Hace unas décadas sentir dolor era una muestra de debilidad. Las “culturas del soportar” inundaron nuestra forma de pensar, sentir y dejarnos ayudar. En las familias el dolor también fue silenciado y formó parte de una colección desagradable de secretos. No dejamos que el dolor pudiera expresarse y creímos que solamente debíamos apagarlo, esconderlo y negarlo. Maya Alonzo nos propone observar otra cara del dolor. Una cara que nos muestre el potencial del dolor, tanto para el crecimiento como para la transformación personal. Ella es poseedora de una espiritualidad que piensa, que nace de una experiencia individualmente irrefutable, diaria, continua e inquieta; por lo tanto, la cara del dolor que nos comparte tiene mucho que ver con su fe. Maya también es una logoterapeuta que entiende el dolor del ser humano porque lo ha estudiado. Por lo tanto, ella no improvisa ni nos comparte fórmulas mágicas ni paliativas, sino profundas reflexiones que surgen de su caudal intelectual y de sus tiempos de acompañamiento terapeútico en la clínica. Pero Maya además es hija y madre, y con su forma tan dinámica de comunicarse nos mostrará de qué manera el dolor se presenta en las diferentes etapas y roles de nuestra existencia.
Si estas pasando por un duelo, o tienes duelos acumulados y deseas ver la otra cara del duelo, la que no todos ven o deseas acompañar a alguien en duelo es un buen libro.
Creo que con este libro pude entender mi duelo, en donde estaba parada ahora y a reconciliar muchos sentimientos que en su momento pudieron haberme sentido culpable, pero es parte del duelo.
Me encanta leer a autoras guatemaltecas. También sobre temas que son poco hablados como lo es el dolor. Una historia de aprendizaje a través del dolor. Resiliencia y autoconocimiento.
Creo que esta lectura te acompaña en un duelo y te da un acompañamiento con preguntas poderosas, siempre es bueno preguntarnos ciertas cosas en diferentes procesos pero debemos saber que preguntarnos y en este libro encontramos razones de porque una lectura puede abrazarnos y acompañarnos en el camino del dolor porque el dolor es parte de la vida y como lo vivamos es parte del proceso, trae unos ejercicios que me ayudaron a ir avanzando en el proceso que estoy llevando, y poder tomarme ese tiempo para hacerlo a conciencia te hace poder conocer algo en ti que cambiará cualquier momento que puedas transitar. La otra cara del dolor nos invita a ver el resto de lo que vivimos y a disfrutar esos momentos únicos que podrían pasar una sola vez aún viviendo el dolor podemos vivir lo demás.
Maya conecta con las historias que todos traemos bajo el brazo. A través de su testimonio, nos acompaña en un viaje de instrospección y atención a eso que a veces tratamos de huirle: el dolor. Una excelente lectura, tanto en tiempos "altos" como en tiempos "bajos", para recordarnos que el dolor nace de la humanidad que tenemos por dentro.
Es un llamado a la reflexión de ser amable con uno mismo, de verse como vemos al prójimo ante una situación de dolor qué está pasando, es ver tu pasado no como lo malo que pasó si no analizar desde hoy, desde ti experiencia, desde la madurez, ver más allá del dolor que hubo en ese momento.
Este libro es una joya, no maquilla el sufrimiento, lo expone, y te hace dar cuenta, que no necesitar tener todo el tiempo una coraza, todos pasaremos por dolor, lo importante es ¿cual sera nuestra actitud, ante el?
La lectura nos invita en ser intencionales como círculo de apoyo, estar presentes para quienes nos necesitan. Además, saber resignificar el dolor, nos ayuda a transitar los dolores que son inevitables. El duelo nos recuerda que tenemos una vida esperándonos para que la vivamos al máximo. El dolor es transformación que nos lleva a los cambios.
Definitivamente este libro aporta mucha ayuda y apoyo, hay diferentes formas de ver el dolor, y sus otras caras y lo mejor es que puedes sacarle el mejor potencial a los procesos de dolor que estemos atravesando.