“Um título que brilha com luz própria entre os poucos estudos internacionais sobre a escrita no século XXI. Não apenas por suas reflexões afiadas sobre espaços emblemáticos e onipresentes, como a oficina literária ou o Twitter, mas também por sua capacidade de tecer uma teia de aranha entre autores que são menos distantes do que poderiam parecer à primeira vista.” Jorge Carrión Entre o plágio e a criação, a expropriação e a reescrita de textos existentes, a escrita do século XXI deixou de ser o espaço da introspecção autoral para se converter numa experiência comunitária contemporânea. Uma provocativa reflexão a favor da literatura como atividade solidária a partir de uma experimentação que não exclui os meios da atualidade, como oficinas, slams e a internet.
Cristina Rivera Garza is the author of numerous works of fiction and non-fiction. Originally written in Spanish, these works have been translated into English, French, Italian, Portuguese, Korean, and more. Born in Mexico in 1964, she has lived in the United States since 1989. She is Distinguished Professor in Hispanic Studies and Director of Creative Writing at the University of Houston and was awarded the MacArthur “Genius” Grant in 2020.
Uy, qué libro. Me desafían los tomos gruesos, siempre está la duda de si seré capaz o no de terminarlos. Éste me desafió además por el cariz analítico, hace tiempo que no leía artículos de corte más académico. Sin embargo, es muy grata la pluma de Rivera Garza, muy afable. Me quedo con la idea de que la escritura (el ejercicio mecánico) puede ser solitario, mas la literatura como campo es un ejercicio colectivo. Como dijo Víctor Jara: el canto es una cadena sin principio ni final y en cada eslabón se encuentra el canto de los demás. Estas palabras que uso ahora ya fueron acuñadas por alguien más. Develar la cita metatextual es la desapropiación. También me quedo con la paz de no perseguir absolutos. Aguante los libros inclasificables, las tensiones no resueltas, los libros que incomodan y cuestionan. Me quedé pensando que un taller de creación literaria debe ser una mezcla de club de lectura y taller de escritura. Y que un libro es un borrador no acabado que bien puede honrar una tradición o subvertirla, siempre jugando con el lenguaje. Me guardo la imagen de Juan Rulfo vendiendo neumáticos y comprando boletos de lotería, a ver si alguna vez le llovía la buena fortuna. Increíble el amor de la autora por Twitter, ¿qué pensará ahora que lo compró el millonario éste? De ágora pública no le queda mucho. Me encontré en las reflexiones sobre hablar español en Estados Unidos y en la sospecha del autor genial, que el mercado vuelve autoridad y por tanto agente acumulador de privilegios. El prestigio como acumulación de capital. Brutal. Gracias a Claudia Apablaza que me obsequió este maravilloso ladrillo. Tenía unos motecitos, puchacai, pero qué libro no los tiene.
«Si la escritura, como dijera Ricardo Piglia, hace posible la pregunta sobre el origen de la paradoja (sin paradoja, lo dijo muy al inicio de sus tesis sobre el cuento, no hay cuento), también y por lo mismo hace posible la pregunta sobre las causas de la desgracia, de lo que no embona, de lo que, por ser justamente así, resulta de interés para la investigación literaria. Si la escritura crea el espacio para esa pregunta, entonces y por consecuencia también crea el espacio para la pregunta sobre la justicia. La escritura, pues, hace posible la pregunta sobre la destrucción y, una vez ocurrida, en las mismas ruinas de su paso, la pregunta sobre la devastación. Cuando todo parece normal o inexorable, cuando todo indica que así iba a suceder, la escritura salta y mira alrededor y regresa a la pluma y dice: no. Esa salvaje indomable palabra: NO. Aquí hay una grieta, esto es difícil de explicar, esto apunta a otra cosa y esa a otra más. Las posibilidades son inmensas, inauditas acaso, pero no inimaginables. Esa terquedad de la escritura es la que he querido para mí. Y es la que quiero compartir con ustedes hoy»
En este libro la escritora plantea su concepción de lo que es o debería ser la escritura/literatura. Hace una teorización consistente y desarrolla ejemplos de casos concretos, partiendo de una mirada local del contexto de México al momento de este desarrollo. El contenido de libro, como escritora y crítica literaria, me parece por demás interesante. Sin embargo, resulta complejo de comprender en una única lectura.
Re buen libro. a mí no me gusta su obra de "escritura documental" peeero tiene bases sólidas para explicarla y muchos de sus conceptos relacionados con la "apropiación" me parecieron muy certeros.
Me parece una lectura por demás relevante para comprender estética y politicamente las obras mexicanas que se han escrito y que dialogan con la realidad de la crisis de derechos humanos que actualmente se sufre. En efecto, ¿cómo escribir frente al panorama de muerte y la necropolítica ejercida tanto por el Estado como otros grupos en el país? Para seguir pensando en la desapropiación recomiendo leer este texto con otros que profundamente han influenciado o ejemplifican la obra como la Necropolítica de Mbembe, Antígona González de Uribe, Dolerse y Con/Dolerse, etc.
tomar en cuenta que solo leí un poco, que fue lo que envió el profesor.
Con esto confirmo que mi instinto estaba en lo cierto: Cristina no es una autora para mí. ¿Significa esto que sea mala? obviamente no y acá se nota, tiene múltiples fuentes que demuestran su estudio y conocimiento sobre el tema que va a escribir; se ve que se preocupa por los temas que toca y busca educar sobre ellos también.
"En efecto, la muerte se extiende a menudo en los mismos territorios por donde avanzan, cual legión contemporánea, las conexiones de internet. La sangre y las pantallas, confundidas. Si la escritura se pretende crítica del estado de las cosas, ¿cómo es posible, desde y con la escritura, desarticular la gramática del poder depredador del neoliberalismo exacerbado y sus mortales máquinas de guerra?"
"Se trata de escrituras que exploran el adentro y el afuera del lenguaje, es decir, su acaecer social en comunidad, justo entre los discursos y los decires de los otros en los que nos convertimos todos cuando estamos relacionalmente con otros".
Creo que la idea general de la autora es esa pregunta de la página 198: «¿Qué es lo que está pasando (con el lenguaje)?» No sólo frente al capitalismo y a la necropolítica, sino en la escritura misma (literaria o no) de/en/con/desde esa maquinaria bifrontal. ¿Qué, cómo, por qué, se está escribiendo lo que se está escribiendo ahora? Ideas provocadoras de principio a fin. Postura también que dudo, primero, por el corpus, luego por el lugar de enunciación. Sin embargo, el género del ensayo parece un buen baluarte para la propuesta. Quiero leer más sobre esto.
Un libro excelente que todos los interesados en el panorama literario actual y en leer planteamientos posibles debe leer. En especial si uno tiene una postura anti-capitalista y más centrada en el humanismo.
A través de seis capítulos Cristina Rivera Garza despliega una serie de reflexiones en torno a la escritura: desde la geografía, desde los medios digitales, desde los cuerpos; no sin antes establecer que se trata de un trabajo. Se refiere aquí, a un trabajo compuesto de comunalidad, de compartencia, donde se entiende que el lenguaje que constituye la práctica no es propiamente de nadie, y, sin embargo, su configuración es con el tiempo y huellas. Por ello, invitar a poner atención a las decisiones a lo largo de toda su producción, y refiere a la atención de hacer visible la deuda adquirida con otros por los que, y con los que, se compone, —característico de las estéticas desapropiativas o necroescrituras. No sin olvidar que también seguirá siendo reescrito en la imaginación colectiva. Siguiendo este hilo, analiza ciertas prácticas que han rumiado por nociones compositivas y apropiativas como el copy-paste, yuxtaposición, etc., que, sin embargo, no cuestionaban la autonomía del arte. En así que luego pasa a presentar y discutir otras propuestas que sí subvierten los lugares en su producción. Se trata de ficciones documentales, escrituras planetaras, exofónicas, tuiteras, postautónomas, que dan cuenta de sí, etc., que, sobre todo, tienen por común un cuestionamiento al lugar de la autoría y de las lecturas posibles. Toda esta gama de ejemplos abordados por Cristina son escrituras que superan “lo literario” como lugar sagrado para el lenguaje. Lo que finalmente hace, es permitir discutirlas como formas de producción del siglo XXI sin arrojarlas fuera de las preocupaciones poéticas, narrativas, o creativas de la creación escritural y sus posibilidades en tanto comunalidad. El ensayo es bastante consistente en sus planteamientos y queda claro que para su autora hay, hoy más que nunca, una producción que no responde a estructuras verticales y permite ser un espacio para reconocernos, para relacionarnos.
Desde la visión epistemológica de una historiadora, quien es capaz de transformar los acontecimientos en conocimiento vertido en palabras, mismas que caen como torrente y conforman ensayos literarios, que van tejiendo una diversidad de temas, cuyos contenidos se entrelazan, para mostrar ventanas culturales. Se invita a repensar las citas de diversos autores y textos a través del tiempo, los diálogos efectuados en las múltiples escrituras y formas de interpretar el mundo, reconociendo la coexistencia y acompañamiento de la literatura, porque el arte de escribir no es una práctica solitaria, sino un constante acompañamiento con el lenguaje, que no es propio ni individualizado, sino el eco de voces que tienen mucho que contar y aportar. Presenta un análisis profundo sobre la importancia de practicar la lectura crítica, ya que esta, es un puente que lleva a una escritura más profunda y pensada, no solo como activismo social, sino como una liberación y emancipación del autor, quien al producir e inducir preguntas sobre los sucesos, estos se convierten en detonantes, que al desapropiarse del yo singular, llegan al tú y a los otros como colectivo. Alude a la entrada del mundo digitalizado, a las nuevas formas de cuestionar autorías, al plagio, a los archivos y la rapidez de obsolescencia que trae consigo la tecnología y las nuevas miradas hacia los diversos caminos que ofrece la literatura.
La primera mitad (en especial los primeros tres capítulos) forman un diagnóstico excepcional, y fácilmente son de los más lúcidos y acertados ensayos de crítica literaria contemporánea que he leído. Después, tristemente, se pone a hablar de Twitter, y ese tipo de discusiones tiende a provocar en mí un cringe infinito.... porque son discusiones fugaces, destinadas a la obsolescencia, basadas en las comunidades particulares que le interesan al autor y a sus redes sociales (de nuevo, particulares), ignorantes en muchos sentidos de la amplitud e historia del internet (y es raro porque claramente Rivera Garza es bastante familiar con el conceptualismo y demás corrientes que hacen cuestionar la singularidad de Twitter). Cuando Musk termine de hundir "X" espero que todos podamos pretender que nada de esto jamás ocurrió.
Más allá de labores desapropiativas etc. etc., de una concepción del autor que tiene mucho por evolucionar, aún debe de quedarnos claro: Cristina Rivera Garza es la escritora y pensadora más importante de nuestra generación en la literatura mexicana (con lo que realmente quiero decir que reúne las aptitudes y posiciones para volverse chamana-mediadora que necesitamos en el momento histórico-cultural presente).
Este libro de ensayos de Cristina Rivera Garza supone un aporte a repensar la literatura contemporánea, los primeros capítulos en torno a la necro escritura, resuenan como una forma de aproximarse a la producción de todo un continente desolado por la presencia / ausencia de tantos muertos, las aproximaciones a lo biográfico y testimonial desde un nuevo enfoque supone un aporte al pensamiento sobre para quien o porque escribimos.
La segunda mitad del libro, en donde habla sobre la escritura en Twitter (x) y la literatura de 140 caracteres no supuso mi interés, obviamente era el fenómeno literario del cual había que preocuparse cuando fueron escritos estos ensayos, pero actualmente ese debate ha perdido el valor social y literario con los cambios en la plataforma y el filtro que supone el paso del tiempo para con los autores provenientes de la red social.
Por último, sus textos sobre la escritura y el taller literario resonaron mucho en mis preocupaciones ahora que me encuentro realizando un taller y pensando en como trabajar la escritura colectiva y contemporánea, siendo Repensar los talleres literarios y El verbo tallerear textos de esta antología a los que sin duda volveré en un futuro.
toda la parte inicial donde elabora la propuesta de la desapropiación me ha enfadado mucho, porque no hay análisis materialista, se queda en cantos de sirenas que finalmente van dirigidos a las mismas personas que ya están concienciadas de que la literatura debería ser una tarea colectiva. la gente que sigue en la industria cultural siguiendo los preceptos burgueses y se creen genios creadores nunca van a practicar la desapropiación, así que leo su proclama como una idealización que deja fuera del poder y de la autoría/autoridad a los mismos de siempre... no me parece revolucionario, ni siquiera bien pensado. obviamente es también un ensayo muy interesante, por toda la parte de libros y teorías que va citando. imagino que CRG pensará que atribuir las ideas a la gente que las piensa es una práctica de desapropiación, pensar que vamos a hombros de gigantes. sin embargo, su nombre propio sigue ocupando la portada del libro en un tamaño de letra desmesurado... así que meh.
Para ser teoría literaria, creo que lo leí bastante rápido. De todas formas, me pareció muy interesante y es probable que lo revisite mucho en el futuro, porque Rivera Garza tiene una forma que me parece muy atinada y muy contingente al siglo XXI.