirigido a ti, sino a otra persona... Es cierto que algunos comentarios (de él) no me han acabado de convencer, pero me han entrado ganas de saber más de ambos autores y de leer todas sus novelas.
Un “comfort book” en toda regla. Las dulces palabras de ambos escritores y la admiración mutua que se tienen me llena de motivación.
Ayuda a conocer más en profundidad la vida y los sentimientos de Carmen y Ramón y a mi, personalmente, me inspiraban enormemente sus palabras y me sorprendía ver como, independientemente de la época, algunas cosas nunca cambian.
Es curioso ver desde una perspectiva tan íntima y tan cercana como dos hitos de la literatura española se abren con un amigo cercano y nos dan lugar a entender sus frustraciones, ilusiones y proyectos.
La coleccíon no me parece completa a mi (son cosas mencionados por uno que no aparecen en las cartes del otro, y las cartas de los sesentas son mucho mas interesanters que los primeros. Sin embargo, las personalidades de los escritores valen la pena de leerlo.
Cándido, enternecedor. A través de su relación epistolar, Sender y Laforet nos dejan apreciar su calidad humana, a la par o superior a la calidad de ambos como escritores.
Qué placer haber leído de esta relación epistolar entre dos grandes de la literatura. Lo empecé por Laforet y he terminado adorando a Sender. Siento que somos un poquito amigos.
Por ser la nota discordante, el principal (¿único?) interés de esta correspondencia entre Sender y Laforet está en las líneas de Ramón J. Sender, con todas sus incoherencias y meteduras de pata que se quiera porque el aragonés fue un escritor a corazón abierto. Sin embargo en las misivas de Laforet -no muy numerosas por cierto- apenas uno se encuentra chicha, todo dedicado a sus hijos, su familia y ese miedo irredento a seguir escribiendo que le acompañó casi siempre. Un escritor exiliado que quiso siempre regresar a su patria y no le dejaron, y una escritora en España que siempre vivió exiliada de sí misma.