Luto, desejo, amor entre o aguardado romance de estreia da premiada poeta Sara Torres é um mapa das rachaduras que nos tornam humanos; um convite para acariciar sem medo as cicatrizes que nos formam.
A protagonista desta história, que compartilha com a autora nome e vida, enfrenta há anos o duro diagnóstico de câncer de sua mãe. E, no exato instante em que a mãe morre em uma cidade do norte da Espanha, ela faz amor com uma mulher em um hotel em Barcelona, o que a impede de se despedir. Pouco depois, sua amante desaparece de forma brusca e definitiva. E o que existe, depois desse abalo de estruturas, é a vida com a sua parceira em um pequeno apartamento à beira-mar; a parceira que tenta acolher a angústia de um corpo que chora por uma mãe ao mesmo tempo que chora de desejo por outra mulher.
Temos aqui uma voz narrativa sincera, crítica, mas também muito terna, que conta a perda a partir dos afetos e apegos, e não a partir do discurso de ressignificação e superação. É preciso, sim, entender o amor, processar o luto, mas - mérito da construção honesta e sofisticada de Sara Torres - não temos aqui um manual de como refazer a vida após uma grande perda.
Neste romance, encontramos uma narrativa poética que oferece um pulso entre o que é possível dizer e o que desejamos dizer mas ainda não sabemos como articular. Acompanhamos a protagonista em sua investigação a respeito das facetas do abandono e da vontade de tentar entender uma mãe que marcou a vida e os modos de sua filha com sua avassaladora forma de amar.
Leo las reviews y pienso, ¿habré yo leído la misma novela que toda esa gente que anda fascinada por esta concatenación de frases incoherentes a las que no he conseguido encontrar ni el sentido ni la supuesta belleza o brillantez que todo el mundo ha sabido apreciar menos al parecer, yo? He sentido cosas, eso no lo voy a negar...la que más, una pereza que fue en aumento según avanzaba la lectura y veía que detrás de todas esas parrafadas inconexas se escondía un intento ( otro más y van ya...) de confundir el dotar una historia de profundidad sentimental con lanzar al lector, en una suerte de constante reto intelectual adivinatorio en el que quien consigue conectar con el sentimiento escondido tras el trabalenguas gana, un desfile frases etéreas y muy ¿poéticas? que a la autora le parecería que quedaban muy bonitas juntas pero que no transmiten nada en su conjunto más que una sensación de vacío en el que si te descuidas se puede oír hasta el eco de tu propio bostezo. Ejemplo: "Soy una flor curvada hacia la lengua de un sol presente en su quemadura algunos mediodías, siempre demasiado lejano para poder arder. ¿Quiero arder de una vez por todas? Una flor jorobada y retorcida, alargando todas sus células en su petición" Y así todo el rato. Pues eso, que esto es lo que hay...desde luego, avisadas estábamos.
Me ha acompañado este agosto que he estado triste con su plácida melancolía. ¡Se me han saltado las lágrimas tantas veces! Y al acabarlo, como tras un baño en el Cantábrico, me siento renovado.
Yo sabía que me iba a costar entenderme con este libro desde el principio, no por el formato ni la calidad, sino por mi discordancia con la manera de ver las cosas de la autora.
El libro se divide en dos temas: la perdida de una madre y las dificultades de la protagonista para amar a su manera. Las partes sobre la madre son preciosas y las he disfrutado, pero todo el tema de las amantes... En una entrevista con Sara Torres dice que su autor masculino surge especialmente cuando escribe sobre sexo, y es que... Así es. También es que a mí, a nivel personal, me aburre el sexo como foco constante y retratado como algo por encima de lo divino TODO EL RATO. Que lo puede ser, pero hubiese agradecido conocer a sus parejas más allá de eso.
En cualquier caso el libro esta muy bien escrito y no cabe duda de que la autora tiene talento para escribir. En general, ha sido una lectura disfrutable.
Este es el libro de las amantes. Tanto de las que tienen un sitio en casa, como de las que no lo tienen, como de las madres propias. Porque las madres y las hijas son amantes también. Amantes que no se eligen, o se eligen pero ya es tarde.
«Lo que hay» está colmado de imágenes duras y bellísimas. El deseo de Sara lo impregna todo y su intimidad con la palabra me ha llevado –de hecho no me ha dejado elección– a encontrar similitudes entre su dolor y amor y los míos.
“Como la muerte, la pérdida del amor está también fuera de mi control”.
Se podría decir que el libro versa sobre dos cuestiones: la pérdida de su madre y las dificultades a las que se enfrenta la protagonista por su forma de amar. Tengo que reconocer que las partes en las que habla de su madre y de la relación que tuvo con ella me han parecido preciosas, pero todo lo demás se me ha hecho bola. Y estoy segura de que tiene más que ver con que tenemos formas diametralmente opuestas de ver las relaciones y el amor. Este libro no era para mí desde el principio.
Como apunte más concreto, me gustaría destacar lo mucho que me ha decepcionado venir buscando un libro que hablara sobre el duelo y encontrarme que era una mínima parte del mismo. Se hace repetitivo leer cómo la autora no para de repetir lo que echa de menos a una mujer con la que ha tenido una aventura que ya terminó, y cómo por ello no para de hacer daño a su pareja. Por no hablar de cómo cuenta con excesivo detalle, al menos bajo mi punto de vista, los encuentros sexuales con ella. En estos pasajes he tenido la sensación de estar leyendo a un hombre por cómo lo relataba.
Una escritura sencilla y hermosa, acuática, diría, con algunos destellos de brillantez, que trasluce una particular sensibilidad poética y vital con la que me he sentido inevitablemente identificada. Sara hace del dolor y del deseo algo bello, no procura encontrar respuestas sino formular las preguntas y aprender a convivir con ellas, con su reformulación, su replanteamiento constante, de la manera más pacífica posible.
Esto escribí ayer también: Leer determinados libros es lo más parecido a un ser-acompañado o un acompañar cómplice. Con su libro, Sara Torres me dice: no te sé, pero estoy, estás, esto ha pasado mi cuerpo y te lo ofrezco. Todo dolor es solo e indecible, y una empatía plena con el Otro parece poco probable pero se comprende que la experiencia de soledad, de espera, de somatización, de tiempo dilatado y cíclico, de sentirse disfuncional o incapaz con respecto al afuera, a lo que sigue sucediendo, y la relación extraña con el lenguaje sí puede llegar a ser común. Muchos yos solos que conviven con su dolor, con otros yos solos, y que en ellos o con ellos se reconocen.
No ha sido lo que esperaba. Me ha costado mucho terminarlo y ha habido partes en las que me he aburrido muchísimo.
Esperaba duelo por la muerte de una madre, y lo hay, pero en una dosis muy pequeñA en proporción al duelo de Ella, una mujer con quien tuvo una relación que terminó y a la que sigue aferrada, anclada ahí. Ese exceso de relato sentimentalista y desesperado me ha llegado a hastiar.
Para mí no es solo novela sino también ensayo, porque tiene mucho de reflexivo y de frasecitas de esas de anotar. Y en realidad no me ha gustado, pero creo que supone un trabajazo escribir esto y no me he atrevido a darle menos puntuación.
va muy d sentimental y sentida pero no me dice nada. cuando m enteré de q iba sobre su propia vida me quedé flipando con q alguien pueda ser tan insoportable. su movida con el poliamor no es culpa de una sociedad q no entiende, es fruto de su enorme ego q necesita estar en el centro d absolutamente todo. romper con la cultura de la monogamia es imposible con la perspectiva de esta señora. si estás pensando en pillartelo piénsatelo dos veces y píllate a Crepúsculo que dice las mismas gilipolleces sobre el amor pero por lo menos tiene vampiros.
En Lo que hay existeix un intent de teoria, ens queda clar —sobre el tacte, sobre el dol, sobre el desig, sobre les relacions, els cossos i la malaltia—. D’entrada són temes sobre els quals m’agrada llegir, i hi ha reflexions vertaderament poderoses sobre les relacions maternofilials, l’egoïsme i la fi de l’amor. Em resulta sorprenent, precisament per això, que no he conectat gens amb la novel·la. Tret d’un parell de moments residuals, la vessant narrativa del llibre m’ha semblat simplement insuficient, a més de morbosa i pornogràfica. La vessant assagística, una presa de pèl, ras i curt. Crec que el que m’ha expulsat més és que veig Lo que hay emmarcat en la tendència, molt vigent ara, de parlar sobre l’amor i el desig en termes acadèmics. Per una part, és cert que Torres té un peu posat a l’acadèmia (ja ens ho deixa clar i reclar a la novel·la). Per altra part, d’una poeta com ho és Torres, em sorprén aquesta tria —que no podem teoritzar sense passar pel llenguatge acadèmic? Que la metàfora no és una ferramenta suficient?—. Supose que és aquest l’aspecte que més m’ha decebut de la novel·la. Com un revival de Fragments d’un discurs amorós sense ser, evidentment, Barthes, sembla que Torres, en Lo que hay, intenta, més que teoritzar, estetitzar amb / des de un llenguatge científic. El resultat és una història greu decorada d’aforismes vàpids i paraulotes redundants. Com a lectora, he sentit que s’em dictaven les conclusions a extreure de la narració, o, fins i tot, que a l’altre costat de les paraules, algú es pensava més emminent que jo.
Sus frases vuelan y te dejas llevar por su velocidad, pero me paraba en seco muchas veces y decía no, espera, vuelve, no ha podido escribir eso. Volvía, releía y ahí estaba entre las demás, cruda, lisa y brillante como si no fuera una frase para cogerla y empapelar un mural con ella. Esto me ha pasado en la primera mitad de la novela, con una de cada tres frases. Me faltaba pausa, no he entendido cómo se pueden servir tantas certezas juntas sin espacio ni tiempo entre ellas. Es vibrante expresando cómo se desean y duelen las cosas. De cara al final el tono se pone triste y tú te pones triste también. Al final me he quedado con medio libro subrayado, marcado de notas y el móvil con avisos que me avisen con lo que sea que escriba Sara para salir corriendo a leerlo.
Menudo hype para un coñazo de libro. Sara alterna dos sucesos en la narración que ocurren a la vez, la autora está follando con una nueva amante mientras su madre se muere de un cáncer.
Las partes del duelo, de la despedida, del transitar la enfermedad, son bellísimas. En cambio, es redundante, circular y sin sentido la gran mayoría del libro, donde la autora reflexiona sobre su peculiar forma de amar, sobre la amante que ha perdido, y el daño que le hace a su pareja. Hay cosas que me han desagradado a tal nivel de querer sólo terminarlo ya, toda la pseudopoesía lanzada sin orden ni concierto, el idealizar el sexo como único vínculo de relación, y que ni siquiera nombre a sus amantes, utilizando nombres rimbombantes como Ella, o D.
nico me dejó este libro, que es un libro que igual nunca hubiese comprado porque todavía no me atrevo a leer los libros de chicas indies en castellano que todas las chicas guays y sáficas leen.
pero gracias a que nico me dejó este libro, he sentido algo que se ha acercado mucho a una sensación que pocas autoras (de hecho, solo pienso en ali smith) me han dejado: la sensación de representar el amor de la forma en que yo la entiendo. y es cierto que se acerca a ali smith pero no es el mismo grado de plenitud y totalidad, porque hay temas en Lo que hay que me remueven aunque ya no me representan [salir del armario de la monogamia acaba por resultar más incómodo que salir de la heterosexualidad obligatoria]. pero sara torres lleva el amor por bandera y como lengua, y todos los extractos sobre su madre hablándole con retintín sobre sus ligues me recordaban que la perspectiva externa puede ser una pero tengo que seguir fiel a mi verdad y a mis sentimientos (aunque desde fuera se perciban planos, volátiles, insulsos, yo no lo creo. creo en el amor).
[Ambos tenemos como único repertorio base el romanticismo, lo llevamos a todas par- tes en el habla, en la elección de los espacios y las formas de tratar. No diferenciamos, el amor es uno, sea para quien sea, y siempre pide dar, estar presente, estar eufóricos, mirar atrás en las despedidas.]
me he conocido a mí misma enormemente a través de sara torres y he conocido a una persona desconocida aún. leer anotaciones de alguien de quien apenas sabes nada en un libro tan conmovedor y duro es como leer algo íntimo, siendo de dominio público.
Creía que en literatura actual habíamos aprendido a distinguir entre novela de duelo y puro postureo como excusa para desarrollar escenas sexuales más o menos morbosas, pero parece que no.
Feia temps que no subratllava tant un llibre. El cos en dol necessita narrar-se a ell mateix constantment. Les dones, el desig, l'enfermetat. Una lectura incòmode i increïble.
No sé si es porque esperaba otra cosa o porque ya leí “Ama” de Carnero, pero me he llevado una decepción con este libro. Los temas me parecen inconexos, habla con una melancolía pretenciosa… no sé, qué bajón.
estuvo entretido pero foi 0 trascendental (tamén creo que tiña as expectativas moi altas e pensaba que me ía gustar máis), ten fragmentos moi bonitos e outros interesantes pero no seu conxunto non me gustou nin me aportou nada.
s’ha de llegir s’ha de llegir s’ha de llegir. per saber més de la pena de la culpa del tacte i tot allò que ens fa sentir humanes i alhora poc humanes. Sara es lo que hay, eres poeta eres poeta poeta poeta !
nunca he querido pronunciar en voz alta esa terrible palabra que empieza por c. pensaba que si hacía eso, no nombrarla, crearía como una especie de sortilegio me podría mantener a salvo, volverme invisible y que pasase de largo. pero, como en el poema de Walth Whitman, si no me encuentras por un lado búscame por otro, en algún lugar te estoy esperando. lo que tiene que ser siempre busca la rendija por la que colarse y los amuletos se pliegan fácilmente ante su voracidad. Sara Torres escribe en #loquehay una larga especie de carta a la enfermedad, al amor y a la ausencia. la enfermedad, la de su madre, que durante una década las mantiene a ambas en una especie de tierra de nadie hasta que llega el momento de la partida aunque ninguna esté preparada para ello. El amor, ese ente abstracto que se instala a nuestro lado y que adopta todas las formas posibles, que, como el fuego, se aviva o se calma según nuestro rumbo, que se cuestiona constantemente y que se confunde con facilidad. Y la ausencia, la inevitable y la impuesta, aunque ambas son igual de difíciles de llevar. La ausencia de la madre que se ha ido desvaneciendo como el anuncio de algo inevitable y la de Ella que decide dejar de estar porque sino no podría ser. Y así reúne #saratorres un triangulo perfecto por el que exponer el duelo por la #ausencia de la madre, por el desvanecimiento del #amor por ella y algo parecido a la #amistad que ahora vive con D. Tres #A por donde se deslizan revolucionarias teorías para intentar comprender y poder habitar el mundo que tenemos, momentáneamente, bajo nuestros pies.
Para describir este libro me hacen falta palabras nuevas. Diría, con las que existen, que ha sido para mí zona de confort. A veces, me daba la sensación de que la narradora no era Sara sino yo misma hablándome en pasado, presente y futuro. Me quedo con muchas esquinas de este libro. Gracias por acompañarme.