2001. Carmen descubre que su padre, al que creía muerto, acaba de fallecer.
Con la intención de reclamar la herencia y averiguar por qué no se puso en contacto con ella en veinte años, llega al pueblo y se encuentra el silencio de los vecinos ante una tragedia ocurrida en el pasado.
Valientes, embusteros, cobardes; todos pretenden ser lobos en un ambiente gris marcado por una tormenta sin igual.
Nadie quiere que sus inconfesables secretos salgan a la luz.
Menos aún cuando la muerte acecha y muchos tengan motivos para matar por ellos.
Con cada libro el autor se va superando. Sigue manteniendo su estilo directo e intrigante que hace que no quieras dejar de leer, que te mantiene enganchada al libro. Se ha hecho de rogar desde su última publicación, pero en esta novela demuestra que lo bueno se hace esperar. Una vez más, supera toda las expectativas, demostrando una gran madurez y pulcritud en su escritura. ¡Queremos más de Borja Ribera!