Partiendo del derrotero del misionero franciscano Pedro Hilarión Sarrionandia, autor de la primera gramática de la lengua rifeña, el libro se va convirtiendo en un extenso, intenso y documentado ensayo sobre la lengua amazigh y el contexto socio-político que gravita sobre ella y sobre las lenguas en general, con una exhaustiva información sobre las guerras coloniales y los más diversos personajes históricos, con biografías sorprendentes e historias inverosímiles. Así, a partir del análisis de lo sucedido en el norte de África, y dadas las implicaciones internacionales, propone un formidable y saludable ejercicio de memoria histórica que traspasa las fronteras y el tiempo. Y como necesario colofón que incluye la controversia, se despliega una ponderada y abierta reflexión socio-política y cultural sobre el devenir del País Vasco en particular y de la sociedad humana en general.
Posía, ensayo y narrativa. Escritor prolífico. Receptor de varios premios.
Conocido también por ser miembro de la banda terrorista ETA, condenado a 18 años (en total) de prisión en los años 80, de donde escapó. Fugado a Cuba, en 2021 vuelve a España con los delitos ya prescritos.
Miembro de Euskaltzaindia (la Real Academia de la Lengua Vasca) desde el 31 de enero de 1991.
Premio Euskadi de Literatura que le fue concedido en 2011.
Monumental estudio de una erudición apabullante sobre la historia reciente de los pueblos amaziges y su situación ante el colonialismo europeo (francés y español) y los estados postcoloniales (Marruecos y Argelia, principalmente). Esta reflexión se va mezclando con una comparación con la historia del pueblo y la lengua vasca que resulta más que pertinente. Sin embargo, me parece que el autor hace trampas: de la misma manera que habla sobre la violencia colonial y postcolonial ejercida sobre los pueblos amaziges y sobre su resistencia violenta, debería hablar sobre la violencia que ha marcado la historia reciente de Euskal Herria. Dejar a ETA fuera de la reflexión supone escatimar una parte fundamental del debate.
Quizá haya que comenzar por leer el capítulo XXXV. A su luz, nada epidíptica como afirma el autor, pueden unirse los pozos, que no puntos, de sabiduría que ofrecen los treinta y cuatro anteriores. La nación vasca no existe: es menester construirla como se ha construido su literatura.