En1962, una fotografía de Marilyn Monroe sin ropa interior tomada en México recorrería el mundo. En ese viaje, la actriz eligió muebles para su casa, visitó el foro donde se filmaba El Ángel Exterminador, comió tacos y compró un suéter que más tarde se subastaría en ciento sesenta mil dólares. Quince años después, el magnate Howard Hughes agonizaba en el hotel Princess de Acapulco, donde había decidido abandonarse de tal forma que cuando fue trasladado a Houston —famélico y con la barba y las uñas crecidas— tuvo que ser reconocido a través de sus huellas digitales. Este libro recopila algunas de las singulares historias de extranjeros que,por una u otra razón, recalaron en México: como William Burroughs,que llegó al D.F. junto a su mujer Joan, huyendo del conservadurismo de su país, para terminar envuelto en un escándalo por el asesinato de ésta; B. Traven quien, huyendo de las autoridades alemanas, llegó a México para escribir El tesoro de la Sierra Madre, novela que luego llevarían al cine John Houston y Humphrey Bogart; y Edward James, millonario inglés, que eligió un terreno en lo alto de la sierra Huasteca para situar un jardín surrealista que pervive hasta hoy. Perdidos en la traducción es un apasionante viaje por México visto a través de ojos extranjeros, miradas foráneas que terminaron sumergiéndose en lo más apasionante de este país.
"Perdido en la redacción", sería un mejor título para este ejercicio literario, divertido y prometedor en las intenciones, pero tristemente disparejo y decepcionante en los resultados. ¿Por qué entonces dar tres estrellas? Lo confieso: por su labor de recopilación de datos curiosos y, especialmente, por uno de los 5 relatos que integran el volumen. Quizá también por lo que el libro pudo ser y no fue. (Aunque esto último, cierto, sería razón suficiente para darle acaso una estrella de consolación).
Vamos por partes. A mi juicio, el mayor defecto del libro es que promete una cosa y se ocupa de otra. Un "apasionante viaje por México visto a través de ojos extranjeros", dice la contraportada. Y no de unos ojos cualesquiera: hablamos de Howard Hughes, William S. Borroughs, Marilyn Monroe, Edward James, y B. Traven, en ese orden. El viaje no logra ser tal, al menos no de forma integral. En los relatos sobre los dos primeros, México es acaso una referencia; en el caso de Marilyn, el relato promete pero al final se pierde, se difumina y aunque deja ganas de averiguar más sobre la rubia y su paso por México, no termina de cuadrar. El relato sobre el excéntrico James es quizá el mejor articulado y el que mejor responde a la promesa del autor, quizá porque la historia en sí misma es tan delirante que resultaba casi imposible contarla mal. El broche final es lamentable por donde se mire: el autor se refiere a sí mismo en tercera persona para desperdiciar lo que sin duda es una historia digna de las letras más elevadas, a partir de una lamentable recreación de un encuentro con Gabriel Figueroa.
El texto tiene grandes puntos de partida y no sabe aprovecharlos. O al menos eso me pareció. Por momentos el autor incluso tropieza con imprecisiones y contradicciones en torno a algunos hechos y manejos temporales. Una tristeza, sin duda, que se lamenta aún más cuando uno ve las flores que Elena Poniatowska y Mónica Lavín (amigas del escritor) le regalan para estimular aún más nuestras ilusiones al comprar lo que pudo ser un gran libro, pero que terminó perdido en la redacción.
No le doy sólo una estrella porque la idea me parece buena y probablemente investigue más acerca de lo que leí, pero el libro en si mismo me pareció mal escrito; no te atrapa, no crea empatía con los personajes, no fluye. Hay algunas historias peores que otras. Todo lo que hay que saber del libro lo lees en el prefacio y la primera página de cada historia. Una pena.
Excelentes relatos sobre extranjeros famosos y sus estancias en México. El autor realmente describe México de manera que puedes sentirte en esa época y lugar. Historias llenas algunas de tristeza, desesperación, autenticidad y esperanza retratan muy bien a los personajes y a nuestro país.
Si hubiera una frase que fuera a tono con el forzadísimo lenguaje mexicanizado del libro y pudiera resumir mi opinión sobre éste, sería: "NI SÍ, NI NO, SINO TODO LO CONTRARIO".
Tres estrellas porque lo terminé de leer de buenas. Los relatos no son malos pero les falta algo, tristemente, no puedo definir a ciencia cierta qué es. Son divertidos, sí, pero hay algo que no tienen. ¿Qué? Léanlo, a ver si ustedes lo encuentran.