Carlos es un joven estudiante que apenas ha cumplido veinte años. El sexo, el alcohol, las drogas y la ausencia de escrúpulos son sus compañeros de correrías; el desprecio por los débiles, por el trabajo y por las mujeres, su bandera. Pero llega el día en que las aventuras se suceden una tras otra como en una noche continua, hasta precipitarse en una vertiginosa espiral hacia la destrucción.
José Ángel Mañas nace en Madrid el 22 de octubre de 1971. Es licenciado en Historia Contemporánea por la Universidad Autónoma de Madrid. En 1994 quedó finalista del premio Nadal con su primera obra, Historias del Kronen. La novela tuvo una gran repercusión y abrió las puertas a una nueva generación de escritores. Tras su publicación el escritor vivió durante varios años entre Madrid y Toulouse. Actualmente reside en Madrid.
A veces me da por releer ciertas novelas que marcaron una época concreta de mi vida. Esta fue mi novela del verano de 1995, y tras releerla me pregunto quién ha envejecido peor, la novela o yo. En 1995 me pareció poco menos que fascinante (más que la película, de hecho), y me pasé todo el verano pidiendo "güiscolas" en los chiringuitos, pero ahora la encuentro incluso sosa. Probablemente el problema es que entre medias (quince años después, concretamente) descubrí Menos que Cero, novela de Bret Easton Ellis en la que obviamente está basada (no hace falta ser Sherlock: en Kronen se menciona de manera obsesiva la segunda novela de Ellis, American Psycho) y se me cayó un poco el mito.
También que he leído mucho desde entonces, y que no es lo mismo leer el Guardián entre el Centeno a los 16 que a los 37. A estas alturas uno es ya tan cínico que está de vuelta hasta del nihilismo de los niños de papá de la España preolímpica, aquellos tempranos noventa en los que se popularizó la expresión "ejecutivo agresivo" para referirse a lo que toda la vida se ha denominado gilipollas.
Del Kronen se dijo en su día que era un retrato de cierta juventud, y los padres de los adolescentes y post adolescentes de entonces pensaron que todos los amigos de sus hijos (sus hijos no, claro) eran como el soplapollas de Carlos, protagonista de esta novela, igual que los que ahora somos padres pensaremos cosas terribles de los amigos de nuestros hijos cuando nos toque. Se habló incluso de la "generación Kronen" como absurda alternativa a la ya absolutamente estúpida etiqueta de "generación X". Lo cual viene a probar que la novela fue más un fenómeno social que literario, y lo fue porque en parte una gran parte de la población juvenil (la que iba de botellón y se enciegaba cada viernes y cada sábado) se sentía identificada, y porque aquella España donde el ministro de economía presumía de lo fácil que era hacerse rico no dejaba de ser un lodazal. Del que no sólo no hemos salido, claro, sino que nos hemos sumergido, gozosamente, un par de metros más.
Dejando a un lado que no me gusta nada la manera supuestamente "Quinqui" de escribir esta novela, ese rollo de escribir marcas americanas o nombres de autopistas de forma literal (playeras naik, la autopista emecuarenta...) y todo eso, he de decir que, pese a ser muy fan de las historias de drogadicción y decadencia... Esta no me ha gustado por un simple motivo.
El tio intentó ser Bret Easton Ellis.
Y lo peor es que no se corta en ningun momento en demostrarlo. Referencias a American Psycho a porrillo y a peliculas gore en plan "Jaja que pasada", es deprimente. Entiendo que en los 90, que no había internet y dificilmente ibas a leer American psycho si no te lo recomendaba un amigo o un librero, hubiera gente a quien este libro le encantara, pero no entiendo como tuvo el exito que tuvo ni leer cosas como "Un fiel retrato de los jovenes de entonces".
Pero claro, hace casi treinta años de entonces y uno ya esta curtido de Bret Easton Ellis, asi que leer este intento quinqui de Menos que cero pues es poco menos que insultante.
A destacar: Que te empiece echando un tufillo a "Esto lo he leido antes" desde la primera hoja y acaba apestando tanto que te preguntas como es que la critica de antaño no se dio cuenta del semiplagio.
Leí este libro, recomendado por mi amigo Dani, ya que paseando por la pasada feria del libro encontramos al autor firmando y me dijo de forma breve la trama y me llamó bastante la atención.
Si tuviera que decir algo malo del libro es que para intentar ser tan trasgresor en sus temas, no lo es tanto en sus formas, más allá de usar jerga noventera, pronunciación del inglés explicita, llamadas por teléfono y el capítulo final de la fiesta; es un libro que formalmente es muy sencillo. He leído a otra gente decir que existen novelas que tratan temas similares y lo hacen de maneras más profundas y sutiles y les puedo creer.
Aún así el libro le ha encantado y me lo he leído sin resultarme nada pesado (puede que la sencillez de forma haya ayudado) . Pese a que realmente solo hay 2 o 3 eventos grandes en todo el libro, se lee bastante dinámica y no se hace tan repetitiva como parece.
Para mí en Carlos vemos los peores atributos de alguien que ha perdido cualquier tipo de conexión emocional/espiritual con el mundo que le rodea. No tiene nada que le importe, busca solo estímulos efímeros que nunca llegan a satisfacerle. Las drogas, el sexo y la violencia parecen ser su única motivación, él sale, folla y se ve con muchos personajes pero nunca conecta verdaderamente con nadie, ni siquiera con Roberto al que no considera ni amigo.
Choca con su familia con la que tiene una relación fría. No se tiene que preocupar por el dinero lo que le crea una gran desconexión con su sociedad, puede excederse todo lo que quiera.
Su padre se antepone completamente a él, mientras este parece tener cierta sensibilidad: le gusta la poesía y de refleja en el amor que le tiene a su familia y sus preocupaciones; Carlos tiene como intereses películas snuff y horror de violencia que solo le marcan de manera superficial, al igual que la música que escucha, es solo ruido de fondo para él y excusas para salir a conciertos, de hecho escucha el mismo disco y ve la misma película sin interés de cambiar. Cuando Carlos visita a su abuelo el cuál se emociona pensando en su muerte y sus seres queridos, Carlos es incapaz de empatizar con él y no siente lástima sino repulsión por él, al igual que en el cumpleaños de su padre , cuando este también se emociona pensando en el estado del abuelo.
Carlos queda completamente desmarcado de su familia cuando el abuelo fallece y su padre se refiere él como "mi padre" hablándole a Carlos, dejándolo fuera del ambiente familiar, ya que lo normal hubiera sido decir "tu abuelo" pero su padre sabe bien que él está completamente desconectado de ellos. De hecho mientras el funeral resulta en un momento de emoción para la familia de Carlos (incluyendo a sus hermanos), Carlos se aísla en sus pensamientos esperando que pase todo rápido.
Me parece interesante esta ruptura generacional con el trasfondo cultural que presenta las noticias, ya que marca claramente este carácter de Carlos. Él tiene ventipocos años en el 92 por lo que de alguna manera tiene la misma edad que la "España Democrática" (1975-), una España que está buscando una forma de ser, noticias sobre el gran evento de España de entrada a la UE (Barcelona '92) se repiten sobre una antorcha que debería pasar y llegar a Madrid pero da la sensación que nunca llega, nunca avanza, como Carlos. Todo además mientras en el mismo telediario llegan noticias de bombardeos en Yugoslavia. La superficialidad del evento olímpico, con la violencia real que atañe a un estado miembro de lo que debería ser la sociedad pacífica moderna, parecen resonar a lo largo de la historia de Carlos que en principio desde fuera debería tener todas las herramientas de felicidad y plenitud, pero solo es invadido por caos.
En primera vista parece que el grupo de gente con la que se relaciona no es muy diferente a él. En el fondo muchos de ellos tienen comportamientos similares, aún así en mi opinión presentan una gran diferencia y es que presentan algún tipo de interés hacia los demás o si mismos, algunos valoran a sus parejas, familia, amigos, sociedad o estudios. Carlos no, él reúne la falta de interés de todos ellos, de hecho cada vez que ellos enseñan muestras de ilusión o desilusión Carlos les confronta y se ríe de ellos, dado que el carece de cualquier proyecto personal o social.
Una referencia continua que tienen este grupo es la de Patrick Bateman de American Psycho, de una manera satírica, Carlos también pretende tener amigos e intereses pero como bien dice al final del capítulo de la fiesta "En el fondo os odio a todos" lo único que tiene es falta de empatía a los demás que resulta en su crueldad.
Este capítulo es además muy representativo, en él solo oímos a Carlos, ya que a él le da igual lo que le digan los demás no les tiene en cuenta resultando en descontrol y la muerte de Fierro, el personaje que más se antepone a Carlos. Ya que pese a que los dos parecen venir de familias socialmente similares; Fierro no ha sido consumido por el nihilismo que acompaña a Carlos. Este después de su muerte sigue actuando igual, mientras que los demás en el grupo se ven severamente afectados lo que marca las distancias con Carlos.
Carlos reúne las peores características de todos lo personajes que le rodean, no empatiza con nadie, aflora su misoginia, racismo, clasismo y homofobia en él. Se convierte en un puro hedonista que no tiene en cuenta a los demás siendo un sociópata. Ninguno de los personajes que le rodean son tampoco perfectos pero sin duda Carlos es el peor.
Puede que lo valore alto porque toca personalmente en tener una relación fría con la familia, el descontrol de salir mucho de fiesta sin parar, y el caos de ser engullido en Madrid sin saber que hacer. Pero simplemente me ha gustado mucho.
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Al principio creí que Mañas impostaba para crear una voz que retratara a su generación: superficial, cruel, hedonista... Y claro, me pareció que tenía mucho mérito. Luego leí Mensaka y vi que no. Mañas escribe así porque es así. Es una novela muy representativa de su momento, pero el tiempo no la ha tratado bien.
solo puedo decir: bestialmente exquisito. Contextualizado en la ciudad donde vivo y que más conozco, Madrid; garabatea con rabia una historia cotidiana de cualquier joven que vivió los 90 en la capital. Utiliza un lenguaje que escandaliza y reivindica la violencia como única forma de comunicación. Y es que es tan heavy el contraste entre el movimiento healthy que obsesiona a los jóvenes de ahora en comparación con la filosofía de la autodestrucción y falta de ambición que asolaba en los 90, que da absoluto miedo y te hace pensar en lo que llega a definir el entorno, las costumbres, las modas a generaciones enteras. Y de postre, un final, que si bien, ya se veían matices de locura, acaba revelando al psicopata. Muestra un juego perfecto entre la identificación y el no entendimiento producido en el lector.
Ser un kamikaze, te impide caer en los sentimentalismos, te evita ser un débil
Esta novela de solo 244 páginas fué publicada en 1994 y es la primera de una tetralogía llamada "Tetralogía de Kronen".
Se desarrolla en el verano de 1992 en la ciudad de Madrid, España, y cuenta ciertos acontecimientos de un grupo de amigos que habitualmente se reúnen en un bar llamado "Kronen".
El protagonista de la novela se llama Carlos, quien tiene 21 años y es un niño de estatus social privilegiado que tiene una personalidad peculiar y complicada, es egocéntrico, nada empático, algo sociópata, un poco misógino; se la pasa bebiendo, drográndose y teniendo sexo, siendo estas sus prioridades.
Este best seller se considera que es un reflejo de la Generación X española, se narra de forma peculiar con muchas descripciones del ambiente y normalmente en monologos en primera persona, que reflejan el pensar de Carlos ante las situaciones. El acontecimiento final del libro, aunque sorprende, refleja una consecuencia del estilo de vida de este grupo de amigos.
En mi opinión considero que no está alejando de ciertas realidades, la clase privilegiada con excesos, a la que no le importa "nada" y respecto al protagonista, es una persona tóxica y manipuladora que hará lo que sea y no le importará nada mientras el esté bien y satisfecho con la situación.
Este libro realmente no vale las 240 páginas que tiene. Las primeras páginas presenta a Carlos, hijo de una familia madrileña bastante acomodada, su familia y sus amigos. Carlos pasa todos los días (más bien noches) con alcohol, drogas (hachís, porros, coca, etc.) y sexo, maltratando a toda la gente, a las mujeres, a los viejos, incluso a sus amigos cercanos. Es un egoísta desagradable de último grado. Vale esto repite capítulo tras capítulo sin añadiendo nada a la historia. El lector sigue esperando a que algo terrible ocurra. Pues eso pasa en una noche de fiesta en las últimas páginas y la historia termina con una conversación entre uno de los amigos de Carlos y su psicólogo sobre lo ocurrido esa noche y los días siguiente.
De todos modos, este libro ha sido útil para mí, no para la calidad de su trama sino para mejorar mi vocabulario como estudiante de español.
Releer Historias del Kronen (1994), de J. A. Mañas (1971-), en 2017 no causa la misma sensación que cuando lo leí el año de su publicación. Es una obra de generación, impactante por ser aquellos años y, sobre todo, por mi edad en aquellos años. Es cierto que conserva aún cierto tono de frescura y que su lenguaje resulta interesante, pero en la actualidad ya hemos leído otras obras de la misma trascendencia y se pierde un tanto la sorpresa. Aun así, reconozco el mérito de la ópera prima de este autor.
I enjoyed the evolution of the main character to basically a psychopath you can even emphatize with. If you were in Madrid during the 90s, this book describes precisely how those times were there.
Después de 30 años de su publicación, me leí el libro por pura nostalgia. En su momento la película me gustó mucho, la interpretación de Juan Diego Botto me pareció fantástica… No se si ahora pensaría lo mismo. Lo que sí sé es que el libro me ha parecido pésimo, está muy mal escrito y además el uso de la ortografía fonética ( escribir las palabras como suenan no como se escriben) crean faltas ortográficas intencionadas que no hacen más que confundir al lector y en este caso no enriquecen la obra, sino que desde mi punto de vista la empeora.
Empecé este libro porque hace años vi la película de Montxo Armendáriz y quería comprobar su adaptación. Pese al paso de los años (décadas ya) creo que sigue siendo un buen reflejo de la sociedad española de los 90 desde un punto de vista juvenil.
No pertenezco a esa generación, pero la descripción de las problemáticas sociales del momento me parece muy acertada: desempleo, inflación, crisis económica y, sobre todo, las drogas. Es curioso cómo la novela retrata todo esto desde la perspectiva de jóvenes adinerados desencantados porque no tienen nada por lo que luchar y con demasiadas facilidades como para preocuparse por el futuro.
A mi juicio, lo mejor es el ritmo y la forma de narración de Mañas. Los diálogos son muy originales, con un estilo que puede parecer perezoso pero que le da un cariz popular y práctico, usando siempre el lenguaje y las expresiones de la época. Este aspecto quizás haga que el libro envejezca malamente, pero creo que es necesario abstraerse y contextualizar bien la obra. Sin duda destaco el monólogo final, que me pareció muy original y pongo en valor la adaptación cinematográfica que optó por el recurso de la grabación casera para esa escena, mi juicio sumamente interesante.
Como decía antes, pertenezco a una generación posterior a la del libro, pero creo que consigue transmitir muy bien las inquietudes de sus protagonistas, donde seguro que más de un lector coetáneo se siente reflejado. Además, resulta llamativo cómo siempre, sea la época que sea, la juventud piensa que sus padres actúan en su contra, que su mundo se desmorona sin remedio y que el futuro sólo se atisba entre tinieblas, siendo necesario reaccionar frente a todo y contra todos para buscar su sentido existencial.
Muy recomendable, creo que le daré una oportunidad al resto de las novelas del universo Kronen.
Diálogo y acción. Así transcurre toda la novela, con un ritmo lo suficientemente vertiginoso para no tener que parar en ningún momento a profundizar o pensar demasiado. La superficialidad de sus personajes es un reflejo de sus conversaciones y sus preocupaciones. Una panda de veinteañeros pijos cuyas aspiraciones se reducen a las drogas, el alcohol, el sexo y la violencia. Esa misma superficialidad ejemplarmente representada, gracias a un lenguaje preciso y realista, te engulle con suma facilidad en un ambiente frío y banal, pero con la sensación de que en cualquier momento puede estallar. La rabia juvenil se esconde en la indiferencia de un protagonista incapaz de sentir nada aparte de la adrenalina producida por los placeres más básicos: el sexo, la embriaguez y la violencia. La monotonía de los días en los que el ocio es la única ocupación envuelve a Carlos, narrador en primera persona, en una cápsula de egocentrismo destructivo que arrasa todo lo que toca. Carlos es el resultado del culto a la ultraviolencia en una generación que lo tiene todo, excepto algo contra lo que rebelarse.
Más allá de la frivolidad cruda y sádica que muestra esta novela, vale la pena sumergirse en las miserias de un chaval sin aptitudes sociales ni psicológicas para enfrentarse a la vida adulta. Pues aunque sea un personaje totalmente hermético emocionalmente, hay algunos comportamientos en los que cualquiera que haya pasado por esos años de ausencia de identidad puede sentirse identificado, aunque nunca nadie lo reconocería. Además, también están las múltiples referencias cinematográficas, musicales y culturales, y el retrato periférico del Madrid de los 90.
(3,5) Encontré el libro en una libería de segunda mano y lo compré para saber si, 25 años después, había envejecido bien. En mi opinión, sí lo ha hecho. Está claro que hay una diferencia generacional importante entre aquella adolescencia y la de ahora pero en muchos aspectos vi a los "teenagers" de hoy en día. Añádele unas dosis de Instagram y Tiktok y rebájale unas dosis de la jerga propia de la época, y estaremos en 2020. Otros puntos a favor: se lee deprisa, en ocasiones el ritmo es tan espídico como sus protagonistas y siempre es bueno echar la vista atrás y ver que "cualquier tiempo pasado NO fue mejor". O sí.
En “Historias del Kronen”, el paso de un capítulo al siguiente, la respuesta a cada línea de diálogo que las voces arremeten, resuena la autodestrucción, la decadencia y el hundimiento en un pozo lleno de fango y estiércol en el que los personajes se revuelcan divertidos. El fin de siglo en que fue escrita es una temporalidad de llenura, aunque esos años noventa estaban decididos a romper con todo por la rabia acumulada tras las dictaduras, la fuerza del desconcierto, la incertidumbre y el desespero ante un mundo que hala y hala los bolsillos, pero no las almas, porque sentir resulta muy costoso.
Leído ahora llaman la atención algunos cambios que se han producido en unos años, bueno, en bastantes años, la verdad. Estos cambios son, por ejemplo, que ya no se ven mecheros encendidos en los conciertos, sino móviles; que ya no se va al tablón de la universidad a ver si han salido las notas, sino que se consultan cómodamente desde el móvil (otra vez); que ya no se llama al teléfono fijo de casa, ni tienes que pasar por el filtro de ningún familiar, cuando quieres quedar con un amigo, sino que usas el móvil (de nuevo) y sin filtros y ni llamas (hay otros medios para comunicarse). Pero lo que más me ha llamado la atención al leer esta novela pasado el tiempo es el cambio de sensibilidad porque me ha parecido mucho más bestia que en su momento, no recuerdo tanto impacto como me ha provocado esta vez. Si en algún momento me he planteado esta lectura como juvenil, me cuesta verla así ahora. No sé, será un cambio de sensibilidad.
Un Madrid del 92; con las olimpiadas, ETA y las drogas de entonces. Gracias a este libro he conocido la crueldad de esos años pero también las facilidades, como tener que llamar a un teléfono fijo y preguntar si estaba quién buscas. La vida, en su incomprendida parte, era más sencilla.
Cuando los jóvenes de los 90 empiezan a pelear con la vida adulta. Lejos de la euforia de la transición y la movida madrileña, los niños bien tienen el único propósito de No empezar la vida adulta.
"¿que es eso de Ronda de Valencia?... Está por Atocha... aaah, yo de Cibeles no bajo. Eso es reino del Atleti"
El recurso de escribir como un quinqui de la época supongo que fue lo que le dió la fama que tenía el libro en los 90. A mi eso me ha producido más bien rechazo, el dialogo constante me aburre.
Pues bueno, me leí esto por curiosidad total en cualquier artefacto que hable de lo social de la juventud: la gente dice que no ha envejecido bien pero los americansaicos del ayer son los fans de Andrew Tate / anti snowflakes de hoy. Como novela sobre la masculinidad tóxica si es. Se nota que la escribió alguien muy joven (la total falta de profundidad en los personajes adultos) pero weno pensé que iba a ser peor.
¡Esto es un despropósito! El nivel literario es nulo —salvable, con mucha benevolencia, solamente el epílogo—. Esto no puede ser considerado literatura y lo que más me fascina es que fuera finalista de un prestigioso premio y que se la considere una obra de culto. Simplemente no hay relato, no hay trama, no hay desarrollo ni de los personajes, ni un hilo. Nada. Ni siquiera esa rebeldía que intenta dar a entender cuando dice Emetreinta o Americansaico. Es horrible el lenguaje, es horrible el humor, es horrible tragarte páginas y páginas de diálogo corrido, es horrible que se repitan escenas y conversaciones casi literales en varias partes de la obra... Es, lo que decía, un tojunto muy desagradable de leer, un ejemplo perfecto de quiero y no puedo. Es que ni siquiera me ha servido para realizar un estudio sociólogico del Madrid kinki —que era lo que pretendía—, porque inflarse a droga y llamar cerda a cada elemento femenino que aparece en escena, no es un rasgo cultural de una época. Creo que posiblemente, y esto es algo muy serio, sea la peor obra que haya leído, tanto a nivel trama como a nivel formal. Y creo que todo eso viene de que el autor no ha querido ser él, ha querido imitar algo, aprovechando que todavía ese estilo no era conocido en nuestro país. Y visto lo visto, en su día, le funcionó, pero ahora, se le acumulan listas y listas de reseñas negativas, salvo por algún bohemio que rescata esto como una forma de antisistema. Estoy hasta enfadado y no sé por qué. Quizá sea por el tiempo que perdí buscándola por todas las tiendas de libros de segunda mano. Avariciosamente malo.
Actualización: La peli no mejora este sinsentido. Más allá de la estética que es aceptable, el cambio del desenlace y la desaparición de muchos personajes, afea lo poco bueno que tiene la novela.
It’s been almost a week since I finished this book and I’m still not sure whether I liked it or not. It was an assignment, so I didn’t really have a choice between reading it or not, but I definitely got hooked by it. Don't get me wrong, getting hooked doesn't have anything to do with it being educational or that got that necessity of having to know what came next, no, I think it had more to do with how raw and harsh the writer's words were.
The story revolves around a Spanish boy that lives his life without giving a single thought to consequences or future. He is just there, going from bar to bar, from girl to girl and from drug to drug. He isn’t rich, but he is clearly well accommodated, and very aware of the struggles he isn’t even going to try put himself into. He enjoys his parents money and has no remorse about it. Neither is he a teenager since the story develops in one of his college’s summer breaks he managed to have free of failed subjects, which is made very clear that doesn't happen very often.
Feeling like he is above everything around him, nothing really gets to him, and the writer puts the story in the precise words this character, Carlos, ought to have while feeling this way. He swears, he misspells every English word he comes across, he's obsessed with the idea of death, having no issue with talking about how appealing it seems to him, and doesn't hold back anything in what his sexuality concerns. It’s almost his main priority, if you also include the drugs and alcohol of course.
Nor did I dislike “Historias del Kronen” nor would I read it again. It seemed a basic book that tried to push the boundaries but stayed only on the surface of those actually important subjects. But maybe this was the author's intention, to show us how you can do and break so much without a true meaning behind it or determination of achievement of any sort. It does must be kept in mind that this book was published in 1997, so maybe it was revolutionary then and it just isn’t anymore with how overexposed we all already are with this subjects. Either way, it seemed like a rough reading that you hope will, at least, leave you thinking but you stay there searching for a meaning it doesn't really arrive.
No entiendo nada de este libro... no entiendo por qué es tan famoso ni le gusta a la gente. ¿Pero veis la nota que tiene? Madre mía. Es horrible, pretende presentar a una generación presentando solo como protagonista a un loco que es un asesino, un maltratador y que se merece estar en la cárcel casi desde que aparece en el libro. Claro que habría gente así, pero vaya grupo de degenerados presenta. Que oye, yo he nacido más tarde eso me pilló siendo una cría pero dudo que todo fuese así. La forma de escribir es horrible, que si güisqui, que si la carretera emetreinta... me ha puesto muy nerviosa, no me gusta nada, no le veo el sentido aunque fuese un estilo (reconozco que es una novela antigua y no es lo que se lleva ahora).
Como resumen, no me ha gustado nada de nada de nada de naaaaaada. Horrible. Y se puede ver en lo muchísimo que he tardado en leerlo (quitando que no tengo tiempo, con este he tardado aún más).