Un caso único para Bevilacqua y Chamorro. Una de las sagas más exitosas de nuestro país que celebra tres décadas.
El subteniente Bevilacqua y la brigada Chamorro tendrán que enfrentarse a no de los mayores retos de su el esclarecimiento simultáneo de dos muertes en el momento más crítico que ha vivido nuestra sociedad en las últimas décadas.
Dos casos que dejan huella en una novela que nos habla sobre cómo con ocasión de la pandemia se hacen sentir las fuerzas adversas a nuestro bien común, a nuestro futuro, a nuestra esperanza; unas fuerzas que vienen de más atrás y van más allá de la acción del virus.
Una narración que explora, a través del género negro y de la complicidad entre un hombre y una mujer que llevan media vida batallando juntos, esa conmoción colectiva tras la que nada, tampoco para ellos, volverá a ser igual.
La historia más íntima de Bevilacqua y Chamorro. Una doble investigación en tiempos oscuros que los unirá como nunca y marcará un giro en su relación.
Esta serie de Lorenzo Silva tiene un mérito tremendo. Pese a que han pasado los años y los personajes han ido envejeciendo, el nivel se mantiene muy alto.
La pareja Chamorro/Bevilacqua alcanza un nivel de desarrollo y complejidad excelso. Su complicidad, alcanzada después de años de convivencia, éxitos y muchas desgracias y sinsabores, personales y laborales, les permite regalarnos una completa colección de lecciones de trabajo en equipo, de conocimiento humano, de sensibilidad social, de vida.
En el complejo marco de los primeros meses de la pandemia en 2019, la OCU tiene que enfrentarse a un asesino de ancianos que pretende aprovechar el caos y la mortandad que la Covid-19 ocasiona en la franja de población de edad más avanzada para ocultar sus terribles acciones.
La sensibilidad social y las lecciones de vida nos la da con párrafos como este:
"Pienso en ella (la anciana asesinada) y los veo de pronto a todos. A todos los mayores que de la noche a la mañana han visto cómo su vida ya no vale lo que creyeron que valía, Y todo porque circula por ahí un virus que les tiene más ganas que al resto, porque los más jóvenes no entienden que tengan que encerrarse por un mal que a ellos apenas les afecta y porque los que deciden, que se ven de pronto ante algo que los supera, calculan con poco o ningún disimulo que al final, si alguien tiene que morir, importa menos si se trata de quien ya ha vivido"
Esta filosofía se aplicó con mayor o menor crudeza en todo el país. En algunos sitios de forma desalmada, como podemos atestiguar quienes vivimos en la Comunidad de Madrid, asunto que todavía colea.
Esto son lecciones de vida que más allá del caso que nos ocupa en cada entrega, entreveran toda la trama y le dan un valor añadido que pocas series policiales podrán alcanzar.
Dicho esto, a mi me penaliza lo de siempre. Que la resolución del caso se reduce a una cuestión de escuchas telefónicas, detección de líneas móviles, visualización de imágenes de cámaras y un poco de intuición policial. Mucho método pero poca emoción y menos acción. Por cierto no hay ya programitas que utilicen la IA para buscar imágenes de forma más eficiente que el ojo humano?. Entiendo que ahora si, no sé en 2019.....ya han pasado 6 años de aquello, como pasa el tiempo.
Lo dicho espero que Lorenzo Silva siga explotando su creación por muchos años, que Bevilacqua alargue su jubilación unos añitos más y que todos sigamos disfrutando.
Qué suerte poder leer otra aventura de Rubén y Virginia, o lo que es lo mismo, de Bevilacqua y Chamorro. Volver a reencontrarse con ellos es como volver a casa después de un largo día de trabajo, es volver a ver a la familia porque los sientes así. El libro se devora, como todos los de la saga. Es una mezcla de lo cotidiano con una investigación policial profesional al que añades la cercanía con unos personajes a los que conoces de hace años. Solo espero que el autor siga por favor con la saga, hasta la jubilación de Rubén bien le pueden quedar al menos 2 libros más…ojalá!
Vila y Chamorro son sinónimo de lugar seguro. Un cúmulo de sensaciones se me agolpan cuando don Lorenzo publica: por un lado, unas ganas de devorar y libro y por otro, la pena que ello implica porque la historia se acaba. El final es wow 😍 😱
Los tomas o los dejas, pero no le pidas explicaciones a la pareja Vila & Chamorro, no les molestes con preguntas de por qué son como son... El atractivo que tiene para mí la lectura de esta serie de novelas es acercarme a la labor policial de nuestros abnegados miembros de Policía Nacional y Guardia Civil a través de los personajes de ficción de Silva. Ficción pero minuciosamente documentada, lo que les hace más reales, quizás, que si fueran de carne y hueso porque la novela tiene ese privilegio de poder reunir en unos personajes lo que son arquetipos válidos para entender la realidad. Por otro lado, esta novela tiene referencias muy claras a casos reales que te aproximan a la acción. Recomiendo la novela para los seguidores de la serie, no defrauda, y el final abre nuevas posibilidades a nuestra pareja, ya veremos cómo las aprovecha Lorenzo Silva.
Me repito más que los ajos, pero creo que la saga de Bevilacqua y Chamorro está pidiendo el final desde hace algunas novelas.
Esta nueva entrega apenas tiene elementos interesantes fuera de la trama de los personajes. Dos casos flojetes en el apartado benemérito puro y duro, y un repaso aseadito por lo que supusieron las primeras semanas del confinamiento por el COVID-19, si bien el epílogo creo que sobraba.
Después de 14 novelas de esta pareja, y un buen puñado de otros de sus libros, tengo bastante clara la ideología y pensamiento del autor. Creo que es un tipo ponderado y con el que tendría más facilidad para encontrar acuerdos que diferencias... pero ese final aporta poco y enmaraña sin razón.
Y respecto a la trama de los personajes, su desenlace, la única parte 'novedosa' de la historia, no sé si es el preámbulo de ese final que creo que merece la saga o, al contrario, abre la puerta a seguir estirando un chicle que, después de casi 30 años (se dice pronto) tiene cada vez menos sabor y elasticidad.
Camilleri escribió 33 novelas de Montalbano, algunas bastante infumables, y las leí todas. Casi seguro que hago lo mismo con las que tenga a bien seguir escribiendo Silva.
Es difícil mantener el nivel de la narración de casos policiales en una serie tan larga. Al mismo tiempo los personajes van cumpliendo años, sus circunstancias cambian, también las relaciones entre ellos. En esta entrega sus pesquisas se mueven en medio del país paralizado por la pandemia, y nos recuerdan que los ancianos son dignos de todo cuidado y esfuerzo.
Como cualquier aventura o caso de esta genial pareja de guaridas civiles que componen Bevilaqua y Chamorro, se agradece porque son ya entrañables y como parte del universo familiar de personajes de sus lectores habituales. Aquí el caso, aún siendo interesante, considero que está mucho más difuminado por el contexto temporal en el que se circunscribe la novela, la época de la pandemia. Se inicia con el decreto de confinamiento. Esa es la parte que menos me gusta. Aunque hace ya cinco años, me dije en su momento que no leería nada basado en esa época oscura. Al final lo he leído porque es Lorenzo Silva y porque son ellos, Rubén y Virginia, pero tanta alusión, descripción y ambientación en algo que nos marcó tanto, me sigue causando cierto rechazo. Por lo demás, genial, el estilo de la escritura, solvente, digna y cuidada, y el ensalzamiento de los valores personales de los protagonistas y generales de la benemérita me siguen enganchando como el primer día.
Una trama muy flojita, reflexiones casposas trasnochadas, estilo de “señoro” rancio y plumeros políticos demasiado a la vista. Casi adoctrinante, lo cual me ha hecho sentirme muy incómoda.
Sé que posiblemente no lo haré, porque suelo ser bastante fiel a las series, pero esta entrega es como para abandonar la saga para siempre. O quizá sí la deje finalmente, porque de esta he salido muy enfadada.
‘Las fuerzas contrarias’ supone la decimocuarta entrega de la serie protagonizada por el Subteniente de la Guardia Civil Rubén Bevilacqua y la Brigada Virginia Chamorro, un tándem más que consolidado y que ya son figuras emblemáticas dentro del noir español contemporáneo. Esta es otra de esas series que llevan años acompañándome y a las que siempre es un placer regresar aunque solo sea por ver como les va la vida a viejos amigos. En esta ocasión, Silva sitúa la acción en los primeros momentos de la pandemia del COVID-19, transformado la novela en algo más que una investigación policial, al crear un certero retrato social de un tiempo plagado de incertidumbres en el que cualquier tipo de certeza se hizo añicos.
El subteniente Bevilacqua y la brigada Chamorro tendrán que enfrentarse a uno de los mayores retos de su carrera: el esclarecimiento simultáneo de dos muertes en el momento más crítico que ha vivido nuestra sociedad en las últimas décadas.
La ambientación en pleno contexto pandémico implica que esta sea, quizás, la entrega más introspectiva de la serie, donde la intriga criminal sirve como vehículo para explorar las tensiones individuales y colectivas desencadenadas por la crisis sanitaria.
Desde sus primeras páginas, la novela sitúa al lector en un escenario cargado de incertidumbre: el estado de alarma, el confinamiento, el miedo. Pero la pandemia no es solo el decorado de fondo; se convierte en una lente que amplifica las desigualdades sociales, las deficiencias estructurales del sistema y las fragilidades emocionales de los personajes. Silva retrata este tiempo convulso con una mirada afilada, utilizando el crimen no solo como hilo narrativo, sino como excusa para abordar temas de gran calado como el abandono de los mayores o la erosión del bien común en una sociedad marcada por intereses contrapuestos. A través de la doble investigación a la que se enfrentan los protagonistas, Silva lanza una mirada crítica a cómo las instituciones —y la sociedad en su conjunto— respondieron ante lo inesperado.
La relación entre Bevilacqua y Chamorro cobra una nueva dimensión, cediendo la trama criminal protagonismo ante el peso emocional de los personajes. Tras casi tres décadas juntos, ambos se verán forzados a replantearse su vínculo profesional y personal. Bevilacqua, más reflexivo que nunca, comienza a cuestionarse su papel dentro de un sistema que parece fallar en lo esencial. Chamorro, habitualmente más contenida, experimenta una notable evolución emocional, dejando entrever una vulnerabilidad que la hace más humana. La relación entre ambos alcanza una profundidad inusual, que va más allá de lo profesional y bordea, sin caer en lo evidente, una intimidad emocional sincera. La complicidad entre ellos, que siempre ha sido un elemento central de la saga, alcanza aquí nuevos matices, con momentos de cercanía que aportan un cierto grado de calidez a una historia impregnada de soledad.
Silva demuestra, una vez más, su destreza para combinar el realismo del procedimiento policial con una reflexión lúcida sobre la sociedad contemporánea. Uno de los puntos fuertes de la novela es ese equilibrio entre la intriga y la reflexión, entre lo personal y lo colectivo. El autor consigue que la investigación funcione como un espejo de la sociedad. Hay una tensión constante entre la necesidad de encontrar respuestas —tanto en el caso como en la vida— y la constatación de que algunas preguntas quedan sin resolver.
Narrativamente, Silva demuestra el oficio adquirido tras décadas conviviendo con estos personajes. Sus diálogos mantienen la agilidad y el ingenio característicos de la serie, revelando cuánto conoce ya a sus personajes. El ritmo, aunque pausado, no se vuelve tedioso en ningún momento, y el estilo narrativo logra transmitir el peso emocional de los hechos sin caer en la sensiblería. La trama policial puede percibirse menos potente que en entregas anteriores, pero lo compensa con creces el retrato emocional de unos personajes que ya son familia.
‘Las fuerzas contrarias’ es, sin duda, una de las entregas más personales de la saga. A través de sus páginas, Silva no solo narra una investigación criminal, sino que ofrece una crónica sensible y certera de un momento histórico que nos marcó a todos. Su capacidad para capturar el miedo, la desconexión y la resiliencia que definieron aquellos días convierte esta novela en una lectura que trasciende el género y que invita a la reflexión, a detenerse, a recordar lo vivido y a reflexionar sobre lo que aún arrastramos. Es, en definitiva, un reencuentro con dos personajes que ya forman parte del imaginario colectivo y una muestra más del talento de Silva para explorar, desde el noir, las luces y sombras de nuestro tiempo.
Uno más de la Saga de Chamorro y Bevilacqua pero que efectivamente puede, como dice la sinopsis aquí mismo, que los marque y suponga un gran cambio en su relación.
¿ La trama ? ... dos crímenes de los que tocan la fibra, aunque sobre todo uno.
¿ Lo más importante para mí ? alguna de las reflexiones de Vila, ( como siempre ) y que en la novela hace un merecido homenaje a la generación que más perdió en la pandemia, la de nuestros mayores, vaya para ellos un beso y un recuerdo.
Muy buena continuación de las aventuras de Vila y Chamorro, esta vez ambientadas en la pandemia del coronavirus. Bien, escrita, atrapante y con las interesantes reflexiones habituales de Lorenzo Silva. Como siempre, en el caso de esta saga, muy recomendable.
Los libros de Silva y está saga suelen gustarme y decepcionarme a partes iguales. Me gustan porque describe muy bien el trabajo policial, la trama es lenta pero pausada, tiene un estilo de escritura muy técnico y no hay giros de 180 grados cada 4 páginas. Es un poco como leer el desarrollo de los hechos en una sentencia. Como puntos negativos, no sé si es porque sigue la linea de un guardia Civil y se centra en el personajes, pero a veces hay discursos bastante (muy) casposos que se hacen difíciles de leer. Este al menos es de la pandemia, no ha habido muchos discursos en medio que te hagan leer en diagonal 10 páginas. A veces es que es insoportable. Aún así de todas los libros de la saga, probablemente el que tiene la trama más flojucha de todos pero se compensa porque ha ido un poco más al grano. Se agradece leer libros de Silva sin machistadas varias de violencia de género o cosas de Cataluña/Rusos.
Me encanta esta saga y esperaba este libro con mucha ilusión, pero me ha parecido el más flojo con diferencia en la trama. Tampoco me ha gustado nada la reflexión política final, creo que sobraba.
Un nuevo episodio de la carrera detectivesca del binomio Chamorro-Bebilaqcua y un nuevo placer su lectura. Como ya es tendencia en esta serie, el caso es lo de menos, recayendo el mérito del relato en las relaciones personales, los ágiles diálogos y las profundas reflexiones. No aporta grandes novedades a la serie más allá de ver a los protagonistas desenvolverse en ese escenario apocalíptico que fue el confinamiento de 2020. Tampoco aumenta el elevado nivel de los libros anteriores sin menoscabarlo, tarea cada vez más difícil. La lectura te hace pensar sobre la mezquindad del ser humano, y la importancia de la lealtad y la cooperación. Y, desde su inicio, una extraña adicción te hace permanecer sujeto a él hasta la última página.
Había leído otros de esta serie que me habían gustado, este no me atrapó, lo dejé aparcado y leí otro libro.Después lo retome,pero no puedo decir que me resultara atrapante en ningún momento. Al final me resultó mejor, de todas formas me ha resultado demasiado lento, para mi gusto le sobrarían montón de páginas.
Es el primer libro que leo del autor y dudo que repita. La escritura me ha parecido densa y el lenguaje antiguo. En cuanto a la historia, me gusta que transcurra durante la pandemia y me atrae el motivo del crimen, pero creo que los autores pasan demasiado desapercibidos. En general, he echado en falta un poco más de emoción, incluso en el desenlace.
3,5 ⭐ Este vez el grupo de la UCO encabezado por Bevilacqua y Chamorro tendrán que investigar 2 casos distintos en pleno Covid, con todas las singularidades que la pandemia puede provocar a nivel laboral y personal.
Me encantan estos 2 personajes y el equipo que forman, pero el tema de la pandemia personalmente me da pereza volver a él. Tenía curiosidad por ver cómo lo trataba el autor, y pienso que visto el libro dentro de una saga de 14 que lleva ya, y desde un visión general, este libro y su temática me encaja. Pero me parece que está reciente la pandemia y personalmente no me apetece volver a él. Siempre disfrutaba de las reflexiones de Vila, y cuando el 90% de ellas versan sobre este tema, pues no termino de conectar.
Como puntos positivos, la forma que el autor tiene de resumir y esquematizar la compleja organización de un grupo de investigaciones, así como las relaciones tanto laborales y personales que surgen entre ellos.