Nunca es tarde para redescubrir a Gloria Fuertes. Aun no he leído toda su antología pero en este libro podría decir que encontramos gran parte de la esencia y del carácter de la autora : hablar de la cotidianidad sobrepasandola, riéndose de ella. Una lectura muy entretenida y ágil para aquellas noches en las que mandaríamos todo a la verga.
Libro de poesía para adultos, de una autora que LO QUE PIDO La humildad del mendigo que te tiende la mano, la humildad de la chacha que te tiende la ropa, la humildad de la rata que se asoma y se esconde, la humildad del sapito que se va no sé dónde. ¡La humildad, la humildad es sólo lo que os pido
CUESTIONES FÚNEBRES ¿Quién regará mis huesos con su llanto? ¿Quién tocará mi pelo, seco y rubio? ¿Quién irá a ver caer las paletadas sobre mi caja de tercera? ¿Quién de vosotros cantará mis líneas? ¿Quién por la noche me arderá una vela? ¡Quién pudiera saber con adelanto, quién coserá mis senos entre tanto!
EN EL ÁRBOL DE MI PECHO En el árbol de mi pecho hay un pájaro encarnado. Cuando te veo se asusta, aletea, lanza saltos. En el árbol de mi pecho hay un pájaro encarnado. Cuando te veo se asusta, ¡eres un espantapájaros!
Le doy 3.5 porque seguro que encuentro mejores poemarios de Gloria Fuertes, pero aun así me ha gustado mucho. Son poemas muy muy cortitos (la mayoría no ocupan más de una cara) de los que destacaría la musicalidad, aun contando cosas del día a día.
Gloria, si tú no fueses tan lesbiana, y yo no estuviese tan confundido... No sé, piénsatelo.
Cuánto he sufrido hoy lunes. Son las doce y un segundo de la noche no es ni siquiera martes. Esto es parecido a reventar no es ni siquiera un parto.
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Tengo un no sé si. Debajo de mi mano tengo un pequeño tigre, tengo sólo veinte uñas y sólo veinte años y una luz que me sale de mi ojo derecho. También tengo un piano, con floreros encima. Para usarlas de noche llevo en mí varias cosas y una melena lisa que me peino deprisa. Lo trágico, lo trágico ¿es que veis estos pasos con que danzo? Pues no son míos. Es que hay un niño siempre muy triste en mi tabaco.
Me lo he leído de una sentada. Lo saqué de la biblioteca porque mi padre siempre ha dicho que Gloria Fuertes escribe muy bien. Y la verdad que he encontrado cosas muy curiosas de las que sacar inspiración. Hay narrativas hechas de una manera magnífica ("me crucé con un entierro" es simplemente fascinante) y oraciones que me guardo para crear algo yo. Me he animado a escribir incluso en medio de la lectura y he soltado líneas partiendo de la frase "hay un dolor colgando" (llevando yo sin escribir ya cierto tiempo pues ha habido un parón). No sé, lo he disfrutado un montón. Ya le daré más vueltas, la poesía es eso: releer y ver si conectas. Con este libro he conseguido llegar a 10 en un año. Es un logro, Paulita. Gracias por haberle dedicado tiempo a esto ^^ Ale, ya os avisaré cuando continúe con Gloria como poeta <3
"Si mi corazón fuese un racimo. ¡Qué vino daría mi corazón! Si tú bebieras ese vino perderías también la razón, se subiría mi corazón a tu cabeza y te daría por besarme. ¡Besarme tú! ¡Lo más!"
"Es triste, y porque es triste, lo confieso; aquí estoy yo y vengo voceando, buceando mejor, entre la niebla; ahorcándome la voz entre los álamos. Ganándome el sudor con este pan, ganándome la vida con las manos, ganándome el dolor con el placer, ganándome la envidia con el salmo. Ganándome la muerte con la vida, voy consiguiendo todo sin el llanto, que soy la mujer fuerte que se viste y medita mirando al calendario. Es triste, y porque es triste, lo confieso, cuesta mucho vencerse, sin embargo, intenta dar un beso al enemigo verás que sale luz de tu costado."
"Hay un dolor colgando del techo de mi alcoba. Hay un guante sin mano y un revólver dispuesto, hay una exactitud en la aguja del pino y en el icono viejo llora la Virgen Madre. Todo esto sucede porque estamos cansados. La vida no nos gusta y seguimos inertes a lo mejor venimos para ser algo raro, y a lo peor nos vamos sin haber hecho nada. Vienen los gatos flacos con lujurias en la boca cantando eso que cantan a los pies de la urna, y salen los espíritus debajo de la cama cuando crecen los naipes en las manos del fauno."
El albañil llegó de su jornada con su jornal enclenque y con sus puntos. Bajaron a la tienda a por harina, hicieron unas gachas con tocino, pusiéronlo a enfriar en la ventana, la cazuela se cayó al patio. El obrero tosió: —Como Gloria se entere, esta noche cenamos Poesía.
Cuando leí Aconsejo beber hilo sentí que alguien, desde hace setenta años, me estaba hablando en mi idioma interior. No el idioma de la academia ni el de los libros que pesan en las manos, sino el idioma de las grietas, el que se dice con pan duro y con tristeza. Gloria Fuertes escribe desde un lugar donde la palabra no busca iluminar, sino sobrevivir. No busca salvar el mundo, sino remendarlo. Y eso me conmueve más que cualquier filosofía de la esperanza.
En su poesía, la pobreza no es una circunstancia: es una manera de mirar. Es el prisma desde el cual el mundo se revela sin barniz. Ella no se avergüenza de su precariedad, la convierte en método. Desde esa desnudez, lo cotidiano —la sopa, el tranvía, la escoba, el vecino— se vuelve pensamiento. Como si cada cosa del mundo guardara una pequeña pregunta que sólo se entiende cuando una vive con hambre. Hambre de pan, sí, pero sobre todo de sentido.
Beber hilo… pienso mucho en esa imagen. Beber lo que no se puede beber. Alimentarse del discurso, del hilo fino de la palabra, del borde del tejido. La poeta no bebe vino, no bebe agua: bebe el hilo mismo del lenguaje, como si supiera que en cada verso hay una hebra que sostiene la vida. Beber hilo es confiar en el poder de lo frágil. Es una manera de decir: sigo viva porque sigo hilando.
A veces creo que Fuertes fue una mística laica. Su Dios es el del cuarto pobre, el que no da respuestas sino jabón para lavarse. Habla con Él, lo regaña, lo ama. Pero ese diálogo no es devoción: es resistencia. Es el gesto de quien, sabiendo que todo es absurdo, aún conversa con el misterio. Su fe no está en el cielo, sino en el acto de escribir. Como si el poema fuera una oración invertida: una plegaria que se atreve a dudar.
Desde la filosofía, me impresiona cómo su pensamiento se encarna. No hay abstracción posible en su voz. El alma, el dolor, el amor: todo pasa por el cuerpo. El cuerpo pobre, el cuerpo deseante, el cuerpo cansado. Fuertes entiende que pensar es un verbo físico. Y que escribir es una forma de respirar cuando el aire escasea.
A veces me pregunto si su ternura no es, en realidad, una forma de inteligencia. Porque en sus versos no hay cinismo, sino lucidez. Una lucidez que no excluye el afecto. Y pienso que eso es lo más revolucionario: amar al mundo sabiendo que no tiene remedio. Reírte de él sin despreciarlo. Cuando cierro el libro, siento que Gloria me mira y me dice: “No te salves con belleza, sálvate con verdad.” Y entonces entiendo que su poesía no busca consuelo, sino compañía. Que su voz no enseña, sino que tiembla contigo.
Y que beber hilo, al final, es eso: seguir bebiendo delgado el mundo, hasta que el mundo te beba a ti.
Una delicia, como cualquier libro de Gloria Fuertes.
Poemas ingenuos (no simples) en los que la poeta se nos muestra como se definía: niña, mujer, solitaria, con un corazón amante y herido, defensora de los niños y los pobres, lúcida y divertida