El «nuevo realismo» es la toma de conciencia de un cambio de época. La experiencia histórica de los populismos ligados a los medios de comunicación de masas, de las guerras tras el 11 de septiembre y de la crisis económica, ha acabado por desvelar el mentís de dos dogmas del posmodernismo: el que la realidad esté socialmente construida y sea manipulable y que la verdad y la objetividad sean nociones inútiles.
Maurizio Ferraris (Torino, 1956) è un filosofo e accademico italiano. Dal 1995 è professore ordinario di filosofia teoretica presso la Facoltà di Lettere e Filosofia (dal 2012 "Dipartimento di Filosofia e Scienze dell'Educazione") dell'Università degli Studi di Torino. Ha studiato a Torino, Parigi (prendendo un diploma d'études approfondies con Jacques Derrida alla Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales), all'Università di Heidelberg e insegnato in importanti università europee. Dirige la Rivista di Estetica ed è nel comitato direttivo di Critique, del Círculo Hermenéutico editorial e di aut aut. Dal 1989 al 2010 ha collaborato al supplemento culturale de Il Sole 24 ORE; dal 2010 scrive per le pagine culturali de la Repubblica. È inoltre editorialista per la Neue Zürcher Zeitung. Dopo aver scritto e condotto Zettel - Filosofia in movimento per Rai Cultura, dal 2015 conduce Lo Stato dell'Arte su Rai 5, dedicato all'approfondimento di temi d'attualità, politica e cultura.
I must say this is one of the most exciting pieces of philosophy I've read in recent years and Ferraris is a formidable thinker. His work with Vattimo, Derrida, and Gadamer suggests that when criticizing postmodernism he is not merely fighting strawmen, although sometimes the summaries of his opponent's arguments might look like that. There are a couple of very important ideas and dare I say corrections: Derrida's 'there is nothing outside the text' is turned and in his words 'weakened' into 'there is nothing social outside the text'; his conceptions of objects as 'inscribed acts' is still very Derridean. Although critical of Vattimo's weak thinking - suggesting that thought could not be 'strong' or 'weak' - ultimately what he proposes is a 'weak constructionism.'
It's all very fine, very lucid, and well-articulated. Still, there are some missed opportunities here, had Ferraris hit those rather than implying, I wholeheartedly would've given it 5 stars: first is what Ferraris calls desublimation, the idea that politics of desire and the body are de facto considered liberating, and politics of reason oppressive. This is a very interesting argument, and Ferraris rightly points at Anti-Oedipus as its pinnacle. But he somewhat limits himself with that and misses the chance to criticize, for instance, contemporary forms of identity politics, which is mentioned only once in the book, but is the prime example of a thoroughly anti-realist philosophy in its outlook. Perhaps to save himself from vitriol, he does not engage with gender politics or thinkers like Butler or Harroway, where social constructionism is omnipresent and even the mildest suggestion of 'reality' and 'science' is a cause of anathema. That is to say, Ferraris has a very easy target when he argues with the ultra-relativist claim that 'mountains and lakes don't exist;' and I would've liked to see him engage with more formidable opponents.
Furthermore, his position vis-a-vis Marx as a philosopher, or materialism, is not perfectly clear. Thinkers of Western Marxism like Adorno, Horkheimer, Lukacs are occasionally summoned to counter antirealist arguments, but what exactly does that make Ferraris? Is he simply accepting the Althusserian view of Marxism as science, hence as liberating truth, or is there a little bit more originality to it? My understanding is that this question needs answering because most significantly, Ferraris accuses his opponents of paving the way for Berlusconi and media populism. His fierce criticism of Heidegger is relevant for its exposure of the link that ties Heideggerian destruction of metaphysical truth and Hitler's destruction of justice. This suggests that Ferraris's philosophical motives are inseparable from his politics, but his politics are not well-articulated, at least here. Of course, they are of the left, but what kind of left is somewhat absent. Had this gap filled, this book - which then would've been longer than a short manifesto - could've had even more impact, more or less a contemporary equal of Althusser's For Marx.
In that, he is still arguing with the traces of a misunderstood philosophical movement, but what about his contemporaries. I got mild flashbacks when reading Ferraris of Marx arguing with Proudhon in The Poverty of Philosophy or the Young Hegelians in The German Ideology; he has traces of that precision, certainty, and erudition. But only had he argued openly with people still doing philosophy, like Zizek, Badiou, Butler, Agamben, Negri etc. and clarified his distinction as most of the opponents here are already dead, and because of that, redeemed. Nonetheless, I really enjoyed reading this, and am now gonna move to this other works.
Nonastante sia risaputo che leggere saggi nel 2024 sia fuori moda se non inutile perché, parliamoci chiaro, l'unica fonte di verità e modelli con cui interpretare le complesse relazioni che caratterizzano il mondo contemporaneo sono i romanzi rosa, questo mi ha veramente stupito. Ferraris sembra cavalcare un 4/4 in modo spietato massacrando il postmoderno a colpi di punchline. Quel pelatone di Focault non può che restare muto. Il libro mi è sembrato decisamente "brillante".
PS Heidegger non era mica nazista era solo un po' confuso (dai su, capita a tutti).
PS 2 Qualcuno sa chi si occupava della manicure del Führer?
No conocía el “nuevo realismo” y tenía curiosidad: ¿qué “novedades” trae una propuesta “nueva” del realismo? Tenía razones fundadas para esperar novedades interesantes, puesto que la lectura estrella del año pasado ha sido para mí Meeting the Universe Halfway de Karen Barad, que propone el “realismo agencial”, una versión del realismo que me ha parecido sorprendente, fresca e integradora de los últimos resultados de las ciencias y de la filosofía. Me crucé, como referencia introductoria del nuevo realismo, con una mención a este librillo de Ferraris y, como era breve, me dispuse a leerlo.
Pues bien, para quien se lo esté preguntando, este es el resumen: este manifiesto es puro panfleto. Y ahora me explico.
La tesis inicial me interesó mucho: el problema no es tanto el posmodernismo, cuanto su traducción al populismo en política, de tal suerte que lo posmoderno se ha vuelto aliciente para la derecha. Muy bien, estoy de acuerdo y me interesa un análisis de esto. Sin embargo, durante el resto del libro Ferraris se la va a pasar “criticando” a “los posmodernos”, que no queda muy claro quiénes son (hay alusiones a Vattimo y a Rorty, sin aportar apenas citas directas, y sobre todo muchas alusiones implícitas a Foucault, pese a que el propio Ferraris al final del libro reconoce que no aceptaba la etiqueta de posmoderno). En general, su crítica al posmodernismo filosófico, que de pronto se vuelve sinónimo intercambiable de “construccionismo” o incluso de “kantismo”, me parece caricaturizada y tendenciosa, sin rigor ni caridad hacia los argumentos ajenos, y por tanto los argumentos que Ferraris ofrece como contrapartida me han parecido facilones, una apelación simplona al sentido común que a nivel retórico puede funcionar pero que filosóficamente me parecen irrelevantes. Esto por no hablar de que cuando se refiere a Nietzsche y a Heidegger como referentes del pensamiento posmoderno, los despacha prácticamente sobre la base del ad hominem (de que su pensamiento era conservador y anti-ilustrado), sin apenas entrar en su pensamiento como tal (en el caso de Heidegger) o planteando una versión muy superficial y, en mi opinión, también tendenciosa (en el caso de Nietzsche).
En suma, este manifiesto se podría haber llamado simplemente “Manifiesto anti-posmoderno”. Y no es que me considere yo posmodernista en el pensamiento –sí me considero posmoderna en el sentido de “hija de la época”, claro–, no es que me sienta personal o filosóficamente atacada por este texto. Es solo que, incluso sin tener un conocimiento profundizado al respecto del pensamiento posmoderno, veo claro que Ferraris recae, paradójicamente, en una especie de populismo filosófico.
Lo gracioso es que respecto de la parte “constructiva” del texto, no he leído prácticamente nada que me haya parecido nuevo. Al final, todo recae en una defensa acrítica y sin ambages de la Ilustración y de la Modernidad y de sus conceptos insignia como Saber, Verdad, etc. Sin matices, sin incorporar crítica alguna. ¿Dónde está lo nuevo en el “nuevo” realismo, si no es capaz de incorporar ninguna aportación filosófica de los últimos 40 años? Y no solo filosófica. No he podido evitar quedarme pasmada al ver cómo su propuesta se asienta explícitamente sobre una separación neta entre naturaleza y cultura... ¿De verdad? ¿A estas alturas? Ni siquiera la argumenta ni la contrapone a la ingente cantidad de pensadores que llevan criticando esta distinción, ya no solo desde el pensamiento filosófico tradicional, sino también desde las teorías decoloniales, desde la antropología social y cultural... Lo encuentro decepcionante.
Me parece perfecto criticar la posmodernidad y el pensamiento posmoderno. Es más, me parece necesario. Estoy de acuerdo en que hay una “dialéctica” de lo posmoderno por lo cual algunas cosas que parecían presentarse como emancipadoras se han convertido en nuevas cadenas. Pero esto no es un rasgo exclusivo de lo posmoderno; en cierto modo es prácticamente una dinámica reiterada en las sociedades donde hay sistemas de dominación y el núcleo del poder coopta los movimientos que pretendían proponer algo nuevo (y si no, díselo al cristianismo). Y, en este sentido, el realismo como postura filosófica no es inmune. Es llamativa la falta de autocrítica: Ferraris insiste en que las aspiraciones emancipadoras de lo posmoderno han dado efectos nefastos, y después reivindica una y otra vez el carácter emancipador del realismo sin detenerse un solo momento a preguntarse si también el realismo podría sufrir esta dialéctica y si, en efecto, no la ha sufrido ya y precisamente por eso el construccionismo tuvo para tantos pensadores un sentido emancipador.
En síntesis, este es uno de esos libros que me parecen perniciosos porque si alguien lo lee con prejuicios hacia el “pensamiento posmoderno” (sea lo que sea que es, porque en realidad, que yo sepa, de los mencionados solo Vattimo y Rorty se han reconocido a sí mismos como posmodernos y aun así hay muchísimos matices aquí), solo va a salir con ellos reafirmados y con nuevas herramientas retóricas y una mayor sensación de autoridad para defender estos prejuicios. Quisiera leer críticas a “lo posmoderno” que fueran capaces de recoger con más rigor y caridad interpretativa sus aportaciones, límites y contrapuntos. Es lo que me parece honesto. A propósito del “construccionismo”, infinitamente mejores me parecen las críticas de Barad (obra citada) y Tim Ingold (en The Perception of the Environment), muchísimo mejor informadas y argumentadas.
Se puede estar de acuerdo o no, más o menos, con lo que Ferraris propone aquí y en el conjunto de su obra, pero lo que es indudable es que demuestra un sentir bastante generalizado en la filosofía contemporánea: el cansancio hacia lo postmoderno (sea lo que sea eso), el recalcitrante constructivismo social que lo acompaña y esa conversión de la filosofía en un juego conceptual poco comprensible y ajeno a la realidad inmediata y no tan inmediata. En su lugar, filósofos de Europa continental, Gran Bretaña, EEUU (y también en México, Argentina, Irán, la India...) han empezado a girar hacia esa misma realidad y hacia un elemento olvidado hace tiempo, por extraño que pueda parecer para los no-filósofos: los objetos. En nuevo realismo, versión del propio Ferraris de un movimiento mayor que engloba otros realismos como el analógico o el especulativo, da este giro hacia los objetos y se pregunta cuánta realidad tienen las cosas del mundo sin depender de nuestros propios esquemas de pensamiento, es decir, sin "construir" esas cosas. La respuesta es sencilla: más de la que pensábamos. El objetivo del nuevo realismo es investigar lo que podemos decir sobre la realidad escapando al antropocentrismo y diferenciando entre lo que es (ontología) y lo que pensamos (epistemología), así como entre lo que experimentamos y la manera en que conceptualizamos esa experiencia. Todo ello, además, no para permanecer en las academias, sino para analizar la actualidad con unos fundamentos más sólidos que los que nos ofrecía la posmodernidad y así poder ofrecer respuestas críticas que no renuncien al viejo proyecto ilustrado y nos ayuden a escapar del realitysmo (frente al realismo) en el que nos encontramos. Estos realismos, el de Ferraris incluido, se pueden debatir e incluso criticar en muchos aspectos, pero son una parada imprescindible de la filosofía actual y un buen marco teórico para investigaciones por venir.
Es realmente una vergüenza el modo en que MF "argumenta" contra una versión de la filosofía posmoderna que nadie jamás sostuvo. El concepto de hombre de paja nunca había sido llevado tan lejos.
A spectre is haunting philosophy--the spectre of realism. Throughout the history of contemporary Western philosophy, realism has been regarded as pseudo-problem. When one said that one is a realist, one is seen as an idiot or some sort. The tradition of excluding realism in philosophy began from Descartes to Kant and then Heidegger and finally in the postmodernist. Maurizio Ferraris argues that the exclusion of realism from philosophical discussion is caused by confussion between ontology and epistemology, that is what is and what we know.
Ferraris is not a naive realist. He argues that we need to sepaarate natural object and social object. Natural object is to say something that is there independent of human-being or any knower. Social object is something that is dependent on human. While criticizing postmodern, Ferraris still admit the importance of deconstruction. The interesting part is, Ferraris wants to weaken the textualism in postmodernism. We all know the famous Derrida quote, "there is nothing outside the text". Well, Ferraris said, "there is nothing social outside the text".
I think this book is a great new thing in philosophy. Well, realism is not new at all. But, now, at least for a decade there is emerging exponent of realism in philosophy. I feel like people start to realize the limit of postmodernism and start to move on. In Indonesia, I really appreciate the work of Martin Suryajaya who saw this better than anyone else. He knew, like Ferraris, that there is something wrong with postmodernism. Although the solution is different than Ferraris. I think Suryajaya and Ferraris is very close in the intellectual map.
Well, that's it. I think I am gonna read more books on realism from now on.
As far as a manifesto goes, this book does its job. It lays the philosophical basics in an intuitive way, and distinguishes itself from what it sees to be a problem in philosophical ontology and epistemology.
That said, I think there are a lot of ideas here that are not quite developed well, or at least they are not fully convincing. For example, it is not clear that there is a genuine distinction between what Ferraris states is the stance of a "new realist" and a constructionist who accepts that "reality" exists. Despite Ferraris stating there is a distinction, it appears as though it could merely be a linguistic stance rather than a philosophical one. Further, it's not clear to me exactly how he escapes positivism despite the claim that he is differentiating new realism from that form of epistemology.
These are concerns that I expect I will see solved in his other work, outside of this manifesto. So perhaps I will have a different opinion on how tenable this particular position is at that point.
Something I do find as an interesting nuance from "Speculative Realism" -- which Ferraris poses as comparable to his own perspective -- is that new realism states the issue is fundamentally a problem of confounding knowledge (epistemology) with reality (ontology), whereas speculative realism instead states the problem is confounding experience (phenomenology) with reality. While these two are somewhat analogous, they posit the problem in slightly unique ways, choosing to address different strains of what they see to be an issue of reduction between uses of sense data and reality.
ignoratemi perché in realtà ho letto “Perché si lotta per il potere?” ma qui su goodreads non c’è quindi per segnarlo ho usato il primo libro di Ferraris che mi è uscito
Se in un'isola c'è un gran sasso nero, e tutti gli abitanti si sono convinti -con elaborate esperienze e molto uso della persuasione - che il sasso è bianco, il sasso resta nero, e gli abitanti dell'isola sono altrettanti cretini. Paolo Bozzi (1930-2203).
Queste righe sono messe come incipit (o meglio al posto, nella terza pagina del libro, solitamente destinato alle dediche) del divulgativo -ma neanche troppo- manifesto di Ferraris sulla necessità di un ritorno della filosofia al realismo (o alla realtà così com'è, inemendabile, rispetto all'emendabilità delle costruzioni concettuali a cui ci hanno abituato -consentitemi il plurale maiestatis, anche se sono un'ignorante al cubo in ambito di filosofia teoretica- le varie correnti del postmoderno).
La prima parte, dedicata all'analisi della -drammatica- situazione in cui versa attualmente la filosofia (pure lei!), in una sorta di impasse da congestione d'interpretazione, è quella che ho apprezzato (e forse capito) di più. La sua proposta, invece, seppur spiegata in modo semplice, ho fatto fatica ad assimilarla...e mi ci vorranno un bel po' di altre letture, penso, per avere anche solo una vaga percezione di essermene appropriata.
L'incipit, comunque, racchiude bene il senso e lo stile del libro (113 pagine comprese le note al testo): una realtà fattuale con cui fare filosoficamente i conti e un modo disincantato di guardare ai predecessori in filosofia abili in interpretazioni.
Se c'è un difetto che posso imputare a questo saggio è di essere, in quanto condensato del pensiero dell'autore, troppo breve e sintetico, quando il lettore arrugginito necessiterebbe di maggior ampiezza dimostrativa.
Per il resto il mea culpa posso farlo solo a me stessa: per aver abbandonato per troppi anni la filosofia, per non aver dato neanche un esame in quel campo quando potevo, per non aver mai letto Deleuze, Lyotard, Foucault e, pur avendo comprato qualcosa di suo, nemmeno Nietzsche (non ce l'ho proprio fatta). Non è ironico: anche se questi sono tra i principali bersagli della polemica realista di Ferraris, anche se le mode passano persino in campo filosofico e il 68 è passato da un pezzo, anche se Foucault, Feyerabend, Lyotard nelle loro opere più recenti si sono resi conto delle estreme conseguenze dell'ipotesi postmodernista, bisognerebbe averli letti per comprendere in pieno la posta in gioco.
C'è di bello che ogni lettura filosofica spinge a farne altre, per cui ringrazio una rivista popolare come Donna Moderna per avermi fatto scoprire Ferraris; e ringrazio Ferraris di scrivere così bene, con tanta chiarezza, con tanta semplicità che fa venire voglia di tornare alla filosofia.
"Nessuno nega che alla luce dell’affidamento, della certezza, della dipendenza, si possa vivere e morire, e forse anche molto bene. [...] Questi moventi pratici [...] non ci esentano da una considerazione: vivere nella certezza, per quello che abbiamo detto sin qui, non è vivere nella verità. E proprio in nome della verità dovremmo osservare che la promessa di certezza [...] dà pace. Ma è anche vero che la pace, come diceva Kafka, è ciò che si augura alle ceneri." (pp. 105, 106)
Ferraris bombardea con gran claridad y eficacia los restos del posestructuralismo, y en especial la idea construccionista de que toda "realidad" debería ir entre comillas, porque es una construcción social, conceptual. Paradójicamente, lo hace basado, en parte, en el último Derrida (de quien fue discípulo) y el último Foucault. Ideal para leer en paralelo con Imposturas intelectuales. En definitiva, como diría Borges, "El mundo, desgraciadamente, es real."
Questo è un saggio che presenta come vedere la “nuova” realtà: ovvero come bisogna avventurarsi in questo nuovo periodo della nostra società. Ho voluto leggerlo anche per collegarmi a un videogioco che ho finito poco fa e che mi ha fatto riflettere sul concetto di “vivere”. Anche se pubblicato una decina di anni fa, l’ho ritenuto adatto per interrogarmi sulla questione.
Un manifesto filosofico. Il principale obiettivo critico è la cultura postmoderna, che l'autore accusa di costituire un alibi per il potere e il populismo mediale, senza neanche offrire un adeguato strumento conoscitivo della realtà.
Ridotto ai minimi termini, il libro evidenzia come esistano oggetti, concetti e teorie, ciascuno dei quali è sottoposto a leggi e dottrine specifiche (rispettivamente attinenti ai campi di esperienza, filosofia e scienza). Come “trattato di pace perpetua” tra realismo e costruzionismo, mi sembra poca e banale cosa, seppur vera. Per una critica del relativismo, mi sembrano molto più convincenti, rigorosi e lineari Marconi e Boghossian.