«Tras la muerte de Madre (así, en mayúscula y sin nombre propio, porque al centro del mundo no se lo puede nombrar), un hijo que envejece escribe un santuario. El texto cae de a gotas, con silencios y atascos y días llenos de café, bajo la amenaza constante del abandono. Pero en lugar de dejarnos a la intemperie, Santiago Loza nos regala acá la calma de ese huracán innombrable, que cada uno narra como puede». —Adriana Riva
Y un día, Santiago Loza se sentó a escribir un libro sobre su madre. Lo hizo con todos los recursos y las herramientas que fue acumulando: las de narrador, las de poeta, las de dramaturgo, las de hijo. Saqueando recuerdos de infancia y hurgando en los días finales de su madre, hizo este libro difícil de describir, que dice cosas como estas: “Soy un hombre que se vuelve viejo mencionando a una Madre que no se hizo anciana. Digo Madre y se parte la tierra”. Va del verso a la prosa y nunca pretende interpretar o agotar el sentido de ese vínculo. Archivo Madre es un puñado de instantáneas, pinceladas, aproximaciones virtuosas que parecen escribirse en vivo, mientras las leemos. El libro se completa con las ilustraciones de Júlia Barata, en negro y azul, que tienen también un efecto evocativo y no cierran el sentido, porque la relación madre e hijo sigue cambiando incluso más allá de la muerte.
Siento que no es un libro que se lee, sino que se habita, y para quienes somos fans de su obra (prosa y teatro), es 100% universo Loza. El "archivo" es su propia memoria sentimental y estética, un registro de voces que hablan desde los márgenes, con una vulnerabilidad que desarma. Funciona como un inventario emocional, una colección de fragmentos, diálogos y confesiones en torno a la soledad como espacio de resistencia, la belleza marginal, la identidad, la herida familiar y el siempre complejo vínculo con la madre. Loza tiene una escritura que me resulta simultáneamente austera y desbordante.
Las ilustraciones hacen que las palabras de este libro sean mágicas. Captan su esencia, su vacío, su necesidad de salir al mundo para intentar explicar.