UNA CONMOVEDORA HISTORIA DE AMOR, LUCHA Y ESPERANZA EN EL MADRID DE LA POSGUERRA.
La joven Ana de la Torre vuelve, junto con los suyos, al Madrid recién conquistado por los falangistas. Aunque su familia se siente aliviada por la victoria de las tropas franquistas, ella ve con recelo los cambios que se producen a su hay pobreza en las calles, su hermano se ha convertido en un ferviente defensor de la dictadura y sus mejores amigos sufren las consecuencias de haber apoyado a la República.
Además, un nuevo temor la una sombra recorre Europa poniendo en peligro a los judíos. Entre ellos está Imre, un joven húngaro con el que veraneaba y de quien está perdidamente enamorada. Atrapada entre el amor y la lealtad, Ana se esforzará por seguir su propio camino y por alcanzar una felicidad que el mundo se empeña en arrebatarle.
Andrea Tomé se sumerge en uno de los momentos más duros de nuestra historia reciente y compone un bellísimo relato de fuerza y dignidad.
Andrea Tomé (Ferrol, 1994) es autora, filóloga y profesional de la edición. Ha publicado más de diez novelas, entre ellas El valle oscuro (Plataforma Neo, 2017), ganadora del Templis a Mejor Novela Nacional Independiente, ambientada en Okinawa durante la Segunda Guerra Mundial; Las diurnas (Umbriel, 2023), sobre la caza de brujas en la Inglaterra del XVII, y Tinta y ceniza (Grijalbo, 2024), un tour de force inspirado en las pioneras del reportaje de guerra.
Sus relatos But All Horses Are Pretty y Siege, Siege fueron publicados, respectivamente, en el Journal of Interdisciplinary Arts de la Universidad de Santiago de Compostela y la revista Ripple de la Universidad de Kingston.
Actualmente reside en Londres, donde trabaja en el sector editorial.
Las vidas robadas de Andrea Tomé es una novela histórica que nos transporta a la España de la posguerra y la Segunda Guerra Mundial.
La historia sigue a Ana de la Torre, quien huye con su familia a la zona nacional en 1936, dejando atrás a Imre, su enamorado, hijo del socio de su padre en Hungría. Cuando la familia regresa a Madrid, ahora bajo el control de los falangistas, se enfrenta a la pobreza y la vigilancia de los vecinos que apoyaron al bando republicano.
Andrea explora el impacto de la guerra en la vida cotidiana y el peligro que acecha a los judíos en Europa, incluyendo a Imre y su familia.
Leí la anterior novela de Andrea , Tinta y ceniza donde disfruté de la rica ambientación logrando transmitir el dolor, la pérdida y la esperanza en medio de la devastación de la guerra. Ene esta ocasión he disfrutado también de esa ambientación pero en ocasiones se me ha hecho la historia un tanto repetitiva.
He sufrido con los personajes e incluso me he llegado a enfadar mucho con ciertas actitudes de Ana. Una trama muy bien elaborada, con una buena documentación pero con un final que no me ha terminado de convencer, o ¿es que quizás nos deparé una segunda parte? En cualquier caso hubiera preferido otro cierre.
En conclusión, un libro que pese a la tragedia, el amor y la esperanza impulsan a los personajes a seguir adelante, aunque eso signifique romper con todo lo que conocía. Un libro que hará las delicias de todos aquellos lectores que les guste los libros basados en la guerra civil y la segunda guerra mundial.
Me alegra decir que me ha gustado mucho! Mis expectativas eran muy altas, porque aunque yo no acostumbre a leer ficción histórica, después de la lectura de Tinta y Ceniza, que me pareció magnífico, no dudé en sumergirme en esta nueva novela de Andrea para volver a disfrutar de su narración en este género. Además, el contexto de la posguerra tras la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial en Hungría me resulta interesantísimo.
Tengo que admitir que a lo largo de la primera mitad de la novela la lectura se me hizo un poco tediosa. No veía una dirección clara de la trama u objetivos de los personajes que me impulsaran a seguir leyendo. Además, la trama de Hungría, que era probablemente sobre lo que más me apetecía leer antes de comenzar la novela, toma un segundo plano clarísimo a favor de la trama en España. No conecté nada con el personaje de Imre, un privilegiado a pesar de su sangre a quien parecía no importarle casi nada más allá de Ana y la esgrima. Esto, acompañado de la falta de profundidad de su parte de la histora hasta bien avanzada la novela, por desgracia me dejó bastante fría. Sin embargo, la segunda mitad de la novela me pareció espléndida. Aunque la trama sigue sin tener dirección clara, tampoco creo que la necesitase, ya en ese momento. ¿Cual es el objetivo de las personas que viven una derrota y un rechazo tan totales? Sobrevivir, vivir, luchar. Lleva tiempo, es verdad, pero para mi es un logro que la novela consiga que te importe lo que les pasa a estos personajes sin que sus vidas tengan un fin, porque se lo han quitado. Para mi, llega un punto en que la novela despega y se vuelve atrapante, e incluso la trama húngara retoma importancia e interés con el retrato del Frente del Este.
Por su parte, Ana y Jorge brillan. Son ellos los que me animaron a seguir leyendo durante las partes que más lentas se me hicieron, y también son gran parte del motivo por el cual la segunda parte me pareció tan fantástica y me tuvo sin poder soltar las páginas. Dos personajes que parecen de carne y hueso, derrotados y humillados una y otra vez, despojados de sus sueños y su dignidad, y que se mantienen en pie juntos. En general, todos los personajes de la trama de España me parecieron convincentes y bien construidos, con algo que aportar o que decir, pero ninguno llega a ser tan cautivador como ellos dos. Gracias a que ellos me importan, su historia me importa.
Lo último que me parece reseñable es la prosa. Si bien hay instantes en los que destaca, y si bien creo que el tono y la fluidez son bastante acertados, hay momentos en los que se hace muy repetitiva y, para mí, entorpece la narración. Ya no solo dentro de la novela, que insiste una y otra vez, y casi palabra por palabra, en como se sienten los protagonistas sobre su situación, la del país, o sobre personas y lugares; es que hay metáforas que se repiten incluso desde Tinta y Ceniza. Las imágenes de heridas, heridas tiernas, de Santo Tomás metiendo el dedo en la herida y similares, son muy efectivas una vez, incluso dos o tres, pero llegó un punto en el que deseaba una mayor variedad de símiles y descripciones para describir las situaciones de la novela.
El final simbólicamente me parece perfecto y cierra el círculo que empieza justo al principio del libro de una manera que, por mucho que me duela, es muy satisfactorio para la historia. Las Vidas Robadas abre una ventana a una época muy oscura desde un filtro muy humano, y a pesar de mis críticas, me parece una novela muy lograda y de la que se me va a quedar un muy buen recuerdo. Y en la que voy a pensar durante mucho tiempo, creo yo, que al final es lo que espero que consiga siempre una novela así.
Me gustaría no entender algunas de las decisiones que se han tomado respecto a la trama de esta obra y así poder quejarme libremente de lo triste que estoy ahora que la he acabado. Es imposible, no obstante. La pluma de la autora brilla por su excelencia; el amor es puro, crudo y voraz y a mí me va a doler toda la vida. Sin embargo, la amistad en esta historia es arrolladora, quema desde dentro y deja marcas en la piel y en la memoria, y eso la hace el eje principal de la historia. Estoy fascinada, y me temo, que también de luto. Ojalá nadie desperdiciase la oportunidad de leer este libro ❤️🩹
Entre Hungría y la España de la Guerra Civil y la franquista, más Andrea Tomé demuestra de sobra que es capaz de escribir una novela histórica en la que tanto los propios acontecimientos históricos como los personajes (tan reales que incluso eres capaz de preguntarte si realmente existieron) se turnan para compartir el protagonismo, dando como resultado una novela que he devorado en menos de una semana.
Con su pluma delicada y múltiples recursos literarios que maneja a la perfección (no puedo evitarlo, soy muy fan de sus referencias bíblicas) para describir algunos de los momentos más oscuros de nuestro país, no puedo sino pensar como Ana de la Torre cuando dice "Mi país es mi calvario, y siento lástima por él". Qué historia más dura y más bonita; de amistad, de amor, pero sobre todo de resistencia, dignidad y esperanza por un futuro mejor.
Andrea va inexorablemente camino a convertirse en una de mis escritoras favoritas de histórica de habla hispana, y con méritos.
Vamos a ver. Tengo que admitir que al principio no me estaba convenciendo del todo el plano narrativo de Las vidas robadas, y no porque fallase o tuviese algo reprobable, sino porque lo sentía muy cercano a Tinta y Ceniza. Lo que era novedoso en esa novela, en esta empezaba a ser cargante, al menos desde mi punto de vista. Las comparaciones son odiosas, pero me fue inevitable caer un poco en esa, porque leí Tinta y Ceniza hace apenas seis meses.
Lo bueno es que pude (o el libro pudo, no sé) despegarse a tiempo del eco de la novela anterior para empezar a narrar una historia propia. Y QUÉ HISTORIA. Si hay algo que distingue Las vidas robadas es su agonía perpetua. Si, de alguna manera, los horrores de la guerra se veían matizados por la pureza y la sinceridad de las relaciones en Tinta y Ceniza, acá es todo lo contrario: la guerra enquista, malvive y pudre cada relación humana que se desarrolla durante la trama, demuestra que, en definitiva, hubo más de una generación marcada, y sus deseos, anhelos y futuros terminaron siendo destrozados, robados y arruinados.
Soy una dramática por naturaleza y, aunque el pesar de esta novela es constante, creo que no es lacrimógena ni dramática sino en su medida justa: la crueldad que expresa es la de una época, y eso Andrea lo consigue de maravilla. Al final, el tipo de relaciones que salen aquí son mucho más reales, tóxicas y humanas que las idealizadas/platónicas de Tinta y Ceniza y, en lo personal, lo disfruté hasta más. No hay nada más fascinante, como lector, que ver el camino de destrucción de uno o varios personajes por méritos propios, por las consecuencias de sus propias decisiones.
En resumen: dios mío, qué sufrimiento. Adoré.
Yo? Hincha ferviente de Andrea-histórica. La llevo en el cora.
Esta novela de Andrea Tomé me ha recordado por qué me enganché a la literatura sobre la Guerra Civil con las historias de Almudena Grandes. En parte, este libro es un mix de "Los Episodios de una Guerra Interminable", especialmente "Las tres bodas de Manolita" y "Los pacientes del Doctor García", y no lo digo como algo malo.
La primera mitad del libro se bebe, y se sufre. Estás continuamente pensando que te vas a encontrar la desgracia en la página siguiente y, cuando no ocurre, suspiras de alivio y de inmediato te pones en tensión otra vez porque si no ha ocurrido todavía entonces está en la página siguiente segurísimo.
En resumen, me ha gustado lo que me ha hecho sufrir este libro. Andrea escribe con un toque poético (lírico, creo que decís los entendidos) pero que no perjudica el avance de la acción. De hecho, pasan un montón de cosas y me habría gustado que algunas se desarrollasen más. Quieren tratarse tantas cosas que algunas, como la subtrama de Hungría, quedan demasiado resumidas y no te enteras muy bien.
La segunda mitad no me enganchó tanto como la primera y el final me pareció un poco peliculero en cómo se contó, aunque es coherente con el desarrollo que habían tenido los personajes.
Pero vamos, que me ha gustado mucho. Andrea Tomé, reina del angst histórico. O princesa, como mínimo.
Este libro me va a perseguir durante mucho tiempo ❤️💛💜 Qué maravilla de novela y qué bien escrita. Andrea Tomé se supera relatando la historia de una España herida y rota, y narrando las vidas (robadas) de sus habitantes, a los que la guerra les ha quitado tanto. Gracias por tomar el relevo y seguir contando historias, gracias por poner voz a todos los silencios de la posguerra, aunque duela.
Andrea Tomé nos sumerge en la España del franquismo con numerosas historias, cada cual más dura y real. He amado y odiado a los personajes y me he enganchado a la historia de principio a fin. Qué bonito que aún haya gente que quiera contar las historias de aquellos que tuvieron que sufrir esta oscura etapa.
Qué bien escribe Andrea, y qué bien escribe Andrea sobre la guerra. Sabía que este libro iba a destrozarme desde antes de comprarlo, y aun así me ha destrozado de formas que ni siquiera había podido prever. La nostalgia, el amor y la valentía que maneja tan bien se han clavado muy hondo, y de verdad hace honor a eso de que la tragedia es saber cómo acaba la historia y no poder cambiarla.
Primera reseña y valoración del libro (que Goodreads dice que no está publicado, pero sí) y no sabéis la satisfacción que me da tal logro después del corazón roto que me he ganado con este libro. Lamento haberlo leído ahora por el simple hecho de que no acompaña el calor opresivo que me ha hecho dejar alguna marca en estas páginas, ya sea para evitar la rebeldía del ventilador o el atrevimiento del sudor cuando mi cuerpo solo debería servir para leer más rápida, más profundamente esta historia, nuestra historia. Esta es una novela de invierno, de gris y de músculos ateridos que buscan la promesa de la primavera con la tozudez con la que el ser humano anhela la esperanza. Estas páginas están hechas para ser pasadas con manos que se cortan por un sol que alumbra y no calienta, por unos dedos que son testigos de la herida que se infligió a España, si es que no se le sigue infligiendo hoy en día. En la nota de la autora se habla de tomar el relevo, pero de lo que no se habla ahí, aunque sobrevuela la novela, es de heredar el dolor de una injusticia que se dio por todos los frentes posibles. Creo que la Segunda República no me ha dolido tanto desde que leí los escritos de Azaña en tiempos que no parecían tan aciagos como los que nos toca enfrentar y que en Hungría llevan años viviendo en sus carnes. Decir que leer es político frente a esta novela es una consigna vacía que Tomé carga de significado, de injusticia, de dolor y de desgarro con una maestría que Tinta y Ceniza no consiguió por dos razones: por un lado, se supone que en la Segunda Guerra Mundial ganaron los buenos y, por otro mucho más hiriente, esto no es un relato de guerra, sino de inhumanidad. Porque sí, los conflictos bélicos desde la Gran Guerra han mostrado el lado más cruento del ser humano, pero quizás en tiempos de paz es cuando más duele, al igual que el Holocausto contagia el frío al corazón como el ruido de las bombas no termina de conseguir. La guerra en este libro casi parece un sueño que al despertar trae consigo la verdadera pesadilla, un cuadro que se pinta con gran maestría al elegir qué contar y cómo, obviando el morbo bélico en el que muchos hombres habrían caído en favor de mostrar los horrores que traen los tiros una vez se agota su eco en el frente de batalla. ¿La pluma? Tan exquisita que deja sin palabras, pero que me ha alejado ligeramente para no abrir mi propia herida heredada. Sentir el hambre, el sobrevuelo de las epidemias, el recuerdo de los obuses y las risas de los que se creen vencedores es sencillo en estas páginas, tanto que parece fácil escribir así, por lo que no me fiaría de nadie que no se haya parado a intentar obviar dónde y cómo estaba su familia en los años de esta historia. Se llama a la guerra como a su gemela la muerte, la gran igualadora, ¿pero cómo responde la Historia cuando su hijo no es sino la revancha? Pues no hay respuesta para eso que esté en los libros de historia, sin embargo, por la fortuna inmensa de hablar español y contar con escritoras tan talentosas, contamos con esta novela para intentar responderlo. Inés, Pepita, Ana, Jorge, Consuelo, Manolo, Susana... son nombres que ahora lloro como no he llorado al leer el libro, segura como estoy de que cuando lo relea sí que afloraran las lágrimas que se han mantenido tímidas en favor de permitirme averiguar cómo avanzaba una historia que conocía (por desgracia) mejor que sus protagonistas. Es cierto que a veces puede parecer un poco más lenta, no por ello menos punzante y necesaria, no obstante, no es un punto negativo que se le pueda reprochar al final de la historia, donde los silencios habitan el interlineado con la misma rabia que muchos de los gritos de los diálogos. Porque, oh señoras y señores, nadie está preparado para estos diálogos. No solo esto podría ser el guion de una serie, sino que sería una obra que rivalizase en el imaginario popular con las mejores piezas de teatro o del medio audiovisual que ha parido este país. Había veces que me paraba a releer solo los diálogos después de haberlo leído todo para disfrutarlos, saborearlos y masticarlos con el respeto que merece esta novela que no solo es arte, sino descarnada realidad. Si el mundo fuera un poco más justo, no tendría tanto que decir de esta magnífica novela (me estoy dejando cosas porque a veces el corazón se rebasa y arranca al intelecto la capacidad de articular para los demás) y la humanidad le reconocería a Andrea Tomé su puesto como una de las grandes escritoras del país, artista a la que habría que honrar como se hace con los nombres de los libros de literatura.
Ana de la Torre regresa a Madrid justo después de que los falangistas hayan tomado la ciudad. Su familia se instala en el nuevo orden, aliviados porque la guerra ha terminado para ellos, pero Ana siente que nada volverá a ser igual. Las calles reflejan pobreza, rencores y silencio. Su hermano Félix abraza con fervor la dictadura, mientras que sus amigos republicanos sufren sus consecuencias.
Al mismo tiempo, un fantasma recorre Europa: la persecución de los judíos. Entre ellos está Imre, amigo de verano de Ana, un joven húngaro con quien tiene una conexión profunda. Atrapada entre la lealtad a su familia, el dolor de las pérdidas y el deseo de justicia, Ana busca un camino que le permita amar. · Este libro es de los que te dejan con un nudo en la garganta. Por un lado encontramos esa ambientación tan bien plasmada, Madrid, la posguerra, cada rincón parece respirar ruina, tristeza y temor, pero también cierta belleza en lo cotidiano: en la resistencia de las mujeres, en la solidaridad silenciosa...
Respecto a los persoanjes, Ana es de esas protagonistas que no puedes dejar de admirar. No por perfecta, sino por lo real que la sentimos: confundida, en duelo, con rabia. Imre, hace que su amor no sea un escape sino más bien una chispa de luz en medio de tantas sombras. Félix, su hermano, representa esa parte de la familia y del país que eligió no mirar atrás, que abrazó la nueva realidad.
Respectoa la narración es tranquila, no hay grandes momentos de acción pero tampoco me resultaron necesarios, encontramos capítulos cortos e iremos volviendo al pasado y encontraremos bastantes persoanjes. Inés, Pepita, Ana y Jorge son algunos de los que no olvidaré.
Las vidas robadas es de esas novelas que no solo lees, sino que te marcan. Te hacen pensar, sufrir, agradecer que haya quienes ponen historias como esta en palabras para que puedan ser contadas. Recomendable si te gusta la novela histórica, y si valoras el retrato de personas que lucharon, aunque el mundo intente callarlas.
Encontraremos: Pluma delicada y emotiva Guerra Civil Historias cruzadas Memoria Saltos temporales
Temas: La represión del franquismo, el antisemitismo y el Holocausto, las heridas familiares y el amor imposible.
4.5 ⭐️ Desde pequeño me ha interesado la historia, la de mi país, la de países extranjeros, la de mi familia.
Nunca perdía oportunidad en los ratos libres de la escuela en leer algo en los libros de historia y ahora ya siendo un adulto que desarrolló el gusto por la lectura no pierdo la oportunidad de leer libros en los que la trama transcurra en épocas interesantes de la historia.
El Franquismo y la Guerra Civil Española es algo que conocía muy superficialmente, pero que me atrajo en el momento que supe que Andrea estaba escribiendo un libro sobre esa época, y la verdad, el resultado no me ha decepcionado.
Andrea logra plasmar un ambiente con el que puedes sentirte dentro de esa época, al relatar cómo se sienten los personajes, que varían con diferentes puntos de vista sobre esa realidad en la que viven.
Aunque no comparto la manera en que decidió terminar el libro, entiendo el por qué lo hizo así, porque siento que no había otra manera en la que pudiera representar el cómo se vivía en esa España.
Estoy segura de que los personajes de «Las vidas robadas» van a vivir en mi cabeza durante mucho tiempo, porque leerlos y conocerlos es como viajar al pasado, a esa tierra que ahora ha cambiado tanto y que forjó el destino de todos los que la pisaron.
Me hizo pensar en mis abuelos, en mis tíos abuelos, en los caminos que tuvieron que recorrer y todo lo que sus padres tuvieron que vivir. Se me encoge el corazón de pensarlo, porque así es como he estado durante toda la lectura, con el corazón en un puño, la angustia en la garganta y la esperanza de que, a pesar de todo, seguro que salía bien.
Con unos personajes redondos, una pluma que nunca decepciona y un final agridulce que me ha parecido justo, le doy mis cinco estrellas a esta historia.
Otro éxito y que bien leerla después de leer Tinta y Ceniza. Con El Valle Oscuro, te dan una perspectiva bastante amplia de la segunda guerra mundial, desde Londres, España y Japón. En Tinta y ceniza, Vera es una protagonista intransigente (lo que me encanta) - Ana es firme en sus sentimientos pero por sus circunstancias no puede mantenerse firme en sus ideales.
Una lectura dificil porque los personajes tienen tanta esperanza por una España mejor que tu sabes que nunca llegará. Es una lectura super fácil de leer porque Tomé escribe de una manera super entretenida que te mantiene enganchada hasta las tantas. No sabía mucho sobre la situación en Hungría pero me ha encantado aprender más.
Cómo he disfrutado de esta ficción histórica, tenía tiempo que no leía una novela así, me ha encantado, con ella tuve la oportunidad de conocer parte de la historia de España, a pesar de que sabía algunas cosas no tenía ni idea de cómo la gente en esa época vivió la guerra civil y la segunda guerra mundial, fue una historia de superación y de momentos difíciles para la sociedad de ese entonces, y de como generaciones se vieron superadas por esas situaciones difíciles que forman parte de su historia.
Una vez más, Andrea Tomé logra estremecer al lector recordándonos las vidas que la historia parece querer olvidar. En este caso podemos ver el papel de España en la Segunda Guerra Mundial y las consecuencias que trajo consigo la Guerra Civil a través de algunos personajes muy memorables.
Una novela con grandes dosis de drama, de costumbrismo de la época, de amistad, de familia... Su ambientación está muy estudiada y su trabajo es meticuloso. Reseña en LHD (en breve). También hay un hilo en mi tumblr.