What do you think?
Rate this book


200 pages, Paperback
First published December 1, 2004
Nunca hubiera podido pensar, en esas circunstancias, que el final no era lo mismo para los dos. Que él no tenía mucho por qué llorar. Que él no era yo. No podía concebir, a pesar de la fuerza de las evidencias, que él terminaba "lo nuestro" porque quería. Porque lo elegía a conciencia. Porque con todo lo que le habrá costado, consideraba que era lo mejor para él.
—No te preocupés, todo lo que se desacomoda finalmente se acomoda—me dijo como si estuviese hablando de mi vida.
¿Cómo te puede decir la persona a la que le dedicaste los últimos seis años de tu vida, el tipo al que considerabas parte tuya, que la situación es insostenible, e irse sí como así, de un día para otro, sólo porque no pasaba nada?
Entonces subía y bueno... compatibilizábamos las demandas físicas con las cuestiones químicas. Después, la charla en mi colchoncito de una plaza, las expectativas de un futuro que parecía lejano. Y perfecto como todo lo lejano. Mi departamento era todavía un departamento, no un hogar. No tenía cama. Bueno, no tenía casi nada, excepto la heladera de un tío.
-No puedo volver más. Me quedé sin familia. Solo te tengo a vos... -me dijo llorando mientras me abrazaba como nunca nadie me había abrazado antes, como nunca nadie me abrazaría después.
Cuando te dejan, te matan un poco. Pero hacen como que no lo saben.
O como que no les importa.
Quizás en serio no les importe.
Pero sí lo saben.
… estoy aprendiendo que a veces, algunas veces, el amor puede hacerte mal. Que por alguna cosa que estará vaya a saber dónde, no supimos crecer a tiempo.
Y que brillamos demasiado.
Y que el brillo nos encegueció.
Y lo rompimos y lo rompíamos.
Y que empezamos a hacernos daño sin quererlo.
He vivido mucho desde el día que Nico se fue.
Conocí gente impresionante y gente que da impresión.
Aprendí, otra vez, a andar solito por la vida.
A que la tele cambia de canal solo si yo tengo el control en la mano.
A que nunca hay luz en mi departamento cuando miro desde la vereda.
A no decir “nosotros”.
A que la vida duele y uno no puede hacer casi nada en esas circunstancias.