¿Qué resulta más un corazón destrozado o uno que jamás te has atrevido a entregar?
Jake Wheeler, el hosco capataz del Rancho Sweet Valley, bastante tiene con criar solo a su hijo de cuatro años y sacar adelante la finca. Lo último que necesita es que Sarah Hayes —la despampanante hermana de su jefe— aparezca con sus maletas de lujo justo cuando su niñera le ha dejado tirado.
Para Sarah, ejercer de «canguro provisional» del hijo de Jake debía ser un simple paréntesis en su ajetreada vida de influencer. No contaba con que aquel testarudo vaquero despertaría sensaciones que ningún filtro de Instagram podría disimular. Ni que el pequeño Wyatt le robaría el corazón con una sonrisa desdentada.
Cuando la tensión entre ellos se vuelve imposible de ignorar, dos mundos completamente opuestos chocan bajo el cielo estrellado de Texas. Pero justo cuando Jake se atreve a bajar la guardia, un vendaval con nombre propio irrumpe en el Rebecca, la madre de Wyatt, regresa decidida a recuperar la familia que abandonó.
Con una tentadora oferta laboral esperándola en Nueva York y una ex manipuladora amenazando con arrebatarle a Wyatt, Jake y Sarah deberán decidir qué están dispuestos a jugarse... antes de que el orgullo les arrebate su última oportunidad de amar.
Segundo libro de la serie «Cowboys de Sweet Valley», puede leerse de forma independiente.
Una historia que, aunque predecible en algunos momentos, se disfruta muchísimo por la química entre los protagonistas y ese tira y afloja constante que te mantiene enganchada. Jake, con toda su cabezonería, me frustró, pero también me conquistó. Sarah es maravillosa, paciente y fuerte. ¡Y Wyatt es un amor absoluto! Me encantó el mensaje de que el dinero no da la felicidad, sino las personas que te rodean. Tiene drama, amor, pasión y momentos que te sacan una sonrisa. Se lee rápido y deja muy buen sabor de boca. ¡Perfecto para fans del romance con vaqueros testarudos!
La storia poteva avere del potenziale ma è risultata ripetitiva fino a far venire il nervoso e con errori di traduzione e grammaticali così gravi da far distogliere l’attenzione dalla trama e chiederti come sia possibile avere una traduzione e una stesura così pessima. C’è dell’incoerenza anche alla fine quando Jake descrive in un modo Sarah ma in tutto il libro Sarah non ha mai avuto quel comportamento. Sarah è un cuore di panna a cui mi sono affezionata invece.