Eydís es madre soltera, florista y la viva imagen de la positividad.
Aunque por desgracia, ese sentimiento se esfuma cuando su casera le dice que tienen que abandonar el piso en el que viven.
Lo que ella no espera es que ese cambio no solo le va a traer una nueva compañera sino a un chico que va a conseguir que vuelvas a creer en los finales felices.
Eydís y Jayce no se conocen previamente. Eydís ha olvidado lo que es enamorarse porque tiene demasiadas heridas que sanar, solo ama incondicionalmente a su hija y tiene pesadillas. Jayce no lo sabe, pero tras su necesidad de ayudarla se esconden sus sentimientos. Eydís se queda sin vivienda, es la hermana de Jayce: Camille quien las acoge en su piso. Entre ambos surge una convivencia. Entre los tropes tenemos una madre soltera, diferencia de edad, antigua relación tóxica y la comparación con una sana y real.