Las aventuras de Rufo Batalla parecen encaminarse al remansamiento cuando contrae matrimonio con una rica heredera, pero no consigue olvidar al príncipe Tukuulo y a su exquisita esposa. La agitada transición política española ha dado paso a una prosperidad económica que parece destinada a no tener fin. Mientras, la caída del muro de Berlín culmina un proceso de transformación que presagia el descalabro de la URSS, y de repente lo que parecía una locura, la conquista del reino de Livonia, se vuelve posible.
Siempre por razones ajenas a su voluntad, Rufo Batalla viaja a Londres, Nueva York, Viena o Moscú y se enfrenta a situaciones insólitas, obligado a desempeñar papeles que nunca habría elegido. Pero cuando descubre que el servicio de inteligencia soviético anda tras el príncipe, Rufo se dará cuenta de que la vida familiar y la de agente secreto no son fáciles de compaginar.
Asiste el audiolector a los fenómenos sociales de la etapa final del siglo XX a través de la impagable mirada de un Rufo Batalla dividido entre una plácida existencia y su compromiso con el pretendiente a un trono de opereta. Nada de cuanto le sucede, sin embargo, le hace perder la compostura. El fin de siglo presagia cambios irreversibles, pero siempre quedarán algunas la fe en la razón, el arte y la prosa chispeante y aguda del gran narrador Eduardo Mendoza.
Eduardo Mendoza Garriga studied law in the first half of the 1960s and lived in New York between 1973 and 1982, working as interpreter for the United Nations.
He maintained an intense relationship with novelists Juan Benet and Juan García Hortelano, poet Pere Gimferrer and writer (and neighbour) Félix de Azúa.
In 1975 he published his very successful first novel, La verdad sobre el caso Savolta (The Truth about the Savolta Case), where he shows his ability to use different resources and styles. The novel is considered a precursor to the social change in the Spanish post-Franco society and the first novel of the transition to democracy. He describes the union fights from the beginning of the 20th century, showing the social, cultural and economic reality of the Barcelona at the time. A year later he was awarded the Critic Prize.
His most acclaimed novel is probably La ciudad de los prodigios (The City of Marvels, 1986), about the social and urban evolution of Barcelona between the Universal Expositions of 1888 and 1929. It was adapted to the screen by Mario Camus in 1999.
In 1996, he published his third major Barcelona novel, this time set in the 1940s, Una comedia ligera (A Light Comedy).
Also within Mendoza's work stands the saga of Ceferino, a peculiar character, a detective locked up in a mental hospital. The first of these novels, El misterio de la cripta embrujada (The Mystery of the Bewitched Crypt, 1979) is a parody with hilarious moments mixing detective stories with gothic narrative.
In the second novel of the saga, El laberinto de las aceitunas (The Labyrinth of the Olives, 1982) he confirms his talent as parodist; the novel is one of his most successful works. The third (and last) novel of the saga, La aventura del tocador de señoras (The Adventure of the Powder Room) was published in 2002.
The newspaper El País published two of his novels by instalments, Sin noticias de Gurb ( No Word from Gurb, 1990) and El último trayecto de Horacio Dos (The Last Journey of Horatio Dos, 2001).
In 1990, his work in Catalan Restauració made its debut. He later translated it into Spanish himself.
¡Vaya bodrio! Será que me hago viejo y no me entero. O quizá es Mendoza que está agotado y no da más de sí. En todo caso, el hecho de que lo comprara en papel no justifica completamente que tardara más de tres meses en leer este libro. Llegué al final buscando a ver si veía algún elemento de novela en la obra. Y, para ser franco, no lo encontré. No es un libro de historia, aunque lo parezca. No es un libro de memorias, aunque quizá sea lo que más se acerque a su naturaleza. En todo caso, no es una novela, ese constructo que cuenta una historia con sus enredos y sus soluciones. El autor encadena hechos en la esfera mundial con el transcurrir vital de un tipo indefinible (dice en algún momento que es un espía; será verdad, pero no sé por qué), lo rellena todo con reflexiones filosóficas que no interesan a quien compra una novela (vaya, que no son de altos vuelos) y lo adereza, eso hay que concedérselo, con una lengua exquisita y bien trabajada. Como dicen los ingleses, un ejercicio de futilidad adornado con unas citas cada muchas páginas que suscitan esa admiración boba entre los que no saben a qué vienen, pero como están en lenguas extranjeras... A mí me dejan de piedra. Vaya, que no sé por qué lo compré. Errores cometemos todos los días.
Rufo Batalla parece haber pasado a un estado más tranquilo en su vida. Lleva ya tiempo sin saber nada de aquel pretendiente al trono de Livonia. Se ha casado y vive en Barcelona. No obstante, todavía quedarán algunos pretextos que le hagan dar más viajes por el mundo.
Se cierra con este libro, según parece, la serie de Rufo Batalla, un periodista que no es sino un alter ego del propio Eduardo Mendoza. El final no está a la altura, siendo para mí peor que el segundo volumen. En esta ocasión, el protagonista hará escala breve en Polonia y Austria (de hecho, da la sensación de que pasa por Rusia lo justo para cumplir con el título). Hay algunos acontecimientos extraños, pero que no están dotados de fuerza.
Llegados a este punto, sigo sin saber bien qué pretendía el autor escribiendo estos tres últimos libros. No hay profundidad en los personajes, ni en la trama. Los volúmenes son una sucesión de acontecimientos, varios de ellos bastante nimios, y da la sensación de haber sido concebido como una escritura poco planificada, como si se fuesen agregando secuencias una tras otra sin tener enfocado el horizonte. Ni siquiera cumple el deseo del autor, manifestado en varias entrevistas, de que esta serie quería ser un homenaje a los cambios que ha experimentado la sociedad en las últimas décadas, ya que se mencionan algunos temas sociales como arte de un decorado o de una conversación rápida entre personajes que apenas se conocen.
Mira que me gusta Mendoza, pero no recomiendo leer esta trilogía. De hecho se me hace difícil concebir un lector a quien pudiese gustarle. Solo el segundo volumen despuntó un poco en atractivo, pero insuficientemente para generar un deseo real de lectura de toda la travesía.
“Yo me entretenía pensando en mis cosas, no sé si como filósofo o como cretino”, dice Rufo Batalla en este estupendo, delirante y muy cómico cierre a esta trilogía, ya glosada en El rey recibe y El negociado del yin y el yang. A través de las vicisitudes de este anti-héroe del siglo XX, vamos atravesando los acontecimientos más importantes del final de siglo: desde la caída del muro hasta la conversión en atracciones turísticas de lo que eran antes ciudades habitables. Mendoza regala sus reflexiones perplejas y cómicas, nunca dogmáticas, sobre el matrimonio, sobre la transformación de la Barcelona olímpica, Shakespeare, el teatro de vanguardia, el arte moderno, los clubes ingleses, el capitalismo y el comunismo, Ibiza, Venecia, París o Viena. ¿Hay alguien que escriba mejor que Mendoza?
Lo siento mucho, pero no le he encontrado gracia alguna a este libro, aunque puede ser culpa mía, porque llevaba unos veinte años sin leer a Eduardo Mendoza y tenía buenos recuerdos de sus obras.
Pues Rufo Batalla no me ha enganchado. Empezó bien. Tiene trazas del mejor Eduardo Mendoza pero el problema es q le comparo con el autor de “Sin noticias de Gurb” o “las aventuras del tocador de señoras”... y no hay autor q le aguante la comparativa...
Prosa sólida como siempre, especialmente en el tercio final del libro. La línea de desarrollo es un poco caótica. Contexto últimos coletazos URSS-final s XX.
Ben escrit, fa de molt bon llegir. Tanmateix, la trama del príncep és confusa i moltes històries entrecreuades són inconnexes. Amb tot, l'autor hi aporta reflexions interessants sobre la vivència de la seva generació.
Mendoza a través del personaje Rufo Batalla nos narra los acontecimientos acaecidos en los últimos años del siglo veinte en Europa, la transición política de España, con notas de su humor característico. Con este libro acaba la trilogía. A ratos me he reído con sus situaciones rocambolescas.
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Bastante entretenido. Muy fácil de leer, cierto humor. Lo único que no tiene capítulos ni saltos de párrafo, para leer por trozos es algo más complejo. Recomendable, me leeré otros de este autor.
Sé que leer a Eduardo Mendoza es leer sobre seguro. De hecho es de los pocos autores de quien me he leído toda su obra; obra que sé que, por desgracia, ya mucho no va a aumentar. Por ley de vida básicamente. Pero mientras así sea le seguiré leyendo y disfrutando.
Hace un par de años Mendoza comenzó la trilogía que culmina ahora con esta novela en la que hace un repaso, a través de la vida y andanzas de Rufo Batalla (casi un álter ego del autor catalán), del último cuarto del siglo XX. La premisa de narrar los acontecimientos sociales, políticos y culturales del mundo a través de un personaje pintoresco como es Rufo Batalla y su amistad de casualidad con un príncipe heredero de un reino absorbido hace décadas por la URSS, es atractiva e interesantes, sobre todo por el magnífico estilo de Mendoza donde la crónica, más o menos realista aunque a veces estrambótica, y el humor, a través de su finísima ironía, forman una simbiosis perfecta para el lector.
Este libro cierra de manera magnífica la trilogía llevando al lector de nuevo a Nueva York y Londres y acercándole a la Polonia del Sindicato Solidaridad, la caída del muro de Berlín y la descomposición de la URSS, así como a la Barcelona pre olímpica. Lo único que me ha sobrado ligeramente, porque creo que no es más que una fantochada que no aporta nada realmente, es toda la historia paralela del príncipe Tukuulo; si Mendoza hubiera narrado la vida de Rufo Batalla, con sus peripecias inimaginables, sin recurrir a esa estratagema del príncipe destronado falso, la historia hubiera ganado en profundidad y rotundidad como crónica de lo que fuimos como sociedad.
Argumentuak ez daka ez buru eta ez hanka, zentzu bariko anekdota sorta bat besterik ez da, XX. mende amaierako gertaera nagusien gainean hausnarketan jarduteko aukera ematen diotena idazleari, baina Mendoza gustatzen bazaizu gustura irakurtzen da, idazle katalanak beti lagatzen duelako kalitatezko pasarteren bat, txinparta pizgarriren bat eta, bereziki, ironiaz eta umorez betetako tarteak.
El tercer y último libro de la saga, gracias a Dios…. Para empezar pone frases al comienzo de cada giro, es una constante en los tres libros, recurso que me a mí me gusta mucho porque te marcan el derrotero de la obra, pero esta vez, abusa de este recurso porque no te lleva a ningún lado y además son frases en catalán, francés, inglés, alemán. Se volvió una lectura tediosa, odiosa, aburrida y me hacía renegar a cada rato. Ni los personajes, ni la narración me engancharon. Es una historia muy forzada porque la razón que da el personaje para seguir con la farsa, no es convincente. Y sin eso, toda la historia se cae como un yenga. Para terminar, son libros fáciles de leer, se leen rápido. Lo único que destaco es la visión que nos brinda el autor de todos los cambios que se dieron a mediados y finales del siglo XX Hasta una nueva reseña. Chau.
No logré acabarlo, no me terminó de enganchar. Está bien escrito y el autor es fiel a su estilo sarcastico-satirico. Sin embargo el libro no esta a la altura de sus obras maestras (Sin noticias de Gurb, La verdad sobre el caso Savolta,...).
Parece que empecé por el final, pero he tenido suficiente como para no animarme a seguir por el principio. El protagonista, una persona sin oficio ni beneficio, que vive del aire. Empezó bien, hacia la mitad empezó a aburrir el sinsentido, y casi me planteé abandonar casi al final.
Es la tercera parte de una trilogía de la que no he leído nada más. El Mendoza de siempre: los esplendores y miserias de la burguesía catalana con mucha guasa.
Eduardo Mendoza se lee fácil y rápido, tiene sentido del humor, pero no termina de convencerme. No sé qué le falta a sus novelas para que me gusten de verdad. Para mí, se queda corto en los aspectos que acabo de comentar. Y, encima, detesta algunas de las ciudades que más me gustan del mundo. Ni Nueva York, ni Venecia, ni Praga se salvan de la quema. Hay cosas muy interesantes en esta trama y que dan muchas pistas del por qué de los acontecimientos europeos que estamos viviendo hoy, pero ha habido algunas partes del libro que me ha costado terminar. Para colmo, no hay capítulos que fragmenten la lectura y sí lo que pienso que son frases de novelas de la literatura universal que hacen esa función, pero están escritas en su idioma original, en los idiomas de todas esas partes del mundo por las que el protagonista va transitando. Lo cual a la vez que puede ser una contra, porque muchos de esos idiomas el lector puede no conocerlos, también puede ser un pro, ya que nos anuncia o tiene que ver con lo que nos va a contar el autor. Sobre todo, me ha gustado tener una visión diferente de la que viví a finales del siglo pasado. Para quien no haya estado en este mundo por esas fechas puede resultar esclarecedor de lo que fueron las dos últimas décadas del segundo milenio y cómo se formó el mundo actual que ahora conocemos. En conjunto es interesante. Un detalle que se me escapaba... este libro es la tercera parte de una trilogía que habla de los acontecimientos de la segunda mitad del siglo XX, pero que se entiende perfectamente sin haber leído los dos primeros libros, aunque imagino que la historia del Príncipe Tukuulo quedará más explicada si conoces las dos tramas anteriores. Quizá es eso lo que me ha faltado... o no.
Cierro la trilogía del peculiar personajillo de Rufo Batalla con este último libro y, realmente, tengo sentimientos encontrados al respecto. Como ya mencioné en las reseñas de sus dos predecesores, y a pesar de ser gran fan de Mendoza, esta trilogía es quizás lo que menos me ha gustado de lo que he leído de su obra. Y no digo en vano que sea un escritor que admiro, le considero uno de mis escritores favoritos y siempre recomiendo sus libros. Quizás he echado de menos ese punto de comedia que tanto cautiva de Mendoza, un poco estilo Sin noticias de Gurb o El tocador de señoras, ese punto de hacer comedia de lo absurdo que tan bien sabe desarrollar. Por otra parte, me ha gustado la ambientación en la Barcelona de los JJOO y lo mucho que se consigue transmitir las circunstancias tan concretas de España y de Europa a través de los viajes del personaje. Sin embrago, sí que también es verdad que me ha parecido un final que no acababa de cerrar todo aquello que se desarrolla, dando lugar a un libro de cierre un poco brusco.
Rufo Batalla es un personaje con demasiada suerte en la vida que, aparentemente, acaba con el siglo XX. Entre tanto, él atestigua el colapso de la Unión Soviética, la balcanización de Europa del este y la transformación paulatina de España (retorno de la democracia después de una férrea dictadura muy prolongada) después de la muerte de Franco, después de casarse con una mujer adinerada de una familia con influencias, a quien embaraza por accidente. El recorrido del personaje involucra hechos históricos, aunque la novela se pierde en veleidades de un supuesto trasfondo político y socioeconómico que Rufo Batalla disfruta por suerte. Él logra, cómo cientos de miles de personas, aprovechar oportunidades y ventajas del colapso soviético en una Barcelona expectante por los Juegos Olímpicos de 1992, mientras a su mansión llegan personajes variopintos en la miseria, en busca de algún mendrugo de pan.
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Hacía mucho tiempo que no leía a Mendoza, desde La ciudad de los prodigios, que me gustó mucho, pero hace poco leí Riña de gatos, a la que le dieron un Premio Planeta de manera inexplicable (bueno, hay peores perlas que lo han ganado), y ahora acabo de acabar esta novelita que bien podía haber improvisado mientras se tomaba un cóctel con pretenciosos coleguitas. No le encuentro ninguna sustancia, no logro empatizar con los personajes, trazados descuidadamente, la trama me parece muy dispersa, desordenada y poco interesante. Por no hablar de las frases literarias intercaladas en el relato que me parecen una soberbia pedantería. Vamos, que me ha parecido una de esas novelas que el autor, aprovechando su fama, escribe de manera desganada para seguir generando ingresos y mantener un ritmo de vida burguesa que luego, anodinamente, retrata en sus novelas. En fin, del Mendoza vintage aún sobrevive un estilo ameno y alguna reflexión interesante, nos conformaremos con eso.
De nuevo Rufo Batalla a la aventura surrealista en la que se ve envuelto por su amistad con el Príncipe Tukuulo. En esta tercera entrega nos regala un paseo por el final del siglo pasado, la caído del régimen soviético, las olimpiadas, la llegada de la informática. Y todo, con esa mágica forma narrativa en un estilo sublime que contrasta con lo estrafalario de los personajes. Unos personajes de opereta que se expresan en un estilo afectado que provoca la carcajada tan sólo por el contraste. Con una riqueza léxica y discursiva que hace las delicias del lector, contiene pensamientos y máximas de esos personajes que incitan a la reflexión. En definitiva, una magnífica manera, divertida y erudita de visitar el último cuarto de siglo de occidente. Posiblemente, es la que más me haya gustado de las tres protagonizadas por este entrañable personaje de enredo.
Termina la trilogía de Las tres leyes del movimiento. Aunque se ve la maestría, no me ha llegado como otros libros suyos. Está lleno de grandes frases, de reflexiones muy interesantes, de vistas de nuestra historia reciente, pero no acabo de conectar. Al protagonista le encuentro distante, no empatizo con él y no me llego a interesar por su vida. La trama del príncipe Tukuulo tampoco me ha convencido, no le veo el interés. La calidad literaria es indiscutible, pero me ha fallado el esqueleto de la historia.
2.5. Quizás tendría que haber leído las anteriores aventuras de Rufo Batalla porque aquí me parece un señor mediocre y derrotado. No deja de viajar por todo el mundo y aún sería hora que entendiese por que lo hace. Los viajes permiten y la vida de clase alta de los personajes permite que el escritor nos enseñe un poco de cultura general, que siempre gusta. Se lee rápido y la historia va pasando a buen ritmo. Para llegar a ninguna parte.
Rather rambling, and the episodes of international intrigue sit a little awkwardly with the mundane family life of the narrator in Barcelona. However, the book is rescued by the humour and social observations of Mendoza, and the reflections on broader themes (by the narrator, although always with the suspicion that Mendoza is speaking for himself). In spite of the modest three star rating, I did enjoy it.