Es difícil lavar el rastro de las heridas, pero siempre podemos volver a amar.
Hay luces insostenibles en el tiempo, dice Virginia. Hay quienes con la máscara del amor juegan únicamente a la violencia. Hay lecciones que la vida nos enseña de las formas más crueles. Y luego, después de todo eso, está la posibilidad de volver a amar. Hay formas de sanar y volver a nacer, nuevas palabras para hablar del cariño, para hablar en plural, para nosotras.
Con dibujos delicados y expresivos, Eloísa Castro retrata una cotidianidad extrañada por el dolor que, trenzada con los poemas de Virginia, nos lleva en un viaje de sanación. Es difícil lavar el rastro de las heridas, pero siempre podemos volver a amar.
Me ha gustado. Que lindo escribe Virginia, ha sido difícil y lindo de leer.
“Estamos juntas. Está claro que no deberíamos ni siquiera tener que ubicarnos en este espectro del dolor y del abuso. Pero, ya que estamos aquí, en contra de lo que hubiésemos querido, quiero decírtelo: es claro que estamos juntas.”
Virginia escritora, Virginia mujer, Virginia y la tinta... No creo ser capaz de poner en palabras lo que este libro significó y ahora significa para mi, como sentí que me leyó el alma y como me sentí por primera vez acompañada en esto que he ocultado en mi corazón tanto tiempo... Me sentí vulnerable pero escuchada aún cuando yo soy la que la lee a ella... Virginia vino a poner en palabras lo que a mi me ha costado solo sentir... Las palabras son poderosas y el amor también, gracias Virginia por mostrarme que después del amor nosotras.
Profundamente bello. Genuinamente creo que Virginia debía sacar todo esto de las experiencias que vivió, y el resultado es un libro que en su sencillez explora temas como el crecer sintiéndose diferente, el dar amor donde no deberíamos darlo y el renacer después de experiencias que se sintieron como muerte en vida.
Esperaré con mucha emoción todos los otros libros que escriba 💛
Este libro toca profundamente. Lo sentí cercano, íntimo, escrito desde un lugar muy hondo. Me parece admirable la forma en que la autora se atreve a nombrar lo que muchas veces callamos, a romper ese silencio impuesto sobre nuestras vivencias como mujeres. Muy valiente. Directo al corazón.
Yo no soy muy fan de la poesía pero es que esto es solo un libro de poemas.
Este es un libro en dónde romperse está permitido, pero dónde sanar es obligatorio.
El recorrido de Virginia a través del dolor, la destrucción y el desamor es una muestra de que los corazones rotos sienten más, piensan más, viven más.
Pero al final, más allá de todo el dolor, de todas las lágrimas, de todos los deseos de no seguir adelante, si hay algo mejor.
Hay amor.
El amor que sana. El amor que salva.
El amor que todo lo puede y contra todos vence
⭐⭐⭐⭐ Para un libro corto que se siente como una curita en el alma, una muestra de que siempre a pesar de todo la felicidad está ahí, al otro lado esperando por nosotros.
Excelente libro, es el primer poemoario y me encanto, es una obra emotiva y reflexiva despierta sentimientos e invita a mirar el amor desde la optica femenina. Hablar de las huellas que deja el amor, de la pérdida y también de la fuerza transformadora que emerge después de una ruptura. Su lectura no solo conmueve, sino que también inspira a resignificar las experiencias amorosas y a reconocerse como mujeres capaces de reinventarse.
tengo una relación parasocial TOTAL con Ana y Virginia!!!!
me sorprendió para bien este libro. algunos poemas son muy del estilo tipo Rupi Kaur (no lo digo de forma negativa ah) y me gustó un montón. fue muy valiente Virginia al hablar de su historia y en relatar cómo volvió a confiar en el amor. me gustaron muchísimo los poemas que hablaban de su pelo y del rol que cumple, como otras mujeres, en su familia.
Primera vez que leo un poemario, aunque tenia expectativas altas no pensé que me fuera a tocar tanto en el alma. Muchos poemas me marcaron y quedaran en mi memoria, pude notar el dolor a la vez que el amor en cada palabra. Recomendado.
Primer poemario que leo y me gustó mucho la experiencia. Me pareció fascinante como la autora pasa de trasmitir la tristeza y dolor por situaciones traumáticas vividas a la esperanza.
Lo volvería a leer✨️ además las ilustraciones son preciosas.
Es un abracito al corazón leer este libro siendo una mujer sáfica del Caribe colombiano y sentir que, aunque aún busco mi lugar, hay una voz tan parecida a la mía que ha logrado amar y mostrar ese amor en libertad, como un suspiro que al fin se siente en casa.
“Que sepa la gente y que les quede claro que el amor que he tomado para escribir este libro vino de ella y no de él”
Normalmente no leo mucho poesía, pero este libro me abrió una ventanita en este universo e irá para la colección como algo muy hermoso. Fue doloroso, amoroso y dulce. Me encantó
“Trata de no odiarme, que yo ya me he odiado como si fuese el mundo entero. Quiéreme.”
Es terriblemente doloroso cómo todas y todos los sobrevivientes terminamos contando una historia trágicamente familiar, donde lo único que cambia es el nombre del diablo.
Este libro me gustó muchísimo. Me hizo llorar a cántaros, reviviendo fantasmas que creía olvidados, pero también me abrazó en esa vulnerabilidad. Hay algo profundamente humano en sus páginas, algo que duele y reconforta al mismo tiempo.
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A Virginia la conocí un día por redes, cuando me salió un video en mi “fyp” y ahí se quedó. Para mí, en esos videos, era ver el amor entre dos mujeres de la manera más pura, era lo que yo quería algún día (aún lo quiero).
Y cuando supe que escribió un libro, y que siempre soñó con ello; me sentí yo. Así que en mi vida como lectora, como fan y como una persona que ama el romance sabía que lo quería, y tener su firma era algo que quería.
Ahora que leo el libro, solo puedo decir que Virginia es increíblemente fuerte, desde el momento en que nació siendo mujer, todo lo que nos permitió conocer a través de las palabras y este primer libro. Gracias por mostrarnos ese dolor, por mostrarnos el amor, por mostrarnos a ella, en etapas que no conocíamos el pie de la letra.
Los poemas, como siempre, son difíciles de puntuar porque para mí, se deben sentir. Y yo volví a sentir que hay algo más fuerte que el miedo que me habita y que, quizás hay algo esperando del otro lado.
"Que sepa la gente y que les quede claro que el amor que he tomado para escribir este libro vino de ella y no de él".
De antemano, muchísimas gracias, lo disfruté muchísimo, no dejaría de agradecerles...
Desafiante, asombroso, recapacitar sobre lo dado, la oportunidad, lo desvelado, cerniendo su cabeza, su infancia, atada, descendió, desvelaba su vida, una muerte trágica, su SER, descifrando cada pliegue, realzando lo adecuado, lo masculino, un hijo, obstinado, recio, no lo débil, lo delicado, sensible a su tacto, abyecto a su proceder, lo disimulaba, un minuto pasó por ahí, un ruido metálico, la inquietó, la molestó, aconteció, creció, desdibujando cada hebra, un hilo, esponjoso, difícil, molesto, lo sujetó, lo agarró, con fuerza, no lo ató...
Descifró, NO, no lo había creado, una pregunta hiriente, descarnada, obsesionada, su presencia, lo intuyó, confundida, su sentir, su belleza, la consumió, lo deshacía, las turbulencias, la incomodidad, lo nefasto, transcurría, entre sus manos, maltratando lo ínfimo, lo austero, tendría un corazón latiendo, NUNCA, aquella imaginación rematada, surgió, prosiguió, lo adelantó, es un espejismo...
Lo consideró, ÉL, ELLA, ELLOS, ELLAS, NOSOTROS, quiénes son, un paso, cinco mil pasos, una voz, una garganta, pronunciando su nombre, una mirada, gritó, le reclamó, ¿Porqué lo hizo? Él no se lo merecía, me pronunciaba, lo sabe, lo percibe, NO, NUNCA, aquella voz, fueron demasiados gastos, malgastos, empanadas, postres, gaseosas, presas de pollo, pan, tamales, salsas, pizzas, dulces, bombones, pirulitos, yoguetas, panelitas, libras de arroz, buñuelos, mantecadas, galletas, helados, hamburguesas, arepas con queso, jamón, arequipe, miel, recorriendo cada calle, lloviendo, buscaba un alimento, un bocado...
Retorciéndose, en su silla mecedora, se cayó, se sorprendió, le dolió, no lo comprendía, su sufrimiento, una carencia, se desvanecía, frente a ellos, lo logré, unas palabras, unos verbos, versos encontrados, SIN TÍ, NO HAY NADA, UN NADA, NO, ANDA, DÓNDE, ALLÁ, LO DEJÓ, NO LO SIENTAS, NO OCURRIÓ, ESTAMOS AHÍ, ALLÍ, CORRE...
El bombillo estalló, se asombró, la rozó, en la espalda, lo consiguió, llovía, continuaba, un trueno, vuele, corra, ande, es un peligro, lo sentía, un alcohol, una botella, NO PARE, SIGA, retrocedemos, recuerde, olvide, una motocicleta, un beso, un día, se diluía...
Lo leí, lo leía, todas las páginas, 133, lo dividí, 400 páginas, día 20, es hoy, 12 de octubre 2025, domingo, 10:11 p.m., es dislocado, una pintura, una desventaja, lo leía despacio, lento, rápido, velozmente, lo quería dilatar, esperar, demorarme, engullir cada hoja, lo amaba, lo apreciaba, era ÉL, ELLA, la niña, la adolescente, la mujer, demacrada por heridas superficiales, etéreas, no lo conectaba, realmente, se desdibujaba en miles de retazos, pedacitos, burbujas, sonajeros, olas, siglos, signos...
Por qué si ambos estábamos desnudos era yo la única expuesta.
la violencia que me ha hecho pensar que a los doce dejé mi infancia o desde antes. No la tengo no la tuve no la pienso tener no nací virgen ni consagrada nací libre para después de todo terminar siendo enjaulada.
No soy territorio de conquista ni mueble ni lugar de objetos perdidos. Nada en mí te dirá que te pertenezco no hay papeles de propiedad. Esta noche mientras me tocaba me he dado cuenta de que (contigo o sin ti) este cuerpo siempre ha sido mío.
Llevo días inclinada ante el cielo pidiéndole que en su infinitud te haga entender que para ser hombre no se necesita romper.
Para sanar tuve que escarbar años atrás, meterme en una cápsula del tiempo y viajar. Llegar hasta el útero de mi mamá
Que el primer hombre que me lea sea mi papá y entienda veintiséis años después que tener una hija mujer fue la suerte tocándolo al hombro. Venía a convertir sus sueños en realidad y en lugar de eso vine a abrir sus ojos abriendo los míos. Cuando sostuvimos la mirada por primera vez seguro él supuso que había cosas inevitables, incontrolables atravesadas que nunca serían su culpa. Mi papá es parte de una cadena de poder que hoy su hija rompe
“Cuál será el peso correcto o las medidas perfectas para que ustedes me vean y yo no sea de nuevo carne de cañón”
Estaba yo muy engañada de cuál era el tema principal de estos poemas, cada uno me sorprendía un poco más que el anterior. Amo como Virginia encuentra las palabras para describir lo que es ser una mujer intentando amar y ser amada sin ningún tipo de culpa. Amo que sea una mujer costeña, hay tanto de la cultura de Montería y todos los otros pueblos de la costa (del lado no premium porque no tenemos mar😆) que me llena de orgullo saber que algunas de las partes de este libro fueron escritas o inspiradas en los lugares donde yo pasó mi días. Siendo muy narcisista 🙈 esos pequeños detalles me hacen sentir especial 🥹 me hacen sentir que es mágico, romántico y claramente, poético ser sabanera 🩵.
Gracias Virginia ( y por si llega a leer esto, gracias Irina) por usar su voz para hablar de nuestro pueblo, de los dolores que en el habitan pero también de la belleza tan grande que esconde 🥲✨🫶🏼
Si hay algo que me gusta más que la poesía, es la poesía ilustrada.
Esa que además de leerse, se habita, en donde las palabras se encuentran con las imágenes para crear una experiencia sensorial.
Después del amor, nosotras es exactamente un lugar íntimo donde la poesía del amor y del dolor conviven sin miedo. Donde los procesos de sanación —que nunca son lineales— se revelan como caminos que se bifurcan, tropiezan, retroceden y, de pronto, encuentran una luz inesperada.
Los versos de Virginia Petro de atraviesan la ruptura, la pérdida, la memoria del cuerpo que ama y duele, pero también habla de los renacimientos: esos pequeños brotes que aparecen cuando la vida decide ofrecernos una segunda oportunidad.
Hay algo profundamente bello en cómo este libro piensa el perdón. No como un gesto ingenuo, sino como una práctica espiritual que reordena el mundo interior. Después del perdón —parece decirnos Virginia— viene la paz, y con ella, un nuevo significado sobre ella misma.
Me enamoré de este libro desde el prólogo. Llegó justo cuando más lo necesitaba, en un momento en el que la decepción pesaba más que mi propio cuerpo y la esperanza parecía haberse desvanecido. Me considero seguidora de Ana y Virginia en TikTok; amo sus videos y el amor genuino que transmiten a través de la pantalla. Compré el libro pensando que sería un poemario romántico, pero descubrí que es mucho más que eso. A través de poemas únicos e íntimos, la obra narra la redefinición del amor desde la mirada de Virginia y su profundo proceso de sanación. Si hay algo “malo”, es lo corto que resulta: se lee tan rápido y se siente tan cerca, que te deja con ganas de más.
“A partir de entonces, llamaríamos tranquilidad a las veces en las que el corazón encontrara donde reposar, libertad a poder decidir hacia donde mirar y hogar al lugar en el que la voz se amplifique” “Tanto mundo por ver y yo decidía día a día, tenerte en frente, día a día, me tapabas la vista.” “La mañana que te conocí encontré la dirección del hogar que llevaba años buscando”
Este es un poemario al que se le notan las cicatrices, y a mí me habló en plural, pero sin drama innecesario. La autora abre ventanas donde antes había puertas cerradas. Las ilustraciones de Eloísa Castro hacen un acompañamiento precioso a esa luz que entra cuando por fin nombramos, sin vergüenza, todo lo que duele, y cuando dejamos espacio para todo lo que viene después.
Amo leer a mujeres colombianas contemporáneas. Y amo aún más ver cómo cada vez nos atrevemos a escribir desde el ‘nosotras’, sin pedir permiso. Si alguna vez te dijeron intensa, dramática o “muy sensible”, este libro te guiña el ojo y te dice: aquí cabes. Recomiendo leerlo despacito y releer algunos versos de vez en cuando. Si vienes de una ruptura o de una renuncia amorosa, vas a encontrar frases que quitan el nudo de la garganta y te devuelven a ti. Creo que este libro es una buena compañía si estás en proceso de reconstruirte.
Ufff este libro llegó como un regalo a nuestra vida (y hablo en plural porque lo leímos en el club, entre mujeres, en un espacio seguro y transformador) ... fue el primer poemario del club y la experiencia fue maravillosa (estoy segura que será el primero de muchos).
Este libro es un abrazo a lo que duele y una invitación a mirar todo con ternura, compasión y propósito. No es un libro que se lee, es uno que se siente: verso a verso nos recuerda que sanar también se hace en plural, entre mujeres, entre silencios y palabras que se reconocen.
Cada poema es una grieta dorada que brilla con amor propio, reconocimiento de límites y gratitud por todo lo que somos y fuimos. Este libro me acompañó en un momento de mi vida importante y me ayudó a reencontrarme con calma y a recordar que después también es comienzo.
Confieso que es mi primer libro de poemas que leo, y lo hice por la portada.
No conozco a la autora, ni nada de su historia, pero aún así, la sentí tan cercana e íntima.
Me sorprendí al verme llorar con las últimas dos páginas, no solo por lo que dicen, sino porque venía conteniendo toda su historia, que no es solo suya, sino de muchas otras mujeres. En mayor o menor escala.
Lo que más he amado del libro es poder ver su proceso de derrumbe y de reconstrucción. Su viaje de vuelta al amor, no solo en plural, como dice, sino individual también. Y como hay personas y parejas que nos ayudan a reconstruirnos también en medio de esas heridas o cicatrices.
Muy bonito y sentido. Además, las ilustraciones fueron ESPECTACULARES, y le dieron el toque perfecto entre escrito y escrito.
Leerlo ha sido transitar entre habitar y experimentar la perdida de identidad, abuso y odio hacia mi por permitir y ser lo que no debía. Así como también, cuestionarme cuantos de esos comportamientos opresivos he podido reflejar sin la intencionalidad de hacer daño. Cuando pude o no haber hecho sentir a alguien así inconscientemente... Gracias Virginia Petro de León. Espero como puto poder volver a habitar el amor y sentirme bien con quien soy, de quien nací, de donde vengo y lo que he vivido. ❤️🩹
"Si sopla el viento, se apaga. Si hablo, se apaga. Si alguien se mueve con rapidez, se apaga. Si la ventana queda abierta, se apaga. Hay luces insostenibles en el tiempo, este amor es una de esas."