Leo no es solo un chamaquito atrapado en los 80. Es el chamaquito con el que todos —aunque nacimos en los 90— nos podemos identificar: ese que juega Atari, escucha música en cassette y tiene que sobrevivir no a monstruos, sino a una época sin internet ni Google Maps.
Bunker 86 es una novela que se siente como meterse a un DeLorean emocional y aterrizar justo en la esquina donde la inocencia y el “no saber nada pero quererlo todo” chocan. Eduardo Rodríguez nos regala un viaje ochentoso con sabor a chicle de fresa, música synth, peinados enormes y muchas, muchas referencias que te sacarán una sonrisa.
Leo no solo tiene que enfrentarse a un mundo que parece no entenderlo —como todo adolescente—, sino que también tiene que aprender algo importante: que hay cosas que no se pueden adelantar, que todo llega a su tiempo, y que la vida no viene con un control remoto para saltarse lo incómodo.
Yo, que nací en los 90, crecí viendo los restos gloriosos de esa década. Y este libro me hizo sentir que viví los 80 de verdad. Fue fácil de leer, súper divertida y con un giro final que te hace cerrar el libro con una sonrisota.
Si viviste los 80, esta novela te va a abrazar el corazón. Y si no, igual vas a querer ponerte unos patines y buscar una rockola.
Tenía tanto potencial para desgarrarte el corazón. llevarte a un Puerto Rico de los 80s. Siento que el autor no supo como atraer otra generación para los 80s, sobre uso las referencias que la mayoría de ellas ni las captaba. Se que se suponía que me diera nostalgia pero entonces pienso que no soy la audiencia adecuada. Siguiente el personaje se sentía como dos diferentes personas, el poeta melódico, y el charro bellaco. Estiraba mucho lo que quería decir y repetía muchas veces su punto. Haciendo que el libro se sienta eterno. También el libro se vende como algo que no es. Es un romance, un romance que no llega a ningún lado. Lo único que me encanto del libro es como se expresaba de su familia. Te hacia imaginar como tu verías a tus padres jóvenes o tus abuelos. Pero no hizo nada con ese tema. Es triste porque tiene potencial.
Me disfruté la lectura pero no sé que pasó. La segunda mitad la encontré confusa. Clase de viaje. No sé si es que está muerto Leo, o durmiendo o qué, y el final no lo entendí. No me esperé que terminara de esa manera.
De todos modos, aunque story-wise terminó sintiendose como dos libros distintos, me gustó la narrativa y como estaba escrito. Estuvo divertido. Es algo diferente. Also, props por las referencias de Iron Maiden. Si va a tener una secuela, espero que se aclare que exactamente es lo que pasó/ está pasando. 4.8/5