Solo tendrían que fingir su noviazgo durante las fiestas navideñas, pero todo acabó volviéndose muy real.
Creyendo que su abuelo lo desheredará, Patrick Bexley le engaña asegurándole que se ha prometido a una dama, prácticamente perfecta. El problema es que ahora su abuelo quiere conocerla y ella debe pasar las festividades navideñas con su familia. Desesperado, debe encontrar a una mujer que solo existe en su imaginación. Hasta que aparece ella.
Samantha Jones no puede creer su mala suerte, primero sufre un accidente en el carruaje donde viajaba, perdiendo la memoria, para después encontrarse a un lord que le ofrece engañar a toda su familia al hacerse pasar por su prometida. Demasiadas complicaciones para una simple sirvienta que no recuerda nada de su pasado.
{4,5 ⭐️} Ha sido una historia muy amena, ligera, muy fácil de leer, con una trama que sola se va resolviendo. Una lectura rápida para estas tardes navideñas, para disfrutarla con rompope. La historia nos trae el clásico escenario del heredero que tiene que sí o sí llevar esposa o lo más cercano a una, al patriarca de la familia. Y que por vueltas de la vida, o del malo de la historia, Patrick, el prota, se encuentra en su camino con un accidente que le lleva con sigo de una manera muy accidentada a la joven que él ha estado contándole a su abuelo por cartas. Era casi idéntica a la chica de sus fantasías.
En medio de las celebraciones navideñas y un cumpleaños, se desarrolla una trama de pérdidas temporales de memoria, venganzas, celos, herencias… nuestros protas, Patrick y la ahora ficticia Samantha, tendrán que unirse más que una pareja falsa sino como un equipo para sobrevivir esas semanas en casa del abuelo. Patrick, con su batalla moral en no engañar más a su querido abuelo, y Samantha el intentar no caer en la desesperación por el no saber quién es ella realmente. Y ambos, en no poder evitar enamorarse del otro a pesar que eso no era parte del trato. Y a pesar que entre ellos hay un enamoramiento muy rápido, evitan tocar el tema porque saben lo suyo es una mera fachada momentánea, algo solo para contentar al abuelo.
La historia tiene varios errores gramaticales pero que no afectan catastróficamente la lectura. De cierta parte en adelante, se deduce muy rápido quién es el malo y hasta los motivos, pero bueno, no es una novela policiaca.
Eso sí, menciones honoríficas al abuelo y Theodora, le dieron un plus muy ameno a la historia.