No pensaba comprometerme de mentira con un rey. Los vaqueros y la realeza no suelen mezclarse.
La Navidad se suponía que sería yo, mi hijo y todas las decoraciones navideñas que pudiera meter en casa.
Pero entré en la sala equivocada para una entrevista de trabajo, y ahora los tabloides dicen que soy el nuevo prometido de Su Majestad. Al parecer, estaba buscando una relación falsa y escandalosa para librarse de los casamenteros, y cuando me vio… decidió que el escándalo era yo.
Bastó una mirada desesperada en sus ojos para saber que no podía dejarle tirado. El hombre acaba de salir del armario. No puedo dejar que pierda la dignidad delante del mundo.
Lo siguiente que sé es que mi hijo y yo estamos volando a su nevado reino escandinavo.
Es viudo y padre soltero, igual que yo, pero también es elegante, impecable y lleva trajes que cuestan más que mi camioneta.
Aun así, cuando me mira bajo el muérdago… esto ya no parece de mentira.
De verdad que no puedo dejar de señalarlo. Repite ciento y la madre la palabra "royals/royales" que NO EXISTE. Es REALEZA. Lo más parecido en castellano es la marca de flan y/o levadura. Entre eso y algun caos en la traducción con los sujetos que vuelve un poco imposible saber quien está diciendo qué o a quién se está refiriendo...
Luego en cuanto al libro: historia bonita, simple. Sin grandes dramas y sin mucho que contar.
Un cliché navideño, liviano y entretenido. Para mí cumplió. La problemática duró 2 segundos gracias a la magia de la navidad, los taxis con paparazzis, las Nintendo switch y la nula seguridad en las ventanas del palacio de Solberg (menos mal que Noruega no los hs intentado invadir). En fin, me gustó mucho, aunque no ganará un nobel claramente.