Alejandro Ricardo Dolina (born May 20, 1945) is an Argentine broadcaster, who also achieved renown as a musician and a writer.
Dolina was born in Baigorrita, Buenos Aires Province, and spent his childhood years in Caseros, a middle-class suburb of Buenos Aires city, with Yugoslav (in his own words -he never referred to a particular ethnic group in the defunct country) and Italian ancestry (he has also reminded his audiences that Dolina is a word preserved in many Slavic languages, meaning valley). He pursued music and writing since childhood. Although he steadfastly refuses to discuss his private life, he often recalls anecdotes about time spent in his youth in the company of musicians and professional gamblers (he confesses of having worked for a while as a dice man at an illegal casino, until his acquaintance Manuel Evequoz "rescued" him, preventing his going further astray and offering him the first jobs in the advertising business).
In the early 1970s, Dolina made inroads into advertising copywriting and started publishing articles in Satiricón magazine, which was read for laughs but often provided deeper reflections on politics, society, and life in general. His main partner in this adventure was Carlos Trillo, who was also an advertising man and would later become a successful comics writer.
In 1978, with Satiricón closed by the military dictatorship, Dolina started writing in Humor magazine, which treaded much more carefully to avoid closure or an even worse fate. During these years, Dolina (himself a moderate Peronist) wrote essays about honor, love, friendship, and invented a mythology centered on the Gray Angel of Flores neighborhood, fictitious writer Manuel Mandeb (according to himself, inspired by Manuel Evequoz, the man who had helped him in his early youth), using them as a pretext to deal with universal themes. These stories have since been published in the book "Crónicas del Ángel Gris" ("Chronicles of the Gray Angel") in 1987, and later morphed into a musical.
With the return of democracy in 1983, Dolina started hosting a successful late radio show: originally named Demasiado tarde para lágrimas ("Too late for tears"). For several years he enjoyed a growing success; in 1987 he was voted the best humourist in a poll conducted by a primetime TV show, leaving behind some legendary comic actors such as Alberto Olmedo and Jorge Porcel, still active back then. In 1988 he started his own TV show La Barra de Dolina ("Dolina's Gang"); the show was daring enough to include soccer matches featuring some retired stars, and even St. Peter's & St. Paul's bonfires, an old more (safety matters aside, it's held as a bad omen to have real fire in a TV studio). As in his radio show, he'd greet members of the audience in person. In 1990 and 1991 Dolina kept his TV show once a week, while his daily radio show went on a hiatus. Its name was later changed for contractual reasons, in 1992 to El Ombligo del Mundo (a name shared by his resumed radio show and by a Saturday night TV-show); in 1993 he drops the TV show while the radio show gets its current name: La venganza será terrible ("Revenge will be terrible"). In 1991 he was nominated for the "TV or Radio Host" Konex Award for his work in the show.
In spite of changes in the radio or TV station the show format suffered only minor changes since its inception in the mid '80s. To accommodate live audiences (free admittance until the place is full) many live studios were used: the Radio El Mundo (radio) and Canal 11 [1988] and ATC[1990, 1991] (TV) auditoriums; those at the House of Buenos Aires province [1989], House of Entre Ríos province [1989]; the Insurance Workers' Union [1992]. Then, the two-hour show was broadcast live Monday to Friday at midnight originally from the basement of the famous Café Tortoni. Due to security reasons, after República Cromagnon nightclub fire, it was transferred in 2005 to the Hotel Bauen, a recuperated business.
Lleno de relatos pintorescos y nostalgia, CDAG me robó media sonrisa durante toda la lectura. Lo volví a leer hace unos días y no perdió el efecto. Lo malo de leer a Dolina es que solo él sabe entretener explicando la complejidad de las bolitas o la necesidad de una agencia que provee amigos. Cuando intento convencer a mis amigos que lo lean, no entienden qué se están perdiendo.
Nadie lo discute: Crónicas del Ángel Gris es hijo inconfundible de la melancolía y el humor de Alejandro Dolina, combinados en partes iguales. Pero, por alguna razón, el libro hace pensar también en Borges. En su afán de crear una mitología, imposible pero fascinante, para Buenos Aires, la ciudad que él presentía infinita.
Dolina, sin embargo, es un pibe de barrio. Y entonces se aboca, con pasión casi artesanal, a escribir los fantásticos e inverosímiles anales no de una cosmopolita e idealizada metrópoli sino del modesto barrio porteño de Flores. De sus leyendas urbanas y sus fracasados -quizás por incomprendidos- personajes. De su música, anudada de trágicos tangos, ridículas payadas y bandoneones desafinados. De su siempre inconclusa literatura de medio pelo y sus mil y una contradicciones. Y el barrio, una visión ligeramente triste de él, manchada con las brillantinas opacas de unos dudosos años dorados, ya idos, se erige frente al lector como un desamparada y anacrónica criatura viva. Sucede que el barrio tiene alma: es el Ángel Gris, que recorre las deslucidas calles de la zona repartiendo amores no correspondidos y sueños. Esta legendaria y desolada presencia sería, según el narrador-historiador que funciona como guía turístico de este libro inclasificable, la causa de la particularísima personalidad del barrio.
Pese a lo acotado del espacio, los pequeños tratados monográficos que constituyen este libro (donde, además de reflexiones y relatos, se recopilan con intención pseudo-historiográfica supuestos poemas, canciones, conferencias y leyendas urbanas) constituyen la síntesis, desde una óptica cómicamente barrial, de la trayectoria intelectual del hombre contemporáneo. Así, por ejemplo, la eterna pugna entre racionalistas y románticos queda representada por medio de los Refutadores de Leyendas y los Hombres Sensibles de Flores, las dos agrupaciones cuya cómica beligerancia explica las contradicciones del barrio y del criollo en general.
Tampoco falta espacio para una pretendida historia de las ciencias en Flores, de las artes o del psicoanálisis. Y, sobre todo, para una serie de relatos de amores no correspondidos, causa de la visión fundamentalmente trágica de la vida del pensador Manuel Mandeb, el poeta Jorge Allen, el músico Ives Castagnino, el Ruso Salzman (jugador empedernido), entre otras célebres y adorables figuras del barrio.
Sus anécdotas absurdas y dispares se trenzan para conformar la encantadora y melancólica textura de este libro. Las une el relato de los encuentros esporádicos del narrador con un misterioso caminante, cuya imposibilidad para detenerse es una alegoría de la incapacidad humana para parar el tiempo y, de ese modo, escapar del olvido. Un olvido que, aún a pesar de estas crónicas, avanza sin pausa sobre Flores. Y, trágicamente, sobre el lector mismo.
Se dirá que muchos de los relatos o reflexiones incluidos en Crónicas del Ángel Gris son absurdos o exagerados. Pero ésa, parece decir el libro, es precisamente la naturaleza de los afanes del hombre sobre la Tierra, mientras busca, con desesperación, una eternidad que le es constitucionalmente ajena.
Pesa a todo, Dolina, tan obsesionado como Borges con el tiempo, logra que el lector reflexione sobre las verdades fundamentales de la existencia. Y sin perder la sonrisa, lo que no es poca cosa.
Aunque a veces es algo repetitivo, suele ser entretenido e imaginativo. Me alegra haber seguido leyendo aunque me predispusieran en contra los prólogos excesivamente tiraflores.
Lo que me gustó de esta lectura es que, de a poco, voy pudiendo detectar los rastros de la intertextualidad en autores argentinos, y eso es un tema que me fascina. Más allá de las referencias directas a Sabato, Unamuno, Ortega y Gasset, Barthes y varios otros; Dolina toma bastante de Borges (especialmente cierto estilo de algunos de sus cuentos, el cual repite hasta el cansancio). Estaría como para armarse un mapita de la intertextualidad en la literatura argentina. De hecho, sería una excelente idea para una tesis...
El primer acercamiento literario que tuve con Dolina, justamente en la época en la que me consideraba su fan absoluto y me desvelaba para escuchar "La venganza...". La verdad que no sé si será el mejor libro del autor pero, por cuestiones nostálgico-emotivas, sin dudas es el que más me gustó. No suelo ser muy adepto a la manía porteña de resaltar su supuesto espíritu barrial pero este libro es una clara demostración de que esa tendencia puede dar obras muy pero muy interesantes. de hecho, en su momento hasta me dieron ganas de mudarme al barrio de flores. He releído algún que otro capítulo suelto a lo largo de los años, y me gustaron tanto o más que la primera vez, pero fue en esa primera lectura de mediados del 2000 que me dejé acariciar por las plumas polvorientas de las alas del Ángel Gris y traté de parecerme lo menos posible a los Refutadores de Leyendas. Con poco éxito, creo, pero con la esperanza de lograr despegarme de esa mentalidad en algún momento.
No se si es porque soy una nacionalista asquerosa o porque soy melancólica y no lo admito, pero hay algo casi mágico en leer historias argentinas, más si son en lugares por donde pasé varias veces. Leo los relatos y pienso en mi "viejo" hablando sobre las cosas que hacía de chico, como tirar platos por la ventana porque no los quería lavar y distintas anécdotas que me repitió un mínimo de setenta veces. Lean libros nacionales gente, seguro que les llenan el alma un poquito más.
Historias universales pero con un sabor local. Me gusta Dolina porque sin ser el más grande narrador construye historias chiquitas con mucha fantasía y mucho gusto a Buenos Aires.
Sencillo y Profundo en cada frase y reflexión. Ironía aplicada en los momentos justos y un lenguaje tan pintoresco como las calles de Flores en sus mejores épocas. Esa época en que Manuel Mandeb, caminando por la calle Artigas, pensaba con cierta preocupación en la próxima visita a ese amigo cerca de aquella manzana misteriosa de Parque Chas.
No hay mucho que pueda decir de Alejandro Dolina que no se sepa ya. La belleza de lo cotidiano es su alimento primordial y la forma en que lo pone en palabras lo enriquece aún más. Es ese tipo de libros en los que uno debe resistir la fuerte tentación de subrayarlo todo. Leerlo en la adolescencia y leerlo años después hace que se ponga el foco en distintos conceptos que aparecen desperdigados por ahí. Si no es el amor, es el olvido, o la añoranza, o la amistad, o la soledad. Son leyendas de barrio que se cuentan de boca en boca, pasando de una generación a otra. Leyendas que esperar seguir vivas en la complicidad del lector.
Profundo, filosófico e irónico. Me encantó. Siento que pide una lectura lenta si querés exprimirlo del todo, pero incluso cuando lo leés más ligero cada capítulo tiene una gracia suave que te acompaña. Y después te deja pensando: 'no estará queriendo decir otra cosa?’ Esa sensación de doble fondo que apenas asoma y ya te atrapa.
Es el primer libro que leo de Dolina y espero que no sea el último. Es una persona que aprecio y admiro cada vez que lo escucho.
Creeria que conociendo al autor y su forma de hacer humor te ayuda a comprender y disfrutar mejor del libro.
librazo !!! dolina logra sumergirte en un mundo de fantasías pero a la vez muy porteño fascinante. es muy ocurrente y muy gracioso. había cosas que leía que no podía creer que a alguien se le haya ocurrido escribir sobre eso, gran imaginación.
Melancolía, humor y filosofía de barrio y también de la otra.
"No es posible regresar a ninguna parte. Los puntos de partida no se quedan quietos y a la vuelta ya no están. Para poder volver se necesita, por empezar, un punto de partida eterno e inmutable. Pero todo se mueve y no hay forma de detener el universo. Créanme si les digo que nadie ha efectuado nunca jamás un verdadero regreso. El hombre que lo consiga cumplirá la hazaña más grande de la historia." "Para encontrarse a uno mismo no es necesario caminar mucho. Se los digo yo, que me he rastreado por todas partes y me encontré en el patio de mi casa, cuando ya era demasiado tarde."
Con tintes borgianos (sobre todo en la forma, aunque sin un ápice del genio de este) y del Cortázar de cronopios y famas, me resultó un libro regular, aunque tiene sus momentos. 3 prólogos adulando al autor es un exceso de presuntuosidad, y los relatos, aunque varios tienen ideas interesantes, me resultaron demasiado monótonos como para poder engancharme en la lectura.
Es un libro de relatos que se lee muy rápido. La pluma de Dolina es muy bella. Y aunque le tenía muchisimo miedo al libro lo disfrute mucho.
Fue un libro heredado. Creo que nunca lo hubiera leído por motus propio. Y es increíble las obras que uno se puede perder por prejuicios y experiencias pasadas.
These stories are energetic and wacky in an old folklore-tale type of way. This edition especially has fantastic sketchy drawings that add to the 'personalities' of the stories.
Crónicas Del Ángel Gris.- Alejandro Dolina "El Universo es una inmensa perversidad hecha de ausencia. Uno no está en casi ninguna parte." Crónicas Del Ángel Gris es una antología de relatos publicada en 1988 por primera vez y luego en 1996 con algunas ediciones y agregados. Los cuentos giran en torno a las andanzas de Los Muchachos Sensibles de Flores (personajes que son devotos del Ángel) y sus enemigos: Los Refutadores de Leyendas. El polígrafo Manuel Mandeb, el músico Ives Castagnino, el poeta Jorge Allen, son algunos de los personajes que transitan por el barrio de Flores y de cuyas historias se nutren las Crónicas Del Ángel Gris. También tenemos historias sobre personajes mitológicos del barrio, como también de costumbres y divertimentos que muy difícilmente vuelvan, todo esto narrado por la buena mano de un artesano como lo es "El Negro" Dolina, siempre sacándonos una sonrisa en cada página. Una antología de fantasía urbana porteña podríamos llamarla. Todos los lectores tenemos un libro que nos marcó para siempre, que es muy importante para nosotros, aún sabiendo en lo profundo que no es perfecto, pero que leerlo definió un antes y un después. Eso significó para mí Crónicas Del Ángel Gris cuando lo leí por primera vez, entrando en mi adolescencia. Con el correr de los años tuvo varias relecturas y en cada una de ellas encontré nuevas cosas, nuevos matices (incluso en esta última). Un libro que nos habla del arte en todas sus formas, de la amistad, del amor, de la integridad, de pelear por nuestros sueños hasta el final sin importar que dirán las supuestas mentes racionales. Con cada nueva lectura me entran ganas de tomarme el 53 y visitar el barrio del Ángel, recorrer la calle Artigas y quizás escuchar una milonga de Castagnino o que Jorge Allen me cuente de sus novias; pero nunca me decido a ir. O quizás siempre fui y los Brujos de Chiclana me convidaron del Licor Del Olvido….. 🤘🤘🤘🤘🤘
Refleja la esencia de Buenos Aires, esa intensidad para vivir, amar y odiar intensamente. El apego por tu barrio, quererlo con sus virtudes pero sobretodo por sus defectos. No nací en BsAs pero cuando vives en ese lugar mágico es imposible sentirte parte de ello. Extraño caminar por esas calles y que cada día te podías encontrar con una historia o una leyenda que te cambiaba la vida. Este libro me lo leí muy lento para poder disfrutarlo y es lo que recomiendo.
Como estar en todos los sitios y a la vez en ninguna parte. Si tuviese que definir la palabra nostalgia, lo haría con este libro. Ha sido un viaje a un pasado que no es el mío y al que aún así le tengo cariño.
Me siento ahora ese hombre que quería vivir todas las vidas y estaba condenado a transitar solamente por una.
Dolina tiene una manera de escribir sobre el mundo cotidiano y transformarlo en una realidad alterna. A medida que avanzaba con el libro me daba cuenta que no solo es una alternativa, sino que pinta un mundo deseado, de a poco. Hoja a hoja, uno se enamora de sus historias.
Los dos últimos capítulos me dejaron terminar el libro con la mejor de las conclusiones.
Me gustó la originalidad en la forma de escribir y el lenguaje que utiliza. Se lo ha definido como un libro simpático,estoy de acuerdo. También es nostálgico,confianzudo, y por momentos introspectivo. Lo volvería a leer.
Con una magnífica prosa y un excelente dominio de la mitología clásica, Dolina recrea el porteño barrio de Flores, custodiado bajo las alas del Ángel Gris. Juegos, enamoramientos, vida en la calle, tradiciones, arte, música... Todas las cosas de los hombres a la luz de las calles de Flores. El innegable sabor a melancolía, a la añoranza de la niñez o de la juventud y el lenguaje salpimentado de lunfardo de Dolina resulta en un placer estético que desemboca en inevitables sonrisas de auto reconocimiento al transitar sus páginas (y eso que un servidor se crió en Madrid).
Es un mito porteño: el de unos Hombres Sensibles amparados por un pobre Ángel Gris, frente a sus enemigos: los temibles Refutadores de Leyendas (peligrosísimos). No se lo pierdan.
El Ángel Gris es un personaje que reparte sueños en el barrio porteño de Flores. Se crea todo una mitología alrededor de los Hombres Sensibles y los Refutadores de Leyendas. Los Hombres Sensibles son sentimentales y creen en los episodios fantásticos que ocurren en el barrio, los Refutadores desean un mundo racional y científico.
Tremendo libro. Un estilo que mezcla la mitología, la noche, el lunfardo y el humor. Haciendolo sumamente entretenido y reflexivo. Ideal para los corazones sensibles. La lectura fluye tanto como una unidad o para leer salteada. En mi caso, lo lei hace unos años pero una vez cada tanto retomo alguna lectura al azar.
Excelente. Dolina, sos un maestro. Me fascina cómo traés la metafísica, la música, la mística, la literatura al habla de la calle. Sos un delirante. Me hacés reír muchísimo. Temas borgianos contados por un taxista, se podría resumir. Precioso.
Hermosa recopilación de relatos. Imposible no querer ser parte del Barrio de Flores, amiga de los Hombres Sensibles para encontrarse en alguna esquina con Manuel Mandeb y discutirle todo a los Refutadores de Leyendas.