Mis recuerdos me traicionarán, el olvido se infiltrará en mi memoria, escribió alguna vez Perec. Obsesionado por atrapar cada pequeño detalle, Vera relata con cinismo y dolor el duelo de dos figuras centrales en la vida de cualquier persona, el padre y el amigo incondicional. Quizá lo más denso del texto ocurre donde no se lo espera, la pérdida de las pequeñas rutinas que no volverán, los ritos íntimos que se apagaron. La prosa nos hace creer que todo está controlado y contenido, pero los detalles desbordan y se torna imposible no quedar expuesto a tanta tristeza después de transitar este libro.
Está bien, no me voló la cabeza, pero está bien escrito. Me gustó mucho más la primera parte que la segunda, la segunda se me hizo medio pesada, la primera tiene más humor ácido, que es un tono que me gusta más. La segunda parte, cartas a Nina, es demasiado solemne y melancólica para mí gusto. Igual es una cuestión estrictamente personal, no es el tipo de libros que suelo leer para nada.
Dónde recogemos los rastros de quien ya no está. Cómo construimos en el presente las piezas que nos faltan y a las que nunca volveremos? Cuáles son esos puentes que nos conectan con ese lugar donde fuimos? Donde fuimos felices… Donde aprendimos a ver el mundo, a asombrarnos, a recoger gorriones en días de tormenta, o a disfrutar de un carrot cake.
Trata temas muy sensibles de una manera que no me atrapó en lo más mínimo. No me gustó, e incluso la 2da parte me resultó incomoda de leer. La edición es muy linda, pero el contenido se quedó corto, o no es el tipo de lectura de mi agrado.
Leer 'Cartas a Nina' fue rememorar la pérdida de mi gordita con cada palabra del autor. 💔🐕
"Estás en todos los perros, en los que cruzo por la calle y en los que veo a través de rejas y ventanas. No importa el tamaño, la raza o el color, todos tienen algo tuyo, pero ninguno se acerca ni remotamente a vos."