Pan recién horneado, un nuevo hogar y la oportunidad de una vida que por fin sea suya… Mia deja la bulliciosa ciudad élfica de Liiranor para empezar de nuevo en el tranquilo pueblo de Ambermere, junto al lago reluciente. Abre su panadería, pero no todos en el pueblo están encantados. Aun así, Mia está decidida a ganárselos con rollos de canela y pan de centeno casero. Y luego está Owen, el tímido librero que cada mañana es el primero en aparecer en su puerta.
Una entrañable historia de fantasía acogedora sobre la magia, la esperanza y el valor de seguir el propio camino.
La historia es sencilla y bonita, pero no me ha convencido mucho.
Los personajes secundarios me han gustado, sobre todo Albín, pero la protagonista es demasiado plana: no sabemos por qué deja su ciudad, qué pasa con su familia, simplemente que quiere ir a un nuevo sitio.
La historia de amor me ha resultado más increíble aún... Es como un cuento Disney, amor casi porque sí.
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