Este libro intenta desentrañar las diversas corrientes de pensamiento que confluyen en el movimiento underground. Se consideran tres afluentes principales: las filosofías de tipo individualista, románticas, anarquistas y amorales que culminan en Hesse; las filosofías orientales que, más allá de collares y poses, han influido seriamente en el underground al darle una visión alternativa al mundo, basada en flujo y transformación en vez de la inmutabilidad griega y las dualidades judeocristianas; y, por último, las filosofías psicodélicas, nacidas de los experimentos realizados con sustancias que cambian las conexiones cerebrales y que confirman la existencia de diferentes estados de consciencia, planteando un relativismo de la realidad en contra del dogma positivista de la inmaculada percepción.
De hecho, todas estas filosofías son irracionales, cuestionan el monopolio del racionalismo como único método de conocimiento y reflejan la lucha del underground contra la razón convertida en gendarme al servicio de las clases dominantes; dominación mucho más perversa y sutil que la física, que no necesita de policías ni de cárceles, porque está en el interior del propio cerebro.
Aunque Filosofías del underground podría parecer un texto ingenuo e idealista en esta época de cinismo postmoderno y revolución a partir de los memes, no deja de ser una visión inteligente de tres de las principales vertientes del "underground" occidental a principios y mediados de la década de 1970, el momento cumbre (y el inicio de su aceptación, en formatos más o menos deslavados y serios, en el "mainstream") de la vertiente más luminosa de las corrientes de la cultura occidental que se han resistido al racionalismo unilateral que ha sido la corriente dominante. Racionero presentó tres vertientes del underground irracionalista: el individualismo (representado por Blake, Byron y Hesse), las filosofías orientales (zen, yoga, taoísmo, sufismo, tantra) y psicodelia (chamanismo, Castaneda, LSD). Aunque, en retrospectiva, el libro peca de ilusión ante la aparente derrota de las utopías y de la comercialización/asimilación casi inmediata de cualquier movimiento subterráneo contemporáneo (por ejemplo y, sin ánimos de ofender, los emos), su visión panorámica e integral de las corrientes alternativas arriba mencionadas. Quizás nos encontremos en una etapa cínica y pesimista, pero Filosofías del underground no deja de ser una lectura valiosa y verdadero "food for thought".
Página tras página, Racionero lanza nombres —Blake, Ginsberg, Lao Tsé, Kerouac, Artaud, Burroughs, los situacionistas, los hippies, los punkies, los freaks— como si fueran marcas de diseño: una especie de hall of fame de lo marginal, lo que no encaja.
Este libro es como un desfile de outsiders: los filósofos, poetas y artistas que nunca quisieron sentarse en una oficina ni firmar un contrato con Penguin. Gente que vivió —y muchas veces se autodestruyó— para no ser parte del sistema. La tesis es sencilla y seductora: hay otra forma de pensar, una que no pasa por la academia ni por los manuales. Una filosofía que respira en callejones, en conciertos, en viajes lisérgicos y cuadernos arrugados.
Creo que es un libro muy ligero en el aspecto narrativo, se contenta con la sencillez de la explicación, es ilustrativo cuando habla de la contracultura, desde la literaria pasando por las corrientes espirituales y las drogas (sin rock and roll porque se le olvidó mencionarlo o le dio mucha flojera hacer un ejercicio comparativo). Lo comencé muy animada, pero a medida que avanzaba y salía del ensueño literario me fastidio no encontrarme frente a una postura clara. Vaya ni su filosofía parece entusiasmarle tanto, lo que resulta chistoso ante la claridad cero-apasionada con la que se refiere a esa experiencia sicosomática que se busca con las filosofías irracionales. Lo curioso es que demostró toda la energía de su postura en una sola frase del epílogo, y para su desgracia se metió él solito el pie; a mi parecer trató con mucha distancia sus propios ensayos y qué bueno, porque de dos incursiones retóricas, una fue horriblemente machista.
Luis Racionero aborda en este ensayo las tres principales filosofías del underground: - El anarquismo individualista (William Blake y el derecho a imaginar, el rebelde romántico Byron, Herman Hesse y la nueva moral) - La filosofía oriental: Zen, Tao Yoga, Sufismo, Tantra - La psicodelia
Racionero maneja muchas tesis, aunque hay una que resuena por encima de todas las demás: el racionalismo no es la única forma de conocimiento. Y estas tres filosofías del underground son profundamente irracionalistas y evocan ideas que lo judeocristiano ha olvidado o secundado.
Este libro tiene resonancias hippies, muy hippies, más bien podría ser un resumen de lo hippy (¿era, a su vez, un sinónimo de underground en esa época?) Hoy, si el underground existe, ha de ser otro, quizás el mundo de las raves, el trap, la "música urbana", no lo sé. Por lo que el libro debería llamarse “Filosofías contraculturales de los años 70”.
La psicodelia fue sustituida por cocaína y éxtasis; la filosofía oriental por el new age, el anarquismo individualista por los punks y los okupas. No hay movimientos alternativos, reconocidos, calificados de 'underground'. ¿Quién se atreve a pensar en sociedades diferentes? Quizá los gurús tecnológicos que dominan nuestras vidas...