«En el siglo XX, en Europa», dice el narrador, «no queda lugar para tierras misteriosas ni anacrónicas aventuras robinsonianas…» Pero un joven seminarista, excelente traductor del griego y del latín, y absoluto ignorante de los códigos del mundo, se ve compelido a protagonizar una extraña peripecia…En El año de Gracia se reúnen muchos de los elementos de la novela clásica del género —tempestades, naufragios, una isla desierta e, incluso, un especialísimo y ocurrente salvaje…— pasados por el tamiz peculiar al mundo onírico de la autora. Cristina Fernández Cubas cambia ahora, en su primera novela, los espacios cerrados, a los que nos tenía acostumbrados, por la ominosa libertad de unas tierras sin nombre. El resultado es El año de Gracia : una original e inquietante aventura que nos hace desear un buen fuego y afuera, tras los cristales, una magnífica noche de tormenta.
Rebasada cierta frontera de vida siempre hay un doble, o varios de ellos, más infelices, que las pasaron más putas, pero a los que quisiéramos volver sin dudar, no tanto por aquello de que cualquier pasado fue mejor, sino por cuán auténticos fuimos y nos sentimos en aquellos padecimientos.
Es una historia breve pero muy intensa y Fernández Cubas escribe tan bien que logra introducirte con facilidad. La forma que tiene de jugar con el lector y el narrrador es muy interesante.
El año de Gracia (1985) es la primera novela de Cristina Fernández Cubas, autora a la que conocía sobre todo por sus relatos. Aquí se aparta del cuento breve y se adentra en un relato de supervivencia y transformación que me dejó una huella profunda.
La historia arranca con un naufragio: un joven estudiante catalán queda aislado en una isla del Atlántico Norte, un lugar inhóspito donde tiene que enfrentarse al hambre, al frío y a la soledad. Más tarde, la convivencia con otros náufragos tampoco resulta un alivio, sino una nueva fuente de tensiones. Ese “año de gracia” es, en realidad, un tiempo de aprendizaje brutal, un rito iniciático que marca el paso de la inocencia a la madurez.
Lo que más me impresionó fue la forma en que la isla deja de ser un escenario para convertirse en un personaje en sí misma. Cristina Fernández Cubas consigue transmitir la intemperie, el desarraigo y la vulnerabilidad con una prosa dura, áspera, pero también poética. No es una lectura fácil ni ligera: incomoda, exige, y precisamente por eso resulta tan poderosa.
Terminé el libro con la sensación de haber acompañado a alguien en una prueba terrible, y al mismo tiempo haber reflexionado sobre mis propios límites. Una novela alegórica, intensa y difícil de olvidar.
Una novela corta e inquietante. Fácil de leer, con una trama llena de giros argumentales del todo curiosos. La autora crea una relación estrecha entre el lector y el protagonista que se hace más fuerte con el paso de las páginas.
A great modern novel that is basically a twist on classic sea-faring / castaway novels like Moby Dick or Robinson Crusoe. Daniel is a young man in his 20s who leaves seminary after the death of his father, feeling lost. His sister is in charge of his father's trust, and orders him to take a year off. He idealistically takes to the sea, thinking he can find himself there, but ends up shipwrecked on a mysterious, foggy small island off the coast of Scotland, whose only inhabitant is a senile old man who calls everything "Grock". Wonderful characterization...chilling scenes, gripping story, but not completely action-driven.
Daniel, de 24 años de edad, abandona el seminario y se marcha a vivir con su hermana, Gracia. Tiempo después de mudarse, comienza a pensar que debería encontrar un trabajo para no depender de ella, pero entonces Gracia le ofrece un año. Un año para él, para viajar. El año de Gracia. Daniel viaja a París, donde se asienta durante un tiempo, hasta que descubre que su hermana continúa arreglando o manipulando su vida, y decide embarcarse hacia Glasgow.
Sí, Robinson Crusoe de Daniel Defoe. No en la tirada de Foe, de Jonh Maxwell Coetzee. Imaginación e inventiva para llevar la contenida suplantación de la identidad a causes actuales donde los 'eco-locos' son héroes incidentales de un personaje que a través de la escritura sobrevive. De nuevo la literatura como balsa para sobrellevar las tormentas que nos hacen naugrafagar. El relato como única respuesta a la realidad.