Desde que escuché a Amanda en Señoras Punk me cae muy bien y quiero abrazarla.
Lloré mucho con este libro, me conmoví y me sorprendí mucho con la fuerza de Amanda y con la manera en la que ha aprendido a ver la vida.
Leer memorias y autobiografías mientras la vida de sus autores sigue transcurriendo en tiempo real es una cosa curiosa. Es estar frente a la impredictibilidad del desenlace de una historia. Sólo puedo pensar "que Diosita la cuide mucho siempre".
“Me dio el amor suficiente, tanto que pude crecer como una flor, de esas que se abren paso entre el concreto. Y ese amor es lo que hoy me tiene aquí, contando esta historia.”
Sin duda un libro que conmueve, porque es la historia de una persona que sufrió por muchos años de su vida diversas situaciones y a pesar de sus tropiezos continuó y luchó para quedarse. Este tipo de historias te acercan a otras experiencias de vida y te recuerdan el privilegio que es tener un techo seguro sin importar sus dimensiones.
A ratos sentía que no estaba completamente hilado o conectado, pero al final funciona justo como la memoria o recuerdos que no son siempre cronológicos. Desde que leí a Amanda en trece latas de atún cambió mi visión sobre ella, pero ahora con mayor fuerza.
Una historia tan real que quisieras meterte a sus páginas y abrazar a la protagonista y decirle que todo va a estar bien. Un recordatorio a ser amable porque nunca sabemos lo que alguien está viviendo. Gracias Amanda por tu pluma
4.5 Un libro honesto, escrito desde el sufrimiento pero también de la resiliencia y la fortaleza, admiro la valentía de Amanda. “Una introspección al pasado para sanar el presente y re conectar con sus raíces”