La noche del 2 de marzo de 2012, Daniel Zamudio dormía en un céntrico parque de Santiago cuando otros cuatro jóvenes lo encontraron. El grupo lo sometió durante horas a golpes y torturas que semanas después le costaron la vida. La noticia, caratulada por los medios como el ataque de una banda neonazi contra un gay, remeció a la opinión pública. En las calles de la capital miles de personas despidieron su féretro; las autoridades lograron aprobar en tiempo récord una ley antidiscriminación que se conoce como «ley Zamudio». Solos en la noche reconstruye el salvaje ataque, así como las historias vitales de la víctima y de sus homicidas, antes de su trágico encuentro en el parque.
«La tragedia de Daniel Zamudio cobra en la investigación de Rodrigo Fluxá un sentido que se dispara más allá de la crónica policial. Hay algo hondamente triste, incluso aterrador, no tan solo en el hecho mismo del crimen sino en las biografías de todos los involucrados. Esas vidas, por momentos, parecen ser ya por sí mismas una condena. Fluxá se sumerge en las raíces de una derrota que parece contagiosa, inevitable, y que, como el mismo Daniel Zamudio solía decir, va empujando los hechos como en un efecto dominó en el que nadie sale bien parado. Solos en la noche es la historia de un fracaso demasiado cercano para considerarlo como algo ajeno.» Óscar Contardo
Si bien creo que es un buen retrato de quién fué Daniel Zamudio, en realidad no estoy aquí para hacer una reseña solo quiero dejar un aviso; la sección de fotos tiene imágenes muy gráficas, en especial el de la escena del crimen me parece que roza en el morbo.
Solos en la Noche de Rodrigo Fluxá expone una visión superficial de la pobreza, el mismo romanticismo de sus artículos sobre deportistas en El Mercurio está presente aquí. Despoja de toda ideología el contexto en que la vida y asesinato de Daniel Zamudio se resuelven para meternos a cucharadas cargadas de sensiblería básica la historia de estos seres lejanos y podridos que son los pobres. Los mismos periodistas chilenos han premiado a Fluxá repetidamente por sus historias de personas pobres que cuando les va bien y terminan millonarios se debe al fruto de su esfuerzo y coraje, en este caso estamos frente a esa misma gente pero que no se pudo convertir en Alexis Sánchez, por lo que sus aficiones a la televisión y su arribismo son expuestos como un espectáculo patético. Curiosamente el único personaje con dinero que aparece en el libro, es retratado como un hombre generoso y de buenos sentimientos, que sea un hombre mayor, en el closet, dedicado a seducir jovencitos pobres a quienes atrae con su plata, no es presentado como parte del catálogo de protagonistas decadentes que arma Fluxá. Al final del día este es un libro ágil, que se lee de corrido y que disfraza de crónica magistral una interpretación que a El Mercurio, diario de derecha donde el autor es empleado, le acomoda mucho.
Como siempre Rodrigo Fluxá no decepciona en su relato de los hechos. Lo que me ha gustado de este libro es que presenta a los protagonistas por igual, lo que permite al lector establecer un patrón entre los cinco implicados, un patrón que perfectamente hace pensar que cualquiera de ellos pudo haber estado en el otro lado. "Solos en la noche" desde el comienzo presenta la idea de que el asesinato de Daniel Zamudio no fue cometido por la sexualidad de éste sino por una serie de hechos previos que seguramente aguardaban este final para sus protagonistas independiente a que hubieran estado o no esa noche en el Parque San Borja.
Si bien no soy quien para criticar el trabajo del autor, tengo sentimientos encontrados con este libro, quizás por la falta de matices en cuanto a la descripción de Daniel, creo siempre reconocer a un Daniel mas bien malo que bueno a lo largo del relato, OK, con el asesinato de Daniel, la mayoría de, sino todos, los chilenos empatizamos y quizás idealizamos a este joven, pero de todas maneras, hubiese tenido la forma de actuar que hubiese tenido, aunque en sus últimos días su foco no hubiese sido nada más que la fiesta y el acohol, no existe justificación para la horrible forma en que fue asesinado. Ahora, lo angustiante de este libro, es que presenta las realidades que se viven en Chile, las realidades educativas, delictuales y familiares; en estos momentos existen más Danieles circulando por las calles, jóvenes desesperanzados, existen más jóvenes potenciales asesinos, conscientes de ello o no, existen más jóvenes que renuncian a sus estudios, que pierden su norte en la vida. Ojalá que nuestra sociedad siga evolucionando para ser mejores.
La calve está en el prologo de Contardo. No se trata de que "unos neonazis mataron a una peronsa homlsexual", se trata de un chile muy podrido y de problemáticas estructurales. Y esta gente tiene VIDAS, hay todo una serie de antecedentes previos. Es importante leer este libro.
Me da recelo ponerle 4⭐️ a un libro de este tipo, pero si pienso en el trabajo periodístico de Fluxá se las merece totalmente. Es un relato muy crudo que muestra la realidad de todos los involucrados, yo siempre pensé que Daniel había sido un chico de clase media como cualquier otro pero el nivel de vulnerabilidad que sufrió durante toda su vida me dio mucha pena a eso sumado el final lleno de agonía qué tuvo 😔. Me da pena pensar que tanta gente lo intento ayudar y el nunca quiso recibir ayuda, como casi al final ya estaba tan consumido por el alcohol, las drogas y la sífilis que nadie lo reconocía. Como presentía que se iba a morir joven 😞. Lo único que no me pareció durante el libro fue que se instauraba esta como ideología de si Daniel era bueno o malo por las cosas que hacía, cuando independiente de como uno piense de el y sus actitudes nada justifica la forma en que murió.
En este libro también se relata la vida de los asesinos de Daniel, un resumen de como todo su entorno los llevo a ser las "personas" que fueron y son hasta el día de hoy, jamás dejaran de ser asesinos, aunque cumplan su condena que al final de cuentas fue una burla. El nivel de violencia y odio que ejercieron sobre Daniel me hace imposible verlos como "seres humanos".
Este libro tiene un trabajo periodístico impecable (entrevistas y búsqueda de datos) y es solo por eso que le doy la puntuación que tiene.
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Un libro corto que me leí en un día! Un libro distinto a los que me suelo leer. Se trata de la historia detrás de los medios de comunicación del asesinato de Daniel Zamudio. El autor da a conocer la historia detrás de la noticia contándonos acerca de la historia de vida de los involucrados. Y nos demuestra que al analizar esto, cualquiera de los 5 podría haber sido la víctima.
Me gustó el libro. No lo recomendaría ya que creo que no es del tipo de libro que le podría llegar a gustar a todo el mundo. Es para lectores específicos. Me acomodo mucho cómo está escrito, la verdad es que es súper fácil de leer y rápido ya que tienen menos de 200 páginas. Destacó del relato las historias de vidas de tanto los asesinos como de Daniel. Sus realidades son súper duras y fuertes, realidades que un gran número de jóvenes de Chile vive hoy en día y realidades que todos deberíamos conocer y ser consientes de que existen a nuestro al rededor.
La investigación de Rodrigo Fluxá simplemente me sorprendió. Un caso que ya tiene muchos años, pero que cambio algo en la sociedad chilena. El conocer la historia de vida tanto de la víctima como del victimario te lleva a entender que el sistema de Chile fue lo que más falló. Recomendaría totalmente este libro en especifico para conocer más acerca del caso y entender que esto va más allá de un crimen de odio por la orientación de Daniel.
Segundo libro que leo de Fluxá y no deja de sorprenderme el nivel de relato que va construyendo a medida que pasan las páginas. Se encarga de hacer una visión general de una (horrible) situación pero no te lleva a ningún lado en particular. No pretende darte un discurso entre líneas, no pretende nada más que ilustrar la vida no solo de la víctima, sino que de los victimarios también. Te hace ver que al final todos los involucrados tenían una vida miserable, que Daniel si bien fue la víctima… hace muchísimos años que no tenía precisamente una buena vida. ¿Y es por eso que se merece lo que le pasó? No. ¿Y acaso podemos empatizar con los asesinos por el nivel de vida que tenían desde su niñez hasta el momento de los hechos? Tampoco. Solo conocemos la historia completa. Y eso para mi le da todo el mérito al trabajo de Rodrigo.
Ta' interesante saber el trasfondo de cada uno de los personajes de esta historia. Cuatico como el apego en la infancia es tan crucial, cada personaje le falto un apoyo emocional de un adulto responsable, son puros cabros que fueron abandonados a su suerte. Igual no fui muy fan de la narrativa de Fluxá, como que no á, no me gustó muxo pero la historia en general ta potente.
Abandono, alcoholismo, asesinato, drogadicción, depresión, discriminación, estupro, estupidez, violencia intrafamiliar...todo lo que uno sabe que existe, pero evitamos ver. Ultra recomendable.
El crimen de Daniel Zamudio es condenable sin lugar a dudas. Daniel fue asesinado por estar en el lugar equivocado en el momento erróneo. No fue un crimen de odio, lo mataron por estar ahí.
Todo lo que se construye a partir de su caso tiene poco o nada que ver con su historia y con su crimen.
Su historia y la de sus asesinos es la historia de muchos postergados en chile y en muchos países. Lo más triste es que de la lectura no se desprende que la historia de ellos pudiera terminar mucho mejor.
Es una buena crónica tal como tienden a ser los escritos de Fluxá. Es interesante como se desprende que tanto en la vida misma de Daniel Zamudio como en la vida de los asesinos que acabaron con él, el abandono social es un factor determinante. No me gustó que incluyera galería de fotos. Totalmente inecesario y roza lo morboso.
Excelente narración de los hechos, grafico pero desde el punto periodístico muy acertivo. Logra crear una narración cronología de los hechos y que logra que comprendamos el perfil psicológico de todos los personajes. Que rabia el sistema
Solos en la noche es un libro que te aprieta el corazón. Es un relato de varias vidas, que empujadas por el destino, por la pobreza y el alcohol, coinciden fatalmente una noche en el Parque San Borja. Un crimen tan horrendo que es difícil de describir, toma vida en las manos diestras de Rodrigo Fluxá, quien supo urdir un relato que te abre la puerta a una dimensión de la humanidad que acecha en los contornos de lo comprensible. El viejo adagio francés, “tout comprendre, c'est tout pardonner” (comprender es perdonar), no tiene lugar en esta obra. Desde la periferia de Santiago hasta su pulmón verde al costado de la Iglesia San Francisco, confluyen distintas historias y al final una vida cegada para siempre de la peor manera imaginable. En el entorno de Daniel Zamudio, se había instalado la idea de que algo más grave le podía pasar en cualquier momento; un presentimiento parecido a una condena o a un barranco sobre el cual Daniel ya se había asomado, y al cual fue arrojado sin compasión por sus verdugos, en la oscuridad de la noche.
Interesante leer periodísticamente un hecho tan terrible que nos impactó como sociedad, sin embargo, encontré innecesaria la galería de fotos. Si bien se entiende que se quiere ahondar en los asesinos siento se construye un relato patético de todos, romantizando así a quienes no lograron ser famosos. Al final del día todos fueron víctimas de padres ausentes o familias disfuncionales. También me llama la atención que se romantice a la pareja de Daniel (hombre de un sector acomodado con una importante diferencia de edad y no se haga hincapié en aquello, como si se retrata y comenta la vida de los otros, los criminales. Pienso que es un libro que se lee rápido, pero que es sólo una historia que romantiza ciertos aspectos de precarización social.
Fluxá realiza un trabajo impecable para relatar un crudo final que muchos conocemos, pero pocos conocen la cruda y verdadera historia de los involucrados. Luego de leerlo, necesitará mucha contención.
La noche del 2 de marzo de 2012, Daniel Zamudio dormía en un céntrico parque de Santiago cuando otros cuatro jóvenes lo encontraron. El grupo lo sometió durante horas a golpes y torturas que semanas después le costaron la vida. La noticia, caratulada por los medios como el ataque de una banda neonazi contra un gay, remeció a la opinión pública. En las calles de la capital miles de personas despidieron su féretro; las autoridades lograron aprobar en tiempo récord una ley antidiscriminación que se conoce como «ley Zamudio». Solos en la noche reconstruye el salvaje ataque, así como las historias vitales de la víctima y de sus homicidas, antes de su trágico encuentro en el parque.
Aproveché un día libre y lo leí completo. Ha pasado un tiempo y pude aclarar mis impresiones al respecto. Desde el primer párrafo en el capítulo 1, el autor establece las bases del estilo narrativo que utilizará por el resto del libro, demostrando su capacidad descriptiva. A veces, abusa de esta para embellecer el mensaje que entrega, lo que resulta en un texto que no es tan sencillo como podría ser. No me refiero a que romantice la muerte de Zamudio, sino más bien a la forma en que relata la historia y de la que hace uso en la obra. Debido a la cruda realidad en la que estuvieron inmersas las vidas de Daniel y sus asesinos, algunas partes del relato son brutales. La descripción del crimen es despiadada hasta el punto de provocar arcadas y un rechazo a la lectura por la cantidad de imágenes vívidas que se generan en la mente. Asimismo, cuando narra la historia, el recorrido de vida desde sus abuelos y la relación con sus padres, las experiencias que tuvieron, los sueños que no se cumplieron. Al fin y al cabo, lo que hicieron y les hicieron previo a aquel 3 de marzo de 2012 se siente como si estas cinco personas hubieran sido lanzadas a un pozo maldito cuyo fin había sido trazado mucho antes de lo ocurrido en el Parque San Borja. Esto en base a la investigación realizada por Fluxá, donde recoge pasajes que encuentra en Facebook, escritos dejados en papel o en sus computadores, información de sus teléfonos personales y más detalles que logran capturar la esencia de los protagonistas de esta historia y acercarnos directamente a sus pensamientos más profundos. Pero para lograr un hilo conductor rescata declaraciones que se dan al OS-9 de Carabineros, el expediente judicial del caso, informe pericial, entrevistas a los asesinos, familia, amigos o testigos de algún hecho en específico, el perfil psicológico, audios que en su conjunto logran construir la vida de Daniel y sus asesinos. Así entonces Rodrigo elabora un texto que gracias a las fuentes y reporteo ahonda en datos concretos, pero también en los más personales. En el caso de los perpetradores aborda situaciones tan íntimas que independiente de lo ocurrido, se torna imposible no generar empatía por la violencia en que crecieron, los abusos que vivieron dentro de un sistema que les falló y que finalmente los llevó a cometer un asesinato. El aspecto que menos disfruté de la novela fue su estructura. Fluxá decidió hacerlo de la siguiente forma: relato del crimen, historia de Zamudio, historia del asesino 1, historia de Zamudio, historia del asesino 2 (y así sucesivamente). También contó la perspectiva de Juan Ignacio para evidenciar el cambio de actitud que tuvo Daniel mientras vivía con su pareja. Esta decisión estructural manchó mi experiencia con la lectura porque es un estilo que vinculo a la ficción que, combinado con la cantidad astronómica de descripciones, parecía que estuviera leyendo un producto de la imaginación de Rodrigo, no una historia real. Al igual que ciertos sucesos irrelevantes para la tesis que plantea el escritor respecto del crimen. Un ejemplo es cuando Juan Ignacio invita a unos amigos a su casa y las botellas de vodka están llenas de agua, dándose a entender que Daniel se tomó todo y lo sustituyó por agua. Para Fluxá, a Zamudio no lo asesinaron por su condición sexual, sino por la social, por la vida llena de carencias que tuvieron los cinco involucrados. Lo que no quiere decir que su homosexualidad no fuera uno de los motivos, simplemente que no era el más prominente como los medios lo hicieron creer. Como tampoco el eslogan de un asesinato neonazi, pues como menciona Rodrigo, si bien Raúl López formó parte de tres grupos neonazis, no planeaban atacar a una institución o persona, era más bien una cuestión identitaria. Los demás asesinos no formaron parte de ningún grupo así y aunque hayan tenido roces con personas homosexuales, no necesariamente fueron provocados por su sexualidad. El caso de Daniel permite ver que relegar un crimen a etiquetas no es suficiente para explicar por completo el motivo de este. Es necesario conocer todo lo que se pueda de una historia, ya que cada parte de ella hará que comprender los motivos que llevan a una persona a ejercer tal nivel de violencia se puedan prevenir. Concuerdo con la tesis de Rodrigo, este asesinato se debió en gran medida al contexto social del que provenían los implicados y al poco interés y ayuda que recibieron en su desarrollo. En ningún caso esto justifica el asesinato, pero si acalla la duda sobre su causa. El libro demuestra la importancia de un sistema que cuide y se interese por sus ciudadanos antes de que las atrocidades hayan sido cometidas. Por otro lado, a pesar de que la ley antidiscriminación busca mejorar la inclusión social, pareciera que este proceso está coartado por la cantidad de requerimientos exigidos para su invocación. Así, termina menguando el poder que tiene y su capacidad transformadora. Daniel, cuyo apellido está en una ley, y quien fue brutalmente asesinado por personas que no distaban tanto de quién era él mismo, encarna la vulnerabilidad social. Calificación: 📝📝📝 , 5 / 5
Excelente seguimiento del caso desde principio a fin. El autor describe de manera excepcional, objetiva y sin censura, los hechos ocurridos antes, durante y después del crimen.
Lamentablemente, tanto víctima como victimarios, sufrieron una vida de perros que los llevó a estar todos juntos en el momento y lugar equivocados, con mentes perturbadas desde el momento en que nacieron. Era inevitable que se cruzaran sus vidas caóticas y terminaran así.
También es importante dejar de romantizar a la víctima como un Jesucristo que dio su vida por nosotros, por la Ley que se hizo en su nombre, por su figura representativa de los derechos de los homosexuales, porque no es justo comparar a todos los gays con lo miserable que era Daniel, y cómo hacía sentir miserable al resto con su estilo de vida.
Hay que decir que no merecía morir de esta manera brutal, jamás de los jamases, pero de que sus decisiones lo llevarían a la muerte, eventualmente, estaba claro. O por suicidio, o accidental o por enfermedad, su destino iba a ser el mismo sin importar el medio.
Respecto a los criminales, también era inevitable que sucumbieran a sus instintos más salvajes, tomando en cuenta de que todo esto partió en la cuna, con familias terriblemente disfuncionales, llenas de violencia y abusos que claramente mermaron la vida de aquellos niños unidos por la misma violencia, carencia y despojo, en la adultez.
Esperemos que Chile acabe de raíz con el sistema que retrasa el avance en materia social, porque todo esto que explotó con Daniel Zamudio en 2012, nació hace más de 20 años atrás, con una serie de eventos que marcaron el final de esta historia, tal como el efecto dominó.
"Son tantas las similitudes entre las vidas de la víctima y de sus victimarios que entenderlos como parte de un todo es una primera lección, difícil de tragar conociendo los detalles del crimen. ¿Por qué murió Daniel Zamudio? No por ser gay (...) Un joven heterosexual de una población periférica De Santiago tiene mucho más en común con él que cualquier homo sexual con una mínima red de apoyo"
"Jamás le interesó ni un poco el movimiento homosexual, por ejemplo. Se enojaría mucho de verse como el rostro de algo así"
Un libro muy crudo que te deja con sensaciones muy contradictorias. Por una parte, el gesto de retratar al ser humano que hubo detrás del mártir puede interpretarse como una forma de honrarle. Del mismo modo, puede encomiarse el esfuerzo por darle contexto a la conducta de los asesinos más allá de los moldes preestablecidos que, más que ayudarnos a entender, son atajos mentales que tomamos para evitar pensar en la naturaleza desconcertante del mal radical. Tampoco es la tesis del autor —que a Zamudio no lo mataron por gay, sino porque tanto él como sus asesinos vivían vidas precarias— la que me incomoda, pues es en cierto modo demostrada a lo largo del libro a través de la evidencia exhaustivamente recolectada. Podría incluso decirse que Fluxá realiza una trabajo valiente. Sin embargo, no dejo de preguntarme si acaso esta valentía esta condicionada por el hecho de que se ejerce a costa de la intimidad de personas sin medios para protegerla. No sé si se habría podido publicar un libro así si no fuese porque los involucrados son personas pobres.
De todos modos es un lectura muy recomendada que hace pensar, y mucho. Además está impecablemente escrito.
Doloroso de leer Cuesta creer cual dimensión logra ser un estereotipo y cual es la realidad. Fluxá retrata en prolijo detalle la vida de Zamudio y sus asesinos. Da la impresión que los justifica, y en parte si lo hace, pero al mismo tiempo, muestra como una vez que abandonamos a los otros, conduce hacia el devenir mortal que nadie quisiera tener. Al final se cumplió el sueño de Zamudio, si, fue famoso, y fue famoso por el fin, un fin que deseaba en sus historias fantasiosas, del estrellato, fama y dinero. Nunca fue lo que el Movilh nos vendió. ¿Fue una lucha entre homosexuales y nazis?, ¿bien o mal?, ¿culpa de las raíces o las condicionantes del sistema?, ¿se puede salir del cauce y negarse a tu, al parecer, predestinado porvenir?, ¿qué tanto hemos fallado los seres humanos en dejar de abrazar para que sucedan fracturas como esta? Cuando vea el típico chico o chica feliz, gozante de la vida, en una de las discos del bella, preguntese si está llevando una vida mas mierda que la tuya. Puede ser un Zamudio.
PD: Leyendo los comentarios, le encuentro razón a una compañera lectora. Da la impresión que la justificación de pobreza y "falla" del sistema (que es lo que se esgrime más como la razón para matar a Daniel, más que lo neonazi) siempre va en contraposición de este personaje rico llamado "Juan Ignacio" Es más, se lo presentaba como una victima de la "seducción" de Daniel (como si fuera una suerte de "Teresa" Gay. Por esto es que igual este libro juega entre los excesivos arquetipos y la irrespirable realidad.
no encuentro a fluxá un escritor excelente y siento que me han presionado para encontrarlo de esa forma, entretiene y no escribe mal, pero para mi criterio no es suficiente meter de vez en cuando frases repetidas que buscan tener un significado profundo para que el escrito sea considerado "bueno".
no me dió sueño leyendo y lo leí de corrido pero no sé exactamente qué tanto se lo puedo atribuir al escritor y qué tanto se lo puedo atribuir al morbo.
entiendo que no se trata del crímen en sí, sino de un ejemplo de que chile y su sistema está podrido y demás, pero es (desde mi punto de vista) insensible. No son solo datos duros, está claramente representado el punto de vista del autor y eso es lo que hace que sea insensible, que el autor desestima de una forma u otra todo lo que tuvo que pasar Daniel Zamudio para tratar de mostrar las fallas del país. El simple hecho de que el libro comience bajo la afirmación de que no fue un crimen homofóbico y trate repetidamente de sostener (indirecta o directamente) eso con frases tan flojas como el que los victimarios tenían amigos/familiares gays me impide pensar en fluxá como alguien que no tuvo mayores sesgos al escribir esto y que es (en lo posible) objetivo.
de nuevo, no me aburrió, es fácil de leer y entretiene de alguna forma. Pero es (al menos a simple vista) insensible, morboso y me atrevo a decir que incluso, innecesario.
La radiografía del crimen que marcó a toda una generación y a un país.
Me parece que este libro apunta a entender las razones socioculturales de lo que le sucedió a Zamudio, sin justificar los actos de nadie. Es una foto del contexto chileno, del abandono social y falta de recursos del estado, que sumados crean un caldo de cultivo preciso para que el caso de Zamudio suceda.
Me parece que la nota de los editores tiene un gran “pero”: no fue un error, fue un crimen. Asesinar a alguien a sangre fría jamás será un error. Por otro lado, descartar completamente la tesis de que uno de los grandes motivos del crimen fue la homofobia me parece erróneo, a través del mismo relato que Fluxá construye nos damos cuenta de las tendencias homofóbicas. La frase de “tenían amigos homosexuales y luego fueron a la blondie” me parece incorrecta a la hora de descartar esa importante arista del caso.
El final es crudo, el recuerdo de la Ley Zamudio y su casi nula aplicación es un recordatorio de que en Chile el sistema le falla constantemente a quienes más lo necesitan.
Las fotos me parecen innecesarias y morbosas, sin embargo, creo que es parte del estilo del escritor.
Este libro me deja con una gran interrogante en la mente y el corazón partido a la mitad. Es innegable la capacidad sobresaliente de Fluxá para escribir relatos y formar ideas en tu mente El talento no se lo discuto.
Mi problema radica en lo típico: las formas. Entiendo que las descripciones sobre las agresiones deban ser detalladas para darle sentido al texto (aunque dejo como debate qué tan gráficas deberían ser). Sin embargo, no comprendo la necesidad de incluir fotografías de ciertos objetos que se ocuparon, incluso del mismo Zamudio.
Me recordó un poco al documental de Netflix "Don't F**k With Cats" ya que, por más woke que pueda ponerme reseñando esto, sería mentira si dijera que no me devoré el texto, aunque sea con el ceño fruncido.
La ética en la crónica roja no es un tema nuevo, pero tampoco es un discurso cerrado.
3/5 no por la calidad, sino por un debate interno.
Nota 1: Lamento el discurso "noeslaformista". Nota 2: Sí, llegué tarde.
Daniel Zamudio se convirtió, lo haya querido o no, en un mártir para la causa LGBT+ en Chile. Tanto así que una ley lleva su nombre. Y eso, inevitablemente, lleva a una especie de santificación de su figura. Me gusta cuando las personas homosexuales son retratadas como lo que son: personas. Y en ese sentido Daniel Zamudio estaba lejos de ser perfecto, por lo mismo: porque era una persona nada más, que por destino llegó a ser una víctima. Y eso queda bien retratado. Creo que este libro en parte, no es que dé un contexto a este terrible caso, sino que más bien da una mirada más amplia de las personas involucradas. Son historias que giran en torno a la marginalidad, que es el protaginsta de ese relato, y en ese sentido me quedó con lo que menciona al autor al principio, y es que tanto la víctima como los victimarios tenían más en común de lo que hubiese parecido en un principio. Las fotografías del final, muy gráficas, no sé si eran necesarias.