Esta es una historia de carreteras de tierra, de viajes en autobuses destartalados y de platos de mijo compartidos. También de las lágrimas de un veterano de guerra en Sudán del Sur, de la negociación de una dote en una aldea sudafricana y del hambre desesperada de los nómadas del Cuerno de África. Desde hace más de una década, Xavier Aldekoa recorre el continente africano, donde ha sido testigo de guerras fratricidas, de hambrunas silenciadas y del despegue de naciones. El reportero polaco Ryszard Kapuscinski decía que África no existe, y probablemente tenía razón, pero desde luego sí existen los africanos. Este es el libro de un periodista en África pero también de la risa, la ira, el baile, la muerte, la fiesta y la vida en un territorio de una riqueza humana y cultural apabullante. África es un océano. Un lugar inabarcable y aparentemente homogéneo si se observa desde la superficie, pero diverso y extraordinario cuando nos sumergimos en su interior. Este es un libro desde África.
Xavier Aldekoa has been living in Africa for more than a decade, covering conflicts and social matters in some forty countries around the continent, producing reports and filming documentaries for the written and audiovisual press. Since 2009 he has been correspondent in Africa for the daily La Vanguardia. He has also taken part in founding international social journalism projects, among them the magazine 5W, which publishes chronicles and research reports, and Muzungu Productions. He has published the books Oceà Àfrica (Ocean Africa, in Catalan, Ara Llibres, 2017; Spanish, Editorial Península), Fills del Nil (Children of the Nile, in Catalan, Ara Llibres, 2017; Spanish, Editorial Península), África adentro (Inside Africa, 5W, 2018), and Indestructibles (Indestructible, in Catalan, Columna, 2018; Spanish, Editorial Península).
No se trata de Kapuscinsky, con su prosa maravillosa, su fino análisis de la situación política y su gusto por estar en el meollo de la acción. Tampoco es J. M. Reverte, con su campechanía en el trato con las personas que va encontrándose en el camino y sus lecciones de historia.
Es un poco de una mezcla de todos ellos, viajeros, reporteros, personas que sufren y se preocupan por la realidad de ese continente tan grande, diverso y multicultural que es África.
La ventaja, con respecto a los autores anteriormente mentados, es que nos da una visión más actual del continente, primera quincena del siglo XXI. Sin embargo, pocas cosas han cambiado con respecto a los que nos narraba Kapuscinsky. De Mali a Sudáfrica, de Togo a Somalia, asistimos a los mismos problemas sistémicos: guerras, sequías, hambrunas, conflictos étnicos, campos de refugiados.
Hay algunos factores nuevos, como el radicalismo religioso que ha metido sus garras en países como Mali, Nigeria (Boko Haram), Somalia (Al Shabaab), que han añadido tintes todavía más trágicos a los conflictos étnicos habituales y a las hambrunas periódicas.
Otros factores menos conocidos, como el nuevo colonialismo que están ejerciendo potencias como China y Rusia en muchos de estos países, a los que prestan apoyo financiero, logístico y militar, a cambio de venderles su alma en forma de tierras de cultivo y materias primas.
El futuro que se avecina tampoco parece muy esperanzador: Pocos países han sido capaces de desarrollar gobiernos estables y capaces, con estructuras sanitarias, educativas y generadoras de empleo para su población. Difícilmente van a poder hacer frente a lo que se avecina: una población desbocada (África amenaza con superar a China e India juntas en población en unas décadas), cambio climático con sequías y fenómenos extremos cada vez más frecuentes. Los conflictos por los recursos disponibles amenazan con ser gravísimos y las crisis migratorias derivadas de ellos dantescas.
De todo esto nos habla Xavier Aldecoa, a través de sus múltiples vivencias y viajes por distintos países africanos. No es agradable de leer, pero es la realidad a la que tenemos que enfrentarnos, sobre todo ellos, los africanos.
Océano África, libro de Xavi Aldekoa, es aquello que todos debemos leer. Para nosotros, para saber realmente que sucede en el continente de las muchas Áfricas, para dejar de ser ignorantes de una realidad que nos es escondida por los medios y desconocida por no tenerla en cuenta. Pero, sobre todo, leerlo para ellos. Saber de su delicadísima situación genera un compromiso para con ellos, que obliga a ayudar de una forma u otra. África, cuna de la vida, merece esto y más.
Un libro maravilloso y poético pero también muy duro y desesperanzador. El ser humano y el capitalismo no se sonrojan matando a millones de personas con tal de enriquecerse. Ojalá algún día las cosas cambién, aunque lo dudo.
Desde que leí Ébano estoy enganchado al género de narrativa periodística sobre África y Oriente Medio en particular. De entre lo que he lído hasta ahora el enfoque de Aldekoa me parece algo más humanitario y social que el de Ayestarán que se centra más en explicar la política y la historia detrás de cada cuestión que plantea. Evidentemente también es más actual y por tanto asimilable que Kapuscinski. Destacaría lo interesantes que son sus breves reflexiones fruto de la experiencia sobre el terreno (como el capítulo de las mujeres, de las distancias o el capítulo final sobre el futuro demográfico). Entre mis preferidos están la catástrofe del delta del Níger, el capítulo dedicado a los pigmeos de Camerún y la boda de su amigo en Sudáfrica.
Desde que escuché la entrevista que Javier Gallego le hizo a Xavier Aldekoa en ‘Carne Cruda’ tuve muy claro que 'Océano África' era una lectura obligada. El periodista catalán lleva más de una década empapándose de ese océano inabarcable que, como decía Ryszard Kapuscinski, referente para todos los aventureros que, lápiz en mano, aspiran a descubrir sus tesoros, salvo por el nombre geográfico, no existe.
Ahora que he acabado la lectura compruebo que he marcado un montón de páginas donde aparecen reflexiones que merece la pena recordar. Pretendía salpicar este artículo con ellas, y lo haré, pero me voy a tener que cortar para no transcribir el libro prácticamente entero. No creo que ni al autor ni a la editorial Península les hiciera mucha gracia.
'Océano África' es un retrato de algunas de las numerosísimas caras que habitan el continente más estereotipado y, probablemente, más ignorado del planeta. No es un retrato paternalista ni escrito desde el rencor de quien ha vivido en primera persona multitud de situaciones que resultarían insoportables, por lo injustas, para la inmensa mayoría de quienes sólo nos acordamos de África cuando de vez en cuando las televisiones nos ofrecen imágenes de guerras y hambrunas. “Pobre gente”, nos lamentamos.
Xavier Aldekoa ha viajado al centro de esas catástrofes humanitarias, de las matanzas, de las hambrunas que han acabado con miles de personas, pero 'Océano África' es mucho más que un magnífico reportaje de la tragedia. Es, sobre todo, la crónica personal de quien siente pasión por la riqueza y la diversidad humana de ese planeta tan desconocido.
Impresionante, conmovedor, desgarrador libro que nos acerca al océano africano para revelar la vida oculta debajo de la superficie... El título no puede ser más acertado, ya que este continente nos parece igual de inmenso e inabarcable, la imaginación hace referencia a los mismos colores y clichés. Pero la verdad es que desconocemos sus secretos, cultura, humanidad así como los problemas y crudeza. Gracias al autor por sacudirnos y hacernos sentir la dureza a la que están expuestos miles de millones. Me sumergí en el océano África y me quedé sin aliento...
En este libro, Xavier Aldekoa nos narra una serie de vivencias que ha tenido durante sus estancias en África como corresponsal de La Vanguardia. Unos relatos que reflejan la realidad de algunos de los países de ese continente que apasiona al autor. Mediante historias en ocasiones crudas, Xavier Aldekoa nos ofrece un esclarecedor retrato de la vida en Mali, Nigeria, Camerún, Somalia... Lectura recomendada
Àfrica diu “muzungus” als blancs, però la traducció literal és “aquells que no tenen rumb fix”. Tan de bo haver llegit aquest llibre abans d’anar a Uganda. Àfrica no és un continent, és un món en si mateix. I en Xavier ho plasma en paraules que et calen als ossos. 100% recomanable!
Maravilloso viaje por África de la mano de Xavier Aldekoa. A veces tierno, a veces duro, siempre desgarrador. Una realidad que no se puede olvidar. Una gran novela
Para querer a África no basta con soñarla, hay que caminar sus calles, reírse con su gente, escuchar sus alegrías o tristezas, sentirse ridículo por no entender nada y volver a sorprenderse para comprender. Cualquiera que ansíe conocer un territorio tan vasto y diverso debe recorrerlo con los ojos abiertos y cerrarlos para volver a empezar.
Qué bonito. Un montón de historias que dan cuenta de esa diversidad de la que habla Aldekoa, abordadas desde la normalización y la celebración de lo diferente, y no desde la extrañeza, la superioridad o el miedo; esos sentimientos que tan a menudo tienden a acompañar a un continente tan inmenso como olvidado a este lado del mundo. Un 'Ébano' del siglo XXI y en español sin nada que envidiar a 'Ébano'.
Lo acabo con más conocimiento y cariño por África -sí, ya, aunque África "no exista"-, con muchas reflexiones y, sobre todo, con ganas de seguir recorriendo cada uno de sus rincones para conocer a sus gentes. También, si miro al futuro, un poco contagiada -a propósito- del optimismo africano:
A diferencia del Viejo Continente, donde el optimismo se basa en la lógica o la razón -uno es optimista porque hay motivos para serlo-, el optimismo africano nace del deseo. Por eso a veces es un optimismo kamikaze, que pacta compromisos improbables o mantiene esperanzas imposibles.
Espectacular y terrible. Un repaso muy interesante sobre varios países de África, desde una mirada para nada exotizante, por el contrario, muy respetuosa. Se nota a kilómetros que el autor está muy apasionado por el continente y que lo conoce todo lo que un periodista español puede conocerlo. Es bastante desesperanzador la realidad del continente, ver cómo la avaricia capitalista destruye tierras y vidas, esa historia es muy cercana, pero en un contexto aún más precarizado. Me gustó muchísimo, sé muy poco de África y aprendí un montón, creo que además el autor daba miradas muy interesantes con respecto a la realidad política y económica de los países.
Tantes coses que saps, que n'has sentit a parlar, que intueixes... Un continent tan complex, una realitat llunyana però punyent, plasmada en un llibre que remou consciències. Molt recomanable.
Brillante introducción de África contemporánea Profunda. De Congo y República Centroafricana a Botswana. De Somalia a Nigeria. De Etiopía a Sudán. De Djibouti a Kenya. Uganda, Rwanda, Egipto, Gabón, Angola, Sudáfrica. Una brillante crónica.
Pequeñas historias de un sinfín de países africanos. El autor, corresponsal de La Vanguardia para África y afincado en Sudáfrica, relata sus vivencias por diferentes rincones del continente. Miedo, caos, hambre, sed, guerra, odio, pobreza, prostitución, muerte, son casi una constante en la mayoría de capítulos. El libro deja un poso de amargura y tristeza, y una sensación de continente fallido.
Xavier Aldekoa es un periodista especializado en el África Negra. A través de sus artículos en La Vanguardia viene dando cuenta de la realidad olvidada de este continente, transmitiendo su pasión y amor por esta tierra sin esconder sus problemas y desafíos.
Como él mismo señala, para querer a África no basta soñarla, hay que caminar sus calles, reír con sus gentes. Y de esto sabe mucho Aldekoa, que lleva bastante tiempo viviendo en esos países que rara vez asoman por las portadas de los periódicos y, si lo hacen, es a su pesar. Y todo este conocimiento lo lleva volcado en diversos libros, el primero de ellos, este Océano África (Ed. Península) publicado en 2014.
Señalaba Ryszard Kapuściński que África no se puede concebir sino como un océano, una inmensidad que bajo una apariencia de uniformidad esconde una variedad de difícil definición. De esta idea toma Aldekoa el título para este libro y, como el océano, nos acerca en forma de veintiún olas, veintiún pequeñas viñetas que constituyen sus capítulos, algunos tendentes a la comedia, otros a la tragedia, pero todos ellos escritos desde el conocimiento y el profundo respeto y amor a lo descrito.
En otro momento, el autor escribe que África no existe, pero sí los africanos, y es sobre ellos, sobre los que escribe. Este libro está lleno de historias, de madres que llevan a sus espaldas a bebés, cargados como mochilas mientras se destrozan la espalda trabajando en el campo, de refugiados que huyen del exterminio o de pescadores que tratan de mantener su modo de vida en un delta asolado por las fugas de petróleo.
En todos los relatos, el protagonismo es de las personas, cada capítulo nos cuenta una o varias historias que dan cuenta, a pequeña escala, de una realidad más amplia pero que nos permite poner nombre y acercarnos a eso que los grandes titulares nos esconden, la dura y terrible realidad humana. Pero siempre queda hueco para la sonrisa, el baile y el juego, para la sorpresa y la esperanza.
En África poco es lo que parece. Podemos ver cómo el antiguo rito de la compra de una esposa a cambio de cabezas de ganado se mantiene en Sudáfrica, pero rascando más en la historia, conocemos que el novio ya convive con su novia, que ésta es una profesional moderna que poco tiene que envidiar a sus colegas occidentales, pero que ve en ese antiguo ritual una muestra del respeto a la tradición, la que le ha tocado vivir, la suya, como la nuestra pasa por tirar arroz o arrojar el ramo de flores a la próxima pareja en pasar por el altar. Así, el intercambio del rebaño no es sino una muestra de orgullo y tradición, igual que orgullo es el que siente el gobierno de Botswana por su avanzada política para controlar el VIH. Y, sin embargo, bajo las frías estadísticas, la prostitución, no reconocida en el país, expande el virus con virulencia llevándose por delante las vidas de las jóvenes abocadas a una muerte que no pueden esquivar, no existen a lo ojos de nadie.
La hospitalidad es otro rasgo de esta tierra, pero cuando uno trata de estar a la altura, se encuentra con situaciones chocantes. Así, para agasajar a una familia conocida que le va a recibir en su aldea durante un tiempo, Xavier piensa en llevar un presente y, qué mejor que una cabra, este animal que tiembla cuando se acerca cualquier festividad o celebración. Y Xavier, en el camino a la aldea se encariña del bicho, se compadece de su suerte, le anima mientras está atado en un cercado a la espera de su última hora.
En este libro hay muchas carreteras, muchos medios de transporte que han de ser reparados de manera artesanal, inventiva, no hay opción de esperar la pieza de repuesto de la casa central. Y esos caminos son duros y arduos, los accidentes frecuentes, los atascos infernales. Y, como siempre pasa en África, se asegura que todo está al lado, a un paseo, que todo está a punto de solucionarse, que llegaremos pronto al destino, y es que al hombre blanco y sus esquemas de puntualidad y precisión le mata esa indeterminación conocida, esa incertidumbre que hace que se apure cada minuto ante lo que esté por venir.
Y en ese paisaje africano se asombra uno de la profusión de teléfonos móviles, de camisetas de equipos de fútbol españoles, auténtico pasaporte de presentación para el periodista. Así, no es difícil comprender que quienes están a un click de todas las maravillas que venden los países avanzados a través de redes sociales, videos y demás pongan en juego sus vidas en un viaje por ese océano desconocido.
Aldekoa no ahorra los momentos crueles, el alcoholismo que asola muchas zonas, la violencia tribal que se remonta a siglos anteriores al colonialismo pero que éste no ayudó a resolver con sus fronteras a base de regla y cartabón. Unos conflictos en los que también tiene su peso la religión, los atentados yihadistas y las venganzas ancestrales posibilitadas por una profusión de armas digna del Lejano Oeste. El pesar del autor es notable ya que, incluso buenas noticias, como la independencia de Sudán del Sur, apenas conocida y publicitada en Occidente, tiene ante sí desafíos tan grandes que pueden arrastrar al nuevo país a más conflictos que los que acaba de superar. Y, en todo caso, se cumple ese triste adagio que nos regala Xavier, el miedo es el primero en dar la bienvenida a la guerra y el último en marcharse cuando ha terminado. En suma, paciencia y apoyo, dos cosas que no sobran en África.
Sin embargo, algunas de las semillas de estos conflictos se encuentran en la Guerra Fría, que convirtió a muchos países en el escenario secundario de un conflicto que, por la disuasión nuclear no podía ser jugado a lo grande. Como muy bien expresa el autor, cuando dos elefantes luchan, la hierba es la que sufre y al pueblo de Somalia le tocó ser hierba. Así llegaron las hambrunas, las guerrillas, los refugiados y sus huidas y hacinamiento en campos que se convierten en el medio de vida para gran parte de la población sin la menor esperanza de cambio. Naciones enteras viven, en gran parte, de los recursos de la ayuda internacional, que mantiene sus precarios sistemas sanitarios, dependencia sin la que no podrían pasarse.
Las guerras en Chad y en la República Centroafricana son sumideros de dolor. En ellas, la presencia de los cooperantes internacionales desbordados por la situación refleja en sus ojos el naufragio de sus altos ideales en pos de una búsqueda constante de la eficacia, donde hay que decidir en segundos si dejar morir a un pequeño puede ayudar a salvar la vida de otros.
Y también hay otras amenazas, tal vez impensables para quienes viven rodeados de Naturaleza, de vida salvaje, de una tierra en la que las carreteras se abren en canal ante el crecimiento de árboles y pastos si no se cuidan con diligencia o si no se transitan de manera masiva. Porque el cambio climático también afecta a África, el deterioro del entorno ha llevado a zonas completas al borde de la desertificación, pero también, en zonas de Nigeria, los estragos de la industria petrolera han arruinado zonas enteras del país, comprometiendo su modo de vida y forzando a la emigración involuntaria. Y así en otros tantos países.
Otro aspecto que no ha pasado por alto el autor es la presencia creciente de China en el continente. Abandonados de alguna manera por Estados Unidos y Europa, los chinos, bien de manera organizada y a través de su gobierno, bien a través de inmigración particular, están cambiando la geopolítica de África, inclinándose hacia el lado del que más ventajas puede ofrecerles y, visto lo visto, nada se les puede reprochar.
Entre todo este dolor, entremezclado de drama y comedia, de alegría desbordante por vivir, y un desprecio absoluto por la vida ajena que muestran gobiernos y salvajes, Aldekoa encuentra el modo de hacernos un retrato, a ratos duro, a ratos tierno, que ha de leerse a pequeños ratos, para dejar que sus palabras encuentren el hueco para asumirlas y abrazarlas. Porque como dice de una manera tan hermosa como veraz, viajo a África para contar que allí viven niños con pies descalzos cubiertos con bolsas de plástico. Y después de esto, nada más puede ser dicho.
Porque, después de todo, eso es lo que es Africa. Un océano de idiomas, arte, religiones, cultura (de dialectos, artesanía, supersticiones y folklore, que diría Galeano, que dice de hecho Galeano en "Los Nadie"). Africa es un océano en el que pescan otros.
Es muy poco justo siquiera nombrar a Kapucsinky en la reseña de este libro, pero es igual de inevitable.
Y es que Aldekoa podía haberse quedado a su sombra y no lo ha hecho. Más allá de mostrar una -tierna- idolatría por el periodista polaco autor de Ébano, Xabier ha sabido recoger el testigo en una novela teóricamente parecida pero muy diferente en la práctica. Porque Aldekoa tiene voz propia, y es la voz de una generación nueva, que ha visto el mismo África con ojos nuevos, que transmite tanto o más que su antecesor y consigue trazar una especial cercanía tanto con sus "personajes" como con el lector.
Lectura imprescindible para no tener los ojos cerrados al continente del que hace millones de años salieron los primeros humanos. A ratos triste a ratos divertido, cuenta muchas duras realidades con sus infinitas raíces, la complicidad de Occidente y plantea los retos a los que se enfrentarán en un futuro cada vez más próximo. Porque de algún modo todos tenemos nuestro origen en África, tenemos la obligación de conocer su realidad. Y este diario de Aldekoa es un buen compañero de viaje.
Gracias por este trocito de África: injusticias, conflictos que no pueden ser resumidos en un telediario, enfermedades, desastres naturales pero también tradiciones, naturaleza salvaje, cuentos milenarios, sonrisas y personas que quieren cambiar las cosas. El mundo está en deuda con África. Al menos debemos tomarnos el tiempo para entenderlos. Gracias Xavier.
Las historias directamente te transportan al continente africano. Un libro muy fresco y muy desgarrador, pero que no deja de narrar la realidad que tanto nos cuesta ver.
"El olvido al que Occidente relega al continente africano es directamente proporcional al interés de miles de africanos por ese otro mundo tan cercano y a la vez inalcanzable".
"Yo viajo a África para explicar que una niña congolesa se ata bolsas de plástico en los pies porque no tiene zapatos. Para intentar entender que en el Congo la gente no mata por salvajismo, mata por interés. (...) Y para contar también que hay gente que no mata. Personas anónimas que, cuando todo se hunde a su alrededor, deciden proteger a los suyos, arriesgarse a ayudar al vecino y aceptar que pueden morir en el intento. Personas que sólo quieren vivir sus vidas y que les dejen en paz. (...) Hay millones de personas así en África".
En su último artículo en El País, Rosa Montero escribía que el sistema educativo español tendría que incluir visitas a los campamentos saharauis porque se aprendería muchísimo. Absolutamente de acuerdo, igual que se aprendería muchísimo leyendo libros como "Océano África" del periodista Xavier Aldekoa.
Mientras lo leía no podía dejar de pensar en cómo es posible que estando tan cerca no conociese ni siquiera algunas pinceladas de los muchos episodios que se cuentan en este libro, de los trágicos pero también de los buenos. Me he quedado impactada con muchas de las historias: por ejemplo, del capítulo que narra los vertidos de petróleo de Shell en el delta del Níger del cual no tenía ni p. idea o de la lucha por la supervivencia de las comunidades bosquimanas entre otras.
Yo, simple lectora, pero curiosa por entender la sociedad en la que vivo, no logro comprender porqué nos importa tan poco lo que pasa más allá del Estrecho, ni siquiera aunque sea por explicar que lleva a la gente a intentar cruzarlo.
Aunque este libro ya tiene 11 años y entiendo que tanto los conflictos como las economías y los países han evolucionado en esta última década (algunos para peor y otros para mejor, supongo) creo que es excelente para conocer de primera mano ese "Océano África" tan ausente en los medios de comunicación, pero que se merece que no olvidemos.
Tenía ganas de volver a África con un libro. Lo he hecho y además con un escritor/periodista al que tenía pendiente leer y al que llevo siguiendo ya un tiempo en rrss: Xavier Aldekoa. Aunque la editorial que lo publica engloba este libro en la literatura de viajes, para mí es más crónica periodística que otra cosa. Y no es algo que no me esperara ya que Aldekoa es el corresponsal de La Vanguardia en África y lleva años recorriendo todo el continente buscando noticia e intentando hacer visible en España lo que solemos ignorar a menos que lleguen pateras y cayucos a las playas canarias.
Digo que no es un libro de viajes, aunque todo lo que hace Aldekoa y nos cuenta en este libro es viajar por África, porque su objetivo no es trasladar al lector una experiencia aventurera en África reseñando lugares, sensaciones y emociones despertadas por el continente negro. No. En este libro Aldekoa nos va retratando los diferentes conflictos y experiencias que ha vivido en África dividiendo la estructura del libro en capítulos que se centran en un país distinto del continente. Muerte, guerras, conflictos armados, secuestros, crisis migratorias, naturales y humas, olvido, sed, hambre, odio, explotación... La historia de África, su pasado y su presente, está llena de muerte y sangre y Aldekoa, utilizando un lenguaje muy periodístico donde el qué, cuándo, cómo, por qué, quién cobran más importancia que el lenguaje y el lirismo de la leyenda que supone pisar y recorrer África, nos muestra la crudeza de la vida en los diferentes países en los que ha estado para mostrarnos su realidad, su perenne realidad, sus conflictos enquistados.
Hace tiempo que sigo a Aldekoa como periodista y me encantan sus reportajes pero con Océano África creo que lleva su redacción a otro nivel. Es un libro fascinante, en el que el autor consigue que tú también viajes a África y te sientas a su lado mientras se adentra en una reserva natural, recorre un campo de refugiados o participa en una pedida de mano en la que el regalo de boda es una cabra.
Además, lo hace con una redacción sublime. Sencilla pero no por eso menos evocadora. Al contrario, a mí al menos con esa sencillez en la forma de escribir logra transmitirme más cercanía y sinceridad. Y no deja de lado los recursos literarios cuando la narración los demanda. Ahora no lo recuerdo bien porque hace tiempo que terminé el libro, pero hubo unas cuantas metáforas que me encantaron. Tocará volverlo a leer más adelante.
En "Océano África" las historias más tiernas se entremezclan con las más tristes, las situaciones divertidas con otras que hierven la sangre. Aldekoa logra transmitir las diferentes realidades de África, las diferentes Áfricas, y nos permite a aquellos a quienes nos queda lejos forjarnos una imagen un poco más profunda de este continente tan amplio y complejo. Me lo tomo como una primera aproximación a África, de la que me encantaría seguir aprendiendo y para lo cual seguiré confiando en Xavier Aldekoa. Me marco como pendiente "Los hijos del Nilo" ;)
Este es un libro que he leído bastante rápido, ya que es un tema que me interesa bastante. Me he dado cuenta que África constituía un tema muy desconocido para mí y gracias a este libro he podido hacerme una idea más clara y básica de la organización territorial, situación actual e historia de algunos de estos países. Me ha permitido entender muchos de los problemas que habitualmente llenan las portadas de los periódicos y también el poder formarme una idea crítica y personal de los factores que afectan el desarrollo y que causan unos desequilibrios tan grandes en las sociedades africanas, sin necesidad de visitar esos países en primera persona. Recomiendo este libro a todas aquellas personas que quieran conocer de una manera más profunda y cercana el gran continente africano y que quieran viajar allí en un futuro, ya que constituye un buen punto de partida para descubrir la situación antes de verla uno mismo con sus propios ojos. Y para finalizar, puntúo al libro con 3 estrellas ya que me ha parecido poco crítico en algunas partes, donde ha faltado (desde mi punto de vista) una exposición más exhaustiva de todos los factores implicados en los conflictos, lo que provocaba una inclinación muy clara hacia un lado pero sin contrastar la otra parte implicada.
Magnífico libro de Xavier Aldekoa donde pone nombre y apellidos a los grandes dramas del continente africano. En particular, de Mali y la intrusión del fundamentalismo religioso desde el norte, de la República Democrática del Congo y las guerras intestinas en el este por el control de las minas, de Sudáfrica y cómo procura abrirse paso tras el apartheid, de Angola y cómo sus reservas de petróleo están creando una de los países más desiguales, de Camerún y el drama de los pigmeos, de la República Centroafricana y de su guerra civil entre los musulmanes y tropas extranjeras de Chad y Sudán (seleka) y los cristianos (antibalaka), de Botsuana y el drama de los bosquimanos y el drama del sida, de Somalia y los campos de refugiados tras veinte años de estado fallido, de Nigeria y de la destrucción del delta del Níger por las compañías petrolíferas, de Sudán del Sur y cómo consiguió por fin la independencia y cómo ésto no ha evitado nuevas guerras civiles y para acabar un capítulo dedicado a la entrada de lleno de China en África.
África es diferente. Pero dentro de Africa hay cientos de matices, muchos más que paises y tribus. Muchas veces el matiz es una única persona. Y eso es lo que nos traslada Xavier Aldekoa en su libro. Nos traslada a toda una serie de historias que le han sucedido en algunos de los paises, regiones y tribus de África durante sus viajes como corresponsal. Con sus historias nos traslada a diferentes realidades, muchas de ellas marcadas por guerras de poder, económicas, étnicas o religiosas y como viven esa realidad personas, tribus, clanes totalmente desconocidos para la opinión pública. Gran libro para conocer la realidad de África que muchas veces no sale en las noticias, historias que muchas veces no puenden salir en sus crónicas periodísticas ni en sus comentarios de actualidad africana de su cuenta de twitter. Un gran libro para conocer el mundo más allá de las noticias recurrentes y habituales.