Un romance a fuego lento, donde dos extraños de encuentran, se enamoran, se vuelven extraños nuevamente y ... Espera— ¿Qué está pasando?
Mi nombre es Olivia James. Tengo 30 años, soy coqueta y prospera—Bueno, intentándolo. Ser la dueña de un coffee shop con mi mejor amiga hace que mi vida sea predecible. O eso era, hasta que decido unirme a una comunidad virtual exclusiva, donde las fotos de perfil no están permitidas. Y así llega él.
Nathaniel Martens.
Impulsada por la curiosidad—y algunos impulsos femeninos imprudentes—acepto conocerlo. ¿Lo interesante? Sin vernos las caras.
A ciegas, así lo llama él.
Sin luces. Sin teléfonos. Sin distracciones. Salimos por separado con veinte minutos de diferencia, como si nada hubiera pasado.
Atrevido. Tentador. Posiblemente la peor decisión de mi vida.
¡Un romance con emoción, gotas de picante y humor!
Me gustó la complicidad y la gran amistad entre Olivia y Tatiana. Ese sentido del humor que manejó la autora entre los personajes es genial. Amé a Nathaniel, fue un protagonista fuerte, mandón y muy sexy, tuvo unas escenas con Olivia que uy 🥵🔥😈, perra envidia me daban jajaja 🤣
La verdad es que no tenía muchas expectativas con la historia, pero me llevé un grato momento de lectura.
Este libro es increíble! ¡Desde el primer capítulo me enganché! ¡Me encanta el sentido del humor de Olive, sus pensamientos internos y su personalidad! Nathaniel es misterioso sin ser una bandera roja. ¡El romance es hermoso, la amistad con Tati es increíble y el humor es el mejor! Hay giros y profundidad en este libro, y lo recomendaría a cualquiera que busque un gran romance, risas y todo un libro fantástico, ¡definitivamente deberían elegir este!
Lo rápido que me termine este libro??? Se supone que solo iba a leer el primer capítulo para ver qué tal, y no fui capaz de soltarlo ningún solo segundo hasta terminarlo.
Este libro me desbloqueó un peligroso gusto por los rubios de treinta y tanto, eh👀 jajaja
Disfrute mucho la historia, la amistad entre las chicas y a la familia de Nathaniel… aunque debo confesar que me dio pesar por Sascha, es demasiado lindo y merecía… algo mejor.