“Esta no es obra de mi feroz y florida imaginación, esa “flor del mal”, sino la descripción exacta de mi madre, Alicia, esa mujer gorda y parlanchina; mi padre, Rodolfo I, el heráldico; mis dos hermanas, la pobre Cristina y la pobre Florencia, ambas muy enfermas, pobrecitas, y mi cuñado Andrés: ese bisexual, ese hermafrodita obeso y lampiño como un bebé, que finge ser Arquitecto, al que dedico estas memorias, peor que malas, malvadas, porque es comprensivo y generoso como un padre-madre. También quiero agradecerle a Pocitos sin cuyo tibio aliento y desinteresada colaboración estas memorias colaboración estas memorias jamás se hubieran escrito, aunque se hubieran escrito contra viento y marea de la playa Pocitos y contra más, incluidos sus esperpénticos habitantes, porque la vida es dura y se come frío.” Rodolfo (h)
Felipe Polleri Sierra es un escritor uruguayo. Escribe regularmente en El País Cultural desde 2003. Como autor, se inscribe dentro del grupo de "Los raros", y se caracteriza por un feroz neoexpresionismo. Sus obras han sido traducidas al francés, italiano y portugués y se publicaron en México, España, Chile, Costa Rica, Argentina, Francia, Italia y Brasil.
Un libro sucio, personajes turbios y un narrador indecente. Todo en esta historia esta mal: los recuerdo, el delirio y la realidad se confunden en un edificio extraño y homicida para propiciar todo tipo de deformaciones. Es lo primero que leo de Polleri y me gusta mucho esta cosa incómoda que genera en el lector y que siento tan deudora del expresionismo.
Me hizo acordar en algunas cosas a " El guardián entre el centeno", de Salinger, pero adaptado a la realidad uruguaya. No me interesaron demasiado ni uno ni otro. Alguna caracterización valiosa al comienzo sobre las clases altas montevideanas y su ambiente, pero la historia se diluye y pierde el interés. No era para mí...
Como dice mi amigo Sebas, Polleri deber ser alguien que no para de hablar.... En este caso diría que es una novela corta guiada por algo así como el ASCO-intra-CLASE o la aversión a la propia clase social.... un personaje un tanto enojado con su familia, sus hábitos, su extracto social... bastante desagradable todo, lo que lo hace una novela entretenida e interesante de leer.
"El propio narrador nos confiesa que La inocencia son unas memorias perfectamente «malas» y perfectamente «malvadas» de su infeliz infancia; su familia, el edificio donde vivió y el barrio donde transcurrió constituyen los argumentos narrativos de la novela.
El desencadenante de todos los problemas de Rodolfo –así se llama el narrador– y de sus hermanas fue la propia unión de sus padres, un casamiento exclusivamente de apellidos ilustres. Dos personas que nada tenían en común y que transmitieron a sus hijos su desinterés y apatía por la vida. Su madre vivía en una burbuja, alejada de lo que realmente ocurría a su alrededor, encerrada en una Disneylandia donde todo era felicidad y buenas intenciones. A su padre lo define como un completo inútil y un completo imbécil, absorto en su propio mundo de ostentación.
Además, su infancia transcurrió en «un blanco edificio negro» de Pocitos, un barrio residencial de la ciudad de Montevideo que marcará profundamente su vida; para él, ese edificio se identificaba con el mundo. Allí se le inculcaba una educación y unos valores que no podían ser transgredidos. Su único refugio eran las lecturas, en su cuarto, de las obras de Dickens, especialmente de Oliver Twist, porque le consideraba un huérfano como él. Apenas si salía de su barrio, y la ciudad de Montevideo era prácticamente desconocida para su familia. La tranquilidad provinciana de ese ambiente de propietarios de clase media solo era parcialmente trastocada por los «grasas»; la gentuza de las clases inferiores. Precisamente, estas personas eran el referente de Rodolfo porque, a diferencia de los propietarios de los barrios residenciales, los«grasas» viven y disfrutan de la vida. Eran su único estímulo en la campana de cristal donde transcurrió su infancia; un mundo donde «lo que los malos se olvidan de romper, lo destruyen los tontos»." Luis de Dios
Este libro fue mi introducción polleriana. No hay duda que escribe con una puntería que te lleva a los blancos mas inesperados. Hace varios años que visité a Montevideo a través de la literatura rioplatense y la verdad La inocencia me ha brindado una lectura placentera, distinta, e inocente que me dibujó una perspectiva critica y creativa de los contrastes entre clases y culturas de la misma ciudad. No lean La uruguaya, lean Polleri.
"En realidad, nunca ambicioné (¿cómo hubiera podido hacerlo?) ser un hombre valiente, sino tal vez un hombre bueno. Que no lo sea, por caracter de esa dosis de valentía que también exige la bondad, es otra cosa que habrán de perdonarme."