يشرع أنتوني بيم في دحض الكثير من التصورات السائدة في وقتنا الحاضر عن تاريخ الترجمة، مفترضًا، بين أشياء أخرى كثيرة،أن موضوع هذا التاريخ ينبغي أن يتناول المترجمين بوصفهم بشرًا، وأن الباحثين مرتبطون بموضوعهم ارتباطًا ذاتيًا، وأن المنظومات الثقافية القائمة على أساس الإرادة الاجتماعية، وأن المترجمين يعملون في مواقع الازدواج الثقافي،وأن نموذج التعاون عن طريق التفاوض يمكن تطبيقه على الطريقة التي يعمل بها المترجمون بين الثقافات. والمنهجية المقترحة استدلالية على نحو بارز، فهي تبين الأساليب الإمبريقية المختلفة التي يمكن تطويرها وتطبيقها. على الرغم من أن محور الكتاب المناظرات التاريخية، فإنه يطرح بل يبتكر مناظرة معاصرة؛ فآراؤه تسعى ليس فقط إلى إحياء الدراسة التاريخية للترجمة، ولكنها تسعى أيضا إلى فتح آفاق رحيبة .......
Tuve que reseñar este libro para la maestría así que ahí va lo que se me quedó:
Method in Translation History de Anthony Pym parte de su experiencia personal para proponer algunos posibles métodos y prácticas útiles para la investigación en la historia de la traducción y también para discutir algunos puntos clave sobre la teoría detrás de la misma disciplina. Con su trabajo de investigación que se centró en buena parte en el mito falso de la “escuela de Toledo”,* Pym comienza por declarar cuatro principios que rigen su quehacer: primero, que la historia de la traducción debe explicar la génesis de las traducciones; segundo, que su objeto principal debe ser los traductores, no los textos ni sistemas contextuales o sus características lingüísticas; tercero, que debe estudiar los contextos sociales en los que los traductores operan; y cuarto, que siempre recordemos cómo podemos traer ese conocimiento al presente.
En lo general, Pym se apega a dichas aspiraciones metodológicas y finalidades prácticas en lo que expresa en los capítulos de su trabajo. En el primer capítulo, recorre la historia de la disciplina en sí y demuestra que el diagrama de Holmes de los estudios de la traducción influyeron mucho en cómo entendemos nuestro posible panorama de trabajo pero que ha habido mayor concentración en la historia de las teorías de la traducción, no de sus personajes en sí, pero que cuando se logra despegar uno de esos parámetros, es que la disciplina en verdad arroja luz sobre el desarrollo de identidades lingüísticas y literarias y de los desplazamientos de gente y textos. Justo aquí propone que su estudio puede llevar a que tengamos un futuro “menos sedentario”.*
A partir del segundo capítulo y hasta el sexto, Pym se ocupa de una posible guía a seguir en la elaboración de trabajos de investigación. Parte de que hay que formular preguntas importantes, es decir, que impliquen un esfuerzo que otros estarían dispuestos a hacer, o que hay desacuerdo en cuanto a su respuesta, la cual puede ser un tipo de hipótesis; de ahí, la selección de métodos depende de las preguntas que buscamos responder.
En el tercer capítulo, quizá uno de los más afortunados, Pym discute un posible método de investigación: el reductivo o inductivo. Este método parte de la elaboración de listas para localizar traducciones a través de sus datos bibliográficos. Las listas, como él señala, nos permiten situar las traducciones en un contexto preliminar en el que se puede profundizar y pueden ayudar a considerar o descartar hipótesis. Ya de ahí, se puede extraer un corpus, es decir, una lista más corta de traducciones de acuerdo con criterios específicos sobre la cuál se investigará. No obstante, en el capítulo cuarto, visibiliza que la elaboración de catálogos puede ser caótico, ya que a veces los investigadores pueden hallarse en un cruce de caminos: o se hace el catálogo más completo posible para que otros puedan consultarlo, o se hace un corpus representativo de dimensiones adecuadas para el problema específico que se quiere resolver al momento. Asimismo, antes de siquiera elaborar dicha lista, se debe considerar qué va a constituir una traducción o no, pero nuestros límites lingüísticos pueden a veces sesgar qué entra y qué no en la categoría de traducción. De ahí propone definirlas como:
Any target culture text for which there are reasons to tentatively posit the existence of another text, in another culture and language, from which it was presumably derived by transfer operations and to which is now tied by certain relationships. (p. 59)
También dice que los paratextos pueden ser buenas fuentes de información para decidir si un texto constituye o no una traducción.
Una vez que se catalogan las traducciones y se generan curvas de frecuencias y estadísticas de porcentajes y tendencias es que comienza a surgir un posible tema de importancia. De esto se ocupa el capítulo quinto, en el cual también propone una lista de motivaciones que contribuyen a la elaboración de retraducciones. Su clasificación a partir de investigaciones disponibles me pareció muy acertada y me hubiera gustado que ahondara más en este punto. Sin embargo, al cierre del capítulo Pym propone que ciertos datos sugieren que la demanda e interés por traductores y por los estudios de traducción van a disminuir en el futuro próximo y que deberíamos buscar otros campos.
En el sexto capítulo, Pym propone un método alterno al reductivo, y es el incremental o inductivo, el cual sirve cuando el corpus está incompleto o cuando contiene demasiada información, algo que él relaciona con la temporalidad con la que se trabaje, siendo lo primero propio de épocas pasadas y lo segundo de estudios modernistas. Lo ejemplifica con el trazo de redes de los orígenes de los textos traducidos en Toledo; así concluyó que en dicho lugar hubo mucha interacción entre traductores.
En el séptimo capítulo, Pym se dedica a hablar de lo que debemos hacer al momento de leer las traducciones y los posibles parámetros de comparación. Ya sea mediante enfrentar la traducción con su texto de origen, con otra retraducción activa o contra un texto contemporáneo, Pym sugiere que la lectura de traducciones puede otorgar bastante información por sí sola y que no es productivo asumir que el contexto comunicativo y los propósitos inmediatos son todo lo que determinan a las traducciones. Es justo a partir de aquí que Pym comienza a cuestionar la validez de entender las traducciones como manifestaciones de diferentes normas y como parte de sistemas literarios. De hecho, cuestiona si en verdad las normas son particulares de cada cultura.*
Como respuesta a las normas, Pym propone más bien hablar de regímenes. Los define como principios, normas, reglas y procedimientos dentro de las cuales las expectativas convergen en relaciones internacionales. Considera que es una alternativa más propositiva que las teorías de los sistemas y que lo que hacen los que trabajan con una perspectiva postcolonial. Esta crítica a los postcolonialistas me parece atinada, ya que dichos estudios suelen utilizar su marco para hablar de forma condenatoria de las primeras traducciones que hay de cualquier texto en lugar de reconocer su rol e importancia al momento de publicación. Pym aspira a la practicidad, a qué hacer sabiendo de la existencia de los esquemas de poder, a buscar cooperación. Así, sugiere que mediante el reconocimiento de los regímenes anteriores podemos construir nuevos. Sin embargo, él mismo admite que se trata de algo idealista.
Después de irse por esa rama, Pym regresa a considerar las dimensiones de una traducción a analizar en la investigación. A partir de un esquema aristotélico, Pym desdobla las relaciones simplistas de una causa y una consecuencia a cuatro tipos de causas (material, final, formal y eficiente) para entender mejor nuestros objetos de investigación. La material sería el texto fuente; la final, el uso de la traducción; la formal, las normas históricas; y la eficiente, el traductor.
El capítulo diez se concentra en esta última causa: el traductor, o mejor dicho, los traductores, personas de carne y hueso, cuya corporalidad, desplazamientos, circunstancias laborales, intereses personales y vidas privadas van a incidir en la traducción. Esta consideración se extiende al penúltimo capítulo, en el que Pym arroja una crítica muy dura a Lefevere, a Venuti y a Toury por esquivar o no considerar como una posibilidad la intercultura de los traductores; se refiere a que no debemos generalizar sobre su cultura ni asumir que pertenecen a la cultura meta exclusivamente, ya que al conocer lo que yace en la cultura de origen, en realidad ocupan el punto medio de un puente. De hecho, Pym sugiere que esta carencia de los teóricos es lo que los lleva a regirse por dicotomías y binarios sin considerar un punto medio al hablar de estrategias de traducción. Y aunque esta declaración nada más ocupa unos párrafos del texto, está mucho mejor fundamentada y más desarrollada que otras de las que hace a lo largo del libro por lo que me parece rescatable al reflexionar sobre la teoría de la traducción. Sin duda creo que muchos traductores podrían identificarse con esta situación de no verse reflejados en la teoría y de caer en trampas por sentir que sus decisiones los llevan a extremos opuestos.
No obstante, Pym reconoce que la interculturalidad es difícil de manejar en los estudios ya que nos regimos por monoculturas. Se mantiene optimista a pesar de lo anterior y en el último capítulo dice que los estudios interculturales son idóneos para la formación de traductores ya que nos permiten tanto entender barreras y categorías de pertenencia cultural como saber desplazarnos en ellas.
Al final Method in Translation History resulta ser un libro rico en ideas que apunta hacia el futuro con más frecuencia que no, pero que contiene tantas propuestas que se desvían de su objetivo original que muy pocas tienen los fundamentos necesarios para respirar o para que siquiera se discutan en la traductología, lo cual me parece un desperdicio trágico por parte de su autor.
Algunas notas:
* Es un tanto incongruente que no señale hasta la página 165 que, en efecto, la supuesta escuela fue una fabricación nacionalista que no existió en realidad. Para textos que discuten mucho mejor la falsedad de este tema, véase Julio-César Santoyo, “Blank Spaces in the History of Translation”, Charting the Future of Translation History, Georges L. Bastin y Paul F. Bandia (eds.), (Ottawa: University of Ottawa Press, 2006), 11–44. *Llama la atención cómo abre con esta aspiración a un futuro sedentario y cierra el libro apelando a que la historia de la traducción puede ayudar a formar las “interculturas” del futuro. ¿Exactamente cómo se relaciona esto con el sedentarismo? Se me ocurren ideas, pero me hubiera gustado que desarrollara mucho más esta metáfora. *Quizá este es uno de los cuestionamientos más interesantes que Pym arroja pero que deja sin desarrollar ya que hasta la fecha muchos traductólogos parten desde esta suposición. Por ello con frecuencia se habla de maneras diferentes de traducir según el país, se habla de sus normas, de sus tendencias y preferencias. La pregunta que Pym hace me parece válida y atractiva; tal vez se relacione con su discusión sobre la interculturalidad de los traductores, pero ya que no conecta ambos puntos, no me queda más que especular respecto a cómo interpretarlo.
An excellent, evocative, and inspiring example of a working, genre-specific TS methodology. Very much needed for those of us who stand in between TS and actual translation work, having found themselves entangled in translation history.