La aventura de escribir una canción a cuatro manos con uno de los genios de la música española contemporá Joan Manuel Serrat
«Si, como en la Antigüedad, los escritores fueran aquellos hombres sabios a los que acudíamos para iluminarnos sobre los arcanos de la vida, a buen seguro habría colas de peregrinos en la calle de Barcelona donde habita Jordi Soler». Xavi Ayén,La Vanguardia
«Comenzó a cantar las últimas estrofas. Y las cantó con esa misma voz que yo oía con devoción cuando era un niño, con esa bendita voz que tantas veces nos ha puesto la carne de gallina. Parece una tontería, pero pensé: ¡es Serrat!».
Jordi Soler recibió un mensaje de Joan Manuel Serrat en el que le hablaba de un pájaro de plumaje esponjado y nombre imposible que el novelista menciona en una de sus ficciones. ¿Es real o imaginado?, le pregunta el compositor. Es imaginado, confirma el autor. Y Serrat le propone inventar juntos una canción sobre él, de ambiente selvático y llena de color.
Este libro narra la increíble historia del proceso de escritura colaborativa, y, sobre todo, cómo se consolida una amistad a través de la literatura. Aquí están los temores del escritor, el vértigo ante la aventura junto a un músico que es un referente sentimental no solo para él sino para varias generaciones en España y América Latina. Pero también encontramos la generosidad del músico que pone su sabiduría al servicio de una obra conjunta. Y uno se cree es un relato honesto, revelador y lleno de humor sobre el arte de crear, y también la historia de una canción que nunca llegó a ser.
La crítica ha
«Las peores tragedias pueden traer cosas muy el libro de Soler y la promesa de una canción».
Pedro Plaza Salvatti, Zenda
«La vida como obra literaria».
Carlos Pardo, Babelia
«Un narrador fuera de serie».
Delphine Peras, Lire
«Si, como en la Antigüedad, los escritores fueran aquellos hombres sabios a los que acudíamos para iluminarnos sobre los arcanos de la vida, a buen seguro habría colas de peregrinos en la calle de Barcelona donde habita Jordi Soler».
Xavi Ayén, La Vanguardia
«Su prosa magnífica se ha fraguado con el idioma de aquel fondo, un español mexicano denso y eufónico veteado del castellano de otras latitudes».
Domingo Ródenas de Moya, El País
«Jordi Soler es, ante todo, un poeta».
Xavier Houssin, Le Monde
«Un autor imposible de olvidar».
Jesús Martínez Gómez, Mercurio
«La novela es en sí misma una reflexión sobre la identidad, sobre la estupidez de creerse diferente por haber nacido en un sitio u otro, sobre el exilio y las epifanías que uno vive cuando sale de su espacio».
Nació en 1963 en La Portuguesa, una comunidad de republicanos catalanes situada en la selva de Veracruz, en México. Desde Bocafloja, su primera novela, Jordi Soler se convirtió en una de las voces literarias más importantes de su generación. La Casa de las Culturas del Mundo (Haus der Kulturen der Welt) en Berlín, elaboró un perfil sobre su obra donde dice: “Más que cualquier otro de los escritores de su generación, Soler ha conseguido un estilo propio, altamente visual, en su prosa y su poesía”.
Durante diez años, de manera paralela a su trabajo de escritor, hizo programas de música y literatura en dos de las estaciones de radio más influyentes de México; luego fue diplomático en Irlanda y ahora vive en Barcelona, la ciudad que abandonó su familia después de la Guerra Civil, donde trabaja en su siguiente novela y en artículos que publica en diarios y revistas.
Una delicia de libro que nos deja asomarnos al proceso creativo de Joan Manuel Serrat y cuenta la historia de vericuetos que llevó al autor de admirar desde lejos al cantautor a convertirse en su amigo y coescritor de una canción . Como buena tragicomedia, el viaje es largo, lleno de retos y lo que importa es el trayecto y lo que ahí se aprendió, no la meta.
Un relato divertido de la relación entre un escritor y un cantautor, pero también de un fan y su ídolo. Siendo admirador tanto de Jordi Soler como de Serrat, y además fan del Barcelona como ambos, gocé mucho este libro.
Es divertido. Es añoranza. Es expectativa. Uno se cree que al final correrá a buscar la canción y disfrutará de días del trabajo realizado "a cuatro manos"... uno se cree.
Cursi y entrañable. Cursi por Serrat, entrañable por los recuerdos de infancia (esos a los que nos tiene acostumbrados pero nunca, de ninguna manera sobran) de Jordi Soler.