Me llamo Raúl, soy abogado y me encanta el sexo. Ser pasivo, activo, sumiso, dominante, los tríos o cuartetos, las orgías, los lugares públicos… Me encanta follar, gemir y poner a prueba mi cuerpo en todo tipo de posturas y situaciones, quedar con gente sin saber siquiera su nombre y echarlos de casa, o irme de la suya, sin conocer ese dato. El problema viene cuando, entre polvo y polvo, te toca lidiar con el trabajo, con compañeros idiotas, con júniores de primer año o con un hermano incompetente.
4/5: Cambio de registro de Mario y la verdad que me ha sorprendido para muy bien. No suelo leer erótica y es que puede resultar un tanto tedioso leer tantísima escena hot. Las que narra Mario son directas y eso lo destaco como punto a favor, él no se anda con remilgos ni sutilezas para engrandecer las escenas. Raúl, el protagonista, es un adicto al sexo y que llene sus vacíos emocionales con escarceos con desconocidos. Trabaja en un bufete de abogados de alta categoría y contratarán a tres juniores para que él los supervise. Él tiene una ley: no puede acostarse con compañeros de trabajo; pero en el campo del Derecho siempre existen algunos que otros vacíos legales A la par debe lidiar con personas de su pasado que están dispuestos a dar guerra y con un hermano que malvive, con una problemática muy interesante. No comparto su pensamiento de fo**arse a todo lo que se mueve, pero al igual que los que beben o juegan a las tragaperras, hay personas que tapan agujeros de otras formas (aquí literales jajaja). Tiene un trasfondo muy bueno y eso es lo que me ha conquistado de la novela y del personaje, conocer su interior, su luz, la cual yace fundida y hay alguien que se la intenta arreglar. No es un personaje fácil y te entran ganas de estrellar a Raúl en varias ocasiones, pero la verdad es que merece la pena descubrir su historia. Abre tu mente y léela