“Una mirada renovada al sacramento de la confesión.”
Una propuesta valiente y profundamente actual que invita a redescubrir el sacramento de la confesión desde una perspectiva renovada, sensible a los retos culturales y espirituales de nuestro tiempo.
En un contexto marcado por las heridas de la posmodernidad y la crisis antropológica, el autor propone una lectura luminosa del encuentro entre la fragilidad del ser humano y la vulnerabilidad amorosa de Dios. Partiendo de la Revelación de la misericordia divina, Hijos frágiles de un Dios vulnerable explora cómo el perdón sacramental puede transformar la vida humana cuando se comprende no como un mero acto jurídico, sino como una epifanía de relación que sana, dignifica y santifica.
La obra busca conducir al lector del sentido de culpa a la conciencia de pecado; del hacer cosas bien al ser bueno; del intercambio a la relación; del personaje a la persona; y de la tarea a la celebración del sacramento. Todo ello en un lenguaje accesible, teológicamente riguroso y profundamente esperanzador.
El libro cuenta con un prólogo de Amedeo Cencini y se suma a una trayectoria editorial que incluye títulos como El matrimonio, la gran invención divina, del mismo autor.
Me ha gustado mucho este libro de José Fernández Castiella sobre la confesión. El autor consigue reilusionar a base de profundizar y redescubrir el evangelio haciendo una disertación ágil, interesante y llena de referencias bibliográficas valiosas, así como de ejemplos iluminadores muy bien traídos. Como lector obsesivo que soy, también sé reconocer las obsesiones de los escritores que a veces lastran su discurso. En este caso (un excesivo foco sobre el voluntarismo y otros conceptos menos trabajados), no afectan de forma negativa a un libro que recomiendo.
Es de lo mejor que he leído sobre la confesión. Aporta ideas muy frescas sin caer en clichés o eslóganes pre fabricados, con perspectivas y propuestas muy estimulantes y positivas.
Interesante reflexión sobre el sacramento de la penitencia, que profundiza en la dimensión del encuentro con Dios y la importancia de ahondar en las raíces de nuestros pecados, para no quedarse en manifestaciones superficiales que solo "limpian el coche por fuera", como si fuera un autolavado (ejemplo gráfico del propio autor). Cuando el hombre busca el encuentro con Dios, se pone en disposición de que la gracia pueda llegar hasta lo más íntimo de su corazón.