أين تذهب كل الكلمات التي لم تُقل؟ عندما تفقد الأم، لا تفقد الحضور فقط، بل لغة بأكملها كانت تربطك بالحياة. في هذه الرواية المرهفة، تسير الابنة في دربٍ من الذكريات، محاولةً استعادة امرأة صارت طيفًا، واحتضان غياب لا يمكن لمسه. رحلة في هشاشة العلاقات، وفي لحظات الانكسار التي نكبر فيها فجأة. بين الحنين، والذنب، والحب الذي لا يموت، تكتب هذه الحكاية رسائل مؤجلة إلى قلبٍ رحل... وما زال يسمع.
[5.0⭐] 𝙀𝙡𝙡𝙖 𝙚𝙨𝙩𝙪𝙫𝙤 𝙚𝙣𝙩𝙧𝙚 𝙣𝙤𝙨𝙤𝙩𝙧𝙤𝙨 es una novela escrita por la chilena Belén Fernández Llanos en el año 2019. La historia se centra en la relación de una hija con su madre y las formas de afrontar una enfermedad terminal (el cáncer).
Es una de los libros más fuertes, duros y crudos que he leído a lo largo de mi vida. La premisa es realmente sencilla: una joven que escribe desde su dolor la lucha interna que ha tenido respecto a la muerte de su madre. Acompañamos a la protagonista en este recorrido interno y reflexivo, en donde hay ocasiones en las que reímos con sus elocuencias y, en otras, solo podemos llorar del dolor. Se alterna constantemente entre los recuerdos de su vida antes y después del cáncer, enfrentando la pérdida y el duelo en un relato que se siente casi catártico.
Uno de los aspectos más interesantes de la novela es cómo juega con los tiempos. La narrativa va y viene entre el pasado; cuando su madre estaba viva y la enfermedad aún no había destrozado sus vidas, y el presente, donde la protagonista lidia con un vacío irreparable. Esta técnica provoca que la lectura sea amena y más dinámica, aunque no deja de ser triste.
El padre de la protagonista también ocupa un lugar clave en la narrativa, pero no desde un espacio de apoyo o contención, sino de distanciamiento. Esta relación fría y distante entre padre e hija intensifica la tragedia de la historia, ya que la protagonista se siente completamente sola en su dolor. No hay consuelo en su padre, lo que exacerba su duelo y nos hace sentir aún más empatía hacia ella. Por ejemplo, en una conversación entre ambos, la protagonista le pregunta: “Papá, ¿por qué en caso de incendios tiene que bajar la mamá primero y no yo? ¿No se supone que primero se pone a salvo a los niños?”, a lo que el padre responde: “La mamá es lo más importante en mi vida. Yo los amo a todos, pero mis jerarquías son bien claras: tu mamá, mis hijos, yo y después todo el resto. Ella es mi compañera, la primera que hay que salvar, la que va a envejecer a mi lado”. Este diálogo revela no solo la insensibilidad del padre, sino también una realidad devastadora para la protagonista: en su momento de mayor vulnerabilidad, no es vista como una prioridad emocional.
La novela es corta, de hecho, se puede leer en una hora, pero te destruye para toda la vida. No es un libro que simplemente se termina; es una experiencia que te rompe y te transforma, dejando una huella emocional imborrable.
Finalmente, tengo que decir que 𝙀𝙡𝙡𝙖 𝙚𝙨𝙩𝙪𝙫𝙤 𝙚𝙣𝙩𝙧𝙚 𝙣𝙤𝙨𝙤𝙩𝙧𝙤𝙨 no es solo un relato de duelo, sino también una reflexión sobre la soledad, el miedo a la muerte y cómo las relaciones familiares pueden sanar o abrir nuevas heridas. La autora nos da una perspectiva cruda y sincera de lo que significa perder a una madre y, al mismo tiempo, sentir que las figuras restantes no son capaces de acompañarnos en ese proceso. Es una obra breve, pero poderosa e inolvidable.
Hermoso, hermoso, hermoso. Hace tiempo que no leía un libro tan bueno. La voz es limpia y coloquial, lleno de chuchás chilenas entrelazadas con reflexiones simples y profundas sobre el sentir humano. Es tan íntimo, tan detallista del dolor y del cuerpo muerto, que estremece. Subrayé muchas frases, muchas, y me encantó que se fuese desplegando en pasajes, momentos breves que componen esa historia de la madre muerta. Llegó a mis manos justo cuando yo publico un libro que puede ser igual de íntimo. Me pregunto si las personas sienten esto que yo siento leyendo a Belén cuando leen "Las Heridas". Ojalá sí. Amor infinito a mi amiga Francisca Palma que me regaló este libro para mi cumpleaños 34.
* Segunda lectura * La capa proletaria, la capa metaliteraria, la belleza de lo simple. Bello libro, la gente debería leerlo más.
Se relata la relación de una hija con su madre, y la forma de vivir la muerte y la enfermedad en Chile.
Lo leí en una tarde y con el corazón apretado. Es un testimonio real y sincero. Es un tipo de libro al que me gusta recurrir para recordar como la literatura puede llegar ahí donde más cuesta: a lo más profundo, a la revelación de experiencias que muchas veces callamos, que omitimos, que preferimos dejar de lado o pasar por alto.
Una obra muy bonita y con un grito que traspasa cada uno de sus pequeños capítulos: "yo no quiero ser valiente, quiero ser un niña."
Estoy mal. Este libro me pega demasiado de cerca, demasiado. Sé que un libro no debe necesariamente evaluarse por la “cercanía a la realidad” y que este libro no es la vanguardia en el tratamiento del lenguaje, pero me llegó tan de cerca que me estuvo al límite de las lágrimas, como hace tiempo no me tenía ningún libro. Por eso las cinco estrellas, porque de eso se trata la literatura ¿o no? De sentir.
me emocionó mucho. en la cuarta página tuve que cerrarlo porque iba en la micro y llorar en público y con mascarilla: nop.
busco lo cotidiano en lo que leo y este libro está lleno de detalles corrientes en un contexto dislocado. en ese cruce esos pedazos de vida ordinaria se vuelven particulares, especiales, de una hermosura media quebrada. como una tapa plástica de las tortas del súpermercado usada para recibir los vómitos de un enfermo terminal.
lo pensé también con Las Heridas de la Arelis Uribe, quizás porque lo anuncia al principio de su libro, pero lo que más me importa cuando leo es emocionarme. encuentro muy cuático llorar por algo que está solo escrito. que las palabras te puedan desarmar hasta esa emoción.
no todo fue llanto, eso sí, también hay humor. increíble ese palabreo a dios. lo leí dos veces por el gusto de reír.
la estructura de bloques de historias cortas lo hace muy rápido. tanto que me frene para no terminarlo.
me gusta la voz de la narradora. que la novela este principalmente guíada por una niña lo hace también muy espacial.
lo que más me gustó fueron las descripciones sobre la mamá. y que se permitiera no solo abordarla con amor, también desde la rabia, la pena y la frustración.
Termino de leer y como alguien que también vive el duelo, puedo continuar las preguntas que se le pueden hacer a un ser querido ausente, ya sea en los sueños o en esos momentos íntimos en la conexión con quien ya no está. Literariamente me parece un texto honesto, simple, una larga confesión o recopilación de esos fragmentos que amigxs o parejas nos cuentan de una persona en particular Con esos fragmentos constituyes la vida de esa persona, o más bien, lo que fue esa persona para quien nos está hablando en ese momento. Acá una madre que parte en la adolescencia de esta niña ya mujer aborda enfermedad, muerte y duelo con una sinceridad casi infantil, no por ello menos compleja, de ofrecer un testimonio tan simple como potente de quien abre su herida en forma de recuerdo y muchas preguntas
Agarré el libro y no lo pude soltar. Me rei y también lloré. Que lindo lo que hizo Belen con su historia de su mamá. Quisiera poder tener los sueños que tiene ella y sentir tan bien en ellos. Leería este libro mil veces más.
Un viaje que espero que muchas y muchos de ustedes emprendan lo más tarde posible: la partida de una madre. Belén Fernández nos recuerda los motivos de la escritura para el rescate de la memoria. A través de imágenes de su infancia y adolescencia reconstruye el tránsito de la vida de su madre por una larga y triste enfermedad. Para adentrarse en cada recuerdo propio con la nostalgia de una infancia rodeados y rodeadas de amor. Con una pluma certera nos hace viajar a nuestro pasado reciente y caminar junto a ella ese pedregoso camino que no terminará nunca y que a pesar de llegar a un final, se transforma en otra forma de andar. Un libro que puede pasar por todas las emociones de una sola vez. Una lectura que debe ser acompañada de un té para momentos de emergencia y tal vez, con pañuelos cerca. Es por libros como este que me encanta la sensación de viaje que otorgan algunas lecturas y la posibilidad de imaginar otros escenarios para añorar los que tenemos.
Me maravilló la manera en que Belén describe el duelo y la tristeza desde la cotidianidad y lo chileno. Sin adornos y sin palabras rebuscadas. Tiene un sentido del humor sutil, que hace que el libro sea encantador.
Me quedo con la frase "en los funerales uno vale más porque la vida te trató como la mierda".
Honesto a cagar, desgarrador a la par que tierno, filoso pero también acogedor. Me imagino que está basado en hechos reales, y no porque conozca a la autora, sino porque es un libro que se siente tan cercano y tan intenso que me cuesta creer que sea una novela de ficción. Tiene un tono medio ensayístico que funciona muy bien: al final de cada capítulo hay una especie de "reflexión" que casi siempre duele más que la chucha y te deja analizando la escena que la autora nos acaba de plantear. Para el final lloré un poco, incluso.
Quizá la prosa podría haberse trabajado un poco más, pero a la vez creo que el lenguaje tan coloquial y chileno que se aplica para narrar la historia es, en parte, lo que hace que el libro se sienta tan humano. A diferencia de otros autores, que parecen utilizar lo cotidiano como una excusa para crear historias mediocres, aquí sí tiene una razón de ser y además funciona increíble.
Lo único que no me gustó es ese tono medio abajista que está presente de principio a fin, esa necesidad de la autora de hacernos creer que vivió una infancia de pobreza cuando claramente (y lo digo analizando las experiencias que ella misma contó) su familia era, por lo menos, de clase media. O sea sus dos papás tenían profesión universitaria y hasta fue a un colegio privado. Ups. No solo no aporta nada a la historia, sino que además me desconcentraba caleta porque yo, que sí crecí en una familia de bajos recursos, pude identificar al vuelo que ella no lo era y no entendía esa necesidad de sacar el tema todo el rato. Eso sobra. Todo lo demás vale completamente la pena.
"los caballos se mueren, la gente se muere, los libros se terminan y nunca hay que saltarse cosas para llegar al final."
Este libro me lo recomendaron como un libro que TENÍA QUE LEER, y yo sin leer sinopsis ni nada, fui y lo compré.
Empezar a leerlo fue entrar sutilmente en los recuerdos de una niña cuya madre es diagnosticada de cáncer y todos los cambios en su rutina familiar que eso produjo. Es un relato que poco a poco se vuelve cada vez más devastador hasta dejarte leyendo con una mano en el pecho y pañuelitos cerca porque el llanto llega y en más de una ocasión.
Un libro hermoso, doloroso, filoso y agridulce, con frases que se incrustan como esquirlas que se suavizan a ratos con el sentido del humor particular de su narradora. Un libro que nos habla de cáncer, miedo, política, crítica social, deudas, duelo, angustia, impotencia, despedidas y crecer antes de tiempo. Todo esto con una prosa ágil y atrapante que no te deja soltar el libro hasta terminarlo, aunque sea entre lágrimas.
Coincido con quien me lo recomendó en que es un libro muy bello, me hizo recordar muchas cosas de cómo fueron esos años en que mi abuelita "luchó" contra el cáncer, y es que es cierto eso que nos dice la autora sobre el vocabulario bélico que usan los doctores como una forma de envalentonar a enfermos y familia, pero mi abuelita era muy pacífica y religiosa, quizás si le hubieran dicho que tenía que convertir a esas células malas en piadosas de Dios su cuerpo habría cooperado distinto, pero no fue el caso y luchó lo mejor que pudo.
Espero se animen a leerlo, porque es un viaje agridulce pero necesario a mi parecer, uno con el que es fácil empatizar, sentirse identificado y que hasta puede resultar terapéutico para más de unx.
Emocionante y hermoso. En pasajes cortos la protagonista, una niña de 14 años, nos va contando la relación con su madre que enferma de cáncer… lo que más me gustó es lo que este libro te hace sentir, la pena, la rabia y la ternura que nace de esta relación tan particular, entre madre e hija, y que tiene tintes tan distintos de una familia a otra. Me encantó la presencia de Juanita y de la cuñada, mujeres que hacen más linda la vida.
Cuenta la historia del camino de la protagonista y la enfermedad de su madre, relatado desde su punto de vista a los 14 años. Vemos la íntima relación que se produce entre la enferma y su entorno, en particular con la protagonista y su padre. Los delicados detalles, los recuerdos, la descripción de atuendos y olores del pasado, hacen de este texto un viaje nostálgico a la memoria, en especial al sufrimiento de perder un ser querido. Poético y metafórico, Ella estuvo entre nosotros ofrece una experiencia triste pero llena de emociones, afectos y sentimientos que sólo la relación madre-hija puede provocar.
Amo el juego del tiempo, creo que el capitulo inicial y el final son los mejores y explican bien el conflicto central del libro. También me agrada mucho las referencias pop a Billy Elliot, Los Simpsons y Ricardo Lagos. Va de algo micro a como una niña vive la enfermedad de su madre a algo macro, que es al critica que se tiene al sistema chileno y a la desigualdad que esto implica. Belén tiene una manera muy original de escribir sin recurrir a clichés, y pensando en los efectos que tiene el relato en el lector, más que en su propia experiencia personal.
Un libro con momentos muy bellos y profundos, pero muy pocos, en una mar de anécdotas sin mayor sentido narrativo.
Supongo que al ser un libro sobre la perdida de la madre y de autoficción, le da un mayor peso emocional que compromete al lector. En mi caso, funciona al revés.
Me deja con ganas de releer a Jorge Teillier 😉(referencia 👇🏻)
"Ella estuvo entre nosotros", de Jorge Teillier (Poema citado en el libro)
Ella estuvo entre nosotros lo que el sol atrapado por un niño en un espejo. Pero sus manos alejan los malos sueños como las manos de la lluvia las pesadillas de las aldeas.
Sus manos que podían dar de comer a la noche convertida en paloma.
Era bella como encontrar nidos de perdices en los trigales. Bella como el delantal gastado de una madre y las palabras que siempre hemos querido escuchar.
Cierto: estuvo entre nosotros lo que el sol en el espejo con que un niño juega en el tejado. Pero nunca dejaremos de buscar sus huellas en los patios cubiertos por la primera helada.
Sus huellas perdidas tras una puerta herrumbrosa cubierta de azaleas."
me llegó mucho este libro. soy muy mamona y tenía que hacer pausas para no romper en llanto. lo encontré muy bello desde lo cotidiano, eran los detallitos los que me maravillaron. es hermosohermosohermoso graciasgraciasgracias
pensé que el golpe no me llegaba porque con tanta muerte encima, una ya se siente invencible. pero esas preguntas, esas preguntas que todavía no le hago y no sé si le haga alguna vez. esas preguntas.
Acá estoy con el corazón hecho pedazos, sabía la premisa del libro y aún así pensé estúpidamente que sería algo fácil de leer, y sí es fácil, tal como casi todos lo terminé de una sentada, pero es difícil emocionalmente.
Tengo tantas cosas que decir. Pero, creo que ya está dicho todo, tal vez me gustaría enfocarme en algo que no he leído en comentarios, es sobre Javi, todas y todos merecemos una Javi en la vida. Que linda amiga, que linda amistad.
A pesar de que el sentimiento que prima es la pena, la nostalgia, quiero decir que también me reí, y estoy muy feliz de haberlo leído.
todavía no me recupero de este libro y su final / no puedo reseñar libros sobre el duelo como cualquier otra obra. el dolor me hace sentir cerca de la autora mientras leo sus vivencias e inconscientemente las comparo con las mías.
''era un lugar cálido, suavecito, al que siempre podía volver. cuando ella murió yo nunca más sentí eso. ese lugar se fue con ella.''
''¿deambulas por la casa entre nosotros? (...) ¿me podrías mandar una señal? (...) ¿estás orgullosa de mí? (...) ¿podemos hacer que esto dure, que no se termine, no todavía? (...) ¿de qué forma puedo encontrarme contigo cuando te necesito, que es casi siempre?''
pienso en el apoyo de la madre a su hija respecto a la escritura y la rabia de la autora cuando en orientación le preguntan por qué quiere seguir viva. la particularidad de su familia y, a la vez, la manera en que representa a tantas familias chilenas cuando cuenta que a sus papás les preocupa la plata o que su papá pagaría lo que sea a cambio de no quedarse solo. por otro lado, me gustaron esos acercamientos políticos cuando relata la esperanza en la concertación o menciona escuchar la música de quilapayún e inti-illimani. creo que el recuerdo de i say a little prayer es oro puro. y por sobre todo, rescato la vulnerabilidad de las preguntas que le haría a su madre muerta, porque son dudas que he tenido yo también.
estos son mis fragmentos favoritos: ''en general yo me negaba a lo que ocurría -que ella se moría, que no me lo decían, que sentía dolor- pero cada vez que pasaba, caía en cuenta de que sus órganos ya no funcionaban bien: dentro de su cuerpo todo era pútrido.''
''cuando me despertaron para avisarme que había muerto, lo primero que hice fue aliviarme. lo segundo fue botar la tapa''
''el día en que lo terminó estábamos juntas. radio pudahuel tocaba nuestro juramento<< en la versión de charly zaa. luego de que cortó las últimas hilachas, bailamos juntas el coro y yo, que ya me la sabía de memoria, porque ella escuchaba el casete todos los días, canté fuerte:
si tú mueres primero, yo te prometo escribiré la historia de nuestro amor.''
''hay gente que cuando está drogada revela mentiras. otras inventan mundos fantásticos, inverosímiles. mi mamá drogada cree que es de la alta sociedad y compra muebles lujosos. ¿cuánta verdad hay en el efecto de una anestesia? ¿qué nos dicen de la gente las palabras que pronuncian luego de consumir un sedante?''
''yo sé que está mal pero al verla así quiero que se muera. quiero que se muera hoy mismo, ahora, abrazada yo a sus pies, no importa que no estemos todos. incluso podría morirse antes de que yo llegue al colegio. da igual. lo único que pasa por mi mente es: muérete, por favor te lo pido, ya no damos más. es para que deje de sufrir, para que mi papá descanse y para que al fin podamos llorar. quiero que esto se acabe y quiero que pase ahora, cuando yo lo digo.''
''lo más duro no es la muerte misma, es el primer desayuno en familia sabiendo que ella murió.''
''los vivos tienen una actitud de calma y resignación. falso. yo tengo pena, dudas y mucha rabia con la medicina, con dios, y sobre todo, con ella.''
y la última página, que resume algo que he sentido demasiadas veces.
¿Puede un libro en 104 páginas hacerte sentir tanto, ser tan íntimo y abordar la muerte/enfermedad, el duelo y la tristeza de una forma dolora y hermosa a la vez? Sí, Ella estuvo ente nosotros cumple con eso y mucho más ... el libro se siente como un suspiro por lo rápido en que se lee; pero de esos suspiros que evocan tanto y que todo lo que removió no te abandonará tan luego. Me encantaron muchas cosas: - Que fuera desde la visión de una hija adolescente y como se va entrelazando el crecer y abrirse a la vida, con el contraste de lo que viven como familia con su madre que vive su enfermedad e inminente muerte. - Que estuviera en un lenguaje simple, que no necesitara adornos o palabras rebuscadas para poder empatizar con la protagonista. Con mucha metáfora, con dichos muy chilenos, con garabatos, con referencias en ocasiones a la música, personajes de la tv, series. - Que tuviera muchas referencias a lo que fue crecer en el Chile de los 90, que se centrara en recuerdos de lo cotidiano y rutinas (lleno de detalles y descripciones de olores, ropas, lo que veían en la tele, etc.) Quiero que todo el mundo lo lea, así quedé .... y sí, lloré mucho.