Esta editorial tiene una letra bastante grande para ayudar a las personas con problemas de visión. Me ha sorprendido para bien este tema. Con ello obviamente un libro de 196 páginas a letra grande no puede ser muy profundo, es más bien un relato en el que sobre todo te deja claro que la vida está para vivirla y que no puedes quedarte sentando viendo la vida pasar. Que el amor no es rutina y que siempre hay que luchar por conseguir lo que se quiere, sin conformarse con lo cómodo o lo que se espera de ti. Juega con un "triángulo" amoroso, que se resuelve perfectamente, Irene llega a un pueblo nuevo después de un desengaño y no quiere saber nada de hombres, pero nada más llegar tendrá a dos que la harán sentir cosas. El joven médico que es menor que ella y el padre de una paciente que tiene pareja, ambos con "taras" que ella tendrá que valorar: mezclar trabajo y amor o meterse en medio de una relación que quizá no sea tan perfecta como todos creen… Tendrás que leerlo para saber qué decide, y como todas las historias de Anne Aband, no le faltará ese toque de tensión al final.