Un viaje a la memoria de la Guerra Civil Española, por uno de los autores fundamentales de la literatura contemporánea española.
«Un texto verdadero, inspirado y real. Sabía que me iba a dejar un poso grande y lo ha logrado». David Uclés
«Un libro bellísimo». Juan Cruz, El Periódico
Como sucede siempre, cuando mi padre me contaba esas historias yo no le hacía mucho caso y ahora me arrepiento de ello. Mi padre murió pronto y sus recuerdos quedaron en ese limbo de la memoria en el que se desvanecen las vidas de los que nos precedieron y a los que no escuchamos cuando estaban vivos. Luego nos arrepentimos de ello y, como yo ahora, tratamos de reconstruir sus pequeñas historias con los retazos de lo que se quedó en el aire y aún alcanzamos a recordar.
En honor de su padre y de sus compañeros, pero también por recorrer un territorio, el que atraviesa la espina dorsal de la península ibérica, que sintetiza como muy pocos su esencia, el autor ha repetido su viaje y lo ha hecho en los mismos meses del año en los que lo hicieron ellos para intentar sentir lo que ellos sintieron siquiera sea referido al clima. Por el camino se encontró con personajes que mantienen vivo el recuerdo de aquel invierno terrible, el peor del siglo XX, y de una primavera y un verano calurosos junto al mar, y con algunas de las historias que su padre le contó y que los paisajes conservan aun flotando como una pátina sobre ellos, «pues la historia permanece en los lugares en los que sucedió como las palabras sobre la memoria».
La crítica ha
«Con su habitual estilo, trufado de la prosa aparentemente sencilla de los grandes narradores, pespuntea un paisaje que es espejo de una memoria personal y colectiva».
Raúl Conde, El Mundo
«La subjetividad impregna de emotividad la doble estampa de la barbarie bélica y de la soledad rural».
Santos Sanz Villanueva, El Cultural
«Rinde homenaje a todas las víctimas de la Guerra Civil, tanto los que ganaron como los que perdieron».
Miguel Ángel Artigas Gracia, Diario de Teruel
«Placer seguro y sencillo, infalible por reconocible, perfecto en lo que tiene y en lo que no, con ingredientes de calidad y sin sofisticaciones. […] Con esa actitud, y con una historia que recrear al fondo, se obtiene un libro muy notable».
Juan Marqués, El Mundo
«Quizá uno de los libros más íntimos y personales de la trayectoria de Julio Llamazares. […] Combina la precisión del cronista, la sensibilidad del poeta y la curiosidad del viajero. Una lectura que no se limita a la evocación íntima, sino que abre un diálogo con la historia reciente de España y la realidad de su territorio rural. Llamazares es una de las voces necesarias para entender cómo se intrincan memoria, paisaje y literatura, y El viaje de mi padre es una especie de viaje de redención completado».
Miguel Ángel Artigas Gracia, Diario de Teruel
«En el libro, bascula entre pasado y presente, contrasta recuerdos orales y testimonios escritos con lo que ven sus ojos y recoge los problemas actuales de la España vaciada».
Julio Llamazares was born in Vegamián, a small village in the region of León. At the age of twelve he left the mountain area, attended a boarding school in Madrid and then studied law. Today Llamazares works as a writer, journalist and scriptwriter.
After two poetry volumes which were published under the titles of 'La lentitud de los bueyes' (1979) and 'Memoria de la nieve' (1982), his successful debut as a novel writer came out in 1985 'Luna de lobos'.
Llamazares had his literary breakthrough with the novel 'La lluvia amarilla' in 1988. The novel is about Andrés, an old man who is the last inhabitant of a forsaken village in the Pyrenees. Andrés reminds the former vitality of this place and contemplates about forgetting, death, and loneliness. With the story of the dying village, Llamazares has depicted a concise development of Spanish society in a bribingly direct speech. Hundreds of villages have disappeared in the last decades because the inhabitants have moved to the cities. In the first three years after its publication, 'La lluvia amarilla' was already re-published 15 times.
In the autobiographical novel 'Escenas de cine mudo' (1994), the narrator returns to Olleros, the place of his childhood. After the death of his mother he finds a photo album with old black and white photos. With the help of the yellowed photos he goes back to his past and describes, in loosely connected scenes, his experiences from the view of a child, thus bestowing an insight into the social history of the region.
Llamazares holds a special place in Spanish contemporary literature. He belongs to the few authors who concern themselves with rural Spain, the remote areas and the decline of damned mountain villages. With his unassuming and convincingly told stories of everyday life, he plays a large part in the existence of this world not being forgotten in the general frenzy of modernization.
Llamazares has published collections of stories, such as 'En mitad de ninguna parte' (1981) and chronicles ('El Entierro de Genarin', 1998). Furthermore, he edited an Anthology about the city of Madrid, which came out as 'Los viajeros de Madrid' in 1998. Articles he wrote as a journalist are collected in 'En Babia' (1991) and 'Nadie escucha' (1995). Llamazares’ travel reports about forgotten regions and districts were published as 'El río del ovido' (1990) and 'Trás-os-Montes' (1998). He also wrote filmscripts and extended reportages – among these, one about Berlin. Recently, his novel "El cielo de Madrid" (2005) was published. The author lives in Madrid and León.
Los que se acerquen a este título buscando una novela de aventura, una crónica de la Guerra Civil o una sesuda reflexión sobre las dos España, se sentirán decepcionados. El viaje de mi padre no miente, es justo eso, un libro de viaje, si bien este parte de una motivación que contextualiza el recorrido. A mi me ha gustado, lo he leído con interés, entre otros cosas porque, más allá del dibujo que traza entre el antes y el ahora, expone de manera nada subliminal el problema (el inmenso problema) de la despoblación del interior de la Península, que no solo afecta al medio rural, también a las capitales de provincia, y lo que ello conlleva en términos de pérdida de patrimonio material e inmaterial. En cambio, cuando se acerca a la costa, los términos se invierten, las ciudades y los pueblos crecen. Cosas que pasan. He apuntado varios lugares que visitaré, soy más de coche que de avión, cada vez que tengo menos dudas de que la mirada y escritura de Llamazares son necesarias en nuestra literatura y afirmo que este tipo de libro debe tener huecos en librerías y bibliotecas. Sin embargo, también reconozco que esta es una lectura que no recomendaría de manera generalizada, no es para todos los públicos. Voy a por otro, que es domingo y está la tarde de sofá y mantita.
Esta novela es un poco monótona y da la sensación de repetir situaciones y lugares que parecen todos similares. En realidad es un libro de viajes en donde se narran las poblaciones de manera muy superficial, pues muchos de ellos no tienen en la actualidad casi nada de lo ocurrido en la Guerra Civil. No lo hace interesante ni atractivo, a pesar de su punto de vista un tanto poético. Le falta enganchar al lector, pues el tema es interesante pero narrado así es una guía de viajes. Creo que Julio Llamazares tiene novelas mucho mejores que esta.
De los 10 o 12 nietos que tuviera mi abuelo (esa imprecisión daría para otro post en otro lugar) me escogió a mi para que escribiese un libro con sus andanzas guerracivilescas. No hubo ocasión, dejó la base terrestre cuando yo andaba por los trece y ya los últimos años andaba un poco cucú. Quiero creer que me eligió porque siempre me veía leyendo o tranquilote o simplemente era el único que no encontraba divertido hacerle judiadas, término que se transmitió en españa durante generaciones, al menos hasta la de mis abuelos, y que viendo lo visto podemos recuperar sin sentirnos culpables de nada.
Algunos de los episodios de la historia que me iba a contar (o no) me llegarían, posiblemente adulterados, por otras fuentes. De estos episodios puedo deducir que aún me faltaban años para que fuesen adecuados para mi edad y que dudo que hubiesen encontrado encaje sencillo en cualquiera de las narrativas oficiales. Asi que por un lado una pena, que vamos a decir, de no poder haber escuchado ese testimonio mientras vivía, pero por otro lado cierto alivio al no tener que enfrentarse uno a la poco estimulante tarea de narrar historias de la puta guerra de las que puede haber tantas como testigos.
Julio Llamazares nos viene a contar lo mismo a modo de premisa, pero por parte de su padre, nos cuenta que mechachis, no hubo tiempo para que le contase su guerra debido a una muerte "prematura". Pongo aqui comillas porque su progenitor emprendió el viaje de solo ida con 74, que vale, es más o menos poco para esa generación (para la nuestra tengo mis dudas) pero parece poco verosímil que no encontraran un ratillo (más considerando lo que fue la guerra de su padre) y por supuesto Julio ya debía tener los huevos negros, y hasta canosos.
Se me ocurren tres motivos de ese desencuentro, uno que Llamazares hijo no tuviese interés alguno o tuviese cosas mejores entre manos, otro que hubiese algún beef paternofilial del que no nos da cuenta, o tres, que no le encajase en su propia historia personal, al fin y al cabo, su padre se alistó voluntario en el bando nacional con el siempre respetable propósito de encontrar un destino con más posibilidades de salvar el culo, lo que por otro lado, igual contribuyó a que Julio este hoy entre nosotros. Esa tiene visos de ser real, puede que le haya costado lo suyo hacer esa digestión.
Llamazares, para la juventud, tuvo su pico de popularidad literaria a comienzos de los 90. Con un par de libros se ganó sitio en entrevistas y columnas, durante mucho tiempo las publicó en Prisa. Si que entonces le eché un ojo pero no lo encontré demasiado interesante, quiero decir, en los 90 yo andaba a otras cosas más entretenidas y desde luego los libros de Llamazares no iban a distraerme de los quehaceres mundanos. Pese a tener cierto estatus durante unos años su nombre fue cayendo en popularidad, también hay que decir que es un io que igual publicaba un libro por quinquenio, sin que los leas y veas explicación a tanta demora. Hoy creo que lo conocen en su barrio, y me temo que con razón.
A lo que vamos, aunque no pudo recibir testimonio de manera directa, años después el hombre tuvo la suerte de toparse con el sidekick de su padre. Resulta que al modo de Sam y Frodo, los dos, maestros rurales de León, decidieron dar el paso y apuntarse a eso de la guerra antes de que los llamasen y los utilizasen de carnaza, decisión en retrospectiva afortunada. De ahí Llamazares obtuvo la ruta que hicieron y que se propone "revivir" supongo que por quitarse el comecome de haber sido tan poco considerado como hijo (que se le va a hacer, igual somos más permeables a las historias de los abuelos o de los padres no esperamos otra cosa que provean, que tarea más desagradecida es la del progenitor), de ahí, El viaje de mi padre, no se puede decir que ha sido un salto al vacío eso del título.
El viaje comienza en el León de los Llamazares y va de estación en estación por pueblos y poblachos de la españa grasa, la que sobra, donde Llamazares se detiene y nos cuenta un poco lo poco que hay o que va quedando.
El problema principal es que realmente no hay gran cosa, quiero decir, en algunos casos muchas de aquellas estaciones tuvieron importancia durante la contienda, o bien mientras estuvieron asociadas a industrias que ya hace décadas que no funcionan, asi que lo que va recorriendo son lugares fantasmas donde los pocos parroquianos que quedan tampoco pueden aportar mucho. Vamos a ver, en primer lugar, ¿que cojones va a encontrar en un pueblo donde el tren de su padre hizo parada y donde con suerte paró a echar un meo o liarse un cigarro y nada mas? ¿Que espera que ese sitio le diga? y peor, en muchos casos lo único que hay son infraestructuras o ruinas de infraestructuras abandonadas y por supuesto, nadie que le pueda dar cuenta de algo que sucedió hace 90 años. Asi que la narración se nutre de, pienso en que podía pensar mi padre con 18 años cuando la primera vez salía del casa para ir al horror. Asi pueblo tras pueblo. Eso si, mientras se mueve en su tropo nos cuela versos de poetas locales, tipo Gamoneda, algo de lo que tampoco soy fan, pero que se acaba cuando entra en Aragon, que vale, ya digo que no me gusta, pero ya que lo haces no pares cuando sales de tu terruño ¿no?, o ¿es que no conoces poetas de otras tierras?. No se.
Asi que en enseguida se convierte en una ruta por la españa fantasma, la españa de Los Otros (la película), León, Palencia, Soria, hasta Teruel en la primera etapa. Sitios fantasmas condenados a la extición atropellados por los tiempos y ninguneados por autopistas que rara vez han servido para traer población, sino para sacarla y donde lo que le llama la atención ocasionalmente es que los pocos niños le parecen de origen extranjero por que son de colores (lo que deja un ligero tufillo cuando lo menciona por quinta vez), un discurrir donde no se que buscaba pero descaradamente no lo encuentra, al punto que se llega a formular si la ruta tiene algún sentido, pregunta que cuando te la haces es porque no hace falta respuesta.
La narración se anima un poco en Teruel, donde si encuentra huellas de la batalla hasta concluir en castellón. No, no es como ir de la comarca al monte del destino no. Ahí termina un poco la función, sin que sepamos muy bien si el autor ha satisfecho sus cuentas pendientes y que personalmente me ha dejado un poco con el culo torcido. El libro por tanto es un libro de viajes de un señor ya con sus años siguiendo un rastro que a duras penas se mantiene en gran medida por una españa sin futuro. Espero que estas palabras transmitan la descarga de emociones que porta el libro.
Escrito esta un tanto regulinchi, más si consideramos lo que tarda en procesar este hombre, nos podemos encontrar incluso que nos aclare que en Enero hay menos luz que otros meses porque es el mes con menos horas de luz. Gracias Julio, nunca lo había pensado, me has salvado el culo en una futura partida de trivial (me dejó picueto que lo aclarase la verdad) y luego poca variedad, poca chicha, poca vida, en definitiva, poco interés, quiero decir, si tu mismo dudas de lo pertinente de lo que presentas pues hombre, cuesta generar entusiasmo entre el lector. Algún punto simpático es cuando regala libros suyos a algún interlocutor que, obviamente, no lo reconoce y lo deja en, ya verás mañana cuando vea que el tipo que le preguntaba por la guerra es el de la contraportada. Ja, le va a dar un jamacuco. Julio, entre tu y yo, Batman no eres, al hombre no le daría un sincope esa mañana.
Por último recordatorio de que faltan menos de once años para el centenario de la guerra civil, es posible que tengamos que hacernos con un buen chubasquero, libros como este o el de la península solo indican que ha comenzado a pintear.
Començaré reproduint un dels paràgrafs del llibre que, per mi, en constitueix la seva essència: «(...) va a ser ese mi destino: el de seguir los pasos de otros en busca de no sé muy bien qué. O sí: en busca de esa huella en el paisaje que los hombres vamos dejando a lo largo de la historia y que es nuestra verdadera memoria. Porque el paisaje nos sobrevive a todos, sobrevive al paso del tiempo y a los sucesos de los que fue testigo y cuyo rastro queda impreso en él para siempre.». Julio Llamazares, des d'aquell llibre inoblidable, "La lluvia amarilla", on la memòria s'afermava com una necessitat per evitar que l'oblit s'imposés al record, ha mostrat tenir una sensibilitat incontestable per l'èxode rural, la desaparició del pobles i la seva vida. «El viaje de mi padre» és un homenatge al seu pare i al company Saturnino amb qui aquell era ungla i carn. Quan volem fer preguntes als pares ja no hi són. Aquesta és una constant de penediment filial. Julio Llamazares n'intenta un viatge reparador i ens descobreix, un cop més, la mutació del paisatge i els ressons de la seva història. Des de Sant Marc de Lleó a la Serra d'Espadà seguim els dos soldats adolescents per comprendre que la memòria continua sent necessària per combatre l'oblit i la irracionalitat. El llibre està dedicat "A los que perdieron la guerra civil española, de uno y otro bando". En una entrevista a l'Heraldo de Aragón, l'autor va deixar aquest titular prou comprensible: «Mi padre vivió toda la vida con el frío de Teruel metido en el alma» El fret, la por, el terror, el dolor, la mort i la supervivència en la guerra on sempre hi són els perdedors universals , la carn de canó. Per a ells, Julio Llamazares, en deixa una segona dedicatòria a l'entrada del llibre: « A los que pierden todas las guerras».
En algun moment del llibre retrobem la melodia del Temps de les Cireres que ens reconcilia amb vida i amb el record. Escoltem -la:
Je aimerai toujours le temps des cerises c'est de ce temps-là que je garde au coeur une plaie ouverte et dame Fortune, en m'ettant offerte je pourra jamais fermer ma doleur J'aimerai toujours le temps des cerises et le souvenir que je garde au coeur."
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El autor sigue los pasos de su padre en la Guerra Civil, desde que salió de su pueblo en la montaña leonesa, pasando por Carrión de los Condes (acuartelamiento), batalla de Teruel y grande peligro en la sierra de Espadán.
No me atraen mucho los libros de viajes, y éste menos, a pesar de lo mucho que me gustaron las primeras obras de Llamazares. Pero claro, “La lluvia amarilla” es de 1988 y hay que comer todos los días. “El viaje de mi padre” es reiterativo (lista interminable de pueblos en los que tiene prácticamente la misma conversación con un par de paisanos; repite las mismas anécdotas una y otra vez), no está escrito con ningún cuidado (prosa muy de andar por casa) y el editor tampoco se ha esmerado: una cosa que no me gusta nada es poner las citas en verso así / separadas por barras / como si no hubieran descubierto / la composición de página.
Es un libro de viajes siguiendo la ruta del padre del autor en la guerra civil española. Viaje por León, Valladolid, Soria, Teruel, Zaragoza, Alcañiz, Morella, y Castellón para acabar en la Sierra de Espadán que separa las provincias de Castellón y Valencia. En sus etapas el autor rememora lo que pudiera hacer y sentir su padre e indaga entre la gente los recuerdos del paso de la guerra por sus poblaciones. Me ha gustado especialmente la última parte del libro donde visita lugares que conozco y explica cosas que me son más cercanas.
Un libro sobre la memoria histórica, un recorrido por los paisajes de la guerra civil, un "camino" para seguir los pasos del padre soldado del autor, que participó en la terrible "Batalla de Teruel". Como muchos de los libros de Llamazares, un tanto nostálgico, triste y pesimista en ocasiones, con todos esos pueblos y parajes de la "España vaciada" como escenario. Es un libro que yo hubiera regalado a mi padre, un turolense poco aficionado a leer, pero muy interesado por las historias de la Guerra civil. Creo que le hubiera gustado, como a mí.
Libro de viajes. La España vacía con la excusa del viaje de su padre en la Guerra Civil. Al final, la costa, llena de personas: todas las que faltan en León, Palencia, Soria y Teruel. Demasiado repetitivo para mi. No es el mejor libro de viajes que he leído, pero merece mucho la pena, en cualquier caso.
Está bien la odisea que tuvieron que acometer los soldados y la comparación con el clima actual, la perdida de la España vacía de muchos pueblos y zonas y el desconsuelo del autor de no haber hablado más con su padre de estás vivencias. Un buen viaje por una gran zona de este país, para su padre una odisea y agonía.
El Llamazares viajero vuelve a la carga. Esta vez hace un recorrido nostálgico por la aventura guerracivilista de su padre. Llamazares engendró obras extraordinarias hace años y, aunque su luz se ha ido apagando, de vez en cuando salta algún destello de su enorme talento.
El autor comenta: “No es un libro sobre la guerra, sino un viaje a la memoria y a los paisajes de la guerra”, y precisamente esta línea tendría que haberla conocido antes. Para lo que se quieran adentrar en los paisajes, en las descripciones de esa España que fue y que sigue conservándose (de aquella manera), adelante. Si buscas una novela sobre la guerra civil de acción, no es el libro que buscas. Es un libro de viajes.