Oscuridad y locura son los eslabones que conectan los trece relatos que componen este libro. De las realidades más crueles al surrealismo más simbólico, adentrarse en ellos es penetrar en las sombras de mentes cuarteadas por el trauma, de psicopatías y esquizofrenias conscientes, de trastornos sin cura nacidos de la más absoluta desesperación.
Un hombre que le arranca la cabeza a una rata viva a mordiscos, una madre que repta por el inodoro, una plaga de cucarachas que parasita a la humanidad. Una niña enterrada viva en las inmediaciones de un pabellón industrial, una vieja actriz interpretando su último papel, una prostituta de lujo con piernas de metal.
Por estas páginas vagan los fantasmas de Cormac McCarthy y Lorrie Moore, Stanislaw Lem y Salman Rushdie, Kurt Vonnegut y Mónica Ojeda. Y, sobre todos ellos, Kafka. De ellos bebe José Luis Pascual y sus ecos laten en este exorcismo personal y terrible.
¿Qué es la realidad? ¿Nos engañamos confiando en el frágil constructo que genera nuestra mente a partir de lo que captan los sentidos? ¿Qué ocurre cuando el cerebro falla, cuando su funcionamiento se desvía, aunque sea ligeramente, de lo que consideramos normal? Os lo diré: nuestras percepciones cambian, lo que era familiar se vuelve ajeno, la memoria se torna inestable y el juicio pierde firmeza.
La locura puede desatarse así, con un pequeño desajuste entre el mundo y su reflejo interno, provocando una fisura imperceptible o un absoluto colapso. ¿Y si el cuerpo actúa, pero la conciencia no lo sigue? ¿Y si los recuerdos han sido moldeados o impuestos por una lógica alterada? Aunque nos neguemos a reconocerlo, no hay línea clara que separe la cordura y la locura. Estar al otro lado de esa frontera que hemos inventado no siempre es consecuencia de un error de funcionamiento. En ocasiones, cuando algo nos hiere más de lo tolerable, nuestro cerebro opta por distorsionar, reordenar y encubrir aquello que no podemos soportar, actuando en consonancia.
Quizás todos hayamos experimentado la locura en algún momento de nuestras vidas. Quizás la realidad no sea una verdad absoluta. No me discutáis, no rebatáis mis argumentos; necesito creer en esto desde que fui arrastrado a los recovecos más oscuros de la mente humana, tuve que enfrentarme a realidades fragmentadas y me vi cometiendo actos atroces a través de los cuentos de José Luis Pascual.
Con pájaros muertos dibujo coronas es una obra impactante y perturbadora que experimenta con lo insólito y nos recuerda lo poderosa y diversa que es la literatura. Las doce más una historias que contiene nos hacen abandonar la confortable "normalidad", proponiéndonos un viaje a través de lo inconcebible y lo siniestro, y nos obligándonos a asumir que cualquier cosa es posible. Todas son distintas, todas se sustentan en potentes e inesperadas imágenes, y todas demandan nuestra absoluta atención. ¿Cómo consigue atraparnos? Con una prosa pulcra, precisa, inmisericorde, y sin edulcorantes. La literatura de José Luis Pascual es un acto de resistencia: se planta frente al canon, lo interroga y lo desmantela, negándose a repetir fórmulas desgastadas y a parir historias tibias.
Las piezas que componen este rompecabezas de identidades resquebrajadas son:
Ponte en mi piel. Un vigilante. Un pasillo oscuro. Rumores. Frases separadas por comas que conducen a la locura. Puntos que tratan, sin éxito, de poner orden y acabar con el vértigo que produce la cercanía de lo terrible.
La voz de un lamento. Una antigua estrella de cine. Recuerdos, pesadillas... ¿Qué es real?
La Santa. Uno de mis favoritos. La locura puede avanzar a lomos de la obsesión. Algunas escaleras mecánicas descienden hasta el infierno.
Pesto. Una tregua en cuanto a intensidad, pero no en originalidad. Un personaje retratado a partir de continuas pinceladas, con algo de humor. Moraleja: huid del dentista.
Piernas de mariposa. Una prostituta tratada como un objeto. Una prostituta capaz de ver a Dios. Maravilloso.
Gorriones. Un hospital psiquiátrico. La locura en primera persona. El infierno. Hipnótico y pavoroso.
Reencuentro. Una enfermedad. Historias de amor que quedaron atrás. ¿Liberación o condena? ¿Milagro o maldición...?
Corre. Madre muerta. Hogar deshecho. Dos gemelos rotos, perdidos. La génesis de algo terrible.
Buster no soñaba cuando quiso parar el tren. El blanco y negro frente al color. Un vagón de metro. Un coche. Surrealista, casi onírico. Extraído del subconsciente de David Lynch.
Caníbal. Experimental. Metafórico. Complejo. Muy potente en lo visual. Provocador.
Inseparables. Vidas parasitadas. Un andén de metro. Una metáfora o, tal vez, una invasión silenciosa.
Ratas. Otra joya. Recuerdos distorsionados. Delirio. Un indigente mostrando, como Virgilio, el infierno a quien acaba de llegar.
Yo no soy escritor. Cambio de registro: el autor protagoniza su propia metaficción. Parece sincero (en parte lo es). Kafkiano. Arranca sonrisas.
Estos cuentos no se leen, se experimentan. Son grietas que conectan lo humano y lo monstruoso, lo que creemos ser y aquello en lo que podríamos convertirnos. ¿Quieres sentirte a salvo? Entonces, no leas este libro: José Luis Pascual te desafiará a cuestionar la realidad misma.
Digo ya lo de que en una antología unos cuentos nos gustan más y otros menos y así nos lo quitamos de encima.
Ha sido el caso, algún relato no me ha dicho nada, pero las cinco estrellazas van por el hecho de que yo valoro como un «boometro»: si picas determinado nivel de decibelios, me tienes. Paso de obras redondas y perfectas; nunca son mis favoritas.
Entramos con Ponte en mi piel, en el que se mantiene el ritmo paradójicamente a base de encadenar una frase y otra, pareciendo el relato estar compuesto de 4-5 frases. Aquí JLP nos hace un guiño: nada es gratuito en un buen relato. Nos arrastramos con ese guardia nocturno por esa fábrica... hasta que salimos, de una forma muy cinematográfica.
La santa fue el primero en impactarme de verdad.
Pesto me sorprendió porque, a pesar del evidente cambio de registro hacia el humor, seguía manteniéndose algo esencial. Sucede algo parecido con Piernas de mariposa, que pasa de puntillas por el cyberpunk (creo). Es algo destacable de la antología, la voz de JLP está presente siempre, dando una sensación de conjunto y, me cuesta definir por qué, pero no siento que esto sean 13 relatos que «molan» por motivos diferentes: siento unidad.
JLP tiene especial talento para la metáfora colorista, sin ser demasiado barroco. En algunos relatos, dada la condición de sus protagonistas, sí baja (o sube, yo qué sé) hacia el surrealismo; quizá es lo que menos me ha interesado, no así en Inseparables, sobre una invasión que (no) vino del espacio. Cucarachas-mochila, ¿cómo no me va a gustar?
Ratas probablemente sea junto a Inseparables mi favorito. Una agradable (jaja NO) estructura oral con aire de leyenda urbana: ¿gente? que promete dinero a mendigos a cambio de que devoren una rata viva. ¡Y estos están al final, la cosa no decae!
Un libro muy bonito, como bien diría un amigo. Estamos ante otra obra con voz propia, como todas las del autor, cada vez más reconocible por su manera de fabricar historias. Si alguien sabe mezclar lo raro, lo macabro, lo surrealista, lo bello y lo grotesco, ese es José Luis Pascual. Este libro no es más que un ejemplo de ello. Una colección de cuentos independientes que te dejará el culo torcido mientras disfrutas de su literatura extraña. Termino mencionando a Pez de plata, que se ha currado mucho esta edición.
Me leí La primera antología de José Luis Pascual y no podía pasar sin leerme esta. Y ha superado mis ya altas expectativas. José Luis crea un terror muy personal, visceral y duro, pero que navega más en el desasosiego y lo turbio que en el terror más puro. Me ha encantado.