Tres clásicos modernos alumbrados por el trazo acuático y evocador del ilustrador Pau Gasol Valls.
«John Cheever es un realista con magia, y su voz, en sus luminosos relatos, es tan rica y distintiva como las principales voces de la literatura estadounidense de posguerra».
Philip Roth
Los cuentos de John Cheever son el testimonio literario esencial de la clase media estadounidense de los años cincuenta y sesenta. Conocido como «el Chéjov de los suburbios», retrató con maestría la vida en las zonas residenciales a las afueras de las grandes ciudades. En ese escenario de aparente éxito y felicidad, supo descubrir la belleza y el drama cotidiano de familias marcadas por la frustración, el deseo y el tedio, componiendo un retrato profundo del alma humana que trasciende el tiempo y las fronteras.
Muestra de ello son sus tres cuentos más emblemá «El nadador», retrato onírico de un hombre a la deriva, «Adiós hermano mío», una obra maestra que explora la tensión entre dos hermanos con visiones opuestas de la vida, y «El marido rural», novela en miniatura según Nabokov cuyo protagonista sobrevive a un accidente de avión y vuelve a casa ante la indiferencia total de su familia. Tres relatos que siempre acompañarán al lector, alumbrados por el trazo acuático y evocador del ilustrador Pau Gasol Valls.
La crítica ha dicho…
«Supongo que querrán caracterizar sus relatos como chejovianos, o decir que Cheever es menos sombrío que Carver, más amplio, irónico y alegre que Hemingway. Pero al final siempre será enteramente él mismo, calculando y equilibrando cada frase hasta decir lo correcto y, todavía más a menudo, elevándose hasta situar el tren de lo diario sobre las vías de lo político».
Hanif Kureishi
«A menudo se habla de Cheever como un escritor de los barrios residenciales, pero muchos han escrito sobre ello. Solo él fue capaz de convertirlos en un arquetipo».
John Updike
«El nadador es una obra maestra de misterio, lenguaje y tristeza».
Michael Chabon
«Uno tiene la sensación al leerlo de que, además de saberlo todo sobre sus personajes, lo sabe todo sobre nosotros, sus lejanos lectores. Cheever es indudablemente uno de los grandes». El País
John Cheever was an American novelist and short story writer, sometimes called "the Chekhov of the suburbs" or "the Ovid of Ossining." His fiction is mostly set in the Upper East Side of Manhattan, the suburbs of Westchester, New York, and old New England villages based on various South Shore towns around Quincy, Massachusetts, where he was born.
His main themes include the duality of human nature: sometimes dramatized as the disparity between a character's decorous social persona and inner corruption, and sometimes as a conflict between two characters (often brothers) who embody the salient aspects of both--light and dark, flesh and spirit. Many of his works also express a nostalgia for a vanishing way of life, characterized by abiding cultural traditions and a profound sense of community, as opposed to the alienating nomadism of modern suburbia.
«Creo que la gente debería ser capaz de soñar cosas grandes sobre el futuro. Creo que la gente debería ser capaz de tener grandes sueños».
A menudo hay quien sueña con escapar de su vida. En apariencia, todo está en su lugar. Las personas parecen felices. Tienen una familia ideal. El trabajo perfecto (si existe). La vida soñada. Sin embargo, en el fondo, sueñan con rompe con todo y empezar otra vez. En otro lugar, lejos de todo cuanto las rodea. De eso escribe John Cheever en un conjunto de tres relatos que tienen en común la desdicha.
El primer cuento, «El nadador», es una historia sobre lo que no tenemos, sobre lo que perdemos. Su protagonista se pone un objetivo, un reto casi ridículo, sin saber bien por qué; quizás, para huir de la realidad, para no hacer frente a su vida. Con ese reto en mente, nos guía por distintos momentos que, poco a poco, desvelan más sobre él. Es a través de terceros, hechos y personas con las que se encuentra, que descubrimos el mal que lo acompaña. Uno que se desvela en un final que, sin decir gran cosa, sin apostar por la evidencia, es perfecto.
«Adiós, hermano mío» es la segunda historia que cuenta John Cheever. La familia como lugar hostil, donde las diferencias parecen irreconciliables, donde se constata que la sangre no es suficiente para que haya amor. El texto, con cierto toque abstracto y oscuro que me ha gustado, resulta incómodo por lo incómodo de las situaciones que se presentan, en los que sólo basta la clara falta de conexión entre los personajes y diálogos (buenísimos) que duelen más que un golpe.
El cuento que cierra este libro es El marido rural»; quizás, el que menos me ha gustado. No por tener un protagonista detestable que actúa como si fuese el centro del mundo, sino porque cuenta una historia que ya he leído en muchos otros libros: la de un hombre que ve a las mujeres como un mero objeto decorativo. Desvelada la sorpresa, es lo de siempre.
Los tres relatos, muy bien escritos (da gusto leerlos), mejoran incluso más con esta edición ilustrada por Pau Gasol Valls. Ilustraciones que ayudan a meterse en la atmósfera que describe el autor, elevando la propuesta de Random House a un nivel superior. Una de las ediciones más bonitas que tengo en mi estantería y el recordatorio de que las ediciones físicas, cuando se cuidan, son incomparables.