La historia de un crimen que conmueve a todo un país y que nos plantea un difícil ¿tienen derecho al duelo y a la compasión los seres queridos de un asesino?
En un caluroso día de finales del mes de septiembre, una pequeña ciudad de provincias se ve conmocionada por un terrible la pequeña Inma, de nueve años, aparece muerta, tirada en un maizal.
Pero, aunque sea la historia de un crimen, El pecado del hijo no es solo una historia criminal ni una novela policiaca. Sí tenemos un crimen, un sospechoso, una investigación, y aun así la novela no va solo de eso. No es una crónica policial, ni periodística, sino una crónica familiar, el relato del duelo de unas víctimas muy pocas veces los seres cercanos al culpable. Es la historia de la familia del asesino de una niña que tendrá que enfrentarse a un pecado que ellos creen que no han cometido y que los ha puesto en el punto de mira de todos. «Yo no soy responsable de lo que ha hecho mi hijo, yo no soy responsable de lo que haga mi hermano…», ¿o sí?
¿Tienen derecho al duelo y a la compasión los seres queridos de un asesino? En este libro vemos la otra cara de la moneda de un crimen terrible, la visión de la familia del asesino, la dura realidad a la que se enfrentan y el odio y la total falta de empatía de su entorno. ¿Es culpable su familia, sus padres, sus hermanos, del acto irracional de un asesino? ¿Se merecen pasar por un infierno para expiar los pecados de otro?
Un libro muy interesante, de lectura ágil y que invita a reflexionar sobre los culpables de un crimen. Muy recomendable.
Que bien escrito está esto!, el otro lado de los que quedan y de que nadie quiere hablar, a los que nadie quiere mencionar y nadie quiere recordar. La destrucción familiar, el dolor de una madre o las madres, relaciones que se terminan. Me parece muy fuerte que pidan indemnización por alguien que muera, eso me dejó como sin palabras. La facilidad de leer el libro y estar presente con las emociones, pero el final muy fuerte!
Estamos ante una historia de true crime, de eso no hay duda, pero no os vais a encontrar lo que se suele esperar de estas novelas o libros que tratan estos temas. No hay ningún tipo de análisis del brutal crimen. Aquí el protagonismo no lo tiene ni la víctima ni el verdugo sino la familia de este último que, sin comerlo ni beberlo, pasa a ser una diana social donde van dirigidos todos los odios, son las víctimas silenciosas que parecen no tener derecho a la empatía y el apoyo por el simple hecho de compartir genes con el monstruo.
Una mañana de septiembre, en una población tranquila, una niña de nueve años aparece brutalmente asesinada en un maizal. La autopsia pronto revela que la motivación del asesino es sexual pues este no ha dudado en dejar su ADN. Enseguida se produce la detención del culpable: un joven de dieciocho años perteneciente a una familia normal y querida por todos. La niña confiaba en él porque era el hermano de su mejor amiga.
Aquí comienza el particular y solitario infierno de una familia, la del asesino, que no entiende qué ha hecho mal para que uno de sus miembros cometa un acto tan atroz. Condenados a la incomprensión, al ostracismo y al desprecio de su entorno, tendrán que aprender a convivir con el pecado de su hijo y cumplirán una condena mucho más profunda con una sentencia de por vida dentro del sentimiento de culpabilidad y el dolor.
¿Hasta qué punto somos responsables de los actos de nuestros hijos? ¿Es justo el linchamiento y el acoso mediático a estas familias?
Bien narrado. La cara normalmente olvidada e un crimen: la familia del criminal. Aquí nos muestra lo que es la masa, la cobardía, la hipocresía de muchos y el dolor descarnado. Me parece un título muy acertado “el pecado del hijo”. Es válida también la frase “pagan justos por pecadores”.
Estamos acostumbrados a leer sobre las investigaciones, o sobre los asesinos y las víctimas. En este libro se centran en las familias, tanto de uno como de la otra. Me ha gustado. Lo recomiendo.