Más que una antología, este volumen de la escritora que obtuvo el premio Nobel de Literatura en 1996, incluye prácticamente toda la obra de Wislawa Szymborska. En el prólogo, escribe Elena Poniatowska: "Sus poemas nítidos, aforísticos, nada describen, ninguno se alarga demasiado. Su ironía es precisa, tajante a veces. Más que contar grandes elegías, exalta juguetona, traviesa, las pequeñas y curiosas diferencias que nos determinan".
Wisława Szymborska (Polish pronunciation: [vʲisˈwava ʂɨmˈbɔrska], born July 2, 1923 in Kórnik, Poland) is a Polish poet, essayist, and translator. She was awarded the 1996 Nobel Prize in Literature. In Poland, her books reach sales rivaling prominent prose authors—although she once remarked in a poem entitled "Some like poetry" [Niektórzy lubią poezję] that no more than two out of a thousand people care for the art.
Szymborska frequently employs literary devices such as irony, paradox, contradiction, and understatement, to illuminate philosophical themes and obsessions. Szymborska's compact poems often conjure large existential puzzles, touching on issues of ethical import, and reflecting on the condition of people both as individuals and as members of human society. Szymborska's style is succinct and marked by introspection and wit.
Szymborska's reputation rests on a relatively small body of work: she has not published more than 250 poems to date. She is often described as modest to the point of shyness[citation needed]. She has long been cherished by Polish literary contemporaries (including Czesław Miłosz) and her poetry has been set to music by Zbigniew Preisner. Szymborska became better known internationally after she was awarded the 1996 Nobel Prize. Szymborska's work has been translated into many European languages, as well as into Arabic, Hebrew, Japanese and Chinese.
In 1931, Szymborska's family moved to Kraków. She has been linked with this city, where she studied, worked.
When World War II broke out in 1939, she continued her education in underground lessons. From 1943, she worked as a railroad employee and managed to avoid being deported to Germany as a forced labourer. It was during this time that her career as an artist began with illustrations for an English-language textbook. She also began writing stories and occasional poems.
Beginning in 1945, Szymborska took up studies of Polish language and literature before switching to sociology at the Jagiellonian University in Kraków. There she soon became involved in the local writing scene, and met and was influenced by Czesław Miłosz. In March 1945, she published her first poem Szukam słowa ("I seek the word") in the daily paper Dziennik Polski; her poems continued to be published in various newspapers and periodicals for a number of years. In 1948 she quit her studies without a degree, due to her poor financial circumstances; the same year, she married poet Adam Włodek, whom she divorced in 1954. At that time, she was working as a secretary for an educational biweekly magazine as well as an illustrator.
During Stalinism in Poland in 1953 she participated in the defamation of Catholic priests from Kraków who were groundlessly condemned by the ruling Communists to death.[1] Her first book was to be published in 1949, but did not pass censorship as it "did not meet socialist requirements." Like many other intellectuals in post-war Poland, however, Szymborska remained loyal to the PRL official ideology early in her career, signing political petitions and praising Stalin, Lenin and the realities of socialism. This attitude is seen in her debut collection Dlatego żyjemy ("That is what we are living for"), containing the poems Lenin and Młodzieży budującej Nową Hutę ("For the Youth that Builds Nowa Huta"), about the construction of a Stalinist industrial town near Kraków. She also became a member of the ruling Polish United Workers' Party.
Like many Polish intellectuals initially close to the official party line, Szymborska gradually grew estranged from socialist ideology and renounced her earlier political work. Although she did not officially leave the party until 1966, she began to establish contacts with dissidents. As early as 1957, she befriended Jerzy Giedroyc, the editor of the influential Paris-based emigré journal Kultura, to which she also contributed. In 1964 s
Cuando necesito recuperar la fe en el mundo. Leo a Wislawa.
Cuando el tiempo y los tiempos y el cielo y las verduras y mi perro y los gatos y el amor me parecen de una desconcertante electricidad capaz de vencerme. Leo a Wislawa.
Cuando la memoria de la historia tiñe de caricatura grotesca el presente. Leo a Wislawa.
Cuando el hastío -no el tedio- empieza a afilarse los dientes con las aristas de mis huesos y me siento ontológicamente un mondadientes. Leo a Wislawa.
Cuando se demora el momento. Leo a Wislawa.
Cuando no sé cómo lidiar con las noches y los días y esa tarde coloreada en organdí. Leo a Wislawa.
Cuando se me rompe un bolsillo del pantalón y busco hilo por la casa y encuentro en la caja de la costura un puñado de botones. Leo a Wislawa.
Cuando paseo por María, permitiéndome el único viaje cuya huella de carbono tolero. Leo a Wislawa.
Cuando monto en bicicleta muy rápido y me entra el viento en los ojos y los cierro y avanzo a ciegas una o dos cuadras. Leo a Wislawa.
Cuando después de semanas sin boxear me acerco al saco y le doy tres puños como tres caricias pidiéndole perdón por el abandono. Leo a Wislawa.
Cuando me invade la fiebre y los días monótonos y no recuerdo bien el punto de partida ni consigo imaginar ningún punto de llegada y me dibujo a mí mismo como un punto mínimo y diminuto y pequeño y muy chiquito. Leo a Wislawa.
Y algo, en su poesía, siempre está allí para decirme: "Sigue. Baila".
En las palabras de wislawa encuentro una belleza que viene no solo por lo que dice, sino de algo más que se ve que viene de su espíritu. Me quedo con la certeza de que sus versos me acompañarán mucho tiempo, y de que en ella hay una profundidad y una ligereza que en poca poesía encuentro. Una belleza.
Me cuesta trabajo escribir una reseña que le haga justicia a la poesía de Wislawa Szymborska. Es un libro que de la impresión de poder ser leído desde cualquier página, en cualquier parte, y siempre tendrá algo de valor que decirnos, siempre tendrá algún detalle nimio de las cosas comunes que, con las palabras correctas, logrará conmovernos hasta lo más hondo. Un conjunto de poesía de las cosas más sencillas, logra sustraer el verdadero contenido de todo lo que toca. Impresionante y ampliamente recomendable.
Siempre he pensado que la poesía provoca una catarsis en el humano, o bien lo vuelve inherente hacia una muerte por falta de existencia.
Simplemente perfecto, esta recopilación de poemas es arrebatadora de emociones, en definitiva un poemario que deberías leer o al menos hojear una vez en la vida.
Pocas cosas me causan mayor emoción que encontrar poetas que pueda releer sin fin: Borges, Carson, Rilke, Amichai, Lee. Y mi Szymborska, a la que acabo de conocer y me dejó con la boca, el corazón y el alma abiertos. La recomiendo a gritos.
Este libro me va a acompañar durante un largo tiempo.
De mis poetas favoritas hasta el momento.
"Posibilidades
Prefiero el cine. Prefiero los gatos. Prefiero los robles a orillas del Warta. Prefiero Dickens a Dostoievski. Prefiero que me guste la gente a amar la humanidad. Prefiero tener a la mano hilo y aguja. Prefiero no afirmar que la razón es la culpable de todo. Prefiero las excepciones. Prefiero salir antes. Prefiero hablar de otra cosa con los médicos. Prefiero las viejas ilustraciones a rayas. Prefiero lo ridículo de escribir poemas a lo ridículo de no escribirlos (...)"
¡Qué bárbara! No sé si es porque al final puse más atención o porque ya estoy más grande (sí, me tardé casi dos años en terminar de leerlo) pero el final de su obra; la parte de Fin y principio [1993] es una maestraza, quedé sumamente satisfecha con el final de esta antología. 100% recomendable.
Solo me da tristeza saber que una traducción no puede transmitir todo lo que quiso decir la autora en sus poemas originalmente.
Casi un año leyendo su poesía un rato aquí otro allá... marqué mis poemas favoritos, son 19, entre ellos aquellos que cuentan una historia. Sin embargo hubo unos poemas que no me hablaron en absoluto. Y hubo partes de poemas que me parecieron preciosos. Todo un rollercoaster sin duda...
Creo que mi paisana es el primer Premio Nobel que leo en toda mi vida y solo puedo comentar que me encantó este libro de principio a fin. La autora tiene una pluma crítica, reflexiva y sobre todo analítica; en todo momento pone por delante sus convicciones y su manera de ver los temas que toca en sus poesías.
Se nota una gran diferencia de como van obtenido una mayor complejidad sus poemas y también sobre los temas que van saliendo capítulo a capítulo.
En verdad, recomiendo muchísimo que lean a mi paisana y esta increíble edición que va a tener la gran mayoría de sus letras y fluye la lectura de una manera muy grata.
No conecto con Wislawa y me preguntaba por qué, pero ella misma dice en un poema que prefiere Dickens a Dostoievski. Puede que sea eso: yo conecto con la gente que prefiere a Dostoievski por encima de todas las cosas. La gente que le reza a Dostoievski. La gente que relee a Dostoievski todos los años, esos son los poetas, los escritores, los lectores que me interesan. Creo que esa es la clave. Sin embargo, dejo sin calificar porque no me puedo basar sólo en mi poca cultura poética. Es cierto que cuando era joven leía mucha poesía, leía furiosamente poesía, creía que la poesía iba a salvar el mundo, pero ya me estoy haciendo viejo para esa escoria. Quisiera regresar a los catorce años para leer a Baudelaire otra vez, porque al anciano que soy le cuesta mucho trabajo conectar con la poesía.
Leer a Wislawa Szymborska es adentrarse en la vida cotidiana como si fuera una vida nueva; con simpleza nos adentra en la complejidad. No hacen faltan grandes teorías para hablar de la gente, de la existencia, incluso ni siquiera ponerse tan serios y dramáticos. La poeta explota al máximo el humor y la ironía para mostrarnos esa otra realidad oculta. Los elementos de la naturaleza están siempre presentes: hormigas, mariposas, peces, árboles. Además reaparece una voz que cuestiona las guerras, la violencia, de una manera incisiva pero sin lacrimógenos. Es una de sus virtudes, condensar en pocas líneas una idea descomunal: “La vida dura unos pocos rasguños sobre la arena”.
Maravilloso. Fue una lectura vertiginosa y adictiva. Espero me acompañe toda la vida.
De "Fin y principio" guardo: -El Cielo -Puede ser sin titulo -A algunos les gusta la poesía -Fin y principio -Despedida de un paisaje -Versión de los acontecimientos -Una gran suerte
De "Poemas nuevos" guardo: -Una del montón -Las nubes -Las tres palabras más extrañas -El silencio de las plantas -Cierta gente -Baile (Esos eran todos).
Me hizo sentir mucha ternura y me mostró cosas como quien disipa una bruma y te dice “mira, es así de fácil”. No puedo explicar lo poderosa que es esta mujer. Dejo un trocito de uno de sus poemas:
“No sé si para otros, para mí esto es del todo suficiente para ser feliz e infeliz:
un rincón modesto, en el que las estrellas den las buenas noches y hacia el que parpadeen sin ningún significado”.
Tardé 2 años en terminar la antología y es porque me gusta saborear la poesía, leo poesía cuando mi alma lo necesita y sobre todo cuando tengo hambre de belleza, magia, ironía, cosmos, naturaleza, galaxias y ternura.
Wislawa es importante para mí porque recurría a ella cada que sentía que el mundo era cruel, que la existencia era un sinsentido. Ella fue un refugio en mis peores momentos, en verdad que sus palabras y poemas me abrazaban y siempre me hacían recordar que esta realidad incongruente es también un milagro divino y universal.
Es mi poeta favorita. Siempre la tengo abajo de la almohada, por eso siento feo haber terminado de leerla (¿en realidad se puede decir eso de alguna poeta?).
En fin, leerla fue, es y será siempre un deleite. No hay poeta tan completa como ella, simplemente es la mejor.
Szymborska es la poeta de las pequeñas cosas. Le escribe a los rincones, a los segundos, a las cebollas, a las estrellas y su desorden. Le escribe a las guerras, no cómo magnánimas entidades sino a partir de los rastros de polvo. La poeta tiene una sensibilidad gigante, y son preciosas las preguntas que deja en tu cabeza después de contemplar lo que parece incontemplable. Siento que descubrí un lenguaje antiguo, basado en la paciencia y la plenitud encontrada en los pequeños momentos, en los que fueron y los que pudieron ser. Szymborska explora las tragedias según los segundos previos, y la naturaleza desde el roce de los dedos contra los troncos. Construye un mundo inmenso a partir de pequeñas imágenes, y me deja muchísimas ideas y preguntas a través de las cuales contemplar el mundo, en su infinita pequeñez.
Ha sido el libro de poesía que más he disfrutado. Me gusta mucho la manera en que va hilando ideas y cada poema se vuelve un pequeño universo. En especial esta parte de Salmo que dice: "¡Qué poco herméticas son las fronteras de los reinos humanos! ¡Cuántas nubes las cruzan sin castigo, cuánta arena del desierto va de un país a otro, cuántas piedras del monte ruedan en propiedad ajena saltando provocativas! Sólo lo humano sabe ser verdaderamente ajeno."
Si usted no ha leído a Wislawa, seguramente ha desperdiciado el 90% de su vida.
Este es el tipo de libros de poesía que se agradecen porque te permiten darte un buen paseo por la obra del autor.
Wislawa es una poeta de lo cotidiano, pero no de lo cotidiano como hacerle un poema turbomamador a un lápiz, es más una especie de posición ante la vida, el universo y todo lo demás.
¿Regresaré a Szymborska? Sin duda. ¿Podré seguir mi vida después de toda esta poesía? Sí, sin un pedo. ¿Entiendo por qué e dieron el Nobel? Creo que no, pero esa es la mística del Nobel: nadie entiende por qué vergas se entrega, como nadie entiende por qué pasó tanto tiempo sin leer a Szymborska.