La dramaturga y directora de escena Angélica Liddell (Premio Nacional de Literatura Dramática, 2012; León de Plata de la Bienal de Teatro de Venecia, 2013) desentraña en estos textos la relación entre el sacrificio y lo poético. En diálogo con Diderot, Pasolini y el mito de Abraham, abre una brecha desde la que observar el mecanismo que transforma el acto individual del sacrificio en acontecimiento político. La libertad se alcanza así a través de la exposición del cuerpo en escena en su máxima vulnerabilidad y desprotección. Con prólogo de Christilla Vasserot, profesora de la universidad Paris 3- Sorbonne Nouvelle (Francia), traductora y especialista del teatro de Angélica Liddell. Edición a cargo de Cornago, Óscar y Sandra Cendal.
En los años ochenta Angélica Liddell Zoo, seudónimo de Catalina Angélica González Cano (Figueras, 1966), inicia su trayectoria artística como autora dramática. Tras cursar estudios de Sicología y Arte Dramático, forma en 1993 la compañía Atra Bilis en el entorno de la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid. Con ella llevará a la escena sus propios textos, iniciándose así en la dirección, la escenografía y la interpretación. Su proyección hacia la creación escénica ha seguido desarrollándose desde entonces, adquiriendo, en paralelo a su producción dramática, mayor complejidad y calidad creativa. Al mismo tiempo que ha transitado por otros géneros literarios, como la narrativa y la poesía, se ha deslizado hacia el mundo del performance y la instalación, dimensiones con las que su obra teatral está estrechamente ligada. Sus diferentes desarrollos artísticos deben entenderse como expresión a distintos niveles de un mismo mundo poético y una original personalidad creadora. Tanto su escritura dramática como su poética escénica llevan un sello peculiar que las hace fácilmente distinguibles. Sin detrimento de su diversidad, puede afirmarse una vez más el tópico de que un creador es autor de una sola obra, que se constituye como variaciones sobre una serie de temas convertidos casi en obsesiones, lo que confiere a toda su producción una sorprendente unidad y coherencia estéticas.
lo único que deseo es ir a la puerta de tu casa, y no escribirlo, y acariciarte la cara y no escribirlo, y decirte "si alguna vez necesitas de mi vida, ven y tómala", pero no escribirlo nunca, nunca, coger un avión, después un tren, ir hasta tu casa, llamar a la puerta, acariciar tu cara y decirte "si aluna vez necesitas de mi vida, ven y tómala", y no escribirlo, no escribirlo jamás. Alejandra Pizarnik, poco antes de suicidarse, escribió en su diario, cito de memoria, "de la literatura sé que escribo bien pero no sirve para que me quieran"
Absolutamente brillante es Angélica. Esta obra está destinada a profundizar un poco más en el fondo estético de la obra artística, literaria y teatral de esta autora, pero desde su propia consciencia reflexiva. Es un libro cortito que recoge conferencias y una entrevista y en el que sigue habiendo revelaciones imprescindibles. Lo recomiendo un montón.
La diferencia ente un texto que te habla y uno que te conmueve es que el primero te pregunta y el otro te sacude. Si te habla, te pregunta; si te pregunta, respondes. Sin embargo, de un texto que te conmueve no tiene nada que decir: si te conmueve, te sacude; si te sacude, te confunde; si te confunde, te callas. Soportando siempre la aflicción de la palabra.
«¿Qué podemos hacer con nuestros nueves agujeros, qué podemos hacer, tan inútiles todos y tan decepcionantes como la palabra que a su vez sale por otro agujero, la palabra se convierte en un excremento más, en una hez, en un moco, en una humillación más para el hombre? Todo es detrito. No tengo ni una sola respuesta. El sistema intelectual demanda respuestas inmediatas. Pero no creo que haya que manejar el ámbito de las respuestas sino el de la confusión. Para Canetti la respuesta no es nada. Decía: “Nunca debemos permitir que nos obliguen a responder. La respuesta no es nada”.»
Estos son textos profundamente conmovedores y confusos.
1,5 putain quel ennui. au milieu j'ai trouvé quelques idées intéressantes, vous savez, quand ça parlait enfin de sacrifice au théâtre. le reste? un calvaire. la fin? un supplice illisible. rien de pire que de lire quelqu'un de prétentieux cracher sur les "vrais abrutis prétentieux" de son milieu. ai failli DNF mais il me restait 20 pages (les pires pages de mon existence)
“…nos hemos quedado sin formas de expresar el sufrimiento, sin formas para hacer creíble el sufrimiento, pero nuestro deber es buscar nuevas formas para la tragedia, porque la tragedia es el máximo baluarte de la individualidad humana… la tragedia es el único medio de reafirmar al individuo, la única manera de oponerse a los horrores anónimos y colectivos…”
El sacrificio es una forma de verdad, el mayor acto de exposición y de entrega, no solo del cuerpo físico, sino del deseo, del dolor, del lenguaje mismo como recipiente del yo.
La violencia poética entonces es la forma de creación artística, su expiación, un gesto de auto inmolación simbólica donde el escritor se vuelve solo un medio para expresar lo insoportable, todo lo que no puede decirse.
El poeta sacrifica su alma, su anonimato emocional, su silencio, para dejar que sea el dolor el que hable a través suyo.
La violencia poética entonces no es violencia, es la ética de la antiética, una necesidad. No destruye por destruir. Desgarra para permitir que algo nuevo emerja. La poesia que no hiere es inofensiva y todo lo que no hiere es incapaz de transformar.
No se trata de sanar, sino de mostrar nuestra herida abierta tal como es. La violencia poética es la única forma válida de belleza cuando la existencia es intolerable. Esa es la única forma posible de verdad cuando todo ha sido arrasado.
"Utilizar el tabú como instrumento de medida, para medir la represión y la memez, para medir el racismo, para medir el grado de conformismo degenerado de la sociedad, para medir la pobreza mental, para medir la imbecilidad"
"El arte, sacrificio íntimo en un espacio público". Hoy más que nunca, leer este ensayo prepara al artista del viejo mundo para el sacrificio que le espera: la hipercancelación.
Es un libro bastante complejo y aparentemente extraño, adjetivos que concuerdan con la dramaturga Liddell. Aún así es muy interesante como contrapone la idea del hombre con el cuerpo (la mujer). Esta corporeidad como representación de las emociones y deseos. Es un reflexión bastante interesante pero no todo el mundo puede leer las obras de Angélica