Frisco está por cumplir 12 años. Eso significa que tiene la edad para celebrar la ceremonia de ingreso en su religión; ha llevado invitaciones a cada uno de sus amigos y amigas para compartir ese día tan especial.
Todo parece ir bien hasta que es cuestionado por no asistir a la posada de la Casa de la Cultura porque en su casa no celebran la Navidad. Frisco y su familia romperán con todas esas ideas equivocadas que tiene la gente respecto a las personas de otras religiones al ayudar a apagar un incendio en la clínica de salud, sin importarles que algunos habitantes de Kipatla les hayan hecho malas caras.