"Popurrí" es un desastre; una composición de fragmentos donde se despliega una mezcla curiosa de emociones y observaciones del mundo interno y externo. Así como hay que pasar tiempo en la oscuridad para poder encontrar una luz honesta, hay que dejar que el caos y el cambio sean la única constancia en nuestras vidas. En otras palabras, "Popurrí", mediante la constante disputa entre el lado luminoso y el lado sombrío de lo cotidiano, trata de establecer, jugando con el romance y la irreverencia, que no hay que desarmar, armar, ni ordenar nada, puesto que todo ya está en su lugar. El caos triunfa siempre porque está mejor organizado.