Refugiada bajo la mesa y rodeada de libros en el comedor familiar, la niña protagonista de esta historia piensa que ha provocado la enfermedad de su padre sin querer. Él le había prometido que la libraría de cualquier dolor, porque conoce la magia de apropiárselos, y ella, que ha sufrido la picadura de una abeja en la nuca, cree que ha cumplido su promesa. Ahora el padre está convaleciente con sus tíos, porque la madre, que trabaja todo el día en el hospital, no puede cuidarlo, y la niña seguirá esperando noticias de él, incluso durante el verano que pasa con sus abuelos, en una Transilvania rural en la que perviven supersticiones y costumbres ancestrales. Tal vez todo se torció cuando la familia tuvo que trasladarse al nuevo bloque de viviendas y abandonar su casa limón. Entre restricciones y delaciones a la infame Securitate, ignoran que se acerca el fin de la dictadura en la Rumanía de los años ochenta. La casa limón cuenta los años de descomposición del régimen de Ceaușescu desde los ojos de una niña que trata de entender lo que ocurre a su alrededor, una novela lírica y emocionante sobre una infancia en Rumanía y la experiencia de la caída del comunismo en el seno de una familia de clase media que hace frente a sucesivas catástrofes íntimas. Una novela extraordinaria y singular en la literatura española, por su escritura precisa y evocadora, cruda y onírica, y por el testimonio de vivencias históricas de la Europa del Este
Quizás la novela más completa que haya leído este año: la historia narra los acontecimientos de una familia rumana bajo la dictadura comunista desde los setentas hasta 1989. Cada momento vital es contrastado por la muerte. Cada hito de la protagonista está acompañado de una pérdida: ya sea de la inocencia, de la salud, de la vida. Extraordinaria cronología en espejo roto. Pero, sobre todo, se trata de una carta de amor a las palabras: sobre todo a aquellas que existen para hacerse carne. Las que se destacan y buscan, atesoran y dan vida a la vida.
Tras conocer a Corina Oproae en la presentación de "La casa limón"he podido conectar más profundamente con una mirada que surge desde la fragmentación de la identidad, donde vida y memoria se entrelazan para formar una historia llena de resonancias.
Los matices van apareciendo a lo largo de las vivencias de la protagonista. Mientras ella va saliendo de su cascarón, con el paso del tiempo va intentando adaptar su experiencia a los desajustes y contradicciones que la rodean. Una niña, una voz que necesita ser escrita para poder vivir fuera de la memoria, creando, a través de la literatura que la envuelve en forma de castillo de libros, un mundo de sueños que le permitirá dejar de ser visible.
La voz de la niña es el epicentro de la obra. Su evolución nos marca los tramos de vida por transitar: su familia, el colegio, el pueblo, las prohibiciones, las derrotas de su mundo. Mientras tanto, la poesía de su narrativa nos permite transitar las páginas del libro con sutileza.
¿Quién no ha construido un refugio donde las letras cobran vida y te alejan de todo lo demás? "En mi castillo no existe el tiempo". Recuerdo mi propio castillo, en un gran armario ropero, con mis libros, mi linterna y el olor a madera añeja envolviendo todo.
A través de la percepción, se entrevé la autobiografía que impregna las capas de su historia. Mientras “vomita” su vida, lo difícil se suaviza, y la existencia avanza sin tregua hacia un posible futuro.
Todos tenemos una casa limón, porque todos tenemos memoria y recuerdos que han transformado nuestra vida. La casa limón, la casa rosa, la casa blanca… son pinceladas que evocan un período histórico difícil de olvidar.
"Escribir es leer el mundo”, una frase que, tras una presentación y unos vinos, cobra un sentido aplastante. No hay letras sin lectura. Escribir es dar voz a lo que, de otro modo, quedaría en silencio. Cada línea que escribes se convierte en una ventana en un intento de encontrarnos en los márgenes de nuestras propias historias.
En mi opinión este libro no cumple con lo que promete. La vida de una niña mientras cae la Unión Soviética. No hay referencia histórica alguna salvo algún comentario puntual por parte del padre y unas cuantas frases al final. Es la vida de una niña con unos saltos temporales que son un despropósito y que desordenan de forma excesiva e innecesaria la narración. Una niña que cae enferma a menudo, con un padre mentalmente enfermo, una madre que enferma… honestamente no entiendo la parte de este libro que le hace merecedor de ningún reconocimiento.
La autora cuenta la historia de una niña en los tiempos de la dictadura comunista en Rumanía, detallando hechos de la vida cotidiana y las costumbres rumanas sin meterse en asuntos políticos y sin aburrirnos con muchos datos históricos. Al fin y al cabo el libro, desde mi punto de vista, nos recuerda la creatividad sin límites que tenemos en la infancia y nos enseña cómo la autora la usa como herramienta para paliar el sufrimiento que le causan los acontecimientos trágicos de su vida. En resumen, considero que es un libro que refleja bastante bien cómo era la vida de los rumanos durante el comunismo pero en ocasiones los saltos que la autora da, sin seguir un orden cronológico, me dificultaba seguir el hilo de la historia y saber en qué momento de su infancia se encontraba.
Podría ser asomarse a la cabecita de una niña en cualquier parte del mundo con la diferencia de que es asomarse a la cabecita de una niña durante el régimen de Ceaușescu. Me encanta leer libros al volver de viajes porque siento que los estiro un pelín más, aprendo e interiorizo quizás un poco más su historia. En este caso aunque el libro no esté lleno de referencias históricas creo que da la visión que tiene que dar. Y la sensación, sobre todo esto. Es asomarse durante unas páginas a una caja de cerillas, a la infancia de una niña que intenta comprender una realidad un poco más complicada de entender. Una niña que solo quiere estar en su casa limón.
“Las muertes que tocan nuestra vida la cambian y nos preparan para nuestra propia muerte, dice mamá, como si hablara consigo misma. Y estar preparado significa no hacer planes sobre la muerte, sino sobre la vida” ~ La casa limón de Corina Oproae.
Contada en primera persona por una niña de doce años, la historia de La casa limón se centra en Rumanía, en los últimos años de la dictadura de Nicolae Ceasescu (finales de la década de 1980) y es gracias a las pinceladas que da nuestra protagonista desde su visión infantil que nos adentramos en el régimen comunista y dictatorial. Ella nos habla de una casa color limón que tuvieron que abandonar para ir a vivir a un edificio donde los pisos eran todos iguales como cajas de cerillas, del colegio donde había que rendir pleitesía al “Gran Dirigente” o de las opiniones que había que callar.
Nuestra protagonista huye de esta realidad refugiándose en su castillo de libros que ha construido debajo de la mesa. Su vida cambia con la enfermedad de su padre que la destina a vivir, largas temporadas, en pueblo con sus abuelos. Desde allí añora a su familia y sueña con que pronto vendrán a rescatarla. Mientras, se suceden las pérdidas, una a una, y ella crece descubriendo el sexo, el amor, la muerte y la enfermedad.
Realmente no sé qué deciros sobre este libro. Hay partes que me han encantado, que me han sumergido en ese pueblo y en esa infancia entre fruta recién cogida y la libertad que te conceden los abuelos; pero hay otras en las que no he logrado conectar con la voz de la protagonista porque no encontraba a esa niña de doce años que se supone narra la historia. En conjunto diría que aprobado.
Eso sí, es un libro sobre pérdidas: de personas, de infancia, de felicidad, de sueños; pero es que al final, la vida va de aprender a desprenderse de todo.
“Hija mía, hay risas que encierran más infelicidad que las lágrimas que puede verter una persona en toda su vida”.
Érase una casa limón. Y un Castillo hecho de libros. Y el pensamiento mágico de la infancia en la Rumanía de finales de los 80. En esta novela el tiempo es un puzzle y solo hay que avanzar para encajar las piezas o para entender su fragilidad.
El proceso de lectura ha sido regulero porque me propuse leérmelo en físico en verano y me lei un 45% un día de playa, el 50% otro día de playa meses después y el 5% restante me lo acabo de leer esta tarde
EN FIN A LO IMPORTANTE
4,5⭐️ El libro habla de la infancia de la autora en la Rumania comunista. El tono es desde una voz infantil pero no por ello inconsciente. Mezcla tbn mucha parte onírica. A mi personalmente es que me encantan los libros en los q la infancia se abre en canal y el tono y todo me suelen encantar, y ya añadiendo q le tengo cariño a Rumania pues ha sido un plus.
La lectura es rarilla y durilla emocionalmente pero os invito a q os intereseis en ella que a mi me ha gustado un besoo<3
3,5 No me ha convencido esta novela: ni sus personajes, ni su estilo, ni la propia trama. Me ha parecido que faltaba profundidad, aunque reconozco que es una historia conmovedora.
La novela nos relata los años de descomposición del régimen de Ceaușescu a través de los ojos de una niña que crece en el seno de una familia de clase media en Rumanía y que trata de entender lo que ocurre a su alrededor.
La niña pasa sus días bajo la mesa del comedor donde ha creado un castillo con paredes de libros. Allí intenta comprender lo que los adultos dicen, pero no explican.
Entre la ternura y la inocencia, nos aproximamos a un mundo de temores, falta de libertades y muerte.
“La casa limón” de Corina Opronae es la novela ganadora del XX Premio Tusquets Editores de Novela.
La casa limón me ha parecido una novela muy emotiva. A través de los ojos de una niña, muestra con sencillez y dureza cómo se vivía en los últimos años del comunismo en Rumanía. Lo que más me gustó es la mezcla entre inocencia y miedo, cómo lo cotidiano se vuelve extraño y doloroso. Aunque en algunos pasajes el ritmo se ralentiza, en conjunto es una lectura íntima y conmovedora que deja huella.
a 'la casa limón', corina oproae respon a la pregunta de la seva filla '¿de dónde cayó el comunismo?' narrant la infància d'una nena solitària, curiosa i carregada de pors perquè ha arreplegat a mitges informació sobre qüestions que la superen, a les quals s'enfronta amb superstició i imaginació. és fort com la nena del retrat de la coberta desprèn la mateixa energia darrere la qual s'amaga la protagonista: aquest punt d'insolència, fins i tot de malícia, de nena a qui li han dit mil vegades que és molt madura per la seva edat. la història s'explica de manera fragmentada, com records que tornen de sobte i que s'han d'anar unint per reconstruir la cronologia. ambientada en la romania comunista, la protagonista del relat uneix els comentaris dels adults amb la imaginació d'una nena que viu entre llibres per narrar el canvi social que va viure el país, la normalització del règim autoritari, les morts que se succeeixen una rere l'altra i la malaltia del seu pare, de la qual creu ser-ne la causa.
un llibre que celebra la imaginació infantil, sovint creant escenes surrealistes fins i tot per relatar les escenes més dures. la protagonista m'ha recordat al prototip de nena enfadada amb el món, com la narradora de 'el ball' d'irène némirovsky o la sofia de 'mirall trencat' de mercè rodoreda. m'ha agradat moltíssim i no em cansaré de recomanar-lo!
Lo primero que me atrajo de 'La casa limón' fue que tratase la experiencia de la caída del comunismo y el régimen totalitario de Ceausescu pero, sobre todo, que se contase desde la visión de una niña. Y es que creo que ese es el gran acierto y la gran dificultad de esta novela: la elección de narrar la historia desde una voz infantil. La lectura resulta por momentos dura y dolorosa al ir siendo testigos de cómo la inocencia de la niña es puesta a prueba por las realidades de su entorno: una familia desestructurada, una dictadura que condiciona cualquier aspecto de la vida y una exposición brutal a la violencia sexual. Así, la niña decide refugiarse en el comedor familiar bajo una mesa rodeada de libros con los que construye su particular castillo, un espacio seguro en el que las letras cobran vida y en el que, como ella misma asegura, no existe el tiempo. Muy importantes en esta historia la figura del padre y la madre. La niña se culpa a sí misma de la enfermedad de su padre al creer que la ha provocado, puesto que él le había prometido que la libraría de cualquier dolor porque conoce la magia de apropiárselos. Ella, después de sufrir la picadura de una abeja, considera que ha cumplido su promesa y ha enfermado y se ha tenido que ir a casa de sus tíos para ser atendido. De este modo, el padre aparece como una figura ausente, como un vacío y un dolor que la protagonista lleva consigo como una sombra constante al ver en él un fantasma que sigue vivo, aunque de una particular y triste manera. Por el contrario, la madre es todo presencia, una mujer resignada y cansada por tener que cargar con todo el peso del día a día en un entorno hostil y la perfecta representación de un mundo cargado de silencios y prohibiciones. También me ha resultado muy interesante la idea de la muerte, continuamente presente en la vida de la niña, presentada no solo como el final de la vida, sino como una enseñanza sobre cómo vivir. En la vida de la protagonista siempre aparece la sombra de una pérdida: ya sea de la inocencia, de la salud, o directamente de la vida. Por último me ha gustado la idea de que todo comienza a torcerse para esta familia de clase media cuando se ven obligados por una decisión del régimen totalitario a abandonar su "casa limón" y tener que trasladarse a un bloque de viviendas gris y anodino que bautizan como la "caja de cerillas".
Una voz infantil cuenta cómo su familia se fragmenta desde que su casa limón es demolida por órdenes del gobierno rumano, forzándoles a vivir en un edificio desangelado en otra ciudad. La familia va fragmentándose paulatinamente, así que cuando se rompe en mil pedazos la intensidad del relato se deslinda en vacíos dramáticos y ausencias que ya anticipaban aquellas muertes, incluso la de Ceaușescu. La voz infantil es cándida al evocar el dolor, la ausencia y la violencia desde un castillo creado por sí misma. Ese castillo forjado con libros le permite a aquella niña y mujer evocar cómo era y quién era su papá antes de que enfrentara coerciones de la Securitate rumana. Entre casas demolidas, familias rotas y vidas dolorosamente arraigadas, surge una postura crítica de esos años asfixiantes que la población rumana resistió incluso a pesar de sí mismos.
Todo un descubrimiento este libro que narra, desde la mirada infantil de una niña imaginativa y observadora, los últimos años de la dictadura comunista en Rumanía. La tragedia que se desarrolla a su alrededor queda matizada por una mirada límpida e inocente que transforma la dura realidad en una universo onírico lleno de emoción. Ganador del Premio Tusquets de Novela de 2024.
no va de lo que de primeras parece pero un librazo, cuanto dolor para una vida tan chiquitita y que bien reflejado el pensamiento mágico tan característico de la infancia <3
Una novela singular que me mantuvo enganchada de principio a fin. Me pareció especialmente interesante la voz de la protagonista, que se alía con el pensamiento mágico como una forma de sobrellevar muchas de las circunstancias que atraviesa, para volver a su casa limón. Sin embargo, sentí que el abordaje del contexto de la Rumania comunista fue algo insuficiente, especialmente en cuanto a cómo este influye en las vicisitudes de la protagonista. También me resultó extraña la manera en que lo personal y lo contextual se entrelazan buscando causalidades en lo segundo. Dejanso respuestas muy inconclusas en torno a temas importantes, como la figura del padre. Aun así, ¡aprobado con buena nota!
"Hasta ahora, cada vez que he estado enferma, papá me ha dicho que hará magia y así padecerá él la enfermedad para librarme a mí del dolor" La protagonista es una niña con una familia aparentemente funcional, durante un periodo de dictadura en Rumanía. Su pensamiento mágico está presente aún, lo cual produce ciertas explicaciones sobre sus vivencias. Como creer que cada vez que su enferma, su padre absorbe ese malestar y la cura. Esto genera un profundo malestar cuando cree que su padre ha enfermado para salvarla de la picadura de una abeja.
"Le pregunto por qué han derribado nuestra casa amarillo limón tan bonita y me dice que es porque todos somos iguales, pero algunos son más iguales que otros" El padre, en realidad, parece haber desencadenado una psicosis (con aparente predisposición en su familia) ante el contexto político de dictadura. Si bien la protagonista no comprende la situación política como tal, observa y narra distintos episodios y temores, lo cual permite entender lo que está sucediendo. Es interesante apreciar la dictadura desde su mirada (y voz).
"Su muerte son los ojos ensangrentados de Eva. Durante mucho tiempo vivo con el convencimiento de que he sido yo quien la ha provocado, aunque después del nacimiento y durante sus escasos meses de vida, no hago otra cosa que estar al lado de su cuna, mirándolo embelesada" Otros episodios y muertes son atribuidas a ella misma por su pensamiento mágico. La creencia de que su intención se traduce en la realidad, la lleva a asumir mucha culpa inmerecidamente. Siendo una niña con una amplia imaginación, que además lee mucho, pero comparte poco, la familia negligentemente la coloca en una posición de vulnerabilidad.
"Es otra niña la que cede bajo su fuerza, la que soporte el dolor en aquel sitio muy adentro que no sé nombrar, pero que late como un segundo corazón negro, minúsculo, en su pecho" Ella sufre distintos agravios y violencia por familiares y personas del entorno, de los cuales no logra hablar y que van sumándose más y más. La confusión entre sus emociones y sensaciones refuerza la culpa que ya experimenta, contribuyendo a que busque apoyo. Pero es que además la familia tiene atención en otros tantos aspectos (por el contexto, eso sí) que no se generan oportunidades reales para que ella pueda contar lo que está viviendo.
"Este papá falso y ahora muerto que alguien puso un día en el lugar del verdadero me da mucha pena e incluso me da miedo. Hago un esfuerzo por seguir pensando en él, tendido en un ataúd en casa de los tíos, pero solamente acude el verdadero" En el transcurso de la obra, la protagonista va afrontando diversas pérdidas, que no siempre elabora. Pero también se va observando un cambio gradual, que ya hacia el final se traduce en una posición más esperanzadora.
Exacto, a Gabriel García Márquez, solo que aquí cambiamos Macondo por una localización más tangible, radicada en la Península Balcánica: la Rumanía de Ceaușescu.
«La casa limón», novela de la transilvana Corina Oproae galardonada con el XX Premio Tusquets Editores de Novela correspondiente al pasado año 2024, nos abisma en las asperezas de un comunismo articulado con reminiscencias al universo mágico y las obsesiones temáticas que caracterizan la obra del maestro de las letras colombiano, y todo ello a través de la mirada infantil de una niña en cuya realidad, basculante entre lo onírico y lo palpable, la muerte ocupa el lugar de una odiosa presencia familiar, y los lazos de sangre hierven en las llamas de sus ominosos secretos.
Con la desquiciada lógica de los sueños infiltrada en la cotidianeidad de una forma dosificada y sin estridencias, a fuer de humedad persistente, es este un relato huérfano de linealidad temporal que se sucede a la manera de un vaivén de imágenes y recuerdos superpuestos unos a otros como las capas de cal sobre los muros de una casa vieja.
Una casa que de hecho es la gran protagonista, y no solo por lucir su nombre en el título —ese amarillo limón que puede ser tan agrio y a la vez tan solar—, sino porque en ella se encarna lo que fue y lo que está a punto de dejar de ser. Una destrucción de lo material que arrastra consigo a la memoria de un hogar que con sus olores, grietas y su genealogía rota, se convierte en el campo de batalla entre la historia íntima y la oficial.
Y del mismo modo que en «Cien años de soledad», lo extraordinario no se anuncia: simplemente sucede; con naturalidad, entre frases sueltas, pensamientos mínimos y gestos breves, en algo que a mi parecer se trata, más que de una voluntad de imitación, de una cercanía estructural y conceptual a la hora de impregnar un texto que se te queda rondando, igual que un olor familiar del que no quieres desprenderte, y que al respecto del cual uno ya no sabe si lo ha vivido, o lo ha soñado.
"Me restriego la cara, el cuerpo, las piernas y la entrepierna, que mamá llama pajarillo, pero no consigo lavar lo que se me ha manchado por dentro". Los testimonios de las consecuencias de las dictaduras o de las guerras de las mujeres y niñas son los menos visibilizados en el cine y la literatura. Pero, casualmente, mis últimas lecturas me han permitido asomarme al horror a través de los ojos de una niña. Ambientada en los años de la dictadura de Ceaușescu en Rumania, La casa limón; de Corina Oproae, nos cuenta las atrocidades cometidas por el dictador y las repercusiones que tuvieron para la población civil. Narrado desde la inocencia de los ojos de una niña que pasa su vida rodeada del hambre y la enfermedad, el miedo, el silencio y la muerte. El único refugio de esta niña son sus libros, con los que construye un fuerte para evadirse de la realidad. La dureza de haber sido desahuciada de su Casa Limón. Mientras el dirigente de su país se construía su Palacio, en el barrio dónde habían sido demolidas todas esas casas, las vecinas y vecinos de ese barrio de Bucarest se ven obligados a vivir en un bloque de pisos tan pequeños como cajas de cerillas. El realismo mágico y la realidad más cruda y punzante se entrelazan en esta novela para narrar lo inenarrable. Aquello que durante muchos años ha permanecido a la sombra. Lo que no se ve. ¿Qué ocurre con las mujeres en los conflictos bélicos? ¿Qué función cumplen en las dictaduras? ¿Cuánta violencia silenciada llevan a sus espaldas? Este es un libro que me ha permitido acercarme a un conflicto más desconocido para mí y tener una breve perspectiva de los años de la disgregación de la dictadura. Una novela onírica, llena de lirismo y con una realidad desgarradora.
La casa limón es narrada por la joven Rumana que vive junto a su padre y su madre en una casa color amarillo limón en los años de la dictadura de Nicolae Ceaușescu en Rumania.
La demolición de su casa limón, supone un punto de inflexión para la joven. Su familia es obligada a abandonar su hogar y residir en lo que ella llama “caja de cerillas”, unos bloques de viviendas grises y tristes donde alojan a todos aquellos que han sido expulsados de sus hogares. En paralelo su padre comienza a padecer de una enfermedad que lo mantiene aislado del mundo real, nunca vuelve a ser el mismo, hasta el punto de olvidarse de su propia familia.
Tanto estos sucesos como las muchas muertes que rodean a la joven, la alejan de esa infancia que le toca vivir y que sin embargo no le es concedida. Ella ya no es una niña, y aun con 10 años su forma de mirar al mundo ha cambiado para siempre.
Una historia profunda y realmente emotiva que nos adentra en las carnes de esta niña que en tiempos de dictadura y de desgracias se ve rodeada de dolor, desgracia y muerte.
“Las muertes que tocan nuestra vida la cambian y nos preparan para nuestra propia muerte, dice mamá, como si hablara consigo misma. Y estar preparado significa no hacer planes sobre la muerte, sino sobre la vida. La muerte hace lo que quiere. Es un animal salvaje, indomable, mientras que la vida es un fiel animal de compañía.”
Cuenta la historia de una niña: su núcleo familiar, los problemas de sus padres, los suyos propios como niña y su desarrollo con respecto van pasando los años.
Hay que mencionar que todo gira alrededor de una Rumanía comunista y es bastante duro como ver que "algunas personas son más iguales que otras" le comentaba el padre a la niña en cuestión.
Está muy bien narrado y es fácil adentrarse en la historia por la perspectiva que se ofrece, desde el punto de alguien que ve todo por primera vez.
Pero qué pasa, que el final, para mí, dejó mucho que desear. Sentí que la voz de la niña dejó de ser un personaje y escuchaba solo la voz de la autora, sentí desconexión con la historia. Además, un libro que se iba construyendo, por así decirlo, a fuego lento y que acabara de esa manera... No sé, me decepcionó dejar de escuchar a los personajes. Me explico, obviamente los personajes nacen a través de la autora, pero dejó de resonar como personajes. A no ser que ese fuera el objetivo de la autora, sentir que no quedaba nadie y era un tú a tú (lector con autora).
En fin, seguiré dándole al coco.
This entire review has been hidden because of spoilers.
📖 La novela narra, desde la mirada inocente de una niña, la historia del comunismo en Rumanía. La familia de la protagonista se enfrenta a la pérdida de sus seres queridos y de sus posesiones, mientras intentan preservar su humanidad y sus costumbres.
👍La perspectiva infantil aporta un contraste entre la dureza de los eventos y la incapacidad de la niña para comprender lo que sucede. El lenguaje es muy poético y evocador. Se trata de un testimonio íntimo de una familia en un momento importante de la historia de Rumanía, humanizando la tragedia vivida por muchas familias.
😔 La trama, en comparación con el trasfondo histórico puede parecer sencilla. A veces hay pasajes demasiado oníricos que, no se integran muy bien en la historia.
📝 “Las muertes que tocan nuestra vida la cambian y nos preparan para nuestra propia muerte, dice mamá, como si hablara consigo misma. Y estar preparado significa no hacer planes sobre la muerte, sino sobre la vida.”
Un llibre que inicialment m'ha costat i el deixava.
Poc a poc vas entrant en la ment d'aquesta nena i veus el creixement, com veu el món exterior, la família, les pèrdues, la imaginació per continuar vivint, el patiment i recordes històries dels avis situades aquí, com van viure les dictadures, les pors, la fam, els informadors i la mort. Així que et fa pensar.
Em va costar del llibre el desenvolupament de l'historia, com parlar de temes anteriors i posteriors barrejant situacions viscudes.
No puc dir que sigui per mi un gran llibre, però sí una lectura interessant de fer i aprendre situacions viscudes per altres persones.
Un altre llibre que els joves haurien de llegir per saber que ha anat succeint en aquest món en que ells no volen participar i creuen que no els pot passar.
La protagonista construye, literalmente, un “castillo de libros” bajo la mesa del comedor, su único refugio cuando su padre enferma y el mundo gris y opresivo de su entorno se cierra sobre ella .
El cambio de “la casa limón” —esa casa luminosa— por el gris bloque comunista simboliza ese paso de luz a sombras: la familia abandona una residencia acogedora por un piso estrecho donde “nos escucharemos los unos a los otros cuando tiremos de la cadena”, según la misma imagen de Oproae .
La tensión no es solo política, sino profundamente íntima: una niña obsesionada por la muerte tras la enfermedad de su padre, envuelta en supersticiones y susurros, observando a una madre agotada, siempre al borde de un llanto silencioso . Es una historia de pérdidas pequeñas y grandes, de miedo a ser delatada, y del poder liberador de los libros.