¿Y si pudieras escuchar los últimos pensamientos de alguien que haya abandonado este mundo? Un centro de autopsias psicológicas, donde se juntan las historias más tristes; y cerca de allí, una solitaria cabina de teléfono. Es en este lugar donde se desarrolla esta emotiva novela de fantasía humana, ofreciendo consuelo tanto a los que nos dejaron como a los que quedamos aquí.
El suicidio de alguien muy querido deja a quienes siguen en este mundo marcados por la culpa y con profundas heridas. Antes que la tristeza, sus mentes se llenan de preguntas como «¿Por qué?», o «¿Cómo ha podido hacer esto?». Lo que estas personas necesitan es una autopsia psicológica. Ese proceso, en el que se deduce la razón que llevó a la víctima a quitarse la vida, es también el punto principal de esta historia.
Por otro lado, la cabina en la que se escuchan los últimos pensamientos es el elemento que completa esas autopsias. Y pese a que no existe en el mundo real, podemos tenerla gracias a estas páginas. A través de esta obra, el resentimiento y la culpa se transforman en tristeza, y las heridas en consuelo, dando comienzo a un milagro.
El trabajo de Jian no es uno corriente, y cualquiera que lo vea desde fuera podría dudar de la utilidad del mismo. Sin embargo, el trabajo de Jian ayuda a las personas a seguir adelante, ya que dirige un centro de autopsias psicológicas al que acuden personas que necesitan que estudien las circunstancias que llevaron a un ser querido a quitarse la vida. A través de estas autopsias, Jian trata de dar luz a estas personas que se sienten perdidas, que no entienden las razones, que se culpan. Una antigua cabina telefónica ayudará a Jian a llegar al corazón de la gente, a calmar su dolor, y es que esta cabina permite a un ser querido escuchar los últimos pensamientos de una persona fallecida.
Lo primero que es necesario dejar claro es que, aunque pudiera parecer que sigue la estela de todas estas historias cozy asiáticas que nos está llegando en los últimos tiempos, nada más lejos de la realidad. No quiere decir que el libro no tenga un punto esperanzador y un discurso que trata de ser sanador, que inste a valorar lo bonito de la vida, porque lo posee, pero su tono no tiene nada que ver. Normalmente, estas historias cozy suelen ser tiernas y muy ligeritas, quedándose en análisis no muy profundos, pese a que toquen temas duros. No es el caso de “La cabina de los últimos pensamientos” de Lee Su-yeon.
La novela nos narra la vida de Jian, y como una pérdida cuando era adolescente la ha marcado profundamente, tanto que ha encaminado su vida profesional a ayudar a otras personas con su duelo, tratando de que estas consigan las respuestas a sus preguntas, esas que les hagan vivir un duelo sano del que puedan salir. Pero lo que hace aún más interesante la historia de Jian es que la conoceremos no solo desde su propia visión, sino desde la perspectiva de los diferentes clientes del centro o de las impresiones de su hermano Jihoon o su amigo Sangwoo. En mi opinión, esto enriquece mucho al personaje, ya que conseguimos visualizarla desde diferentes lugares, y a través de las actitudes y dinámicas que tiene con cada persona con la que se relaciona. Tanto ella como Sangwoo son personajes de los que he obtenido mucho y la relación que ambos comparten me ha llegado a emocionar.
Uno de los temas principales de la novela es el suicidio, la autora realiza un análisis muy potente de las razones que pueden llevar a alguien a tomar esa decisión, a través de las diferentes historias de las personas que aparecen por el centro de autopsias: una joven que sufría bullying en redes, un hombre al que acosaban en su trabajo o una mujer enferma que no quería ser una carga para su familia. Las razones su muchas, a veces incluso no parece existir un desencadenante claro. Cuando descubrí que la propia autora ha sufrido depresión y es una superviviente del suicidio, entendí la razón por la que es capaz de tocar el tema con tanto respeto, pero de forma clara y justa. Me gusta la denuncia social que hace a como aún no hay protocolos reales que funcionen como prevención contra el suicidio, como si no fuese algo de vital importancia.
Además, a través de uno de los casos, la autora también habla de violencia machista, y los mecanismos que los hombres usan para hacer chantaje a las mujeres, y lo muestra de una menara tan clara y real, poniéndole nombre rápidamente, que hasta me sorprendió. No es habitual encontrar tanta claridad a la hora de nombrar estas conductas por su nombre dentro de la literatura asiática y Lee Su-yeon no ha tenido reparos en hacerlo. Bravo por ella.
El otro gran tema que trata la novela es el duelo, como afrontamos la pérdida y desde donde lo hacemos. Habla de las etapas del duelo, como estas se mezclan y como un duelo poco sano, sin ayuda, puede desembocar en trastornos depresivos. La autora repara en la necesidad del duelo, ya que es imposible superar una pérdida sin el mismo, pero que cada persona lo vive a su manera y que es indispensable crear esas redes de ayuda, donde sirvamos de guía, de apoyo a otros y estos a su vez lo sean para nosotros. La relación de Sangwoo y Jian es especialmente bonita y significativa porque ambos son esa persona para el otro. La novela también muestra que no siempre se siente peor quien más demuestra estar mal, y que por eso es importante esta red de la que habla.
En definitiva, me ha parecido una novela muy bonita, llena de momentos duros y emotivos que han conseguido llevarme hasta las lágrimas. De esas historias que sé que recordaré con cariño. Los temas de los que habla los toca con la delicadeza que estos merecen, pero también con la contundencia que necesitan. Me gustan las historias cozy asiáticas como al que más, pero entre tanta historia positiva y ligera, se agradece historias como esta, que sin perder el regusto positivo, toquen desde la raíz temas duros. Ojalá nos lleguen más obras de la autora, porque creo que tiene un algo especial a la hora de hablar de emociones humanas que me ha cautivado desde la primera página.
Ostatni telefon, jaki możemy wykonać do osoby, której już nie ma na tym świecie? To nie będzie recenzja, przy której można sobie pozwolić na żart – bo sama książka nie zostawia na to miejsca. To opowieść, która boli. Ale boli w taki sposób, że człowiek czuje, że to ból ważny i potrzebny.
Czytanie tej książki to nie tylko doświadczenie literackie, to wędrówka przez cudze cierpienie, które nagle okazuje się nie takie obce. Historie przedstawione przez Soo-yeon mogą wydawać się od siebie oderwane, bo każda z nich dotyczy innej osoby, innego przypadku – ale im głębiej w nie wchodzimy, tym bardziej zaczynamy widzieć, że spaja je wspólna nić: potrzeba zrozumienia, pogodzenia się, wybaczenia.
Czasem jedna z opowieści trafi nas mocniej, bo przypomina historię kogoś bliskiego albo dotyka naszych osobistych traum. Innym razem nie będziemy w stanie pojąć decyzji bohatera – ale może to i lepiej, bo przypomina nam to, że nie wszystko musimy rozumieć, by współczuć. Bo każdy z nas nosi inne doświadczenia, inną psychikę i inny próg wytrzymałości.
To, co uderzyło mnie najmocniej, to sposób, w jaki autorka zdaje się zdejmować ciężar winy z tych, którzy zostali. Nie ma tu moralizowania. Jest próba empatii – skierowana zarówno do tych, którzy odeszli, jak i do tych, którzy zostali z pytaniami bez odpowiedzi. Główna bohaterka – Jian – momentami wydaje się bardziej lustrem dla cudzych emocji niż samodzielną postacią. Ale pod koniec zrozumiałam, że to nie tylko opowieść o zmarłych. To przede wszystkim historia kobiety, która potrafi wsłuchiwać się w ból innych, bo sama niesie własny. I może właśnie to pomaganie innym jest dla niej sposobem, by nie zatonąć we własnym cierpieniu.
Ostatni telefon to książka o cichym bólu, który rozbrzmiewa głośniej niż niejedna krzykliwa tragedia. Trzeba do niej podejść z otwartym sercem, ale też z ostrożnością – bo wchodzimy tu do głów ludzi na skraju wytrzymałości, i niektóre z tych historii mogą nas głęboko poruszyć. To nie jest lektura dla każdego momentu. Ale jeśli trafi na odpowiedni czas, może zostać z nami na długo.
Aprovechando que nos encontramos en 𝘀𝗲𝗽𝘁𝗶𝗲𝗺𝗯𝗿𝗲, 𝗲𝗹 𝗺𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗽𝗿𝗲𝘃𝗲𝗻𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗱𝗲𝗹 𝘀𝘂𝟭𝗰𝟭𝗱𝟭𝗼, os comparto la reseña de este libro tan peculiar.
La novela de Lee Su-yeon 𝗮𝗯𝗼𝗿𝗱𝗮 𝗲𝗹 𝘀𝘂𝟭𝗰𝟭𝗱𝟭𝗼 𝘆 𝗲𝗹 𝗱𝘂𝗲𝗹𝗼 𝗱𝗲 𝗺𝗮𝗻𝗲𝗿𝗮 𝗮𝗺𝗮𝗯𝗹𝗲, 𝗲𝗺𝗽𝗮́𝘁𝗶𝗰𝗮 𝘆 𝗺𝘂𝘆 𝗿𝗲𝘀𝗽𝗲𝘁𝘂𝗼𝘀𝗮. A través de su narrativa ágil, logra tratar temas muy delicados con gran sensibilidad, mostrando las emociones de quienes pierden a un ser querido y las complejidades detrás de la decisión de qu1tarse la vida.
Es una lectura que 𝗶𝗻𝘃𝗶𝘁𝗮 𝗮 𝗿𝗲𝗳𝗹𝗲𝘅𝗶𝗼𝗻𝗮𝗿 𝘀𝗼𝗯𝗿𝗲 𝗹𝗮 𝘃𝗶𝗱𝗮, 𝗹𝗮 𝗽𝗲́𝗿𝗱𝗶𝗱𝗮 𝘆 𝗹𝗮 𝗶𝗺𝗽𝗼𝗿𝘁𝗮𝗻𝗰𝗶𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗲𝗺𝗽𝗮𝘁𝗶́𝗮 hacia quienes atraviesan momentos difíciles.
3.75/5 lepszego zakończenia nie mogłabym sobie wyobrazić, ciężka, ale skłaniająca do wielu refleksji i uświadamiająca z czym borygają się osoby z myślami sam0b0jczymi i ich bliscy
Una novela profundamente conmovedora que, a través de cinco historias cortas, explora con sensibilidad el valor de seguir adelante tras la pérdida de un ser querido. Habla de cómo convivir con el dolor, aprender a vivir el presente, y recordar el pasado con gratitud y amor. También aborda temas como el perdón y la capacidad de perdonarse a uno mismo.
Como muchas historias coreanas, esta obra destaca por su perspectiva única y una forma de narrar muy especial. Me encanta cómo los escritores coreanos capturan lo cotidiano y lo transforman con un realismo mágico sutil pero poderoso.
En general, esta novela me ha gustado mucho más de lo que esperaba. Me sorprendió gratamente, especialmente porque la empecé sin saber nada de ella, al ser una publicación muy reciente. Totalmente recomendable.
Me sorprende cada vez que leo una autora coreana por lo similar a la escritura latinoamericana en lo cotidiano y lo emocional. Además, ese toque de realismo mágico también tan propio de nuestra cultura. Por supuesto que la idiosincrasia coreana es muy diferente a la latina, pero no me resultó tan lejana como la japonesa.
Las historias cortas, escritas en primera persona, que integran este libro me gustaron mucho. Son fuertes, duras, tristes y te hacen reflexionar; todas dan un atisbo de cómo piensa un suicida, cómo sobreviven sus allegades y todas tienen un poquito de esperanza para seguir adelante.
Poruszająca, wyjątkowa i przejmująco dosadna — tak mogłabym opisać całą fabułę, złożoną z historii bohaterów. Każda z tych opowieści głęboko mnie poruszyła i wciąż nie mogę się po nich otrząsnąć... Główny wątek ostatniego telefonu do ukochanych osób, które odebrały sobie życie został poprowadzony w piękny, a zarazem bolesny sposób.
Widać, że autorka włożyła w tę książkę całe swoje serce… Must read dla każdego.
Nu aș recomanda această carte. Sau poate aș include o avertizare. Cum citești despre o traumă trăită? cum o percepi? ești mai detașat odată cu trecerea timpului? sau citind retrăiești din nou ceea ce ai vrea nu fi existat în viața ta? Ce te poate aduce în pragul sinuciderii? cui i.a fost mai greu? celui care a plecat? cât de greu îi este celui care rămâne?
Jeśli zetknęliście się już z literaturą autorów azjatyckich to wiecie, że te poruszające historie, skupiające się na trudnych tematach, niosące także ukojenie i skłaniające do refleksji nad ludzką naturą, zdobywają serca czytelników nie tylko w Polsce, ale i na całym świecie. Skradły też moje, a „Ostatni telefon” Lee Su-yeon jest jedną z nich.
Nie wiem, czy kiedykolwiek wcześniej książka o tak trudnym temacie potrafiła jednocześnie nieść tyle światła, czułości i cichej nadziei. Wchodząc w świat Ji-an, prowadzącej Centrum Autopsji Psychologicznej, które wspiera osoby po nagłej utracie najbliższych, czułam się, jakbym zaglądała do serc pełnych niezabliźnionych ran ludzi próbujących ułożyć się z życiem na nowo. A mimo to, w każdej historii czułam ciepło, jakby bohaterowie, choć pogubieni, przygnieceni ciężarem wyrzutów sumienia i nieodwracalnością rzeczywistości, wciąż trzymali się promyka światła, który prowadzi ich przez ciemność. Bo szukali pomocy, pozwolili sobie pomóc.
Punktem wspólnym tych historii jest zwyczajna, zniszczona budka telefoniczna, wciśnięta między niepozorne uliczki Seulu. Dla Ji-an, jako dziecka, była jak latarnia morska, bezpieczna, stała, dająca pewność, że zawsze może zadzwonić do ojca. Po latach powraca w rodzinne strony jako dorosła kobieta, by wraz ze współzałożycielem Centrum, Sang-u, prowadzić analizy przyczyn popełniania samobójstw. Prowadzą miejsce, gdzie każdy telefon to czyjaś śmierć. Czyjaś historia. Czyjś ból.
To, co początkowo wygląda jak emocjonalny zapis terapeutycznych historii pacjentów Centrum, przeradza się w opowieść osobistą bohaterów, która porusza jeszcze mocniej i przynosi zrozumienie wybranej przez nich drogi.
Autorka snuje opowieść z niezwykłą delikatnością, nie epatując dramatem, ale pozwala, by emocje rozchodziły się w nas jak kręgi na wodzie po wrzuconym kamieniu. Ta odrobina realizmu magicznego, niczym szept między światami, jest tym, co każdy z nas chciałby przeżyć w podobnej sytuacji. Pytanie tylko, czy można jeszcze raz usłyszeć tych, którzy odeszli? I czy to, co usłyszymy, wystarczy, by iść dalej? Bo to nie tylko książka o tych, którzy zniknęli z naszego życia, ale przede wszystkim o tych, którzy zostali.
Żałuję, że w życiu nie możemy liczyć na mały cud, jak ten rozgrywający się w seulskiej budce telefonicznej. Najczęściej zostajemy z wyrzutami sumienia, że nie zauważyliśmy symptomów, doszukując się winy w sobie i z pytaniem, na które nigdy nie otrzymamy odpowiedzi – dlaczego?
"Ostatni telefon" nie tylko boleśnie poruszył moje serce. On je odrobinę posklejał. Pokazał, że każda strata jest jak rozbity kubek, który po sklejeniu nadal będzie trzymał ciepło. Choć będzie wyglądał inaczej, może krzywo, ale będzie. Ta powieść otula jak miękki koc w zimną noc, a jednocześnie zostawia ślad jak dotyk czyjejś dłoni na sercu. Dajcie się ponieść tym emocjom i Wy!
4.5/5 To było cudowne. Sześć ogromnie wzruszających historii, opowiadających o różnych osobach zmagających się z problemami. Nie ukrywam, że uroniłam kilka łez.. autorka wspaniale ukazała to, jak wygląda życie osób, których bliscy popełnili samobójstwo. Pokazała też jak mogą czuć się osoby, które nad samobójstwem myślą. Moim zdaniem Lee Su-Yeon przede wszystkim pokazała to, że nie powinniśmy stać obojętnie, kiedy ktoś zmaga się z czymś ciężkim. Powinnyśmy spróbować spojrzeć na tę osobę z empatią, pomóc jej najlepiej jak potrafimy i pod żadnym pozorem nie powinnyśmy takiej osoby oceniać. Nigdy do końca nie wiemy, co dokładnie czuje i przez co dokładnie przechodzi. Zdecydowanie więcej osób powinno o tym pamiętać. Książkę czytało mi się bardzo przyjemnie, pokochałam styl pisania autorki. Szczerze mówiąc, otrzymałam dużo więcej niż się spodziewałam. Mimo to czegoś mi tutaj brakowało, jednak zdecydowanie polecam każdemu. (współpraca barterowa z wydawnictwem albatros)
"Telefonul ultimelor gânduri" e genul de carte care te găsește la momentul potrivit. Pentru că-ți aduce atât tristețe, cât și alinare, îți oferă fărâma aia de speranță de care aveai nevoie.
Subiectul "sinuciderii" este și nu prea este abordat în societate. Pentru unii încă este ceva rușinos, ceva despre care nu se vorbește, ceva la care doar "lașii" apelează. Cât de mult se pot înșela. Și câtă suferință poate fi în spate.
Iar cartea de față exact asta abordează. Suferința. 6 povești, dintre care 5 sunt din perspectiva persoanelor rămase în urmă. 1 din perspectiva cuiva care e bântuit de gândul de a o face. Ce simți după plecare bruscă a cuiva drag? Furie? Vină? Tristețe? Rușine? Toate la un loc?
Societatea știe să judece, să pună etichete, să te condamne: viu sau mort. Societatea nu are inimă. Dar noi avem. Și încercăm să o protejăm cum putem, zi după zi.
Bu da növbəti ölümlə bağlı roman. Bu dəfə Koreya ədəbiyyatından. İdeyası diqqətimi çəkmişdi. Əsas məqsəd, intihar edənlərin arxasınca yas tutan insanları anlama cəhdidir. Psixoloji Autopsiya Mərkəzinin işçiləri müraciət əsasında intihar edənlərin psixoloji vəziyyətini sənədləşdirirlər. Üstə gəl mətnin burasında magik realizm girir və intihar edənlərin yaxınlarına belə bir təklif edirlər: intihar saatında qədim bir telefon köşkündə intihar edən şəxlə telefon danışığı, onun son dəqiqələrindəki hisslərini öyrənmə imkanı... Maraqlı ideyadır, elə deyil... Matnin çatışmaz bir cəhəti vardı, fəlsəfəsi dayazdı... Amma oxunaqlığı, var, süjeti yaxşı qurulub. Yeniyetmələr və Koreya ədəbiyyatı sevərlər.. buyursunlar...
La Cabina de los Últimos Pensamientos es un libro que reúne diferentes historias de personas que han perdido a un ser querido a causa del suicidio y que están tratando de procesar su duelo. Todas estas historias se entrelazan en el Centro de Autopsias Psicológicas, donde Jian, junto a Sangwoo y Jihoon, se dedica a investigar lo sucedido para ofrecer a las familias un cierre que les permita seguir adelante. Son relatos interesantes, aunque por la temática pueden resultar difíciles de leer. Hablan de pérdida, dolor y duelo, pero también hay destellos de esperanza que invitan a reflexionar y a ver el tema desde distintas perspectivas. Personalmente, no logré conectar del todo con los personajes, aunque sí me mantuve interesada y sumergida en la historia. Lo que menos me gustó fue que, cuando la narración cambiaba a Jian o a sus compañeros, no había una indicación clara de quién hablaba o de en qué momento del tiempo estábamos; esos saltos temporales me parecieron un poco confusos. En general, es una historia interesante, pero que conviene leer con precaución por el tema tan sensible que trata.
Un amigo me dijo que había libros que entraban en una categoría designada como: "libros que abracé al acabarlos". Este es uno de ellos. Al acabarlo quise abrazarlo, como si de ese modo pudiese abrazarlos a ellos. A los que se fueron, a los que se quedaron. A los que aún siguen luchando por comprenderse y no se riden. A los que aprenden a vivir en el ahora. A mí, que también tengo días en los que parece que miro tras una ventana cubierta de polvo y manchas. Donde los días nublados te golpean de un modo especial.
A pesar del tema, es un libro fácil de leer, en cuanto a narrativa, pero difícil por la parte emocional. Es ligero, se avanza rápido, pero las palabras se quedan atascadas dentro de ti. Rumiando, sopesando todo ese sufrimiento. Toda esa incertidumbre que es vivir y aceptar que la muerte no puede ignorarse. Que el perdón es necesario para no quedarnos anclados en el pasado.
Creo que es una novela que uno debería leer cuando se sienta preparado, cuando sienta que está en sintonía con su parte reflexiva y emocional.
PD: Tengo la certeza de que no podré olvidar el capítulo cinco. Siento que se quedará resonando durante un tiempo dentro de mí, quizás para siempre.
Premisa: El centro de autopsias psicológicas ofrece un servicio de lo más inusitado: poder conocer los pensamientos de la persona que te ha dejado para siempre sin una justificación aparente. Una aproximación al pasado desde la apertura y la validación, que reconforta y a la vez conciencia.
Opinión: Tratar este tema desde una aproximación adecuada es realmente complicado, por los condicionantes tan variados que tiene y las consecuencias tan fatídicas que puede provocar. Quizá este sea el motivo por el que los títulos que se atreven a visibilizar este tipo de circunstancias me resulten tan atractivos, ya que me encanta conocer la forma de procesar el dolor, propio y ajeno. Además, el hecho de que la autora sea coreana incrementó mi curiosidad por descubrir si su enfoque estaría condicionado por su cultura.
La narración está estructurada en diferentes partes que muestran casos independientes. En ellos, presenciamos cómo diversas personas acuden a esta empresa para solicitar sus servicios, promovidos por la culpa, la desesperanza y la incomprensión. Un recurso que podría ser considerado como milagroso para quien se ha quedado estancado en lo insólito de la pérdida y que resolvería tantas noches de insomnio a quien se le ha atascado la página.
Los casos que se investigan reflejan diversas circunstancias que pueden llevar a alguien a querer quitarse la vida. A través de su enfoque se puede percibir las diferencias de prioridades que tanto cambian en función del contexto y la forma de entender la vida, pero que también revelan lo que es consustancial para todos nosotros, independientemente de la cultura en la que hayas sido educado.
Creo que hay que valorar la pretensión de la autora de abarcar las diferentes esquinas de un tema tan complejo y de visibilizar ciertos signos de alarma que nos podrían ayudar a reducir este tipo de casuísticas. Un componente didáctico y de concienciación que no siempre despliegan este tipo de propuestas.
Pero lo que por un lado me parece una virtud, también se convierte en su principal hándicap: me ha faltado desarrollo, bagaje, profundidad. Creo que cada uno de los casos está narrado a vista de águila, dando una visión de conjunto pero no reflejando los paréntesis y las notas al pie de página, un proceso innegociable para poder abarcar y comprender la situación al nivel de profundidad que se merece.
Una lectura que se puede abordar desde perspectivas con diferente nivel de profundidad y que resulta ágil y emotiva, que además vibra en una frecuencia que favorece la asimilación y comprensión de lo presentado. Aspectos que han favorecido que, a pesar de que estuviese algo saturada de novelas con este tipo de estructura, el balance haya sido positivo.
El suicidio de un ser querido deja a quienes siguen en este mundo, marcados por la culpa y el dolor, sobre todo cuando desconocen los motivos que lo llevaron a tomar esa decisión.
¿Y si pudieras escuchar los últimos pensamientos de alguien que ha decidido acabar con su vida?
Esta novela contiene varias historias que exploran el dolor y la pérdida, y la posibilidad de encontrar consuelo en las palabras
La autora, Lee Su-Yeon, lleva la mitad de su vida con depresión, trastornos de pánico y anorexia. Como superviviente del suicidio, buscó terapia, leyó libros especializados en salud mental y comenzó a llevar un diario como apoyo emocional. Su médico la animó a seguir escribiendo en él, pero ella no imaginaba que más tarde acabaría publicándolas y descubriría su vocación como escritora. Actualmente continúa dando charlas sobre la prevención del suicidio y la depresión, en las que comparte su experiencia y los casos que aparecen en "La cabina de los últimos pensamientos ".
Los datos que tenemos en España nos indican que se suicidan más de diez personas cada día.
“La cabina de los últimos pensamientos”, de Lee Su-Yeon, es una obra de estructura río, en la que varias historias confluyen en un mismo punto, pero que, a diferencia de títulos como “La biblioteca de los nuevos comienzos” o “Te receto un gato”, aborda un tema profundamente doloroso: el suicidio.
Lo hace desde dos perspectivas: la de quienes deciden marcharse y la de aquellos que quedan atrás, rotos por el dolor, asediados por la pérdida y el sentimiento de culpa.
En el centro de esta historia se encuentra una institución dedicada a realizar autopsias psicológicas: informes detallados que buscan esclarecer las causas del suicidio, ofrecer apoyo a familiares y allegados, y contribuir a la prevención.
Muy cerca, existe una misteriosa cabina telefónica que permite escuchar los últimos pensamientos de las víctimas. Quienes se atreven a utilizarla descubren una posibilidad: transformar el resentimiento, la tristeza y la culpa en consuelo, comprensión y, tal vez, un cierre.
Me ha parecido una lectura dura en algunos momentos, pero, al mismo tiempo esperanzadora, porque incluso en medio del dolor más desgarrador siempre brilla la esperanza.
La autora combina realismo y toques de magia para abrir un espacio donde lo imposible se vuelve símbolo de sanación. Creo que no es un libro para cualquiera: hay que entrar sabiendo que además del suicido trata temas duros como el acoso laboral o enfermedades terminales, entre otros. Pero para quienes estén dispuestos, puede ser una lectura que abrace y acompañe. Jian, la directora del centro, nos demuestra que es posible salir del más negro abismo si somos capaces de pedir ayuda.
3,5. Una idea brillante, pero me ha faltado información y más profundidad en las emociones de los personajes. No obstante, es una lectura amena y ágil…a pesar de ser triste.
o livro mesmo abordando temas difíceis como suicídio, luto e a dor de quem fica, tem uma escrita fluida. a história faz a gente olhar para o luto de outra forma, entendendo os silêncios e os pequenos gestos que sustentam quem está tentando seguir. é uma leitura intensa, mas sem perder a suavidade no jeito de contar.
3,5⭐️ z początku mocno się wciągnęłam, natomiast dwie ostatnie historie wyraźnie odstawały poziomem - nie byłam już nimi tak zainteresowana. nie do końca także odpowiadał mi ten wszechobecny przytulny, otulający klimat, który wręcz miejscami był moim zdaniem przesadzony. książka dobra, ale niezupełnie dla mnie.
Powtarzalność i schematyczność ukatrupiły ten koncept. W historii tego typu potrzebuję ludzi, ludzkich tragedii i doświadczeń, tu niestety, prócz wyjątków, dostałam jedną postać i jedną historię w różnych czcionkach.
Las historias son muy tristes pero de entre todas la de la chica de 16 años me tocó tanto que tuve que parar unos días la lectura. Me gustó mucho y siento que ahora, como paciente, estudiante y persona, me ha dado perspectiva.